"Los dueños buscaban un piso contemporáneo, de líneas depuradas y ligeras, cálido y acogedor, pero que a su vez tuviera un punto de sofisticación y atemporalidad. Además de bonito tenía que ser funcional para una familia numerosa con niños pequeños", nos cuentan. ¿La clave para conseguirlo? Una mezcla de colores claros, blanco, beige, y el toque sofisticado de un azul turquesa muy clarito.