Antigua and Hernan Cortes - When the Spanish arrived and conquered Mexico, they changed this country forever. Some will say they brought civilization ...
Más de 200 años de historia se esconden en esta casa del estado de Veracruz, famoso por su artesanía local y las influencias española y francesa en su arquitectura e interiorismo. ¿Su responsable? José Luis Gómez Malpica, del estudio JLG Arquitectura y artífice de esta restauración.
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Más de 200 años de historia se esconden en esta casa del estado de Veracruz, famoso por su artesanía local y las influencias española y francesa en su arquitectura e interiorismo. ¿Su responsable? José Luis Gómez Malpica, del estudio JLG Arquitectura y artífice de esta restauración.
¿Ya conoces los Pueblos Mágicos de Xico y Coatepec?, ¿conoces la historia de Xalapa?, ¿manejarías una cuatrimoto en las dunas de 45 metros de alto?.
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Image 1 of 19 from gallery of Veracruz 60 / JSª. Photograph by Paúl Rivera - archphoto
¨Hace mucho que nadie se acuerda de la familia Requena y de sus esplendores. El día en que alguien diga: “Se cayó la casa de Slim” y nad...
¨Hace mucho que nadie se acuerda de la familia Requena y de sus esplendores. El día en que alguien diga: “Se cayó la casa de Slim” y nadie sepa de qué cosa se trata, significará que nada de lo que hoy conocemos quedará en pie.¨ Pavel Granados, 2007. Uno de los tesoros insospechados de la Ciudad de México fue la Casa Requena/Legarreta, cuya edificación colonial remodelada a partir de 1895 por don José Luís Requena, ostentó una de las ornamentaciones más peculiares y profusas de nuestra ciudad; la decoración de Ramón P. Cantó, influida por el eclecticismo decimonónico y la fisonomía del Art nouveau, la colocan como una de las más lamentables perdidas de la arquitectura capitalina, a pesar de que parte de sus muebles se conservan y exhiben en la “Quinta Gameros” del Centro Cultural Universitario de Chihuahua. Arriba, la sala de recibir, según apareció en Artes de México N° 97/98 de 1967, como casa de Guadalupe Requena ; abajo, la entrada a la casa en 1989, cuando ya estaba en franco deterioro y más abajo, unos años antes... En un terreno de poco menos de 600 m², con frente a la calle dedicada a la Santa Veracruz y justo al norte de ese templo (entre las actuales Valerio Trujano y 2 de Abril), se había edificado una casa cuya historia se podía seguir hasta el siglo XVIII ya que existe sobre la construcción una escritura de compraventa fechada en 1730. Ahí se asienta que la casa se localiza en la calle que va “del puente que dicen de los Gallos a la plazuela de San Juan de Dios”. Como referencia, abajo aparece una imagen contemporánea tomada desde lo alto de la Torre Latinoamericana, en que se señala la ubicación de lo que a partir de 1894 sería la Casa Requena. Nos dice Alejandra García que el Maestro de Arquitectura y Alarife Mayor de la ciudad -Antonio Álvarez-, dejó escrito que “se midió el solar con una vara castellana y tuvo de frente 24 varas de oriente a poniente y de fondo, de norte a sur, 38. La fábrica se compone de dos accesorias, zaguán y patio y en él dos corredores sobre pilares de cantería, planchas de cedro, y en el patio cuatro aposentos y un pasadizo a la caballeriza, segundo patio y corral; también escalera principal de mampostería que desemboca en dos corredores en la misma conformidad que los bajos y por ellos vienen a las viviendas altas que son sala de recibir, sala de dos recámaras, dos cuartos de mozos, cocina y zotehuela común haciendo de sus piezas. Su fábrica es toda de mampostería, los techos altos y bajos de vigas de asierre y hechuras, las azoteas y pisos enladrillados, el patio y zaguán empedrados”. Luego de décadas en que la casa fue comprada y transferida, fue a dar a manos de las monjas concepcionistas quienes en 1894 vendieron el inmueble a don José Luis Requena, un abogado que venía de Tlalpujahua, acompañado de su esposa doña Ángela Legarreta, luego de hacer una fortuna de 250 mil pesos gracias a la explotación de la fructífera mina “La Esperanza”. Abajo, un fragmento del plano de 1976 de la entonces “SEDUE” que indica las dimensiones del terreno de la “Casa Requena” Don José Luis Requena Abreu, que nació el 19 de junio 1860 en Ciudad del Carmen – Campeche--, es de sí un personaje digno de un tratado; casó el 6 de octubre 1884 en la Ciudad de México, con Ángela Legarreta Ubli (1863-1939) con quien engendró seis hijos: José Luis (1885-1961 casado con Clovee Hennigan), Ángela (1886-1946 casada con Enrique Buj Echevarría ), Guadalupe (1888-1967 casada con Fernando Fossas López-Cepero), José Moisés (1889-1952), Manuel (1891-1944) y Pedro (todos Requena Legarreta). Abajo don José Luís Requena Abreu en 1888, cuando ya era padre de José Luis, Ángela y Guadalupe, pero aún no habitaba la casa… Hijo del ex gobernador de Campeche (Pedro Requena) y que había hecho su fortuna gracias a la explotación de la mina La Esperanza, el licenciado José Luis Requena (arriba) adquirió de las monjas concepcionistas la casa colonial en la que invertiría talento creativo con la colaboración determinante del pintor catalán don Ramón P. Cantó, influido por su amigo y compadre Julio Ruelas; a la izquierda, capitular “A” del tomo IV de “México a través de los siglos”, firmada R. Cantó (y Sadurní) en la enciclopedia sobre la historia de México que fue publicada en 1884 por las casas editoriales de Espasa y J. Ballescá; abajo a la derecha, “Frondas y Glebas” de Manuel José Othón, que apareció en el N° 7 de Revista Moderna, 1° quincena de abril 1900, con una ilustración de Julio Ruelas, garante del "arte nuevo" en México. A partir de 1895, don José Luis Requena se dio a la tarea de remozar la casa de “la Santa Veracruz” y decorarla en los estilos que la ecléctica vanguardia dictaba; es interesante hacer notar que las reformas mantuvieron la disposición colonial del inmueble, a pesar de lo novedoso de una decoración que retomaba la tradición Rococó en la sala, el Gótico en la recámara o la nueva vanguardia “antihistoricista” en el comedor. Así, con la ayuda y talento artístico de Ramón Cantó (ya influido por las tendencias modernas en boga), y la extraordinaria habilidad manual del “maestro de lo blanco” (ebanista) Sebastián Pomposo, una a una se decoraron las diversas habitaciones para volverse escaparate unificado de corrientes ornamentales disímbolas. Muy en la tradición colonial, la discreta fachada de la casa no delataba las características interiores, que sorprenderían al visitante con una notable variedad de vivencias historicistas; trasgredir el zaguán de “La Santa” era iniciar una aventura por ambientes diversos y todo iniciaba con la llegada a un patio “Sevillano” (una de las últimas mejoras en realizarse), con muros, columnas y fuente cubiertos de azulejos (algunos a modo de “trecandís” Catalán) y entre escaleras, farolas y barandales de hierro, repleto de macetas y plantas. En el piso bajo, el lado izquierdo era ocupado por oficinas y despacho de don José Luís, mientras que el resto del piso se usaban como parte de los servicios, bodega y caballeriza. Arriba, una fotografía del patio en 1967 en una foto de Artes de México (a la izquierda se puede distinguir la caja fuerte del señor Requena); abajo, en una fotografía de la colección Requena, el mismo patio sesenta y un años antes... En la película “Los Cachorros” dirigida por Jorge Fons y estrenada en 1971, aparecen varias tomas del patio, las escaleras así como un recorrido por los pasillos del piso alto, presentada la casa como residencia de la familia Cuellar, habitada por Carmen Montejo, Augusto Benedico y José Alonso filmados en 1969. Al fondo del patio y flanqueando el paso a las caballerizas del segundo patio, estaba la escalera de rampa pareada y estructura metálica que llevaba a los “altos”, o planta noble; cubierta por un tragaluz acristalado, la escalera desembocaba en un pasillo frente a las ventanas apuntadas del “comedor de diario” (hoy diríamos desayunador), al centro de las que una pajarera de aves cantoras llenaba de concierto el patio. Un primer ejemplo de los diseños de Cantó ejecutados por Pomposo puede ser el “comedor de diario” decoración que recuerda un pabellón (veranda) con rejuelas y enredaderas; además de las ventanas de arco apuntado cubiertas con vidrios emplomados, destacaba la mesa con sillas de respaldo en forma de pensamientos (Viola tricolor hortensis, pertenecen al género de las violetas). Abajo, una fotografía de la colección Fossas/Requena, en que puede verse el desayunador; al centro de la imagen, una puertecilla permite pasar los alimentos desde la cocina y la ventana de la derecha que mira hacia la escalera, tiene al lado un armazón que daba acceso a la pajarera... Pero hay una habitación exepcional, a la que vale la pena hacer referencia de inmediato… En el lado oriente del patio estaba una de las habitaciones más llamativas y de diseño vanguardista de la casa Requena; formando una “L” con el comedor de diario y las cocinas fría y caliente podíamos encontrar el comedor formal de la casa. Abajo, en una fotografía de 1905 que pertenece a la colección Fossas/Requena, aparece el comedor visto hacia el norte –con el magnífico mueble/cancel que daba hacia las cocinas-. Ramón P. Cantó ya era célebre por haber colaborado en la obra “México a través de los siglos”, serie de libros coordinada por Vicente Riva Palacio, pero desde hacía algun tiempo, mostraba interés por las nuevas vanguardias artísticas en las que Julio Ruelas experimentaba. Desde 1895 estableció mancuerna con el licenciado Requena, quien inspirado en los diseños de los muebles que aparecían en las revistas de decoración a las que estaba suscrito, instruyó la fábrica de un ambiente vanguardista. Por su parte, el ebanista Sebastián Pomposo fue encargado de ejecutar los diseños de Cantó; el maestro Pomposo laboraba en los talleres de Claudio Pellandini (2° calle de comonfort N° 2504) y producía algunas de las tallas que se ofrecían en la “Gran doraduría de C. Pellandini” en el número 10 de la calle de San Francisco (hoy Madero). Es interesante señalar que aunque algunos de los muebles se adquirieron de manufacturas francesas y otros por encargo directo a la mueblería del Palacio de Hierro, el trabajo de integrarlos al decorado y el diseño de la ornamentación misma resultan sobresalientes. El comedor, a su vez, se encontraba engalanado por un lambrín a manera de enredadera tallada en madera de caoba, que parecía salir de las paredes unificando muebles, muros y guardapolvo hasta alcanzar el techo. Las líneas sinuosas son magnífico ejemplo de adaptación de la tradición Nouveau que en Francia y Bélgica causaban sensación, en un estilo que Israel Katzman propone llamar “arte biodinámico” en “Arquitectura del siglo XIX en México”. Arriba una fotografía del propio Israel Katzaman que muestra un ángulo del comedor de la Casa Requena y que se publicó como camisa a la edición de 1973 de “Arquitectura del siglo XIX en México”; la imagen demuestra la perfecta unidad entre muebles, los lambrines diseñados por Cantó y fabricados en México por Pomposo y las pinturas vegetales de Cantó. Abajo un acercamiento al mueble principal del comedor, cuando formó parte de la exhibición “Art Nouveau” en el Museo Franz Mayer y que ahora se exhibe en la "Quinta Gameros". El comedor en su conjunto es probablemente el máximo exponente de un decorado “Nouveau” en México; dice Débora Fossas que “la entrada al comedor era un arco de herradura con líneas onduladas y en forma de látigo, con una lacería de motivos florales y vegetales; de éste arco caía una cortina de cuentas de cristal de múltiples colores. Atravesando éste arco desde la sala de Música se llegaba al comedor, en donde la atmósfera estaba llena de vegetación”. Luego de una magnífica adaptación de lambrines y enpannelado, el conjunto completo se exhibe en la “Quinta Gameros” del Centro Cultural Universitario de Chihuahua. Arriba, una de las sillas del comedor, cuando aún se encontraba en La Santa Veracruz N°43. Abajo una tarjeta postal que muestra aspectos de la Quinta Gameros; abajo a la izquierda, el comedor perfectamente adaptado al nuevo recinto y arriba los muebles de la sala. Nos dice Débora Fossas que es probable que la primera habitación en ser amueblada en la Casa Requena con la intervención de la mancuerna Cantó/Pomposo, haya sido el Salón de Recibir; dominando dos ventanas del lado derecho de la fachada y con acceso desde una antesala que comunicaba con el patio y una escalera al tercer piso, la habitación exploró como motivo de inspiración ornamental el estilo Luís XV en su vertiente Rococó. Abajo dos imágenes de la colección Fossas/Requena, tomadas cerca de 1906 por el propio José Luís Requena, en que se muestra el ambiente general de la habitación. La mayor parte del mobiliario se conserva en la Quinta Gameros y se ha restaurado de manera conveniente, pero lamentablemente se ha perdido la totalidad de la decoración, cosa que incluye guardapolvos, pintura y relieves murales, así como la ornamentación del plafón, donde un grupo de putos sostienen ramos de flores que contienen la iluminación eléctrica. Para mayores datos, sugiero recurrir a la tesis de la licenciada Débora Fossas H. (2007) que puede ser consultada en la biblioteca de Casa Lamm y que hace descripción y análisis detallados de los muebles. En éste blog, me permito mostrar algunas fotografías que pueden ilustrar la forma en que esos muebles embonaban con la decoración en la Sala Formal, imágenes capturadas por la maestra Marisela Rodriguez, y que amablemente me permitió copiar. Arriba, una de las sillas de cinco patas con tapiz Aubusson y un sorprendente respaldo de exuberante rocalla y celosía; me interesa ésta foto, porque se puede entender el mueble en el conjunto de la decoración, donde las rocallas de los muros hacen eco del diseño del respaldo. Además puede entenderse la intención de Cantó al utilizar el guardapolvo rosado (que se compró en Francia y se recibió como un rollo de celuloide llamado “Parkesine”) decorado con lazos de celosía y motivos florales, casi como eco de la celosía danzante del respaldo de la silla… También es interesante observar la puerta con su decoración rococó, donde las dos hojas decoradas con flores y rocallas, estaban rematadas por tallas ondulantes que enmarcan un medallón con putis retozones… Abajo, el detalle de una de las galerías que sostenían las cortinas de las dos ventanas de la sala, donde nuevamente las exuberantes rocallas hacen de las suyas complementadas con pichones en vuelo que además aparecen en los respaldos de algunas sillas (ver más abajo). Plafón y guardas estaban también decorados en esa exuberante interpretación del estilo Luis XV. En la foto de abajo aparece parte del copete del espejo entre las ventanas que se empalma con la decoración de yeso estucado de la guarda del plafón que repite los motivos ornamentales del guardapolvo, con rocallas, lazos de celosía y motivos florales; en la parte alta, el plafón (lienzo de tela tensada, preparada y pintada) decorado con los mismos motivos y seguramente entonado por el propio Ramón Cantó… Más abajo, una esquina en que se pueden ver los elementos decorativos de muros, guarda y plafón con el colorido un poco más balanceado (las fotos fueron tomadas al final de los sesenta en diapositiva y en algunas, los colores han virado notablemente). Al centro de la habitación y enmarcado por el plafón, un elemento de enorme vanguardia: una lámpara de iluminación eléctrica que incorporaba bombillas con instalación oculta, enmarcadas dentro de una decoración de flores y putis… Arriba, la lámpara de la sala, donde destaca el método (parte pintura y parte relieve) para incorporar a la decoración la tecnología de iluminación eléctrica. Abajo, otra de las sillas del salón diseñadas por Cantó y Pomposo, con motivo de pichones en vuelo (talla que se repite en las galerías) y amorcillos… Como he dicho, afortunadamente el mobiliario se conserva y exhibe en la “Quinta Gameros” de Chihuahua, aunque es lamentable que el salón para el que fueron creados se haya perdido. Abajo los muebles de la Casa Requena como se exhiben en la “Quinta Gameros” del Centro Cultural Universitario de Chihuahua. Otra habitación que merece ser mostrada, es la recámara principal… Desplegada en derredor de una temática neo-gótica, la recamara de Doña Ángela, gozó en su diseño una intervención directa de don José Luís Requena. Siguiendo la colaboración entre Requena, Cantó y Pomposo, la habitación integra algunos muebles adquiridos en Francia con tallas locales y decoración de muros y plafones a cargo de Cantó. Abajo, en una fotografía de la colección Fossas/Requena la habitación principal, mirando hacia el poniente. Las dos camas separadas pero acopladas bajo un dosel, eran el eje focal de la habitación profusamente decorada con diseños de cardos en muebles, muros y tapices (Cardo o abrojo es el nombre vulgar que reciben distintas especies de la familia de las Compuestas). Abajo, una imagen de 1968 en que aparecen las camas de recamara principal y donde pueden distinguirse los diseños de cardos en derredor del dosel. El dosel (ornamento que se coloca formando techo sobre un trono, un altar --y en éste caso una cama-- del que suelen colgar cortinajes) era eco ornamental del amueblado y ayudaba a la unificación de las camas; abajo una imagen del remate, en que además puede verse la ornamentación del plafón. En una fotografía que probablemente se expuso en 1906 y mira hacia el oriente, aparece el otro extremo de la habitación principal con las puertas que daban acceso a otras habitaciones (izquierda y centro) y al baño (centro izquierda), dos roperos (flanqueando la puerta central) y el magnífico mueble tallado en torno a la chimenea (extrema derecha). El mueble que ocupaba el espacio entre las dos ventanas y enmarcaba la chimenea es nuevamente un magnífico ejemplo del trabajo conjunto entre Cantó y Pomposo; creando un diseño unitario en el marco de la decoración neo-gótica de la recámara, el marco del espejo funde líneas tradicionales con la vanguardia de figuras ondulanes y además los integra en un diseño que recuerda la decoración de cardos, en una docena de bombilos eléctricos (absoluta novedad den la época) que pueden verse en la fotografía de abajo. Los roperos esquinados (probablemente de prosedencia europea, pero adaptados en México) eran un magnífico ejemplo de los amueblados del eclecticismo imperante, con líneas que obedecían a la tradición interpretativa del Gótico. Abajo, una fortografía de los años 60’ en que puede verse el colorido del amueblado y el juego que se establecía con la alfombra y el decorado de los muros; vale la pena notar las sillas, que tambien ostentan un tapiz bordado, con motivo de cardos… Finalmente, muestro una fotografía del plafón y su guarda, que a manera de cenefa reproduce los motivos ornamentales de los muebles; la fotografía tomada a final de los sesenta me resulta interesante porque muestra el intenso colorido de la decoración en muros, guarda y plafón. Abajo una tarjeta postal de la “Quinta Gameros” del Centro Cultural Universitario de Chihuahua en que se muestran algunos aspectos del inmueble y en particular (abajo a la derecha) un detalle de los muebles de la recamara principal de la Casa Requena, como se exhiben en su nuevo hogar. Son varios los espacios con extraordinaria decoración dentro de la Casa Requena y que aún habría que mencionar; notables la recámara decorada con inspiración en el cuento de Charles Perrault “la caperucita roja” o la “Habitación de los Pavorreales” ornamentada con versiones de esa ave en cama sillas y guardas del plafón. Abajo, parte del ajuar de la recámara “del pavorreal” como se exhibe en la Quinta Gameros. A raíz de los disturbios revolucionarios, la casa no sufrió el saqueo que otras grandes casas de la ciudad (ver Casa De la Torre -- http://grandescasasdemexico.blogspot.mx/2012/11/la-casa-de-la-torre-y-mier-diaz.html -- o Casa Casasús -- http://grandescasasdemexico.blogspot.mx/2012/10/casa-de-don-joaquin-d-casasus.html --) apenas a unas cuadras de distancia. Luego del desafortunado período de Madero a la cabeza del gobierno, el licenciado Requena participó como candidato a la vice-presidencia en las elecciones de 1913 con Félix Díaz, pero al perder frente a Victoriano Hurta, se exiló del país por siete años. A decir de Pavel Granados, “la familia Requena regresó a México en 1920 y continuó viviendo en la Santa Veracruz hasta 1967, año en que murió la última de sus habitantes, Guadalupe (la señora de la recámara del pavorreal); ya para entonces uno de los muros de la casa se había debilitado luego del temblor de 1957. En 1971 la actriz Patricia Morán, casada con el Gobernador de Chihuahua y prima hermana de los Requena logró, con la colaboración Pedro Fossas Requena –heredero del inmueble-, que los muebles fueran trasladados al Museo Quinta Gameros de la capital de ese Estado. Abajo, la “Quinta Gameros” de Chihuahua. Por varios años, Pedro Fossas dialogó con las autoridades del Instituto Nacional de Antropología e Historia para que la casa se transformara en museo y desde 1970 el inmueble quedó bajo cargo y resguardo del instituto con el propósito de abrirlo al público, aunque “por falta de presupuesto” la remodelación se pospuso… Aunque patio y habitaciones de la casa se usaron como escenario de la película “Los cachorros”, filmada durante 1971 bajo la dirección de Jorge Fons, la casa y recámara del joven Cuéllar –interpretado por José Alonso‒ apenas y son identificables como la casa que ya había perdido buena parte de su amueblado. Dada la falta de interés del INAH por conservar el inmueble, la casa quedó en abandono, y sometida al vandalismo. En octubre de 2005, tras una temporada de lluvias, se desplomó la mayor parte de la casa, incluyendo la fachada. Lo que alguna vez fue una sorprendente residencia de la ciudad, quedó ocupada por indigentes. Por medio de una circular dada a conocer el 18 de noviembre de 2003, Vicente Anaya Cadena, Director General del Patrimonio Inmobiliario Federal de la Secretaría de la Función Pública dio a conocer que el edificio llamado Casa Requena se encontraba a disposición de cualquier dependencia de Gobierno que quisiera emplearla. Por medio de esta circular, el Gobierno enteraba que en caso de no ser requerida por ninguna dependencia, la casa sería enajenada en subasta pública. Y escribió Pavel Granados en 2007: “El lunes 16 de octubre de 2005, a las seis cuarenta de la mañana, se desplomó la casa que se ubicaba en la calle de la Santa Veracruz 43, en el Centro histórico, a unos pasos de la Alameda Central. Luego de muchos años de clausura, por entre los escombros pudieron verse lucientes por última vez los antiguos mosaicos venecianos que adornaban las escaleras y los corredores del primer piso. Los curiosos, los periodistas, los funcionarios y los bomberos, que acordonaron la casa durante la mañana del derrumbe, se refirieron a ella como “La mansión mazahua”, pues durante algún tiempo, poco antes de que fuera abandonada por completo, un grupo de 42 familias de indígenas pertenecientes a ese pueblo habían vivido en la construcción.” Desde 2005, Débora Fosas de Casa Lam decidió hacer su tesis acerca de los muebles de la Casa Requena; su trabajo derivó en un documento que narra la historia de una magnífica casa de la ciudad, que desafortunadamente se ha perdido por completo. Abajo, el mueble de la sala de música... Se pueden encontrar más datos en el texto “Historia de la Casa Requena” de Alejandra García en: http://casarequena.blogspot.mx/ También en el texto de Pavel Granados en: http://pavelgranados.blogspot.mx/2007/02/el-fin-de-la-casa-requena.html Reitero que en la biblioteca de Casa Lamm puede consultarse la tesis de licenciatura de Deborah Fossas H. (2007): “Los muebles de la casa Requena, una historia del art nouveau en México” Este Blog se ha hecho gracias al apoyo incondicional de Julieta Fierro; está dedicado a las “Grandes casas de México” y pretende rescatar fotografías e historia de algunas de las residencias que al paso del tiempo casi se han olvidado y de las que existe poca información publicada. El objeto es la divulgación, por lo que se han omitido citas y notas; si alguien desea mayor información, haga favor de contactarme e indicar el dato que requiere. Si utilizan las imágenes, favor de indicar la fuente –aunque advierto que pueden tener registro de autor–. Conforme haya más entradas (ya hay más de 50), aparecerán en el índice a la derecha de ésta página… También se puede encontrar un índice general en: http://grandescasasdemexico.blogspot.mx/2016/02/indice-de-grandes-casas-de-mexico.html
Casa Pakaal is a historic house dating from the beginning of the 20th century. It is located in one of the most important streets of the city of Mérida, Mexico and in one of its oldest neighborhoods, Santiago.
La Casa de Cortés en La Antigua es un sitio imperdible en donde podrás conocer gran parte del inicio de la conquista de México.
Casa Coral en Veracruz por Alta Arquitectura. Fotografías de Luis Gordoa, Tipología: Residencial - Unifamiliar, Arquitectura México
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Casa de los Milagros en Veracruz por Danilo Veras Godoy. Fotografías de Naser Nader Ibrahim, Tipología: Residencial, Unifamiliar
The Mexican architecture firm Rafael Pardo Arquitectos led by Rafael Pardo Ramos has recently completed Zoncuantla Apartments, a seven storey residential building located on the outskirts of Coatepc city, Veracruz, Mexico.
¨Hace mucho que nadie se acuerda de la familia Requena y de sus esplendores. El día en que alguien diga: “Se cayó la casa de Slim” y nadie sepa de qué cosa se trata, significará que nada de lo que hoy conocemos quedará en pie.¨ Pavel Granados, 2007. Uno de los tesoros insospechados de la Ciudad de México fue la Casa Requena/Legarreta, cuya edificación colonial remodelada a partir de 1895 por don José Luís Requena, ostentó una de las ornamentaciones más peculiares y profusas de nuestra ciudad; la decoración de Ramón P. Cantó, influida por el eclecticismo decimonónico y la fisonomía del Art nouveau, la colocan como una de las más lamentables perdidas de la arquitectura capitalina, a pesar de que parte de sus muebles se conservan y exhiben en la “Quinta Gameros” del Centro Cultural Universitario de Chihuahua. Arriba, la sala de recibir, según apareció en Artes de México N° 97/98 de 1967, como casa de Guadalupe Requena ; abajo, la entrada a la casa en 1989, cuando ya estaba en franco deterioro y más abajo, unos años antes... En un terreno de poco menos de 600 m², con frente a la calle dedicada a la Santa Veracruz y justo al norte de ese templo (entre las actuales Valerio Trujano y 2 de Abril), se había edificado una casa cuya historia se podía seguir hasta el siglo XVIII ya que existe sobre la construcción una escritura de compraventa fechada en 1730. Ahí se asienta que la casa se localiza en la calle que va “del puente que dicen de los Gallos a la plazuela de San Juan de Dios”. Como referencia, abajo aparece una imagen contemporánea tomada desde lo alto de la Torre Latinoamericana, en que se señala la ubicación de lo que a partir de 1894 sería la Casa Requena. Nos dice Alejandra García que el Maestro de Arquitectura y Alarife Mayor de la ciudad -Antonio Álvarez-, dejó escrito que “se midió el solar con una vara castellana y tuvo de frente 24 varas de oriente a poniente y de fondo, de norte a sur, 38. La fábrica se compone de dos accesorias, zaguán y patio y en él dos corredores sobre pilares de cantería, planchas de cedro, y en el patio cuatro aposentos y un pasadizo a la caballeriza, segundo patio y corral; también escalera principal de mampostería que desemboca en dos corredores en la misma conformidad que los bajos y por ellos vienen a las viviendas altas que son sala de recibir, sala de dos recámaras, dos cuartos de mozos, cocina y zotehuela común haciendo de sus piezas. Su fábrica es toda de mampostería, los techos altos y bajos de vigas de asierre y hechuras, las azoteas y pisos enladrillados, el patio y zaguán empedrados”. Luego de décadas en que la casa fue comprada y transferida, fue a dar a manos de las monjas concepcionistas quienes en 1894 vendieron el inmueble a don José Luis Requena, un abogado que venía de Tlalpujahua, acompañado de su esposa doña Ángela Legarreta, luego de hacer una fortuna de 250 mil pesos gracias a la explotación de la fructífera mina “La Esperanza”. Abajo, un fragmento del plano de 1976 de la entonces “SEDUE” que indica las dimensiones del terreno de la “Casa Requena” Don José Luis Requena Abreu, que nació el 19 de junio 1860 en Ciudad del Carmen – Campeche--, es de sí un personaje digno de un tratado; casó el 6 de octubre 1884 en la Ciudad de México, con Ángela Legarreta Ubli (1863-1939) con quien engendró seis hijos: José Luis (1885-1961 casado con Clovee Hennigan), Ángela (1886-1946 casada con Enrique Buj Echevarría ), Guadalupe (1888-1967 casada con Fernando Fossas López-Cepero), José Moisés (1889-1952), Manuel (1891-1944) y Pedro (todos Requena Legarreta). Abajo don José Luís Requena Abreu en 1888, cuando ya era padre de José Luis, Ángela y Guadalupe, pero aún no habitaba la casa… Hijo del ex gobernador de Campeche (Pedro Requena) y que había hecho su fortuna gracias a la explotación de la mina La Esperanza, el licenciado José Luis Requena (arriba) adquirió de las monjas concepcionistas la casa colonial en la que invertiría talento creativo con la colaboración determinante del pintor catalán don Ramón P. Cantó, influido por su amigo y compadre Julio Ruelas; a la izquierda, capitular “A” del tomo IV de “México a través de los siglos”, firmada R. Cantó (y Sadurní) en la enciclopedia sobre la historia de México que fue publicada en 1884 por las casas editoriales de Espasa y J. Ballescá; abajo a la derecha, “Frondas y Glebas” de Manuel José Othón, que apareció en el N° 7 de Revista Moderna, 1° quincena de abril 1900, con una ilustración de Julio Ruelas, garante del "arte nuevo" en México. A partir de 1895, don José Luis Requena se dio a la tarea de remozar la casa de “la Santa Veracruz” y decorarla en los estilos que la ecléctica vanguardia dictaba; es interesante hacer notar que las reformas mantuvieron la disposición colonial del inmueble, a pesar de lo novedoso de una decoración que retomaba la tradición Rococó en la sala, el Gótico en la recámara o la nueva vanguardia “antihistoricista” en el comedor. Así, con la ayuda y talento artístico de Ramón Cantó (ya influido por las tendencias modernas en boga), y la extraordinaria habilidad manual del “maestro de lo blanco” (ebanista) Sebastián Pomposo, una a una se decoraron las diversas habitaciones para volverse escaparate unificado de corrientes ornamentales disímbolas. Muy en la tradición colonial, la discreta fachada de la casa no delataba las características interiores, que sorprenderían al visitante con una notable variedad de vivencias historicistas; trasgredir el zaguán de “La Santa” era iniciar una aventura por ambientes diversos y todo iniciaba con la llegada a un patio “Sevillano” (una de las últimas mejoras en realizarse), con muros, columnas y fuente cubiertos de azulejos (algunos a modo de “trecandís” Catalán) y entre escaleras, farolas y barandales de hierro, repleto de macetas y plantas. En el piso bajo, el lado izquierdo era ocupado por oficinas y despacho de don José Luís, mientras que el resto del piso se usaban como parte de los servicios, bodega y caballeriza. Arriba, una fotografía del patio en 1967 en una foto de Artes de México (a la izquierda se puede distinguir la caja fuerte del señor Requena); abajo, en una fotografía de la colección Requena, el mismo patio sesenta y un años antes... En la película “Los Cachorros” dirigida por Jorge Fons y estrenada en 1971, aparecen varias tomas del patio, las escaleras así como un recorrido por los pasillos del piso alto, presentada la casa como residencia de la familia Cuellar, habitada por Carmen Montejo, Augusto Benedico y José Alonso filmados en 1969. Al fondo del patio y flanqueando el paso a las caballerizas del segundo patio, estaba la escalera de rampa pareada y estructura metálica que llevaba a los “altos”, o planta noble; cubierta por un tragaluz acristalado, la escalera desembocaba en un pasillo frente a las ventanas apuntadas del “comedor de diario” (hoy diríamos desayunador), al centro de las que una pajarera de aves cantoras llenaba de concierto el patio. Un primer ejemplo de los diseños de Cantó ejecutados por Pomposo puede ser el “comedor de diario” decoración que recuerda un pabellón (veranda) con rejuelas y enredaderas; además de las ventanas de arco apuntado cubiertas con vidrios emplomados, destacaba la mesa con sillas de respaldo en forma de pensamientos (Viola tricolor hortensis, pertenecen al género de las violetas). Abajo, una fotografía de la colección Fossas/Requena, en que puede verse el desayunador; al centro de la imagen, una puertecilla permite pasar los alimentos desde la cocina y la ventana de la derecha que mira hacia la escalera, tiene al lado un armazón que daba acceso a la pajarera... Pero hay una habitación exepcional, a la que vale la pena hacer referencia de inmediato… En el lado oriente del patio estaba una de las habitaciones más llamativas y de diseño vanguardista de la casa Requena; formando una “L” con el comedor de diario y las cocinas fría y caliente podíamos encontrar el comedor formal de la casa. Abajo, en una fotografía de 1905 que pertenece a la colección Fossas/Requena, aparece el comedor visto hacia el norte –con el magnífico mueble/cancel que daba hacia las cocinas-. Ramón P. Cantó ya era célebre por haber colaborado en la obra “México a través de los siglos”, serie de libros coordinada por Vicente Riva Palacio, pero desde hacía algun tiempo, mostraba interés por las nuevas vanguardias artísticas en las que Julio Ruelas experimentaba. Desde 1895 estableció mancuerna con el licenciado Requena, quien inspirado en los diseños de los muebles que aparecían en las revistas de decoración a las que estaba suscrito, instruyó la fábrica de un ambiente vanguardista. Por su parte, el ebanista Sebastián Pomposo fue encargado de ejecutar los diseños de Cantó; el maestro Pomposo laboraba en los talleres de Claudio Pellandini (2° calle de comonfort N° 2504) y producía algunas de las tallas que se ofrecían en la “Gran doraduría de C. Pellandini” en el número 10 de la calle de San Francisco (hoy Madero). Es interesante señalar que aunque algunos de los muebles se adquirieron de manufacturas francesas y otros por encargo directo a la mueblería del Palacio de Hierro, el trabajo de integrarlos al decorado y el diseño de la ornamentación misma resultan sobresalientes. El comedor, a su vez, se encontraba engalanado por un lambrín a manera de enredadera tallada en madera de caoba, que parecía salir de las paredes unificando muebles, muros y guardapolvo hasta alcanzar el techo. Las líneas sinuosas son magnífico ejemplo de adaptación de la tradición Nouveau que en Francia y Bélgica causaban sensación, en un estilo que Israel Katzman propone llamar “arte biodinámico” en “Arquitectura del siglo XIX en México”. Arriba una fotografía del propio Israel Katzaman que muestra un ángulo del comedor de la Casa Requena y que se publicó como camisa a la edición de 1973 de “Arquitectura del siglo XIX en México”; la imagen demuestra la perfecta unidad entre muebles, los lambrines diseñados por Cantó y fabricados en México por Pomposo y las pinturas vegetales de Cantó. Abajo un acercamiento al mueble principal del comedor, cuando formó parte de la exhibición “Art Nouveau” en el Museo Franz Mayer y que ahora se exhibe en la "Quinta Gameros". El comedor en su conjunto es probablemente el máximo exponente de un decorado “Nouveau” en México; dice Débora Fossas que “la entrada al comedor era un arco de herradura con líneas onduladas y en forma de látigo, con una lacería de motivos florales y vegetales; de éste arco caía una cortina de cuentas de cristal de múltiples colores. Atravesando éste arco desde la sala de Música se llegaba al comedor, en donde la atmósfera estaba llena de vegetación”. Luego de una magnífica adaptación de lambrines y enpannelado, el conjunto completo se exhibe en la “Quinta Gameros” del Centro Cultural Universitario de Chihuahua. Arriba, una de las sillas del comedor, cuando aún se encontraba en La Santa Veracruz N°43. Abajo una tarjeta postal que muestra aspectos de la Quinta Gameros; abajo a la izquierda, el comedor perfectamente adaptado al nuevo recinto y arriba los muebles de la sala. Nos dice Débora Fossas que es probable que la primera habitación en ser amueblada en la Casa Requena con la intervención de la mancuerna Cantó/Pomposo, haya sido el Salón de Recibir; dominando dos ventanas del lado derecho de la fachada y con acceso desde una antesala que comunicaba con el patio y una escalera al tercer piso, la habitación exploró como motivo de inspiración ornamental el estilo Luís XV en su vertiente Rococó. Abajo dos imágenes de la colección Fossas/Requena, tomadas cerca de 1906 por el propio José Luís Requena, en que se muestra el ambiente general de la habitación. La mayor parte del mobiliario se conserva en la Quinta Gameros y se ha restaurado de manera conveniente, pero lamentablemente se ha perdido la totalidad de la decoración, cosa que incluye guardapolvos, pintura y relieves murales, así como la ornamentación del plafón, donde un grupo de putos sostienen ramos de flores que contienen la iluminación eléctrica. Para mayores datos, sugiero recurrir a la tesis de la licenciada Débora Fossas H. (2007) que puede ser consultada en la biblioteca de Casa Lamm y que hace descripción y análisis detallados de los muebles. En éste blog, me permito mostrar algunas fotografías que pueden ilustrar la forma en que esos muebles embonaban con la decoración en la Sala Formal, imágenes capturadas por la maestra Marisela Rodriguez, y que amablemente me permitió copiar. Arriba, una de las sillas de cinco patas con tapiz Aubusson y un sorprendente respaldo de exuberante rocalla y celosía; me interesa ésta foto, porque se puede entender el mueble en el conjunto de la decoración, donde las rocallas de los muros hacen eco del diseño del respaldo. Además puede entenderse la intención de Cantó al utilizar el guardapolvo rosado (que se compró en Francia y se recibió como un rollo de celuloide llamado “Parkesine”) decorado con lazos de celosía y motivos florales, casi como eco de la celosía danzante del respaldo de la silla… También es interesante observar la puerta con su decoración rococó, donde las dos hojas decoradas con flores y rocallas, estaban rematadas por tallas ondulantes que enmarcan un medallón con putis retozones… Abajo, el detalle de una de las galerías que sostenían las cortinas de las dos ventanas de la sala, donde nuevamente las exuberantes rocallas hacen de las suyas complementadas con pichones en vuelo que además aparecen en los respaldos de algunas sillas (ver más abajo). Plafón y guardas estaban también decorados en esa exuberante interpretación del estilo Luis XV. En la foto de abajo aparece parte del copete del espejo entre las ventanas que se empalma con la decoración de yeso estucado de la guarda del plafón que repite los motivos ornamentales del guardapolvo, con rocallas, lazos de celosía y motivos florales; en la parte alta, el plafón (lienzo de tela tensada, preparada y pintada) decorado con los mismos motivos y seguramente entonado por el propio Ramón Cantó… Más abajo, una esquina en que se pueden ver los elementos decorativos de muros, guarda y plafón con el colorido un poco más balanceado (las fotos fueron tomadas al final de los sesenta en diapositiva y en algunas, los colores han virado notablemente). Al centro de la habitación y enmarcado por el plafón, un elemento de enorme vanguardia: una lámpara de iluminación eléctrica que incorporaba bombillas con instalación oculta, enmarcadas dentro de una decoración de flores y putis… Arriba, la lámpara de la sala, donde destaca el método (parte pintura y parte relieve) para incorporar a la decoración la tecnología de iluminación eléctrica. Abajo, otra de las sillas del salón diseñadas por Cantó y Pomposo, con motivo de pichones en vuelo (talla que se repite en las galerías) y amorcillos… Como he dicho, afortunadamente el mobiliario se conserva y exhibe en la “Quinta Gameros” de Chihuahua, aunque es lamentable que el salón para el que fueron creados se haya perdido. Abajo los muebles de la Casa Requena como se exhiben en la “Quinta Gameros” del Centro Cultural Universitario de Chihuahua. Otra habitación que merece ser mostrada, es la recámara principal… Desplegada en derredor de una temática neo-gótica, la recamara de Doña Ángela, gozó en su diseño una intervención directa de don José Luís Requena. Siguiendo la colaboración entre Requena, Cantó y Pomposo, la habitación integra algunos muebles adquiridos en Francia con tallas locales y decoración de muros y plafones a cargo de Cantó. Abajo, en una fotografía de la colección Fossas/Requena la habitación principal, mirando hacia el poniente. Las dos camas separadas pero acopladas bajo un dosel, eran el eje focal de la habitación profusamente decorada con diseños de cardos en muebles, muros y tapices (Cardo o abrojo es el nombre vulgar que reciben distintas especies de la familia de las Compuestas). Abajo, una imagen de 1968 en que aparecen las camas de recamara principal y donde pueden distinguirse los diseños de cardos en derredor del dosel. El dosel (ornamento que se coloca formando techo sobre un trono, un altar --y en éste caso una cama-- del que suelen colgar cortinajes) era eco ornamental del amueblado y ayudaba a la unificación de las camas; abajo una imagen del remate, en que además puede verse la ornamentación del plafón. En una fotografía que probablemente se expuso en 1906 y mira hacia el oriente, aparece el otro extremo de la habitación principal con las puertas que daban acceso a otras habitaciones (izquierda y centro) y al baño (centro izquierda), dos roperos (flanqueando la puerta central) y el magnífico mueble tallado en torno a la chimenea (extrema derecha). El mueble que ocupaba el espacio entre las dos ventanas y enmarcaba la chimenea es nuevamente un magnífico ejemplo del trabajo conjunto entre Cantó y Pomposo; creando un diseño unitario en el marco de la decoración neo-gótica de la recámara, el marco del espejo funde líneas tradicionales con la vanguardia de figuras ondulanes y además los integra en un diseño que recuerda la decoración de cardos, en una docena de bombilos eléctricos (absoluta novedad den la época) que pueden verse en la fotografía de abajo. Los roperos esquinados (probablemente de prosedencia europea, pero adaptados en México) eran un magnífico ejemplo de los amueblados del eclecticismo imperante, con líneas que obedecían a la tradición interpretativa del Gótico. Abajo, una fortografía de los años 60’ en que puede verse el colorido del amueblado y el juego que se establecía con la alfombra y el decorado de los muros; vale la pena notar las sillas, que tambien ostentan un tapiz bordado, con motivo de cardos… Finalmente, muestro una fotografía del plafón y su guarda, que a manera de cenefa reproduce los motivos ornamentales de los muebles; la fotografía tomada a final de los sesenta me resulta interesante porque muestra el intenso colorido de la decoración en muros, guarda y plafón. Abajo una tarjeta postal de la “Quinta Gameros” del Centro Cultural Universitario de Chihuahua en que se muestran algunos aspectos del inmueble y en particular (abajo a la derecha) un detalle de los muebles de la recamara principal de la Casa Requena, como se exhiben en su nuevo hogar. Son varios los espacios con extraordinaria decoración dentro de la Casa Requena y que aún habría que mencionar; notables la recámara decorada con inspiración en el cuento de Charles Perrault “la caperucita roja” o la “Habitación de los Pavorreales” ornamentada con versiones de esa ave en cama sillas y guardas del plafón. Abajo, parte del ajuar de la recámara “del pavorreal” como se exhibe en la Quinta Gameros. A raíz de los disturbios revolucionarios, la casa no sufrió el saqueo que otras grandes casas de la ciudad (ver Casa De la Torre -- http://grandescasasdemexico.blogspot.mx/2012/11/la-casa-de-la-torre-y-mier-diaz.html -- o Casa Casasús -- http://grandescasasdemexico.blogspot.mx/2012/10/casa-de-don-joaquin-d-casasus.html --) apenas a unas cuadras de distancia. Luego del desafortunado período de Madero a la cabeza del gobierno, el licenciado Requena participó como candidato a la vice-presidencia en las elecciones de 1913 con Félix Díaz, pero al perder frente a Victoriano Hurta, se exiló del país por siete años. A decir de Pavel Granados, “la familia Requena regresó a México en 1920 y continuó viviendo en la Santa Veracruz hasta 1967, año en que murió la última de sus habitantes, Guadalupe (la señora de la recámara del pavorreal); ya para entonces uno de los muros de la casa se había debilitado luego del temblor de 1957. En 1971 la actriz Patricia Morán, casada con el Gobernador de Chihuahua y prima hermana de los Requena logró, con la colaboración Pedro Fossas Requena –heredero del inmueble-, que los muebles fueran trasladados al Museo Quinta Gameros de la capital de ese Estado. Abajo, la “Quinta Gameros” de Chihuahua. Por varios años, Pedro Fossas dialogó con las autoridades del Instituto Nacional de Antropología e Historia para que la casa se transformara en museo y desde 1970 el inmueble quedó bajo cargo y resguardo del instituto con el propósito de abrirlo al público, aunque “por falta de presupuesto” la remodelación se pospuso… Aunque patio y habitaciones de la casa se usaron como escenario de la película “Los cachorros”, filmada durante 1971 bajo la dirección de Jorge Fons, la casa y recámara del joven Cuéllar –interpretado por José Alonso‒ apenas y son identificables como la casa que ya había perdido buena parte de su amueblado. Dada la falta de interés del INAH por conservar el inmueble, la casa quedó en abandono, y sometida al vandalismo. En octubre de 2005, tras una temporada de lluvias, se desplomó la mayor parte de la casa, incluyendo la fachada. Lo que alguna vez fue una sorprendente residencia de la ciudad, quedó ocupada por indigentes. Por medio de una circular dada a conocer el 18 de noviembre de 2003, Vicente Anaya Cadena, Director General del Patrimonio Inmobiliario Federal de la Secretaría de la Función Pública dio a conocer que el edificio llamado Casa Requena se encontraba a disposición de cualquier dependencia de Gobierno que quisiera emplearla. Por medio de esta circular, el Gobierno enteraba que en caso de no ser requerida por ninguna dependencia, la casa sería enajenada en subasta pública. Y escribió Pavel Granados en 2007: “El lunes 16 de octubre de 2005, a las seis cuarenta de la mañana, se desplomó la casa que se ubicaba en la calle de la Santa Veracruz 43, en el Centro histórico, a unos pasos de la Alameda Central. Luego de muchos años de clausura, por entre los escombros pudieron verse lucientes por última vez los antiguos mosaicos venecianos que adornaban las escaleras y los corredores del primer piso. Los curiosos, los periodistas, los funcionarios y los bomberos, que acordonaron la casa durante la mañana del derrumbe, se refirieron a ella como “La mansión mazahua”, pues durante algún tiempo, poco antes de que fuera abandonada por completo, un grupo de 42 familias de indígenas pertenecientes a ese pueblo habían vivido en la construcción.” Desde 2005, Débora Fosas de Casa Lam decidió hacer su tesis acerca de los muebles de la Casa Requena; su trabajo derivó en un documento que narra la historia de una magnífica casa de la ciudad, que desafortunadamente se ha perdido por completo. Abajo, el mueble de la sala de música... Se pueden encontrar más datos en el texto “Historia de la Casa Requena” de Alejandra García en: http://casarequena.blogspot.mx/ También en el texto de Pavel Granados en: http://pavelgranados.blogspot.mx/2007/02/el-fin-de-la-casa-requena.html Reitero que en la biblioteca de Casa Lamm puede consultarse la tesis de licenciatura de Deborah Fossas H. (2007): “Los muebles de la casa Requena, una historia del art nouveau en México” Este Blog se ha hecho gracias al apoyo incondicional de Julieta Fierro; está dedicado a las “Grandes casas de México” y pretende rescatar fotografías e historia de algunas de las residencias que al paso del tiempo casi se han olvidado y de las que existe poca información publicada. El objeto es la divulgación, por lo que se han omitido citas y notas; si alguien desea mayor información, haga favor de contactarme e indicar el dato que requiere. Si utilizan las imágenes, favor de indicar la fuente –aunque advierto que pueden tener registro de autor–. Conforme haya más entradas (ya hay más de 50), aparecerán en el índice a la derecha de ésta página… También se puede encontrar un índice general en: http://grandescasasdemexico.blogspot.mx/2016/02/indice-de-grandes-casas-de-mexico.html
¨Hace mucho que nadie se acuerda de la familia Requena y de sus esplendores. El día en que alguien diga: “Se cayó la casa de Slim” y nad...
Fue la casa familiar de Mallorca de la infancia. Ahora, el vínculo es aún más fuerte gracias a la cuidada actualización del Estudio Galán Sobrini arquitectos.
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¨Hace mucho que nadie se acuerda de la familia Requena y de sus esplendores. El día en que alguien diga: “Se cayó la casa de Slim” y nadie sepa de qué cosa se trata, significará que nada de lo que hoy conocemos quedará en pie.¨ Pavel Granados, 2007. Uno de los tesoros insospechados de la Ciudad de México fue la Casa Requena/Legarreta, cuya edificación colonial remodelada a partir de 1895 por don José Luís Requena, ostentó una de las ornamentaciones más peculiares y profusas de nuestra ciudad; la decoración de Ramón P. Cantó, influida por el eclecticismo decimonónico y la fisonomía del Art nouveau, la colocan como una de las más lamentables perdidas de la arquitectura capitalina, a pesar de que parte de sus muebles se conservan y exhiben en la “Quinta Gameros” del Centro Cultural Universitario de Chihuahua. Arriba, la sala de recibir, según apareció en Artes de México N° 97/98 de 1967, como casa de Guadalupe Requena ; abajo, la entrada a la casa en 1989, cuando ya estaba en franco deterioro y más abajo, unos años antes... En un terreno de poco menos de 600 m², con frente a la calle dedicada a la Santa Veracruz y justo al norte de ese templo (entre las actuales Valerio Trujano y 2 de Abril), se había edificado una casa cuya historia se podía seguir hasta el siglo XVIII ya que existe sobre la construcción una escritura de compraventa fechada en 1730. Ahí se asienta que la casa se localiza en la calle que va “del puente que dicen de los Gallos a la plazuela de San Juan de Dios”. Como referencia, abajo aparece una imagen contemporánea tomada desde lo alto de la Torre Latinoamericana, en que se señala la ubicación de lo que a partir de 1894 sería la Casa Requena. Nos dice Alejandra García que el Maestro de Arquitectura y Alarife Mayor de la ciudad -Antonio Álvarez-, dejó escrito que “se midió el solar con una vara castellana y tuvo de frente 24 varas de oriente a poniente y de fondo, de norte a sur, 38. La fábrica se compone de dos accesorias, zaguán y patio y en él dos corredores sobre pilares de cantería, planchas de cedro, y en el patio cuatro aposentos y un pasadizo a la caballeriza, segundo patio y corral; también escalera principal de mampostería que desemboca en dos corredores en la misma conformidad que los bajos y por ellos vienen a las viviendas altas que son sala de recibir, sala de dos recámaras, dos cuartos de mozos, cocina y zotehuela común haciendo de sus piezas. Su fábrica es toda de mampostería, los techos altos y bajos de vigas de asierre y hechuras, las azoteas y pisos enladrillados, el patio y zaguán empedrados”. Luego de décadas en que la casa fue comprada y transferida, fue a dar a manos de las monjas concepcionistas quienes en 1894 vendieron el inmueble a don José Luis Requena, un abogado que venía de Tlalpujahua, acompañado de su esposa doña Ángela Legarreta, luego de hacer una fortuna de 250 mil pesos gracias a la explotación de la fructífera mina “La Esperanza”. Abajo, un fragmento del plano de 1976 de la entonces “SEDUE” que indica las dimensiones del terreno de la “Casa Requena” Don José Luis Requena Abreu, que nació el 19 de junio 1860 en Ciudad del Carmen – Campeche--, es de sí un personaje digno de un tratado; casó el 6 de octubre 1884 en la Ciudad de México, con Ángela Legarreta Ubli (1863-1939) con quien engendró seis hijos: José Luis (1885-1961 casado con Clovee Hennigan), Ángela (1886-1946 casada con Enrique Buj Echevarría ), Guadalupe (1888-1967 casada con Fernando Fossas López-Cepero), José Moisés (1889-1952), Manuel (1891-1944) y Pedro (todos Requena Legarreta). Abajo don José Luís Requena Abreu en 1888, cuando ya era padre de José Luis, Ángela y Guadalupe, pero aún no habitaba la casa… Hijo del ex gobernador de Campeche (Pedro Requena) y que había hecho su fortuna gracias a la explotación de la mina La Esperanza, el licenciado José Luis Requena (arriba) adquirió de las monjas concepcionistas la casa colonial en la que invertiría talento creativo con la colaboración determinante del pintor catalán don Ramón P. Cantó, influido por su amigo y compadre Julio Ruelas; a la izquierda, capitular “A” del tomo IV de “México a través de los siglos”, firmada R. Cantó (y Sadurní) en la enciclopedia sobre la historia de México que fue publicada en 1884 por las casas editoriales de Espasa y J. Ballescá; abajo a la derecha, “Frondas y Glebas” de Manuel José Othón, que apareció en el N° 7 de Revista Moderna, 1° quincena de abril 1900, con una ilustración de Julio Ruelas, garante del "arte nuevo" en México. A partir de 1895, don José Luis Requena se dio a la tarea de remozar la casa de “la Santa Veracruz” y decorarla en los estilos que la ecléctica vanguardia dictaba; es interesante hacer notar que las reformas mantuvieron la disposición colonial del inmueble, a pesar de lo novedoso de una decoración que retomaba la tradición Rococó en la sala, el Gótico en la recámara o la nueva vanguardia “antihistoricista” en el comedor. Así, con la ayuda y talento artístico de Ramón Cantó (ya influido por las tendencias modernas en boga), y la extraordinaria habilidad manual del “maestro de lo blanco” (ebanista) Sebastián Pomposo, una a una se decoraron las diversas habitaciones para volverse escaparate unificado de corrientes ornamentales disímbolas. Muy en la tradición colonial, la discreta fachada de la casa no delataba las características interiores, que sorprenderían al visitante con una notable variedad de vivencias historicistas; trasgredir el zaguán de “La Santa” era iniciar una aventura por ambientes diversos y todo iniciaba con la llegada a un patio “Sevillano” (una de las últimas mejoras en realizarse), con muros, columnas y fuente cubiertos de azulejos (algunos a modo de “trecandís” Catalán) y entre escaleras, farolas y barandales de hierro, repleto de macetas y plantas. En el piso bajo, el lado izquierdo era ocupado por oficinas y despacho de don José Luís, mientras que el resto del piso se usaban como parte de los servicios, bodega y caballeriza. Arriba, una fotografía del patio en 1967 en una foto de Artes de México (a la izquierda se puede distinguir la caja fuerte del señor Requena); abajo, en una fotografía de la colección Requena, el mismo patio sesenta y un años antes... En la película “Los Cachorros” dirigida por Jorge Fons y estrenada en 1971, aparecen varias tomas del patio, las escaleras así como un recorrido por los pasillos del piso alto, presentada la casa como residencia de la familia Cuellar, habitada por Carmen Montejo, Augusto Benedico y José Alonso filmados en 1969. Al fondo del patio y flanqueando el paso a las caballerizas del segundo patio, estaba la escalera de rampa pareada y estructura metálica que llevaba a los “altos”, o planta noble; cubierta por un tragaluz acristalado, la escalera desembocaba en un pasillo frente a las ventanas apuntadas del “comedor de diario” (hoy diríamos desayunador), al centro de las que una pajarera de aves cantoras llenaba de concierto el patio. Un primer ejemplo de los diseños de Cantó ejecutados por Pomposo puede ser el “comedor de diario” decoración que recuerda un pabellón (veranda) con rejuelas y enredaderas; además de las ventanas de arco apuntado cubiertas con vidrios emplomados, destacaba la mesa con sillas de respaldo en forma de pensamientos (Viola tricolor hortensis, pertenecen al género de las violetas). Abajo, una fotografía de la colección Fossas/Requena, en que puede verse el desayunador; al centro de la imagen, una puertecilla permite pasar los alimentos desde la cocina y la ventana de la derecha que mira hacia la escalera, tiene al lado un armazón que daba acceso a la pajarera... Pero hay una habitación exepcional, a la que vale la pena hacer referencia de inmediato… En el lado oriente del patio estaba una de las habitaciones más llamativas y de diseño vanguardista de la casa Requena; formando una “L” con el comedor de diario y las cocinas fría y caliente podíamos encontrar el comedor formal de la casa. Abajo, en una fotografía de 1905 que pertenece a la colección Fossas/Requena, aparece el comedor visto hacia el norte –con el magnífico mueble/cancel que daba hacia las cocinas-. Ramón P. Cantó ya era célebre por haber colaborado en la obra “México a través de los siglos”, serie de libros coordinada por Vicente Riva Palacio, pero desde hacía algun tiempo, mostraba interés por las nuevas vanguardias artísticas en las que Julio Ruelas experimentaba. Desde 1895 estableció mancuerna con el licenciado Requena, quien inspirado en los diseños de los muebles que aparecían en las revistas de decoración a las que estaba suscrito, instruyó la fábrica de un ambiente vanguardista. Por su parte, el ebanista Sebastián Pomposo fue encargado de ejecutar los diseños de Cantó; el maestro Pomposo laboraba en los talleres de Claudio Pellandini (2° calle de comonfort N° 2504) y producía algunas de las tallas que se ofrecían en la “Gran doraduría de C. Pellandini” en el número 10 de la calle de San Francisco (hoy Madero). Es interesante señalar que aunque algunos de los muebles se adquirieron de manufacturas francesas y otros por encargo directo a la mueblería del Palacio de Hierro, el trabajo de integrarlos al decorado y el diseño de la ornamentación misma resultan sobresalientes. El comedor, a su vez, se encontraba engalanado por un lambrín a manera de enredadera tallada en madera de caoba, que parecía salir de las paredes unificando muebles, muros y guardapolvo hasta alcanzar el techo. Las líneas sinuosas son magnífico ejemplo de adaptación de la tradición Nouveau que en Francia y Bélgica causaban sensación, en un estilo que Israel Katzman propone llamar “arte biodinámico” en “Arquitectura del siglo XIX en México”. Arriba una fotografía del propio Israel Katzaman que muestra un ángulo del comedor de la Casa Requena y que se publicó como camisa a la edición de 1973 de “Arquitectura del siglo XIX en México”; la imagen demuestra la perfecta unidad entre muebles, los lambrines diseñados por Cantó y fabricados en México por Pomposo y las pinturas vegetales de Cantó. Abajo un acercamiento al mueble principal del comedor, cuando formó parte de la exhibición “Art Nouveau” en el Museo Franz Mayer y que ahora se exhibe en la "Quinta Gameros". El comedor en su conjunto es probablemente el máximo exponente de un decorado “Nouveau” en México; dice Débora Fossas que “la entrada al comedor era un arco de herradura con líneas onduladas y en forma de látigo, con una lacería de motivos florales y vegetales; de éste arco caía una cortina de cuentas de cristal de múltiples colores. Atravesando éste arco desde la sala de Música se llegaba al comedor, en donde la atmósfera estaba llena de vegetación”. Luego de una magnífica adaptación de lambrines y enpannelado, el conjunto completo se exhibe en la “Quinta Gameros” del Centro Cultural Universitario de Chihuahua. Arriba, una de las sillas del comedor, cuando aún se encontraba en La Santa Veracruz N°43. Abajo una tarjeta postal que muestra aspectos de la Quinta Gameros; abajo a la izquierda, el comedor perfectamente adaptado al nuevo recinto y arriba los muebles de la sala. Nos dice Débora Fossas que es probable que la primera habitación en ser amueblada en la Casa Requena con la intervención de la mancuerna Cantó/Pomposo, haya sido el Salón de Recibir; dominando dos ventanas del lado derecho de la fachada y con acceso desde una antesala que comunicaba con el patio y una escalera al tercer piso, la habitación exploró como motivo de inspiración ornamental el estilo Luís XV en su vertiente Rococó. Abajo dos imágenes de la colección Fossas/Requena, tomadas cerca de 1906 por el propio José Luís Requena, en que se muestra el ambiente general de la habitación. La mayor parte del mobiliario se conserva en la Quinta Gameros y se ha restaurado de manera conveniente, pero lamentablemente se ha perdido la totalidad de la decoración, cosa que incluye guardapolvos, pintura y relieves murales, así como la ornamentación del plafón, donde un grupo de putos sostienen ramos de flores que contienen la iluminación eléctrica. Para mayores datos, sugiero recurrir a la tesis de la licenciada Débora Fossas H. (2007) que puede ser consultada en la biblioteca de Casa Lamm y que hace descripción y análisis detallados de los muebles. En éste blog, me permito mostrar algunas fotografías que pueden ilustrar la forma en que esos muebles embonaban con la decoración en la Sala Formal, imágenes capturadas por la maestra Marisela Rodriguez, y que amablemente me permitió copiar. Arriba, una de las sillas de cinco patas con tapiz Aubusson y un sorprendente respaldo de exuberante rocalla y celosía; me interesa ésta foto, porque se puede entender el mueble en el conjunto de la decoración, donde las rocallas de los muros hacen eco del diseño del respaldo. Además puede entenderse la intención de Cantó al utilizar el guardapolvo rosado (que se compró en Francia y se recibió como un rollo de celuloide llamado “Parkesine”) decorado con lazos de celosía y motivos florales, casi como eco de la celosía danzante del respaldo de la silla… También es interesante observar la puerta con su decoración rococó, donde las dos hojas decoradas con flores y rocallas, estaban rematadas por tallas ondulantes que enmarcan un medallón con putis retozones… Abajo, el detalle de una de las galerías que sostenían las cortinas de las dos ventanas de la sala, donde nuevamente las exuberantes rocallas hacen de las suyas complementadas con pichones en vuelo que además aparecen en los respaldos de algunas sillas (ver más abajo). Plafón y guardas estaban también decorados en esa exuberante interpretación del estilo Luis XV. En la foto de abajo aparece parte del copete del espejo entre las ventanas que se empalma con la decoración de yeso estucado de la guarda del plafón que repite los motivos ornamentales del guardapolvo, con rocallas, lazos de celosía y motivos florales; en la parte alta, el plafón (lienzo de tela tensada, preparada y pintada) decorado con los mismos motivos y seguramente entonado por el propio Ramón Cantó… Más abajo, una esquina en que se pueden ver los elementos decorativos de muros, guarda y plafón con el colorido un poco más balanceado (las fotos fueron tomadas al final de los sesenta en diapositiva y en algunas, los colores han virado notablemente). Al centro de la habitación y enmarcado por el plafón, un elemento de enorme vanguardia: una lámpara de iluminación eléctrica que incorporaba bombillas con instalación oculta, enmarcadas dentro de una decoración de flores y putis… Arriba, la lámpara de la sala, donde destaca el método (parte pintura y parte relieve) para incorporar a la decoración la tecnología de iluminación eléctrica. Abajo, otra de las sillas del salón diseñadas por Cantó y Pomposo, con motivo de pichones en vuelo (talla que se repite en las galerías) y amorcillos… Como he dicho, afortunadamente el mobiliario se conserva y exhibe en la “Quinta Gameros” de Chihuahua, aunque es lamentable que el salón para el que fueron creados se haya perdido. Abajo los muebles de la Casa Requena como se exhiben en la “Quinta Gameros” del Centro Cultural Universitario de Chihuahua. Otra habitación que merece ser mostrada, es la recámara principal… Desplegada en derredor de una temática neo-gótica, la recamara de Doña Ángela, gozó en su diseño una intervención directa de don José Luís Requena. Siguiendo la colaboración entre Requena, Cantó y Pomposo, la habitación integra algunos muebles adquiridos en Francia con tallas locales y decoración de muros y plafones a cargo de Cantó. Abajo, en una fotografía de la colección Fossas/Requena la habitación principal, mirando hacia el poniente. Las dos camas separadas pero acopladas bajo un dosel, eran el eje focal de la habitación profusamente decorada con diseños de cardos en muebles, muros y tapices (Cardo o abrojo es el nombre vulgar que reciben distintas especies de la familia de las Compuestas). Abajo, una imagen de 1968 en que aparecen las camas de recamara principal y donde pueden distinguirse los diseños de cardos en derredor del dosel. El dosel (ornamento que se coloca formando techo sobre un trono, un altar --y en éste caso una cama-- del que suelen colgar cortinajes) era eco ornamental del amueblado y ayudaba a la unificación de las camas; abajo una imagen del remate, en que además puede verse la ornamentación del plafón. En una fotografía que probablemente se expuso en 1906 y mira hacia el oriente, aparece el otro extremo de la habitación principal con las puertas que daban acceso a otras habitaciones (izquierda y centro) y al baño (centro izquierda), dos roperos (flanqueando la puerta central) y el magnífico mueble tallado en torno a la chimenea (extrema derecha). El mueble que ocupaba el espacio entre las dos ventanas y enmarcaba la chimenea es nuevamente un magnífico ejemplo del trabajo conjunto entre Cantó y Pomposo; creando un diseño unitario en el marco de la decoración neo-gótica de la recámara, el marco del espejo funde líneas tradicionales con la vanguardia de figuras ondulanes y además los integra en un diseño que recuerda la decoración de cardos, en una docena de bombilos eléctricos (absoluta novedad den la época) que pueden verse en la fotografía de abajo. Los roperos esquinados (probablemente de prosedencia europea, pero adaptados en México) eran un magnífico ejemplo de los amueblados del eclecticismo imperante, con líneas que obedecían a la tradición interpretativa del Gótico. Abajo, una fortografía de los años 60’ en que puede verse el colorido del amueblado y el juego que se establecía con la alfombra y el decorado de los muros; vale la pena notar las sillas, que tambien ostentan un tapiz bordado, con motivo de cardos… Finalmente, muestro una fotografía del plafón y su guarda, que a manera de cenefa reproduce los motivos ornamentales de los muebles; la fotografía tomada a final de los sesenta me resulta interesante porque muestra el intenso colorido de la decoración en muros, guarda y plafón. Abajo una tarjeta postal de la “Quinta Gameros” del Centro Cultural Universitario de Chihuahua en que se muestran algunos aspectos del inmueble y en particular (abajo a la derecha) un detalle de los muebles de la recamara principal de la Casa Requena, como se exhiben en su nuevo hogar. Son varios los espacios con extraordinaria decoración dentro de la Casa Requena y que aún habría que mencionar; notables la recámara decorada con inspiración en el cuento de Charles Perrault “la caperucita roja” o la “Habitación de los Pavorreales” ornamentada con versiones de esa ave en cama sillas y guardas del plafón. Abajo, parte del ajuar de la recámara “del pavorreal” como se exhibe en la Quinta Gameros. A raíz de los disturbios revolucionarios, la casa no sufrió el saqueo que otras grandes casas de la ciudad (ver Casa De la Torre -- http://grandescasasdemexico.blogspot.mx/2012/11/la-casa-de-la-torre-y-mier-diaz.html -- o Casa Casasús -- http://grandescasasdemexico.blogspot.mx/2012/10/casa-de-don-joaquin-d-casasus.html --) apenas a unas cuadras de distancia. Luego del desafortunado período de Madero a la cabeza del gobierno, el licenciado Requena participó como candidato a la vice-presidencia en las elecciones de 1913 con Félix Díaz, pero al perder frente a Victoriano Hurta, se exiló del país por siete años. A decir de Pavel Granados, “la familia Requena regresó a México en 1920 y continuó viviendo en la Santa Veracruz hasta 1967, año en que murió la última de sus habitantes, Guadalupe (la señora de la recámara del pavorreal); ya para entonces uno de los muros de la casa se había debilitado luego del temblor de 1957. En 1971 la actriz Patricia Morán, casada con el Gobernador de Chihuahua y prima hermana de los Requena logró, con la colaboración Pedro Fossas Requena –heredero del inmueble-, que los muebles fueran trasladados al Museo Quinta Gameros de la capital de ese Estado. Abajo, la “Quinta Gameros” de Chihuahua. Por varios años, Pedro Fossas dialogó con las autoridades del Instituto Nacional de Antropología e Historia para que la casa se transformara en museo y desde 1970 el inmueble quedó bajo cargo y resguardo del instituto con el propósito de abrirlo al público, aunque “por falta de presupuesto” la remodelación se pospuso… Aunque patio y habitaciones de la casa se usaron como escenario de la película “Los cachorros”, filmada durante 1971 bajo la dirección de Jorge Fons, la casa y recámara del joven Cuéllar –interpretado por José Alonso‒ apenas y son identificables como la casa que ya había perdido buena parte de su amueblado. Dada la falta de interés del INAH por conservar el inmueble, la casa quedó en abandono, y sometida al vandalismo. En octubre de 2005, tras una temporada de lluvias, se desplomó la mayor parte de la casa, incluyendo la fachada. Lo que alguna vez fue una sorprendente residencia de la ciudad, quedó ocupada por indigentes. Por medio de una circular dada a conocer el 18 de noviembre de 2003, Vicente Anaya Cadena, Director General del Patrimonio Inmobiliario Federal de la Secretaría de la Función Pública dio a conocer que el edificio llamado Casa Requena se encontraba a disposición de cualquier dependencia de Gobierno que quisiera emplearla. Por medio de esta circular, el Gobierno enteraba que en caso de no ser requerida por ninguna dependencia, la casa sería enajenada en subasta pública. Y escribió Pavel Granados en 2007: “El lunes 16 de octubre de 2005, a las seis cuarenta de la mañana, se desplomó la casa que se ubicaba en la calle de la Santa Veracruz 43, en el Centro histórico, a unos pasos de la Alameda Central. Luego de muchos años de clausura, por entre los escombros pudieron verse lucientes por última vez los antiguos mosaicos venecianos que adornaban las escaleras y los corredores del primer piso. Los curiosos, los periodistas, los funcionarios y los bomberos, que acordonaron la casa durante la mañana del derrumbe, se refirieron a ella como “La mansión mazahua”, pues durante algún tiempo, poco antes de que fuera abandonada por completo, un grupo de 42 familias de indígenas pertenecientes a ese pueblo habían vivido en la construcción.” Desde 2005, Débora Fosas de Casa Lam decidió hacer su tesis acerca de los muebles de la Casa Requena; su trabajo derivó en un documento que narra la historia de una magnífica casa de la ciudad, que desafortunadamente se ha perdido por completo. Abajo, el mueble de la sala de música... Se pueden encontrar más datos en el texto “Historia de la Casa Requena” de Alejandra García en: http://casarequena.blogspot.mx/ También en el texto de Pavel Granados en: http://pavelgranados.blogspot.mx/2007/02/el-fin-de-la-casa-requena.html Reitero que en la biblioteca de Casa Lamm puede consultarse la tesis de licenciatura de Deborah Fossas H. (2007): “Los muebles de la casa Requena, una historia del art nouveau en México” Este Blog se ha hecho gracias al apoyo incondicional de Julieta Fierro; está dedicado a las “Grandes casas de México” y pretende rescatar fotografías e historia de algunas de las residencias que al paso del tiempo casi se han olvidado y de las que existe poca información publicada. El objeto es la divulgación, por lo que se han omitido citas y notas; si alguien desea mayor información, haga favor de contactarme e indicar el dato que requiere. Si utilizan las imágenes, favor de indicar la fuente –aunque advierto que pueden tener registro de autor–. Conforme haya más entradas (ya hay más de 50), aparecerán en el índice a la derecha de ésta página… También se puede encontrar un índice general en: http://grandescasasdemexico.blogspot.mx/2016/02/indice-de-grandes-casas-de-mexico.html
Casa Bonita en Yucatán por ARRECIFE ARQUITECTOS. Tipología: Residencial - Unifamiliar, Área útil: 320 m2Año: 2023