Una casa verdaderamente hermosa, abierta en una de sus fachadas al mar y por el otro a un espacio salvaje de bosques y campos, es la residencia de verano de una pareja sueca y está situada en una pequeña isla al norte de Gotland. En origen fue una pequeña cabaña de tan solo 50 metros cuadrados, que ha sido ampliada hasta los 130 que tiene en la actualidad. Techos altísimos, una gran luminosidad, mezcla de elementos decorativos y materiales duraderos y resistentes, son las claves para lograr un espacio tremendamente acogedor y con mucha personalidad. Me han llamado la atención dos detalles en el diseño: la cocina abierta al jardín ubicada bajo una cubierta a dos aguas, forrada de madera blanca, y la idea de utilizar la chimenea para separar dos ambientes dentro de un mismo espacio. Imágenes: fotografías de Karin Bjorkquist para Bolig Liv