No es necesario mucho para disfrutar de una salida al exterior con encanto. Para prueba este pequeño comedor de verano, resguardado bajo una pérgola que se ha cubierto con un techo de cañizo, que da sombra, pero a la vez deja pasar el aire. En blanco, además, refleja más luz. La nota de color la pone la buganvilla, que como trepadora que es, acabará tapizando la pérgola y llenándola de color.