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Para aprovechar los días grises o de lluvia, va esta receta de las clásicas tortas fritas. De yapa, tres variantes para los que quieran probar.
Este es el blog de la ilustradora Mónica Carretero
¿Te cuesta dejar de picar entre horas? ¡A nosotras también! Ficha estas ideas saludables para que los aperitivos y snacks que tomas para matar el gusanillo del hambre no atenten c
El escritor Máximo Huerta regresa a las librerías con 'París despertaba tarde', una gran historia de amor (o dos) ambientada en el París olímpico de 1924 que es todo un homenaje a la ciudad que atrapó a Máximo desde niño y aquellos locos años 20 en los que la alegría y la celebración se llevaron por delante el dolor de la Gran Guerra.
La cocina de Holanda no es la alegría de la huerta, pero tiene algunas recetas tradicionales que valen mucho la pena. Un ejemplo es este puré a base de guisantes secos con hortalizas y carne de cerdo.
Huertos y huertas. La alegría de la huerta. Llevarse a alguien al huerto.
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Estuvo M aría del Monte en el Deluxe y ni pudo ni quiso esconder la melancolía y un punto de tristeza que viene arrastrando desde hace algún tiempo.
Nunca fue Charlene de Mónaco la alegría de la huerta. Al menos desde que empezó a salir con Alberto II , con el que se casó en el patio del palacio Grimaldi en julio de 2011.
La alegría de la casa es una planta muy fácil de cultivar, muy agradecida y florífera. Es perfecta tanto para tenerla en nuestros hogares como en el jardín. ¿Quieres conocer las claves sobre su cultivo y otras curiosidades? Os lo contamos.
No es difícil verla en las bodas de la realeza europea, especialmente en las que están conectadas con la familia gran ducal de Luxemburgo, a la que pertenece por matrimonio.
Desde el primer día que comencé a diseñar mi jardín pensé en introducir en el huerto algún árbol frutal. Cuando planifiqué el huerto lo hice con la idea de que no fuera una zona perfectamente acotada si no que los límites entre el huerto y el jardín quedaran un tanto difusos. Me gustaba la idea de que en él creciera algún rosal y otros arbustos y a la vez, que hubiera algún frutal más allá de la zona que era propiamente huerto. Imagen de Wikipedia Como he comentado alguna vez en mi jardín había al menos tres árboles que estaba decidida a eliminar pero que el tamaño de los mismos hacía que se tuviera que buscar el momento adecuado para estos trabajos tan costosos. La temporada pasada podría ya haber plantado algún frutal pero preferí eliminar ates estos árboles que menciono para planificar en detalle este tema y durante estos meses leer e informarme sobre estos asuntos de frutales sobre los que reconozco no tenía hasta ahora los más mínimos rudimentos que me dieran algo de seguridad a la hora de elegir las especies de frutales que sería conveniente cultivar en él y las variedades concretas más adecuadas. La semana pasada por fin los eliminé. Reconozco que cierta pena me ha dado pero las cosas como son, eran árboles constantemente enfermos, mal podados o mejor, jamás podados, de modo que estaban abigarrados y ello impedía una correcta ventilación y en concreto el albaricoquero, además de estos problemas tenía otro que tarde o temprano les llega a todos: la edad. Este último año no dio ni un solo albaricoque sano, las hojas ya brotaban enfermas y presentaba graves problemas de gomosis. El clima. Evidentemente este es el factor más determinante a la hora de poder cultivar o no un frutal en nuestro jardín. Al igual que ver un arbusto cultivado en muchos jardines cercanos al nuestro es el mejor indicador de que es una zona propicia para su cultivo, ver ciertas especies o variedades de frutales también nos dará buenas pistas sobre qué frutales son los más convenientes. No obstante tampoco es obligatorio ceñirse a los cultivos que veamos, simplemente conviene informarse bien sobre las necesidades de las especies que no veamos en las proximidades de nuestro jardín. Que el jardín tenga un clima en el que se produzcan frecuentemente heladas en invierno impide el cultivo al aire libre de ciertos frutales como los cítricos y que requerirían de protección invernal para que pudieran seguir viviendo. Estoy decidida a tener un limonero. Me entusiasma la idea de tener uno de los que llaman "luneros". Soy bastante cocinera y poder echar mano de los propios limones de mi huerto a la hora de cocinar es una idea que me encanta. Así que tendré que estar dispuesta a cultivarlo en contenedor de manera que sea posible su traslado al garaje durante los meses invernales si quiero que sobreviva. De todos modos no conviene plantar frutales que no aguanten las temperaturas invernales de nuestro jardín si éste es muy frío. Si las bajas temperaturas son una desventaja para el cultivo de ciertos frutales, el frío del que gozamos en jardines ubicados como el mío en el interior de la Península, nos da ventajas a la hora del cultivo de otros. Muchas especies precisan para fructificar que durante el invierno haga frío para que sus yemas puedan llegar a madurar. Cada frutal precisa un tiempo de permanencia a 7º centígrados (o menos) durante el tiempo que está en parada vegetativa. Es lo que se llama "horas de frío". Expliquemos un poco este concepto. Cuando llega el otoño, los días se acortan y las temperaturas bajan, estos dos factores provoca que los frutales caducifolios pierden sus hojas y entren en lo que llamamos "parada vegetativa". A partir de ese momento digamos que es como si el frutal fuera "acumulando" horas de frío durante el invierno. Cada especie está programada genéticamente para que una vez ha acumulado la cantidad de horas de frío que precisa vuelva a entrar en actividad. Este proceso de llama "vernalización". El número de horas de frío que cada frutal precisa para que sus yemas florales se abran es variable según la especie y la variedad. Así, cualquier cambio en el tiempo puede afectar la fructificación de la siguiente temporada. Por ejemplo, los años en que el frío se retrasa, también se retrasa la brotación puesto que el frutal tiene menos tiempo para llegar a acumular las horas de frío que precisa para salir de letargo. Lo mismo ocurre cuando disfrutamos de inviernos inusualmente poco fríos que provocan el retraso en la entrada en parada vegetativa y provocando que el frutal emplee en este tiempo que permanece en actividad vegetativa una energía que luego no tendrá para la floración y cuajado de los frutos. Entendemos pues que si cultivamos un frutal en una zona con un clima que no permite que el árbol esté por debajo de 7º el tiempo que precisa se producirá un retraso en el momento en que las yemas broten incluso se puede producir la caída de las yemas vegetativa. Al retrasarse el momento en que la savia vuelve a funcionar en el árbol se produce también un retraso en la floración y prolongándose ésta más allá de lo aconsejable. En estos casos la floración será menos abundante. El árbol ha gastado demasiados nutrientes en el tiempo de permanencia en actividad antes de entrar en reposo y algunos frutos que llegan a cuajar caen prematuramente por falta precisamente de la energía y nutrientes precisos para que crezcan. Vemos así cuan importante es que el clima de nuestro jardín proporcione las horas de frío que el frutal que queremos cultivar precisa. Los datos de las horas de frío que se producen en la zona geográfica dónde se ubica nuestro jardín se pueden encontrar en las estaciones meteorológicas y en general no es un dato difícil de obtener consultando páginas web especializadas. Para dar una idea aproximada podemos ver en la siguiente imagen las necesidades de horas de frío de algunas de las especies más comunes en nuestros huertos. Imagen del Departamento de Agricultura y Alimentación de Aragón Dentro del clima, otro datos que deberíamos considerar es en qué momento se produce la floración del frutal y el comienzo del cuajado de los frutos y que estos dos momentos no coincidan con las heladas de nuestro clima es algo que debemos tener muy en cuenta a la hora de hacer la elección si no queremos que si esto ocurre no haya producción de fruta esa temporada ya que las flores caen al suelo cuando hiela en plena floración. Las heladas tardías hicieron que le año pasado no pudiera recoger prácticamente almendras. Se abrieron poquísimas flores y las que se abrían duraban un suspiro en el árbol. Si estas heladas tardías se producen con cierta frecuencia en nuestro jardín deberíamos elegir en la media de lo posible especies y variedades de floración algo tardía para evitar los daños. Los frutales en general precisan estar a pleno sol para fructificar bien. La orientación del sitio de cultivo es por ello muy importante a la hora de decidir si ese espacio es o no adecuado para nuestro frutal. Un árbol que crece en sombra no crecerá ni sano ni producirá las cosechas que esperamos. Al igual que decíamos en los aspectos a tener en cuenta a la hora de elegir un árbol en general para el jardín, pasa igual con los frutales, que proyectan sombra. Si vamos a ubicarlo en el huerto deberíamos tener presente esta sombra que proyectará con el tiempo sobre el resto de cultivos del huerto. Si precisan de mucho sol esta sombra les afectará negativamente,. Las características del suelo de nuestro jardín dónde se han de desarrollar las raíces debe ser apto para el frutal elegido. No todos tienen las mismas necesidades. Algunos requieren de suelos más o menos alcalinos, otros son más delicados en cuanto al encharcamiento en sus raíces, los hay que no crecen bien en suelos arcillosos o demasiado húmedos...por ello asegurarnos de proporcionar el suelo adecuado o de elegir la especie o variedad que se adapta al suelo de nuestro jardín nos evitará problemas en el cultivo del frutal. El tamaño de las raíces de algunos frutales son bastante poderosas y no debemos olvidar que los cultivos próximos podrían verse afectados por el agua que del sustrato circundante tomará el frutal para su propio consumo en detrimento de los demás cultivos pudiendo por ello constituirse en una poderosa competencia en sus necesidades nutricionales e hídricas. El tamaño que el árbol adulto alcazará tampoco será un aspecto que olvidemos. Sepamos que la inmensa mayoría de frutales que cultivamos están injertados en un portainjertos. Según de qué tipo sea éste el frutal adquirirá un tamaño u otro. Del portainjertos depende por tanto el vigor que tenga el frutal en buena medida. Si no disponemos del suficiente espacio para cultivar un frutal determinado, será mejor elegir otra especie u otra variedad o plantearse cultivar el frutal injertado en patrones enanizantes que impiden que el frutal llegue a desarrollar su parte aérea con unas dimensiones muy inferiores a los normales de la especie. Si esta es nuestra opción es imprescindible asegurarnos que el frutal adquirido está injertado en portainjertos como M9 u otro semejante. Para tener garantías lo mejor es que hagamos nuestras compras en viveros de confianza llevado por profesionales especializados que nos aconsejarán con seriedad y garantía. Imagen de Univiveros En definitiva, decidirnos por un frutal u otro o por unas determinadas variedades son asuntos de importancia. Ni es fácil ni es barato cambiar de ubicación el frutal una vez plantado o cambiarlo por otra variedad al ver que nos hemos equivocado. Son muchos los factores a tener en cuenta a la hora de elegir una u otra variedad por eso, lo mejor es consultar siempre con amigos que entiendan del tema, con vecinos que tengan en su huerto las variedades que elegimos, meternos en foros especializados dónde siempre encontraremos gente altruista y generosa que nos ofrecerán su inestimable ayuda y evitarán que nos equivoquemos. Terminamos con un último aspecto pero que es de los más importantes: La polinización. Algunos frutales pueden fructificar sin tener otro frutal de la misma especie cerca. Son los llamados autofértiles o autocompatibles y a los que les basta su propio polen para llegar a obtener frutos. Pueden crecer en solitario. Pero muchas de las variedades de frutales caducifolios precisan lo que se llama un "polinizador", es decir, un individuo de distinta variedad para que, con su polen, sus flores puedan ser polinizadas y finalmente fructificar ya que el propio polen no es compatible para sus flores y el árbol no llega a fructificar. Sepamos que de lo contrario, si ponemos un frutal autoincompatible cerca del cual no crece otro que sea compatible no llegaremos a cosechar fruta alguna porque sus flores no podrán ser polinizadas y por tanto no se llegará a formar el fruto. Trataremos en siguientes artículos el tema de los frutales autofértiles y de los que precisan polinizador con algo más de detalle. Y una vez hecha la elección llega el momento de adquirir los frutales. Dónde? . Debo decir que me ha resultado absolutamente imposible encontrar los frutales que me estoy planteando en los viveros dedicados a jardinería que son los que normalmente frecuento. Los frutales que he encontrado en ellos carecían de un etiquetado que permitiera conocer ni patrones en los que estaban injertados, ni si tenían certificados fitosanitarios y en algunos casos ni siquiera especificaba la variedad. La oferta que he encontrado ha sido tan desoladora que cansada ya de preguntar y de hacer visitas a un montón de ellos finalmente he tenido que dirigirme a viveros especializados en la venta a raíz des nuda de frutales aconsejada por miembros de foros especializados y que son grandes conocedores de la materia. Agradezco desde aquí a J.L. Nadal su gran ayuda en este sentido. En ellos he encontrado el personal que me ha asesorado con seriedad y amabilidad y para mi tranquilidad he comprobado la gran oferta que tenían para cubrir necesidad que yo pudiera tener en este sentido. Desde portainjertos de distinto tipo, a arbolitos de un año sin ramificar y a los que se puede formar con la cruz suficientemente alta como para pasar por debajo de ellos. Deseo plantar un cerezo que se haya bastante grande cerca del pozo pero si las ramas salen desde demasiado abajo cortarían un poco la entrada al camino del huerto. Por razones prácticas y estéticas preciso que este cerezo tenga la cruz alta así que la solución estará en que yo misma lo forme mediante la poda. No me vale uno de los normales con la cruz a 1/120 cm. Claro, ello me llevará más tiempo porque tendré que partir de un frutal de un año solamente, sin ramificar y que no tenga el ápice cortado para que pueda seguir creciendo en altura. Igualmente he encontrado el tipo de manzano que preciso para cultivar sobre espaldera en el lateral de la rampa del coche. Me han informado que al hacer el pedido puedo elegir incluso el patrón en el que deseo que estén injertados estos manzanos. Me falta decidir si es mejor un M9 u otro. Imagen de Wikipedia Reconozco que hasta que he logrado dar con este tipo de vivero ya me estaba angustiando un poco al no encontrar nada de lo que buscaba. Así que ya veis, lo ideal es dirigirse a viveros especializados en los que encontraremos el material adaptado a nuestras necesidades. Al menos esa es mi experiencia.
Aunque Alcea rosea (Malva real) es una herbácea de vida corta, una vez introducida en nuestro jardín no resulta complicado seguir cultivándola en él porque es muy fáciles de reproducir. En primer lugar porque las malvas reales se autoreproducen aún sin quererlo. Las semillas caen al suelo o saltan un poco más lejos y brotan con extrema facilidad. Hoy, al hacer la revisión del seto norte dónde cultivo una Alcea rosea 'Nigra' como la del huerto, he visto que ha brotado ya una semilla que debió caer próxima a un rosal que hay cerca de la malva. Es tremenda la facilidad que tiene esta planta para contagiarse de roya, una enfermedad fungica que en el caso de las malvas está causada por Puccinia malvacearum. Fijaos en esta pequeña plántula, apenas acaba de nacer y ya está infectada!! Trataré la roya de la malva en un próximo artículo. Estas pequeñas plántulas, una vez se hayan desarrollado lo suficiente como para poder ser trasplantadas, podemos llevarlas a la ubicación que deseemos. Lo que queda de temporada, es decir, este verano y el otoño lo dedicarán a desarrollar las raíces y a crecer la roseta basal. Será la próxima primavera cuando florezcan. Pero también podemos usar un segundo sistema para reproducir nuestras malvas: esquejes de raíz o retoños laterales (creo que es lo mismo). Hay muchas plantas cuyas raíces se extienden en el perímetro de la base de la planta madre emitiendo desde ellas nuevos brotes. Si tomamos una porción de estas raíces de la zona externa de la planta que tenga alguna hoja o brotes y la plantamos tendremos un nuevo ejemplar. Lo vimos cuando reproducimos Ajania pacifica por retoños laterales. ... y también cuando obtuvimos más ejemplares de esquejes de raíz al dividir una mata de cristantemos. El mejor momento para reproducir nuestras malvas por este sistema es al final de la temporada, finales del otoño o inicios del invierno. Es decir, cuando están inactivas. Deberemos limpiar estos brotes de partes muertas, enfermas o dañadas antes de plantarlas de nuevo en tierra (mejor en contenedor para controlar humedad y temperatura más fácilmente). Sumergir las raíces de estos retoños unos minutos en una disolución de agua que contenga un fungicida prevendrá enfermedades. Yo lo hago así además de con este tipo de retoños también con todos los bulbos que planto. La ventaja de este sistema de reproducción es que al tratarse de un sistema de reproducción vegetativa y no sexual (por semillas), las plantas que obtendremos serán idénticas a la planta madres, serán clones de ellas ya que proceden de una parte de ella misma. Otro punto a favor de este sistema es que el nuevo ejemplar ya cuenta con unas raíces formadas y por tanto las posibilidades de éxito son muy superiores. Además, no precisarán tanto cuidado como las malvas procedentes de semillas por el mismo motivo, ya dispone de un sistema radicular para proporcionar al pequeño ejemplar de agua y nutrientes. Así que precisará menos cuidados en cuanto a hidratación (aunque no hay que descuidarlas, claro) Pero además, podemos reproducirlas sembrando las semillas que forman la varas florales. Veamos primero como recolectarlas: Como os comentaba en el artículo anterior, al terminar la floración conviene eliminar toda la parte aérea de la planta. Es el momento de recolectar las semillas. No tenemos por qué usarlas este mismo verano, podemos guardarlas para sembrar el año que viene. Como podéis ver, las varas florales al ser tan largas, contienen multitud de frutos (que por curiosidad diremos que son esquizocarpos). No todos están maduros. Las flores van abriéndose de abajo hacia arriba, por tanto las que han tenido más tiempo para madurar el fruto son las de abajo. Así que solo elegí los que estaban ya secos. En esta imagen se ve un fruto ya con la zona externa de color pajizo y que contiene las semillas negras, secas y maduras y otro fruto cortado por la mitad y que se ve claramente verde y que está todavía por madurar. Con unas tijeras simplemente fui cortando los frutos que estaban secos y los metí en un vaso de plástico. Conviene no obstante dejar estos frutos unos días en un recipiente abierto para que terminen de secarse por si hay alguna con algo de humedad. Estas semillas las reservaré para la próxima temporada pero enviaré unas pocas por correo a dos amigas, Isabel y Carmen, que les ha gustado mucho estas malvas. En un frasco de cristal guardado en una zona oscura y fresca de la casa se conservarán en perfecto estado hasta la próxima primavera. El inconveniente de la reproducción sexual (por semillas) es que no necesariamente las plántulas que surjan de ellas tendrán idénticos caracteres que la planta de procedencia, es decir, pueden florecer en otro color. Como siempre digo, nuestros hijos solo se nos parecen (en mi caso ni eso jajaja) pero no son clones. Las semillas pueden ponerse a germinar ahora, cuando se recolectan, al inicio del verano, pero también es posible que broten si se siembran semillas del año anterior al comienzo de la primavera siguiente. Veamos ahora como reproducirlas en semillero. A finales de marzo puse un semillero de flores en el que estaba incluidas las malvas. Para ello usé una mezcla de sustratos que era ligera, mullida y que retenía la humedad. Podéis consultar el artículo en el que explicamos como elaborar la el sustrato de siembra y también en el que se explica la forma de hacer los semilleros. Debéis tener en cuenta que cuando estén germinadas y empiecen a crecer, será preciso primero aclararlas y luego repicarlas. Aquí podéis ver las pequeñas plantitas ya repicadas y puestas en contenedores individuales antes de ponerlas en tierra. Esto lo hice a mediados de mayo. Estas pequeñas plantas ya crecen en la zona central de mi jardín y espero que el año que viene florezcan. Mirad que bonitas están!! De momento al menos, a diferencia de la que se ha autoreproducido ella sola, no tienen rastro de roya. Para que tengáis una idea aproximada de los períodos, os diré que yo hice mi semillero al final de marzo. A mediados de abril las aclaré y las puse en contenedor individual a mediados de mayo. Desde entonces, como digo, crecen ya en tierra. Bueno, pues como podéis comprobar, seguir teniendo malvarrosas en nuestro jardín a partir de una primera, es realmente fácil. Yo os animaría a cultivarlas a pesar del problema de roya que tienen y que como he comentado más arriba, publicaré en breve un artículo en el que se trate de qué hacer para controlar esta enfermedad. Aún con este problema son plantas sencillas y naturales. A veces las flores no dejan de ser hermosas a pesar de ser humildes. Me gustan sus varas sobresaliendo por encima de casi el resto de plantaciones y ese aire campestre que aportan a cualquier rincón dónde crecen. Que tengáis buen fin de semana, amigos!! María.
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El campo no para. Y por suerte, las mejores hortalizas, frutas y verduras llegan a nuestros hogares ahora que estamos confinados. Te contamos dónde y cómo comprar los productos de temporada y disfrutarlos en tu mesa.
Otro tema sobre el que se debate muchísimo: la manera de lograr que las flores de nuestras hortensias sean azules. Cuánto se habrá escrito sobre este asunto!! Y qué empeño tenemos en tornarlas de este color!! jejje Pero claro, de entre los que tienen su jardín en zonas gallegas, dónde el sustrato es bastante ácido, no es difícil encontrar quienes andan empeñados en que no sean azules, como brotan de modo natural en su zona a menudo.. En fin, que nunca estamos a gusto con lo que tenemos!! Las hortensias (Hydrangea macrophylla) Son plantas que además de humedad atmosférica, necesitan una humedad bastante elevada en el medio dónde crecen sus raíces y no recibir el sol extremo del mediodía si se cultivan en jardines del centro peninsular o dónde los veranos son muy tórridos. Aguantan por el contrario ciertas horas de sol en la zona de la cornisa cantábrica aunque el sol del mediodía no conviene a ninguna hortensia, ni en el norte ni en el centro de España. Por tanto una ubicación en semisombra en jardines de climas suaves y una casi en sombra pero que sea muy luminosa será el lugar idóneo para cultivar hortensias. De todos modos y aunque no venga a colación en esta entrada, hay que decir que se pueden cultivar hortensias en unas condiciones bastante buenas aunque el suelo no tenga un pH demasiado bajo. Con un pH de siete por ejemplo, si le aportamos quelatos de hierro se cultivan hortensias quizás no perfectamente pero sí de modo aceptable. Un poco más adelante lo veremos. Al grano. En todo caso, quienes queramos que nuestras hortensias florezcan en tonos azules deberán cumplirse tres condiciones de cultivo en las plantas: 1.- La primera y fundamental, que la variedad de hortensia tenga la capacidad de tornarse azul. Una hortensias absolutamente blanca, será muy muy difícil convertirla en azul, quizás, todo lo más que logremos es que se torne ligeramente azul, Las de color rosa son las más fáciles de cambiar de color. 2.- Que el suelo (jardín) o sustrato (jardinera o maceta) dónde crece la hortensia sea ácido, con un pH no superior a 5, mejor de 4,5 3.- Y por último ,pero el punto más importante: que haya presencia suficiente de aluminio en el suelo o se lo aportemos. Pero hay algo más que es importante: mantener el grado de acidez del suelo y la presencia de aluminio desde que comienza la aparición de las yemas durante la temporada anterior y hasta el momento de la floración. Es decir, no es suficiente con llegar a un grado de acidez en el suelo, plantar la hortensia y hacer una aportación de aluminio. si hacemos esto no habrá prácticamente ningún cambio de color. Será preciso seguir manteniendo el pH en torno a 4,5 regando con agua acidificada y seguir haciendo aportaciones de sulfato de aluminio para que cuando llegue la floración las brácteas se coloren en azul. **** Las hortensias (Hydrangea macrophylla) son plantas que se conocen como acidófilas. Es decir, que su medio idóneo es un suelo o sustrato con un pH bastante bajo. Se parecen en este sentido a camelias, rododendros, azaleas, etc. ¿Y por qué en un sustrato ácido? Sencillamente porque estas plantas requieren hierro para su buen mantenimiento y el hierro, aunque esté presente en casi todos los suelos, no es "asequible" o "asimilable"a la planta si no es en un medio ácido. Es la acidez del suelo la que por decirlo de alguna manera, "activa" ese hierro que está en el suelo y posibilita que la planta lo tome para su alimento. De ahí que sea condición casi indispensable para su cultivo la acidez del suelo y cuando ésta no se da, es decir, cuando el suelo dónde crece es alcalino, será obligatorio un "aporte" del hierro que la planta no puede capturar del suelo agregándolo periódicamente en forma de "quelatos de hierro". Al igual que la acidez determina la disponibilidad del hierro para las hortensia, hace lo mismo con otros elementos como es el aluminio cuya importancia veremos a continuación en lo que hace al color de las hortensias. Si la planta carece de este hierro que precisa presentará claros síntomas de su deficiencia, tornándose amarillentas sus hojas y destacando sus nervaduras, es lo que se conoce como Clorosis férrica. Para quién tenga curiosidad en ver estos temas con mayor extensión les invitaría a visitar las entradas: La importancia del pH del suelo para el cultivo de plantas acidófilas (I) Clorosis férrica en suelos alcalinos. Rectificar el pH del suelo y sustrato para el cultivo de acidófilas (III) En estas entradas podéis ver con algo de extensión los distintos modos que hay para bajar el pH de la tierra de cultivo de nuestras hortensias en el caso de que se tenga un jardín en zonas de suelos que no sean ácidos o que desee cultivar hortensias en contenedor como alternativa. Pero tengamos claro una cosa: el hierro no es la causa de que las hortensias adquieran el color azul. Lo es la presencia de aluminio. Así que por mucho que haya quienes afirmen que enterrando trozos de hierro cerca de las raíces de las hortensias, éstas se tornarán azules. Sencillamente no es cierto. Sigamos con las tres condiciones que decíamos que eran precisas para conseguir floraciones en tonos de azul: Tenemos nuestra hortensia, Debiéramos asegurarnos de que tiene la capacidad de tornarse azul y la mejor manera de tener la certeza de que la planta que ponemos en tierra o el esqueje que intentamos que enraíce es que provenga de una planta que ya ha florecido en azul sea porque la hemos comprado de ese color, sea porque en su momento se cultivó en suelos con las características que permitían que floreciera en azul. Bien, ahora deberemos acidificar el suelo de la zona del jardín dónde cultivamos la hortensia o del sustrato del contenedor si es que crece en una jardinera por ejemplo, logrando situar su grado de acidez en torno a un pH de 4,5 / 5 Este cuadro lo colgué en una entrada anterior sobre las formas de acidificar el suelo y creo que podrá ser útil ahora. No me voy a extender en esta entrada en este aspecto de la acidificación del suelo porque, como digo, está extensamente explicado en la que colgué en su día. Pero sí mencionaremos al menos los productos con los que se puede bajar el pH del suelo. Azufre en polvo: Tengamos en cuenta que aunque es un modo barato fácil de acidificar sus efectos no son instantáneos. Es decir, deberán pasar unos meses entre la aportación y que el suelo adquiera el pH deseado. Por ello es preferible incorporarlo al suelo en otoño para que llegada la primavera ya haya hecho su efecto. Dosis: Aproximadamente la dosis es de 90 gramos por metro cuadrado mezclado muy bien con el suelo dónde se incorpora. Lo ideal es que este azufre se ponga antes de la plantación ya que así evitamos la ruptura de las raíces al mover la tierra cercana a la planta. Sulfato de hierro. No proporciona grandes cantidades de hierro al suelo pero sí es adecuado para acidificarlo. Lo encontramos a la venta en dos "formatos" que determinarán la forma de aplicarlo. Sulfato de hierro granulado. Normalmente de color marrón que no se suele usar para disolver en el agua del riego si no para incorporarlo directamente al suelo mezclándolo con él superficialmente. Una aportación anual suele ser suficiente. Dosis: 30/50 grm. por metro cuadrado. Sulfato de hierro en forma de partículas finas de color verde claro. Este tipo de sulfato de hierro se utiliza más bien para acidificar el agua del riego. Hay otros productos como la turba rubia, el estiércol, las acículas de pino, el mantillo...pero son productos más difíciles de controlar con exactitud. Tengamos en cuenta que no bastará con lograr un determinado grado de acidez en el suelo. Será preciso mantener esta acidez utilizando agua de lluvia o si no se dispone de ella, empleando agua acidificada para el riego de las plantas (tanto en contenedor como en el suelo). Para ello podemos emplear ácido cítrico (1 cucharada en cada 50 litros de agua) o como acabamos de mencionar, sulfato de hierro en partíulas finas de color verde (3/4 gramos cada litro de agua) Ya tenemos nuestro suelo o sustrato con el pH adecuado, en torno a 4,5 /5 y ahora qué? Si nuestro suelo tiene la necesaria cantidad de aluminio esto será suficiente pero salvo que hayamos hecho un estudio fiable de las características del mismo y tengamos la certeza de que hay suficiente cantidad de este elemento, deberemos aportar sulfato de aluminio a este suelo. De qué forma podemos aportar este sulfato de aluminio que las hortensias precisan para tomar tonos azules? NOTA IMPORTANTE: Antes de seguir aclaremos algo: las hortensias parecen ser bastante resistentes al aluminio, no así muchas otras plantas, por lo que hay que llevar cuidado con las dosis que incorporamos ya que pueden causar daño a las plantas cercanas. Podemos usar para ello algunos compuestos: Lo que todos conocemos como "azulador de hortensias" que no es más (en muchos casos) que sulfato de aluminio pero más "finamente" vendido y por supuesto a precio mucho más elevado. La dosis y el período de su empleo deberemos consultarlo en las etiquetas del producto que adquiramos. Depende de la marca cambiará. Pero en general su aplicación será desde que comienzan a brotar las yemas al inicio de la primavera hasta su floración También podemos emplear directamente sulfato de aluminio disuelto en el agua de riego. Se vende a granel o en bolsas de a partir de un kilogramo. Mercadona vende un producto para piscinas con el nombre de "Eliminador de turbiez" para piscinas cuya composición es 100% sulfato de aluminio. A un precio bastante más barato que los famosos azuladores. En qué dosis y en qué periodo aportar el sulfato de aluminio: Decíamos más arriba que las aportaciones de sulfato deben hacerse con cierta periodicidad. Período de aplicación: Aunque suele aplicarse desde que comienzan a engrosar las yemas al inicio de la primavera para mayor seguridad debería de comenzarse su aplicación en el periodo que va desde septiembre/octubre que es cuando las yemas empiezan a formarse la temporada anterior a florecer, interrumpiendo el tratamiento durante los meses de latencia para reanudarlo al inicio de la primavera continuándolo hasta que florezcan. Dosis: aplicaciones mensuales de unos 3 ó 4 gramos de sulfato de aluminio disueltos en cada litro de agua de riego será suficiente. Lo importante es que las raíces queden completamente empapadas en la mezcla de producto para que el aluminio llegue lo más por igual a todas ellas. Así pues a un tamaño superior de contenedor o a un tamaño superior de la planta cultivada directamente en el suelo, mayor cantidad de preparado deberemos hacer. Esta desigualdad en la cantidad de aluminio que se presenta en los suelos de una zona a otra es lo que ocasiona que las ramas de una misma hortensia presenten tonos distintos unas de otras. En todo caso no olvidemos que la variedad de hortensia también será un factor que intervenga en la coloración. No todas lo hacen con igual facilidad, algunas incluso no tienen esa capacidad. Incluso el tamaño de la hortensia puede dar lugar a variaciones de tonos de una rama a otra sencillamente porque las plantas de mayor tamaño ahondan sus raíces a niveles más profundos que los ejemplares recién plantados y tanto el pH como la presencia de sulfato de aluminio será variable de algunas ramas a otras simplemente porque crecen sus raíces a profundidades distintas. Y ahora, ante lo que a priori parece una complicación para lograr el anhelado azul, alguien dirá: Pues mi madre o mi abuela, o mi vecina siempre tenía en la puerta de su patio hortensias azules y no se complicaba la vida, le agregaba trozos de hierro y con ello bastaba. Sí, así podía ser, que estas buenas señoras tuvieran hortensias de lo más "azuleadas" en sus patios pero estamos equívocos en algo, en la atribución del color azul de nuestras abuelas a la presencia de la chatarra que metían bajo sus raíces. Era tan simple como que de por sí, de forma natural, sus patios (o el sustrato con el que llenaban sus macetas, que por cierto, aún no había hecho su aparición la turba en la que no hay presencia alguna de aluminio) estaban ubicados en zonas dónde había suficiente presencia de aluminio sin necesidad de hacer aportes extras de este elemento. Evidentemente que la sabiduría popular no era una sinrazón del todo. La gente lo hacía antes y lo sigue haciendo ahora aun a veces sin saber la razón pero con efectos positivos para las plantas. Por qué? Pues porque lo que se lograba con la introducción de este hierro bajo el sustrato de las hortensias era que si el suelo no contenía este elemento (hierro) la oxidación del metal que introducían proporcionaba a la planta lo que precisaba, sanando las que padecían clorosis férrica (que presentaba amarilleamiento de sus hojas). Pero de ahí a creer que tan solo con meter trozos de hierro bajo el suelo permitían una floración en azul, va un trecho largo. Bien, llegados aquí habrá quién pregunte: Si ya he logrado bajar el pH del suelo dónde se cultiva mi hortensia a 4,5, la floración tendrá tonos azules sin aportar sulfato de aluminio? Esta pregunta tiene dos respuesta. Me explico. Si el suelo dónde se cultiva esa hortensia no tiene presente en él un elemento imprescindible para que las hortensias sean azules y que es el aluminio, por muy ácido que sea el suelo o el sustrato dónde crece la hortensia, ésta no florecerá en tonos azules, lo hará en tonos más o menos intensos de rosa pero no en azul. Por el contrario, si el suelo contiene de forma natural, aluminio, la hortensia podrá florecer en tonos más o menos intensos de azul tan solo con haber bajado el pH del suelo ya que convertirá el aluminio que el suelo tiene en accesible para la planta. Hoy va de preguntas, la última: Si interrumpimos los tratamientos de sulfato de aluminio, tras lograr la floración en azul, los siguientes años en que cultivemos la hortensia también florecerá en azul? La respuesta va un poco en la misma línea que la de la pregunta anterior. Si el suelo tiene aluminio suficiente y mantenemos el pH adecuado, sí probablemente seguirá floreciendo en alguna gama de azul. Si el suelo no tiene aluminio y dejamos que el pH se vaya elevando con el agua alcalina del riego, la siguiente que vez que florezcan nuestras hortensias lo hará en gamas de rosas, quizás malvas porque quede algún resto de aluminio pero será difícil conservar los tonos azules si no cuidamos de los dos factores que venimos repitiendo en toda la entrada: pH del suelo y presencia de aluminio.
El 2024 es uno de esos años que Máximo Huerta (52 años) nunca olvidará. El periodista está a punto de sacar a la venta 'París despertaba tarde' , su nuevo libro.
¿Te cuesta dejar de picar entre horas? ¡A nosotras también! Ficha estas ideas saludables para que los aperitivos y snacks que tomas para matar el gusanillo del hambre no atenten c
Pétalos, sépalos, estambres... de sobras sabemos qué son. Pero y "peciólulo", "raquis", "Aúricula" o "Estípula"? Quizás estos términos son algo menos conocidos. A base de leer sobre nuestros queridos rosales, de consultar libros y páginas de Internet o simplemente charlando con nuestros amigos jardineros terminamos por conocer bastante sobre la morfología de los rosales y de las rosas. Es verdad, pero también es cierto que un repasito a unos pocos conceptos sobre la forma de las distintas partes de que se compone un rosal nos puede venir bien a muchos, a mí la primera. Conocer las distintas partes nos puede ayudar a entender mejor las descripciones que de las distintas variedades aparecen en catálogos, libros y páginas web especializadas. Conocer la ubicación de las distintas yemas y ramas nos puede facilitar la labor a la hora de entender unas explicaciones sobre poda. Está bien admirar el gran regalo que es una rosa pero conocer la forma de las distintas partes de esa maravillosa planta que es un rosal siempre nos ayudará a entender mejor su funcionamiento.. En última instancia conocer lo que se ama ayuda a cuidarlo más y mejor. No es cierto? MORFOLOGÍA DEL ROSAL (Aplazaremos la morfología de la rosa para un siguiente artículo) MORFOLOGÍA DE LOS TALLOS Los rosales tienen uno o más tallos (o ramas) principales. Cuando estos tallos envejece se lignifica su cubierta exterior tornándose más oscuros. De las ramas principales brotan las secundarias. A lo largo de los tallos se disponen los nudos que son unos engrosamientos en los que se ubican yemas de las que, una vez desarrolladas, brotan las hojas y ramas. El espacio entre nudo y nudo se denomina entrenudos. Las yemas son otro de los órganos existentes en los tallos. Hay varios tipos de yemas según sea su posición en las ramas y su función. Así existen yemas foliares que darán lugar a hojas y yemas florales que producirán al desarrollarse una rosa. Según estén ubicadas en la rama la yema recibe distintos nombres. La yema apical es la que se encuentra en el extremo de las ramas y es la encargada del crecimiento vertical de la planta. Yemas axilares, ubicadas entre las hojas y el tallo dan lugar a ramas y hojas. A lo largo tanto de ramas primaveras como secundarias se desarrollan los acúleos o aguijones del rosal. Los rosales no tienen espinas, lo que tienen son púas que carecen de tejido vascular a diferencia de aquella. Esta es la razón por la que los aguijones son fácil de arrancar del tallo y no así las espinas. Por último me gustaría hablar sobre los términos "pedúnculo" y "pedicelo". Ambos términos son válidos para designar al tallo que une la flor (única) al resto de la planta, pero si se trata de un racimo de flores, cada rosa tiene su propio pedicelo y el racimo completo se une al tallo mediante el pedúnculo. MORFOLOGÍA DE LA HOJA Las hojas de los rosales son compuestas. Esto quiere decir que el limbo (zona plana) está dividido en varias porciones. La parte superior del limbo se denomina haz de la hoja y su cara inferior se conoce como envés. Imagen de Wikipedia Cada porción en las que está dividido el limbo se denomina folíolo y aunque parece una sola hoja en realidad la hoja del rosal está formada por el conjunto de folíolos. Que pueden ser en número variable (impar) y suelen ir de 3 a 7 aunque hay variedades que tienen mayor número de folíolos. Las hojas de los rosales son pinnadas, es decir, todos los folíolos parten de un mismo eje central.. El nervio central al que se unen cada uno de los folíolos se denomina raquis. Cada folíolo está unido al raquis por un peciólulo. Son hojas imparipinnadas. Esto quiere decir que los folíolos se distribuyen a lo largo de un eje central en el extremo del cual existe un último folíolo. Por tanto, el número de folíolos que componen una hoja de rosal es impar, está entre 3 y 7 aunque hay variedades de rosales que pueden tener hojas de un mayor número de folíolos. Cada foliolo se une al raquis mediante un peciólulo. Las hojas completas se unen por su parte inferior al tallo a través del pecíolo. en cuya base y a ambos lados se sitúan unas estructuras que pueden ser muy variables en su forma denominadas estipulas y que muchas veces tienen en sus márgenes glándulas de bonitas coloraciones. Los extremos de las estípulas tienen dos proyecciones más o menos largas dependiendo de la variedad de rosal denominadas aurículas. Las hojas de los rosales tienen una venación pinnada, es decir, tienen una vena central que recorre la hoja longitudinalmente y venas secundarias a ambos lados de esta central de forma alterna La disposición de las hojas en el tallo es alterna, o lo que es lo mismo, no nacen en el mismo punto las de un lado que las del otro si no si no que de cada nudo del tallo brota una hoja y cada vez lo hace en uno de sus lados. LA RAÍZ (PORTAINJERTO O PATRÓN) La parte que proporciona el anclaje al suelo dónde crece un rosal y la absorción de agua y nutrientes es la raíz. La mayoría de variedades que cultivamos no crecen sobre sus propias raíces si no que están injertadas en lo que llamamos un patrón (también conocido como portainjerto o pie). Habitualmente se utilizan como patrones variedades de rosales silvestres que (en opinión de muchos) proporciona al rosal mayor resistencia y capacidad de floración. Sobre este patrón se injertan varias yemas correspondientes a la variedad de rosal que se quiere cultivar dando lugar a ambos a una planta que se compone de dos miembros. Así pues aunque ambas partes (aérea, injerto o variedad) y subterránea (patrón) forman una unidad como planta, al ser patrón e injerto genéticamente distintos por pertenecer a variedades diferentes y aunque mutuamente se influyen, constituirán una unidad formada por dos partes con características diferentes que mantendrán su individualidad. Ocupándose de suministrar el agua y los nutrientes el injerto y de proporcionar hojas, ramas, flores y frutos la variedad. Dejamos para el próximo artículo la morfología de la rosa para no hacer este demasiado extenso.
Otro tema sobre el que se debate muchísimo: la manera de lograr que las flores de nuestras hortensias sean azules. Cuánto se habrá escrito sobre este asunto!! Y qué empeño tenemos en tornarlas de este color!! jejje Pero claro, de entre los que tienen su jardín en zonas gallegas, dónde el sustrato es bastante ácido, no es difícil encontrar quienes andan empeñados en que no sean azules, como brotan de modo natural en su zona a menudo.. En fin, que nunca estamos a gusto con lo que tenemos!! Las hortensias (Hydrangea macrophylla) Son plantas que además de humedad atmosférica, necesitan una humedad bastante elevada en el medio dónde crecen sus raíces y no recibir el sol extremo del mediodía si se cultivan en jardines del centro peninsular o dónde los veranos son muy tórridos. Aguantan por el contrario ciertas horas de sol en la zona de la cornisa cantábrica aunque el sol del mediodía no conviene a ninguna hortensia, ni en el norte ni en el centro de España. Por tanto una ubicación en semisombra en jardines de climas suaves y una casi en sombra pero que sea muy luminosa será el lugar idóneo para cultivar hortensias. De todos modos y aunque no venga a colación en esta entrada, hay que decir que se pueden cultivar hortensias en unas condiciones bastante buenas aunque el suelo no tenga un pH demasiado bajo. Con un pH de siete por ejemplo, si le aportamos quelatos de hierro se cultivan hortensias quizás no perfectamente pero sí de modo aceptable. Un poco más adelante lo veremos. Al grano. En todo caso, quienes queramos que nuestras hortensias florezcan en tonos azules deberán cumplirse tres condiciones de cultivo en las plantas: 1.- La primera y fundamental, que la variedad de hortensia tenga la capacidad de tornarse azul. Una hortensias absolutamente blanca, será muy muy difícil convertirla en azul, quizás, todo lo más que logremos es que se torne ligeramente azul, Las de color rosa son las más fáciles de cambiar de color. 2.- Que el suelo (jardín) o sustrato (jardinera o maceta) dónde crece la hortensia sea ácido, con un pH no superior a 5, mejor de 4,5 3.- Y por último ,pero el punto más importante: que haya presencia suficiente de aluminio en el suelo o se lo aportemos. Pero hay algo más que es importante: mantener el grado de acidez del suelo y la presencia de aluminio desde que comienza la aparición de las yemas durante la temporada anterior y hasta el momento de la floración. Es decir, no es suficiente con llegar a un grado de acidez en el suelo, plantar la hortensia y hacer una aportación de aluminio. si hacemos esto no habrá prácticamente ningún cambio de color. Será preciso seguir manteniendo el pH en torno a 4,5 regando con agua acidificada y seguir haciendo aportaciones de sulfato de aluminio para que cuando llegue la floración las brácteas se coloren en azul. **** Las hortensias (Hydrangea macrophylla) son plantas que se conocen como acidófilas. Es decir, que su medio idóneo es un suelo o sustrato con un pH bastante bajo. Se parecen en este sentido a camelias, rododendros, azaleas, etc. ¿Y por qué en un sustrato ácido? Sencillamente porque estas plantas requieren hierro para su buen mantenimiento y el hierro, aunque esté presente en casi todos los suelos, no es "asequible" o "asimilable"a la planta si no es en un medio ácido. Es la acidez del suelo la que por decirlo de alguna manera, "activa" ese hierro que está en el suelo y posibilita que la planta lo tome para su alimento. De ahí que sea condición casi indispensable para su cultivo la acidez del suelo y cuando ésta no se da, es decir, cuando el suelo dónde crece es alcalino, será obligatorio un "aporte" del hierro que la planta no puede capturar del suelo agregándolo periódicamente en forma de "quelatos de hierro". Al igual que la acidez determina la disponibilidad del hierro para las hortensia, hace lo mismo con otros elementos como es el aluminio cuya importancia veremos a continuación en lo que hace al color de las hortensias. Si la planta carece de este hierro que precisa presentará claros síntomas de su deficiencia, tornándose amarillentas sus hojas y destacando sus nervaduras, es lo que se conoce como Clorosis férrica. Para quién tenga curiosidad en ver estos temas con mayor extensión les invitaría a visitar las entradas: La importancia del pH del suelo para el cultivo de plantas acidófilas (I) Clorosis férrica en suelos alcalinos. Rectificar el pH del suelo y sustrato para el cultivo de acidófilas (III) En estas entradas podéis ver con algo de extensión los distintos modos que hay para bajar el pH de la tierra de cultivo de nuestras hortensias en el caso de que se tenga un jardín en zonas de suelos que no sean ácidos o que desee cultivar hortensias en contenedor como alternativa. Pero tengamos claro una cosa: el hierro no es la causa de que las hortensias adquieran el color azul. Lo es la presencia de aluminio. Así que por mucho que haya quienes afirmen que enterrando trozos de hierro cerca de las raíces de las hortensias, éstas se tornarán azules. Sencillamente no es cierto. Sigamos con las tres condiciones que decíamos que eran precisas para conseguir floraciones en tonos de azul: Tenemos nuestra hortensia, Debiéramos asegurarnos de que tiene la capacidad de tornarse azul y la mejor manera de tener la certeza de que la planta que ponemos en tierra o el esqueje que intentamos que enraíce es que provenga de una planta que ya ha florecido en azul sea porque la hemos comprado de ese color, sea porque en su momento se cultivó en suelos con las características que permitían que floreciera en azul. Bien, ahora deberemos acidificar el suelo de la zona del jardín dónde cultivamos la hortensia o del sustrato del contenedor si es que crece en una jardinera por ejemplo, logrando situar su grado de acidez en torno a un pH de 4,5 / 5 Este cuadro lo colgué en una entrada anterior sobre las formas de acidificar el suelo y creo que podrá ser útil ahora. No me voy a extender en esta entrada en este aspecto de la acidificación del suelo porque, como digo, está extensamente explicado en la que colgué en su día. Pero sí mencionaremos al menos los productos con los que se puede bajar el pH del suelo. Azufre en polvo: Tengamos en cuenta que aunque es un modo barato fácil de acidificar sus efectos no son instantáneos. Es decir, deberán pasar unos meses entre la aportación y que el suelo adquiera el pH deseado. Por ello es preferible incorporarlo al suelo en otoño para que llegada la primavera ya haya hecho su efecto. Dosis: Aproximadamente la dosis es de 90 gramos por metro cuadrado mezclado muy bien con el suelo dónde se incorpora. Lo ideal es que este azufre se ponga antes de la plantación ya que así evitamos la ruptura de las raíces al mover la tierra cercana a la planta. Sulfato de hierro. No proporciona grandes cantidades de hierro al suelo pero sí es adecuado para acidificarlo. Lo encontramos a la venta en dos "formatos" que determinarán la forma de aplicarlo. Sulfato de hierro granulado. Normalmente de color marrón que no se suele usar para disolver en el agua del riego si no para incorporarlo directamente al suelo mezclándolo con él superficialmente. Una aportación anual suele ser suficiente. Dosis: 30/50 grm. por metro cuadrado. Sulfato de hierro en forma de partículas finas de color verde claro. Este tipo de sulfato de hierro se utiliza más bien para acidificar el agua del riego. Hay otros productos como la turba rubia, el estiércol, las acículas de pino, el mantillo...pero son productos más difíciles de controlar con exactitud. Tengamos en cuenta que no bastará con lograr un determinado grado de acidez en el suelo. Será preciso mantener esta acidez utilizando agua de lluvia o si no se dispone de ella, empleando agua acidificada para el riego de las plantas (tanto en contenedor como en el suelo). Para ello podemos emplear ácido cítrico (1 cucharada en cada 50 litros de agua) o como acabamos de mencionar, sulfato de hierro en partíulas finas de color verde (3/4 gramos cada litro de agua) Ya tenemos nuestro suelo o sustrato con el pH adecuado, en torno a 4,5 /5 y ahora qué? Si nuestro suelo tiene la necesaria cantidad de aluminio esto será suficiente pero salvo que hayamos hecho un estudio fiable de las características del mismo y tengamos la certeza de que hay suficiente cantidad de este elemento, deberemos aportar sulfato de aluminio a este suelo. De qué forma podemos aportar este sulfato de aluminio que las hortensias precisan para tomar tonos azules? NOTA IMPORTANTE: Antes de seguir aclaremos algo: las hortensias parecen ser bastante resistentes al aluminio, no así muchas otras plantas, por lo que hay que llevar cuidado con las dosis que incorporamos ya que pueden causar daño a las plantas cercanas. Podemos usar para ello algunos compuestos: Lo que todos conocemos como "azulador de hortensias" que no es más (en muchos casos) que sulfato de aluminio pero más "finamente" vendido y por supuesto a precio mucho más elevado. La dosis y el período de su empleo deberemos consultarlo en las etiquetas del producto que adquiramos. Depende de la marca cambiará. Pero en general su aplicación será desde que comienzan a brotar las yemas al inicio de la primavera hasta su floración También podemos emplear directamente sulfato de aluminio disuelto en el agua de riego. Se vende a granel o en bolsas de a partir de un kilogramo. Mercadona vende un producto para piscinas con el nombre de "Eliminador de turbiez" para piscinas cuya composición es 100% sulfato de aluminio. A un precio bastante más barato que los famosos azuladores. En qué dosis y en qué periodo aportar el sulfato de aluminio: Decíamos más arriba que las aportaciones de sulfato deben hacerse con cierta periodicidad. Período de aplicación: Aunque suele aplicarse desde que comienzan a engrosar las yemas al inicio de la primavera para mayor seguridad debería de comenzarse su aplicación en el periodo que va desde septiembre/octubre que es cuando las yemas empiezan a formarse la temporada anterior a florecer, interrumpiendo el tratamiento durante los meses de latencia para reanudarlo al inicio de la primavera continuándolo hasta que florezcan. Dosis: aplicaciones mensuales de unos 3 ó 4 gramos de sulfato de aluminio disueltos en cada litro de agua de riego será suficiente. Lo importante es que las raíces queden completamente empapadas en la mezcla de producto para que el aluminio llegue lo más por igual a todas ellas. Así pues a un tamaño superior de contenedor o a un tamaño superior de la planta cultivada directamente en el suelo, mayor cantidad de preparado deberemos hacer. Esta desigualdad en la cantidad de aluminio que se presenta en los suelos de una zona a otra es lo que ocasiona que las ramas de una misma hortensia presenten tonos distintos unas de otras. En todo caso no olvidemos que la variedad de hortensia también será un factor que intervenga en la coloración. No todas lo hacen con igual facilidad, algunas incluso no tienen esa capacidad. Incluso el tamaño de la hortensia puede dar lugar a variaciones de tonos de una rama a otra sencillamente porque las plantas de mayor tamaño ahondan sus raíces a niveles más profundos que los ejemplares recién plantados y tanto el pH como la presencia de sulfato de aluminio será variable de algunas ramas a otras simplemente porque crecen sus raíces a profundidades distintas. Y ahora, ante lo que a priori parece una complicación para lograr el anhelado azul, alguien dirá: Pues mi madre o mi abuela, o mi vecina siempre tenía en la puerta de su patio hortensias azules y no se complicaba la vida, le agregaba trozos de hierro y con ello bastaba. Sí, así podía ser, que estas buenas señoras tuvieran hortensias de lo más "azuleadas" en sus patios pero estamos equívocos en algo, en la atribución del color azul de nuestras abuelas a la presencia de la chatarra que metían bajo sus raíces. Era tan simple como que de por sí, de forma natural, sus patios (o el sustrato con el que llenaban sus macetas, que por cierto, aún no había hecho su aparición la turba en la que no hay presencia alguna de aluminio) estaban ubicados en zonas dónde había suficiente presencia de aluminio sin necesidad de hacer aportes extras de este elemento. Evidentemente que la sabiduría popular no era una sinrazón del todo. La gente lo hacía antes y lo sigue haciendo ahora aun a veces sin saber la razón pero con efectos positivos para las plantas. Por qué? Pues porque lo que se lograba con la introducción de este hierro bajo el sustrato de las hortensias era que si el suelo no contenía este elemento (hierro) la oxidación del metal que introducían proporcionaba a la planta lo que precisaba, sanando las que padecían clorosis férrica (que presentaba amarilleamiento de sus hojas). Pero de ahí a creer que tan solo con meter trozos de hierro bajo el suelo permitían una floración en azul, va un trecho largo. Bien, llegados aquí habrá quién pregunte: Si ya he logrado bajar el pH del suelo dónde se cultiva mi hortensia a 4,5, la floración tendrá tonos azules sin aportar sulfato de aluminio? Esta pregunta tiene dos respuesta. Me explico. Si el suelo dónde se cultiva esa hortensia no tiene presente en él un elemento imprescindible para que las hortensias sean azules y que es el aluminio, por muy ácido que sea el suelo o el sustrato dónde crece la hortensia, ésta no florecerá en tonos azules, lo hará en tonos más o menos intensos de rosa pero no en azul. Por el contrario, si el suelo contiene de forma natural, aluminio, la hortensia podrá florecer en tonos más o menos intensos de azul tan solo con haber bajado el pH del suelo ya que convertirá el aluminio que el suelo tiene en accesible para la planta. Hoy va de preguntas, la última: Si interrumpimos los tratamientos de sulfato de aluminio, tras lograr la floración en azul, los siguientes años en que cultivemos la hortensia también florecerá en azul? La respuesta va un poco en la misma línea que la de la pregunta anterior. Si el suelo tiene aluminio suficiente y mantenemos el pH adecuado, sí probablemente seguirá floreciendo en alguna gama de azul. Si el suelo no tiene aluminio y dejamos que el pH se vaya elevando con el agua alcalina del riego, la siguiente que vez que florezcan nuestras hortensias lo hará en gamas de rosas, quizás malvas porque quede algún resto de aluminio pero será difícil conservar los tonos azules si no cuidamos de los dos factores que venimos repitiendo en toda la entrada: pH del suelo y presencia de aluminio.
El 2024 es uno de esos años que Máximo Huerta (52 años) nunca olvidará. El periodista está a punto de sacar a la venta 'París despertaba tarde' , su nuevo libro.
A la mayoría de jardineros que llevan años podando sus rosales esta entrada no le resultará útil pero he pensado que hay mucha gente que tiene sus rosales plantados hace poco tiempo y que con una podadora en sus manos le asaltan un montón de dudas. Para esta gente es para quién he colgado esta entrada. Si puede ayudar a alguien me doy por satisfecha. Los rosales no son plantas trepadoras en sentido estricto. Es decir, por sí solas no pueden trepar como lo hacen las hiedras, las parras, etc. Pueden hacerlo si las guiamos y las atamos. De todos modos cuentan con un órgano que les ayuda a “sujetarse” por ellas mismas y llegar a crecer sobre tapias u otros soportes, son las espinas. Por eso en los rosales trepadores es importantísimo que estén bien sujetos a un soporte (celosía, muro, columna, valla, etc.) Bien, a la hora de podar un rosal trepador lo primero que hay que saber es que éstos se dividen en dos grupos con necesidades en cuanto a la poda bien diferenciadas. SARMENTOSO (O RAMBLER): Suelen forman grandes matorrales, fuertes y robustos, son muy ramificados y con ramas muy flexibles, presentan sus ramas un poco “liadas”, a modo de maraña si no se mantienen "a raya" con una poda adecuada. Estos rosales son muy adecuados para pérgolas y para crecer sobre árboles porque son capaces de cubrir una gran extensión. Si alguien está interesado en la poda de los rosales sarmentosos o rambler, puede consultar el correspondiente artículo en este blog pinchando en el vínculo. TREPADOR PROPIAMENTE DICHO (O CLIMBING). Presentan ramas largas desde el suelo y no tan flexibles como el grupo anterior. Son de tamaño algo menor y son adecuados para columnas y para crecer sobre una pared. Suelen tener unas cuantas ramas largas desde el suelo desde las que nacen otras laterales que son las que florecen. La floración se presenta en forma de rosas más bien grandes. A modo de ejemplo pongo una fotografía de un rosal mío que sería propiamente trepador o lo que en catálogo de plantas o en libros puede verse como “Climbing”. Aprovechando que estos días tenía que realizar la poda de algunos de mis rosales he pensado que sería buena idea tomar algunas fotografías del proceso y hacer una entrada sobre este tema. Esta fotografía corresponde al rosal que podé estos días (Un Pierre de Ronsard que lleva plantado en mi jardín desde 2011) y al que corresponden la mayoría de fotografías que he colgado para que se vea el proceso. Esta primera foto es de finales de mayo (2013), en plena floración. Sobre este tipo de rosal es sobre el que explico como se poda (no valdría este método para los tipo "rambler") Sobre estos rosales trepadores o climbing habría que comentar varias cosas: 1.- Época de la poda: Lo ideal es podar los rosales cuando ha pasado el riesgo de heladas. Evidentemente ello dependerá de la zona geográfica dónde esté plantado. En Castilla generalmente a partir de finales de febrero suele haber pasado el riesgo de heladas. Por qué se hace en esta época? Pues muy sencillo, porque la poda “favorece” que los rosales aceleren su actividad vegetativa. Por tanto, si podamos en otoño por ejemplo y con ello favorecemos que broten, luego, cuando llegan las heladas pueden dañar esas ramitas tiernas que acaban de brotar. De todos modos los rosales son plantas muy resistentes y no suelen verse dañadas por las heladas, de manera que se puede podar generalmente cuando están “inactivos” (enero o febrero es una buena época), lo vemos muy fácilmente porque no brotan, no tienen actividad. 2.- Las rosas de los rosales trepadores no nacen directamente de las ramas principales. Nacen de las ramas secundarias. Podemos ver en esta fotografía una larga rama principal y como de ella han nacido varias ramitas secundarias (o laterales) que son las portadoras de rosas. Es decir, las rosas no salen directamente de las ramas principales si no de ramitas laterales que parten de estas ramas principales. En el extremo de esas ramas “secundarias” es dónde nacerán las futuras rosas. En esta fotografía se aprecia muy bien esto. Se pueden ver dos ramas principales con infinidad de ramillas laterales en cuyos extremos se han abierto en primavera una o dos rosas. 3.- Hay que favorecer el surgimiento de ramas secundarias (que son las que dan flor) colocando y atando lo más horizontalmente posible las principales: Cuando nace un vástago de un rosal no produce ese primer año ramas laterales y es precisamente por carecer de ellas, por lo que generalmente olo florecerá en su extremo. Esto es debido a lo que se llama "predomio apical". La savia fluye hacia el extremo del vástago, hacia su yema apical o terminal, retrasando que las yemas laterales se desarrollen. Esta fotografía corresponde a un rosal "A Shroshire Lad" plantado en mi jardín en 2012 El predominio apical se ve favorecido por la verticalidad. Las ramas tienden de forma natural a crecer hacia arriba, verticalmente. Si ese vástago vertical lo atamos lo más horizontalmente que podamos, provocaremos que de sus yemas axilares crezcan otros vástagos que también crecerán verticalmente ¿Por qué? Pues porque las ramas principales contienen una sustancia llamada “auxina” (que es una hormona reguladora del crecimiento) y está comprobado que la horizontalidad de las ramas principales redunda en beneficio del nacimiento de más ramas secundarias. Este predominio apical también podemos disminuirlo si cortamos la yema apical (la del extremo de la rama) favoreceremos con ello el desarrollo de las yemas laterales. La que tomará más fuerza será la que se encuentre más cerca del corte pero las otras, las situadas más abajo (más cerca del nacimiento de la rama) también se verán favorecidas en su desarrollo. Así que iremos cogiendo las ramas principales y las iremos forzando con cuidado, poco a poco, hasta ponerlas en la posición más horizontal que podamos (sin romperlas) y las ataremos al soporte. Lo haremos con un cordel o atadero de plástico pero no apretaremos el lazo para que la rama pueda engrosar sin ser dañada. 4.- Cómo debe ser el corte de las ramas secundarias Bien, ataremos las ramas principales lo más horizontalmente que podamos y procederemos a cortar las ramitas secundarias que salen de ellas. Cortaremos cada rama secundaria por encima de la segunda o tercera yema que tengan, de manera que al final, dejaremos pequeñas ramitas de unos 4/7 cm de largo. Esta fotografía creo que te ilustrará mejor lo que digo: En esta fotografía podemos ver cómo de esas ramitas laterales que dejamos cuando podamos, cuando llegue la primavera, habrán brotado ramitas de cuyo extremos nacerá una rosa. Pero vamos a acercarnos con un poco más de detalle a ver qué ocurre cuando cortamos las ramitas laterales. Fijémonos en la fotografía que he puesto a continuación: Al cortar la ramita lateral que brota de la principal la yema que se desarrollará más será la más próxima a este corte. Podemos ver cómo de la yema inmediatamente por debajo del corte ha brotado una ramilla lateral en cuyo extremo en primavera se desarrolló un capullo de rosa. De la otra yema situada más abajo, más próxima a la rama principal probablemente también se desarrollará otro vástago en otro momento. Este asunto es importante a la hora de decidir de qué yema deseamos que brote la próxima ramita lateral. Buscaremos una que brote hacia fuera. Aquí podemos observarlo quizás con más claridad por no tener vegetación el rosal. En esta fotografía podemos observar de qué manera ha florecido este rosal trepador en las ramillas secundarias desde 2011 (año en que se plantó) hasta este año (2014). El proceso fue el siguiente: En 2011 brotó la rama principal de esta fotografía. (color blanco) Durante la primavera de 2012 brotaron las ramillas laterales que dieron lugar a las rosas (de color rosa) En enero/febrero de 2013 se cortaron las ramitas del año anterior y de ellas surgieron en la primavera del mismo año las rosas (de color amarillo) Y por último, cortando ahora, al inicio de 2014, las ramitas que sostenían las rosas del año anterior (amarillas) provocaremos que durante la primavera de este año (2014) nazcan las nuevas rosas que tendremos la próxima temporada (color rojo) Ahora viendo la fotografía con anotaciones no estoy segura de que sea suficientemente esclarecedora. En fin, lo he hecho con la finalidad de que fuera aclaratorio el proceso pero no sé yo si lo he conseguido ajjajaja 5.- Las ramas principales demasiado viejas dejan poco a poco de dar ramas secundarias y por tanto de florecer. Las ramas nuevas y las viejas se diferencian en color, textura y aspecto. Las nuevas son verdes y poco lignificadas. Las ramas viejas son leñosas, más oscuras, y suelen presentar grietas. Las ramas principales, con los años, van envejeciendo. Estas ramas principales viejas poco a poco van dejando no solo de florecer si no también de brotar hojas y ramas de sus yemas. Lo notaremos porque la vegetación del rosal está cada vez más arriba y abajo está como pelado. Si vemos que todas las ramas del rosal están así y que solo tiene ramas muy en lo alto, lo primero que hay que hacer es rejuvenecer este rosal. Ese año quizás perdamos la floración pero es imprescindible hacerlo para poder tener de nuevo, en el futuro, rosas. Por tanto, cuando veamos que una rama principal que sale del suelo están demasiado vieja, leñosa (se notan porque son muy muy gruesas) la eliminaremos casi a ras del suelo. Lo que provocaremos con ello es que de una yema situada por debajo del corte surja un brote fuerte y vigoroso que será una nueva rama principal joven y que dará en el futuro ramas laterales con rosas. Hay que tender a ir renovando el "esqueleto" del rosal poco a poco. Cada año iremos eliminando algunas ramas viejas y las iremos sustituyendo por las ramas nuevas que brotarán desde abajo. 6.- Características de un corte correcto. El corte debe hacerse al bies, entre 5 y 10 milímetros por encima de una yema sana orientada hacia fuera, con la parte alta del corte por encima de la yema para que el agua de lluvia resbale hacia fuera y no hacia la yema (lo que evita enfermedades y hongos). Se escoge una yema que esté orientada hacia fuera porque es hacia donde crecerá la ramita lateral. El corte no debe hacerse hacia la yema: El agua podría acumularse sobre la yema. El corte no debe hacerse tampoco ni demasiado alejado de la yema ni lo contrario: Podría secarse el extremo de la rama y afectar la yema. Todo lo que está por encima de la yema deja de tener savia y por tanto de tener vida y al final se queda seco y afea mucho la planta. Otro tema fundamental son las herramientas que se usen para podar: Antes de podar hay que revisar las herramientas: tijeras de una o dos manos (podadera y cizalla o tijera de setos), que se escogerán según el grosor de los tallos y ramas. Las herramientas deben estar bien limpias (se lavan con agua y jabón y se lubrican) para no propagar enfermedades, y muy afiladas, ya que los cortes deben ser netos; los desgarros son perjudiciales. Viene bien tener a mano pasta cicatrizante para las heridas en ramas importantes. 7.- Así quedó el rosal una vez podado este año. Bueno, ha quedado una entrada quizás excesivamente larga. En mi afán de explicar puede que resulte pesado pero he preferido que quién se acerca a este asunto de la poda tuviera las menos dudas posibles. Perdonadme los jardineros con experiencia para quienes esta entrada resultará innecesaria. A modo de resumen podemos decir que le proceso sería el siguiente: Desatar las ramas del soporte sobre el que crezca (Si es demasiado grande hacedlo por partes para que el rosal no se nos venga abajo de golpe) Eliminar la madera muerta, debilucha, rotas o que ocupe un lugar que no tiene asignado así como las ramas que están cruzadas (hacia lugares que no nos interesa). Eliminar ramas viejas que ya son improductivas Colocar lo más horizontalmente posible las ramas principales que hemos decidido dejar sin podar atándolas al soporte con firmeza pero sin apretar demasiado para permitir el engrose de la misma. Podar las ramillas laterales de las ramas principales a 2/3 yemas dejando ramitas de unos 4/7 cm.
Este fin de semana continuamos el trabajo de construcción del huerto. Ya lo teníamos diseñado y habíamos hecho los bancales pero todavía resta por hacer bastante trabajo. Hoy hemos preparado la mezcla de sustratos para rellenar los bancales elevados. Abrí hace unos días un hilo en Infojardín y allí me dejé asesorar por gente que entiende muchísimo de huertos. Las opiniones fueron distintas pero al final me decidí por una mezcla de sustrato vegetal, estiércol bastante maduro y turbia rubia. Las proporciones que he puesto son éstas: 2 partes de sustrato 1 de estiércol y 1 de turba rubia La turba rubia la he comprado en sacos de 250 litros en la que viene compactada. Antes de mezclarla con el sustrato debe desmenuzarse. La verdad es que me ha costado encontrarla a la venta al menos en los viveros y centros en los que yo he preguntado. El estiércol lo compro siempre en el vivero de mi pueblo. Es una mezcla de estiércol de cabra y caballo y viene curado ya de bastantes meses, casi un año. Me lo traen junto con el sustrato en camión comprados a granel, por metros cúbicos. El sustrato también lo compro en el mismo sitio. Me ha resultado siempre muy bien, es una mezcla rica, con materia orgánica, enriquecida y no se compacta con facilidad. De eso se trataba, de conseguir una mezcla dónde las futuras raíces crezcan sin que el medio dónde se desarrollan oponga resistencia. Que mantenga cierto grado de humedad y que tenga los nutrientes y materia orgánica necesarios para que las hortalizas se cultiven adecuadamente. Hemos ido haciendo la mezcla en la proporción que he comentado tratando de que quedaran los tres componentes muy bien mezclados. Creo que ha quedado una mezcla vaporosa, agradable al tacto, muy poco pesada. Supongo que con el riego y con los días, cuando la mezcla se asiente bajarán de nivel algo por eso he llenado los bancales hasta arriba. Y bueno...lo último ha sido poner encima las cuadrículas que hicimos con listones de madera tratada. Yo creo que queda bonito y da una sensación de pulcritud. A ver si encuentro algún material con el que acolchar los pasillos entre los bancales y quizás el mismo camino. No sé si la pinaza iría bien y as hojas ya a estas alturas me va a resultar quizás difícil de encontrar. Deberían ser hojas finas, pequeñas para que se resquebrajaran rápido con el paso... Ayer compré semillas de habas y de guisantes y espero tener mañana tiempo para sembrarlos.
Alegría de la casa es una planta de cultivo sencillo con vistosas flores durante toda la temporada. Te contamos los cuidados que necesita.
Ya sabéis que estoy preparando un rincón del huerto en el que cultivaré frutales de baya arbustivos (Frambuesas, moras, grosellas...) He decidido poner una hilera de plantones de fresas silvestres (Fragaria vesca), aprovechando que he tenido que preparar el suelo de esta zona del jardín limpiándolo bien de piedras y raíces, practicando una buena zanja de 50 cm de profundidad por unos 60 de anchura y rellenándolas con una mezcla con muchos nutrientes, materia orgánica y de pH ácido. Fotografía de Ivar Leidus en http://es.wikipedia.org/wiki/Fragaria_vesca#/media/File:Fragaria_vesca_-_metsmaasikas.jpg La zanja que hice para plantar estos arbustos de baya es bastante más ancha de lo que precisan así que en la parte delantera de estas zanjas, a los pies de los arbustos es dónde creo que se pueden cultivar bien las fresillas. Probablemente cuando los arbustos crezcan proporcionarán demasiada sombra a las fresas y seguramente la zona se verá invadida por raíces de los frutales pero de momento, esta temporada creo que crecerán bien aquí. Las fresas necesitan para crecer en buenas condiciones un suelo ácido, con un pH entre 5/6. Además precisan que el suelo tenga un buen drenaje y que contenga mucha materia orgánica. Tengo entendido que precisan sol pero que no es necesario que estén orientadas al sur, es decir, que con unas horas de sol por la mañana y algo por la tarde pueden crecer a sus anchas. Estas son justas las condiciones de este rincón del huerto. Quién quiera leer el proceso de preparación del suelo de esta zona puede pinchar en el enlace. El lugar de plantación está compuesto por una mezcla de: Sustrato vegetal enriquecido que facilita por su textura el buen drenaje Estiércol bien maduro de cabra y caballo (que le aportará nutrientes y materia orgánica) Turba rubia (que aporta materia orgánica y baja el nivel del pH aidificándolo manteniendo el suelo con cierto grado de humedad por su capacidad de retención de agua) Cuando hice la mezcla calculé mal y me sobró bastante así que ahora me ha venido bien para plantar las fresitas :) Al no tratarse de suelo propio del jardín sino de una mezcla incorporada con la que he rellenado las zanjas, no me ha costado nada ahondar el suelo en toda la línea que pensaba poner los plantones de fresas silvestres. He tenido en cuenta que la profundidad fuera suficiente para que una vez colocados los plantones, el nivel del suelo del jardín quedara aproximadamente a la altura del cuello de los pequeños plantones. Una vez tenía retirado el suelo dónde iban ser plantadas lo he regado en profundidad y he dejado que el agua drenara. Ahora ya solo quedaba ir poniendo cada plantón en su lugar, espaciados unos 25/30 cm unos de otros y rellenar toda la hilera con mezcla de la que me sobró cuando preparé la zona apretando suavemente alrededor de cada plantón para que la tierra se adhiriera bien a las raíces. Un riego ligero a toda la hilera y de momento he puesto un acolchado de humus de lombriz mientras las plantas crecen. Más adelante, cuando comiencen a dar frutos cubriré el suelo alrededor de las fresas con pinocha para evitar pudriciones ya que son muy tendentes a la botritis. Bueno y ahora a esperar!! A ver cuántas fresillas comemos esta temporada :)
A quién no le gustan estos frutos!! Tan rojos, tan brillantes, tan bonitos!! Pero sobretodo, tan deliciosos.. Hace unos días compré unos plantones de fresillas silvestres (Fragaria Vesca) y también de fresones (Fragaria x ananassa). Será la primera vez que las cultive así que ya veremos qué tal se dan. Como el espacio que tengo en los bancales de mi pequeño huerto no es demasiado he pensado que lo mismo podrían cultivarse bien en contenedor. He leído que el inconveniente de estas freseras (así se llaman por lo visto estas macetas agujereadas que son específicas para el cultivo de estas plantas) es que el sol no le da por todas partes, quedando en zona de sombra la parte trasera salvo que periódicamente le vayamos dando la vuelta al recipiente. De casualidad había comprado 10 plantones de fresones y como la fresera tiene 12 agujeros, lo que he hecho es situar hacia el norte los dos agujeros que he dejado sin plantar. Problema resuelto si es que es este el problema solamente. De todos modos no creo que se cultiven igual que en el suelo que es dónde cultivaré los demás plantones de Fragaria Vesca (Fresas silvestres o salvajes), el barro es poroso y por tanto siempre dejará escapar más agua que el suelo. No sé si la vegetación cubriendo las paredes de barro de esta fresera ayudarán a mantener fresco el sustrato al sombrearlo. Estas plantas precisas sol pero también cierto grado de frescor en el sustrato. En fin, para quienes no disponemos de demasiado espacio en el huerto como es mi caso, quizás no es mala solución esto de cultivar las fresas en contenedor. Estas rosáceas necesitan crecer en un suelo que siempre tenga cierto grado de humedad así que habrá que estar bien atentos a la hidratación cultivándose de esta manera. Tiene también una ventaja y es que al permitir que las plantas al crecer cuelguen y no toquen el suelo, evitamos los típicos problemas de podredumbre de los frutos. La red para evitar intrusos (pájaros) no deseados y que se lleven el "botín" antes de que nos demos cuenta, también será necesaria cultivándose de este modo. Este es el "paso a paso" que he seguido. Espero no haber cometido grandes errores. He empapado de agua en profundidad un par de veces el recipiente, con bastante antelación, con la idea de que cuando se ponga el sustrato el barro esté saturado de agua y no absorba la humedad de aquel. En la carretilla he hecho una mezcla con tierra vegetal, estiércol bien maduro y tierra de pH bajo, tierra de castaño, para acidófilas) Lo he hecho un poco a ojo, la verdad. No sabría decir exactamente la proporción de tierra ácida que he usado. El estiércol ya aporta cierto grado de acidez a la mezcla, de ahí que he usado tierra de castaño pero no en una proporción demasiado alta. Una vez he tenido la mezcla hecha he llenado con ella hasta el nivel en que estaban los primeros agujeros inferiores y he puesto los primeros plantones de fresones tratando de que su pequeño quedara bien cubierto con tierra que he apretado ligeramente a su alrededor para que no quedaran huecos con aire. Este recipiente tiene unas dimensiones bastante grandes. Para humedecer bien todo este sustrato haría falta más agua que la que cabe en el espacio que queda sin tierra alrededor de la boca. De ahí que pensara que era buena idea regar varias veces según iba añadiendo mezcla de tierra. Una vez bien húmeda esta primera tierra he seguido añadiendo más hasta llegar al segundo nivel de agujeros en los que he vuelto a poner más plantones de fresón y he vuelto a mojar bien con agua el sustrato.. He ido haciendo este proceso hasta llegar a tener plantadas todos los fresones. Ya con la fresera llena he puesto cinco plantones de Fragaria Vesca en la parte superior del sustrato. Por último he efectuado un buen riego en profundidad echando agua hasta comprobar que ésta aparecía por el agujero de drenaje inferior con el que cuenta el recipiente. Creo que además de verse mucho más bonita la fresera también evitará pérdida de humedad del sustrato por la parte superior. Cuando estas plantitas crezcan y cuelguen por las paredes de esta fresera quedará bonito. Las fresas tienen unas hojas preciosas y el hecho de poder ver a la vez los frutos madurando y las flores hacen de estas plantas un ornamento precioso para cualquier jardín o huerto.
Para mí es importante el aspecto que tenga el huerto. No deseo que sea un espacio menos bello que el resto del jardín, más bien que sea una zona más de él y se incorpore visualmente sin una transición brusca. Con hortalizas, sí, pero dónde éstas crezcan junto a rosales y al lado de pequeños frutales las hierbas aromáticas se mezclen con algunas flores. Esta diversidad no solo la busco a nivel estético si no también práctico. Las flores llaman a los insectos y éstos contribuyen a las polinizaciones además de resultar ser unos estupendos ayudantes en cuanto a plagas de otros insectos no deseados. El suelo sobre el que están asentados los bancales de mi pequeño huerto es de la peor calidad. Como he explicado en otros artículos está formado por los restos que hemos ido sacando de otros lugares del jardín según hemos ido plantado. No me gustaba el aspecto que tenía tan seco, tan como sin vida, de un color tan claro. Se compacta tanto que probablemente hubiera sido difícil que salieran demasiadas malas hierbas pero a pesar de ello creo que con este acolchado de madera triturada entre los bancales y sobre el mismo camino que lo recorre hace que la zona esté mucho más bonita. Es un acolchado mullido y agradable de pisar y sobre el que se hace mucho más cómodo cuando te tienes que arrodillar al cuidar de las hortalizas de los bancales. Traje unos cuantos sacos para probar a ver qué tal quedaba así que no he tenido cantidad suficiente para cubrir toda la zona que me gustaría. Quisiera llegar a tapar con él incluso el espacio dónde tengo plantadas uvas crispas (Ribes crispa 'Hinnonmaki Grum' y Ribes crispa 'Captivator') y un grosellero negro (Ribes nigrum) Había pensado hacer este acolchado con pinaza de la que voy sacando de mis pinos. También pensé mezclar esta madera triturada con la pinaza, pero al final me he decidido a hacerlo con este material. Creo que aporta un "fondo" en unos tonos neutros sobre los que las hortalizas, hierbas aromáticas y flores que crecen en tiestos de barro, se ven mucho más bonitas. Es de suponer que según pase el tiempo esta madera irá degradándose y tendré que ir reponiéndola. Ni siquiera he tenido que triturarla. Resulta que en las carreteras que recorren la zona cercana a dónde vivo cuando podan los árboles y matorrales que las bordean se ve que se acompañan de una trituradora y dejan los montones allí mismo. Así que no hay más que ir con el coche a por unos sacos. Incluso estoy pensando ir a hacer un par de viajes para preparar el acolchado de los rosales de cara a la subida de temperaturas que lógicamente se irán produciendo durante la primavera.
Como os decía el otro día tengo pensado plantar una serie de frutales en mi jardín. Comer fruta fresca que has cultivado tú misma es una delicia pero debo de reconocer también que la introducción de estas plantaciones constituyen un reto que estoy deseosa de afrontar. Siempre está bien recibir novedades en nuestro jardín. Verdad? Nuevas plantaciones que nos obliguen a aprender, a descubrir y en definitiva a seguir aprendiendo a ser jardinero... Me ilusiona muchísimo la idea de acercarme a este tipo de plantaciones sobre las que hasta ahora nada sabía. Estoy haciendo con los frutales lo que suelo hacer cuando tengo pensado con antelación una nueva plantación cuyas necesidades y funcionamiento no conozco: Informarme para que los nuevos inquilinos cuando lleguen se sienta felices en mi jardín jajaja!! :-P Ponerme a leer libros, consultar páginas web, dar la murga a los amigos con mil preguntas, agotar a los pacientes y generosos participantes de Foros especializados con las mil cuestiones que se me plantean...visitar viveros, hacer pedidos en la web jajaja Qué trajín tan motivador!! Es algo que me entusiasma porque generalmente cuando nos asomamos a una nueva ventana, y los frutales lo son para mí, lo que descubrimos al abrirla nos sorprende, nos asombra y constata por enésima vez cuan maravillosa es la naturaleza!! :) Estas últimas semanas de comenzar a zambullirme en estos temas me han llevado a la conclusión de que es todo un mundo esto de los frutales. Afortunadamente estoy contando, como siempre, con un gran apoyo en mi aprendizaje. La de compañeros foreros con gran experiencia y sabiduría sobre este tema, gente como J.Nadal, Jose-Albacete (pobre mío, lo tengo achicharrado a preguntas jajajaja), Vindio, Txulem, gongonan (perdonad si me falta alguno :) De nuevo debo dar mil gracias por la ayuda que ofrecen generosamente, por la gran cantidad de información que transmiten en cada consulta y porque en definitiva hacen posible y facilitan que gente como yo, me pueda acercar a un mundo totalmente desconocido para mí sabiendo que cometeré errores pero que siempre habrá alguien que me eche una mano para enmendarlos. Desde aquí, gracias, amigos!!! ;) Con vosotros quiero compartir hoy las cosas que voy descubriendo. Seguramente no serán nuevas para la mayoría de vosotros pero también sé, que como yo, habrá lectores que les parezca lo interesante que me parece a mí artículos como el de hoy en el que me gustaría trasladar aquí lo que voy aprendiendo sobre la polinización, fertilización y cuajado de frutos, y como los que tengo pensado ir colgando sobre distintos aspecto del cultivo, poda, etc, de los árboles frutales más comunes en nuestros huertos y jardines. El camino que transcurre desde que se forman las yemas de flor en un árbol frutal hasta que se puede recolectar sus frutos puede ser muy azaroso. Este camino se recorre con éxito y el árbol puede producir una abundante cosecha de calidad únicamente si cada estadio, cada proceso, puede producirse en el momento preciso y de la forma adecuada. Únicamente así se producirán sabrosos frutos. Imagen de Wikipedia Una exhibición floral como ésta, llena de belleza y poesía, la de un frutal cuajado de flores no es la garantía de que dentro de unos meses podamos recolectar sus dulces frutos (almendras en este caso). Para que ocurra tendrán que confluir una serie de condiciones, unas dependientes de las propias flores, pero otras de insectos, de temperaturas, de humedad, de heladas, de coincidencias en el tiempo de determinados acontecimientos, incluso del viento... En general y salvo casos concretos las flores deberán ser polinizadas, tras ello (salvo excepciones) tendrá que producirse la fecundación de los óvulos que en la mayoría de los casos se transforman en semilla con el consiguiente aumento del grosor de los carpelos para proteger la semilla en su interior y cuyo final del proceso es el fruto maduro. Toda una odisea!! En el artículo de hoy describiremos exclusivamente el proceso que va desde la floración a la fructificación y dejaremos para próximas entradas el acercarnos a los distintos factores que intervienen en todo este proceso y que pueden hacerlo más o menos exitoso. Empecemos por la floración. La mayoría de frutales que solemos ver en nuestros huertos pertenecen a la familia de las rosáceas (manzanos, cerezos, perales...) Estos frutales tienen flores perfectas (Las que en la misa flor tienen órganos femeninos y masculinos). Imagen de Wikipedia En el momento de la floración, al abrirse los pétalos, la parte femenina emite el óvulo y a la espera de que se produzca la polinización va preparándolo en el saco embrionario que se encuentra en su interior; en paralelo el estigma se torna receptivo emitiendo un líquido pegajoso, que facilitará la adherencia de los granos de polen cuando lleguen a él. En los órganos masculinos, los filamentos se hacen más largos y sus extremos, los estambres, liberan gránulos de polen (que contienen los gametos masculinos) guardados hasta ese momento en su interior. La maduración de las dos partes de la flor, masculina y femenina, no necesariamente se produce en el mismo momento. La polinización consiste en el transporte del grano de polen desde las anteras al estigma de la flor durante la floración. Este proceso permite que polen y óvulo entren en contacto fertilizándose éste último y transformándose en semilla. Este transporte del polen puede realizarse desde una flor a otra (del mismo árbol o de otro diferente) o a la misma flor que emite el polen. Cuando el polen (componente masculina) y el pistilo (componente femenina) pertenecen a la misma flor se dice que se trata de una polinización autógama. Por el contrario, si polen y pistilos pertenecen a flores diferentes, sean del mismo árbol o de distinto árbol, se conoce como polinización alógama. En el caso de los frutales más comunes, es mucho más frecuente que los óvulos de las flores de un frutal sean fecundados por el polen que proviene de otros frutales. En la mayoría de frutales habituales en nuestras huertas, la polinización es imprescindible para que sea posible el cuajado, crecimiento y maduración de los frutos. No obstante existe alguna excepción, son los frutales partenoárpicos: frutales que pueden formar fruto sin que se produzca la fecundación de los óvulos. Estos frutales producirán frutos sin semillas. Sería el caso de algunos variedades de cítricos, de la higuera y de alguna variedad de uva. En ellos puede formarse los frutos sin que se produzca previamente polinización y fecundación. Este tipo de fructificación sin polinización se llama partenocárpica. No ahondaremos en otros tipos de polinización "intermedia" pero sí mencionaremos la partenocarpia estimulativa que sería la formación de frutos en los que sí existe la polinización pero sin que haya fecundación y la estenospermocarpia que permite la formación de frutos con semillas parcialmente desarrolladas. En este caso ha habido una fecundación inicial pero se ha producido un aborto de los embriones tras ella y el fruto que se desarrolla contiene unos "rudimentos" de semillas sin formar. Bien, una vez mencionadas estas pocas excepciones, sigamos con el proceso de la polinización. El traslado del polen: Agentes polinizadores Decíamos que el grano de polen llega desde las anteras al extremo del pistilo, el estigma y que este transporte no siempre se produce dentro de la misma flor. Cuando el polen se transporta de una flor a otra (polinización alógama) necesitamos un transportista!! jejeje :) No hay problema, la Naturaleza lo tiene todo previsto!! La evolución de las plantas ha posibilitado que éstas puedan llegar a tener flores con caracteres que permite la atracción del agente polinizador o que contribuyen a la efectividad del proceso. A estas características, producto de la evolución, se le llama "Síndrome floral". Este comportamiento de las plantas, cuya finalidad es la polinización, les permite producir floraciones con los unos colores, formas, momentos de apertura e incluso peso, cantidad y tamaño adaptados totalmente al agente por el que es polinizado. Dependiendo del agente que trasporte el polen la polinización que se lleva a cabo recibirá un nombre u otro. Dos son los agentes polinizadores más frecuentes: el viento (polinización anemófila) y los insectos (polinización entomófila). Así, vemos que frecuentemente las plantas con polinización anemófila (en las que el agente polinizador es el viento) poseen flores poco llamativas. No las necesitan!! Son más bien, para ser efectivas, flores pequeñas y de poco peso, Producen grandes cantidades de polen con granos muy pequeños y poco pesados para ser más fácilmente transportados en el aire. Ejemplos de esta polinización anemófila sería el avellano y el castaño. La mayoría de frutales habituales en nuestros huertos presentan otro tipo de polinización en la que no suele intervenir el viento, sino los insectos. Es la llamada polinización entomófila. Habitualmente poseen flores llamativas con polen y néctar no siempre en las mismas cantidades. Muchas veces poseen guías de néctar ultravioleta (no visibles para nosotros) que indican dónde se halla a los insectos. Suelen ser de colores llamativos, amarillas, azules..y presentan formas vistosas. Sus granos de polen son mucho más pesados que en las anemófilas y por tanto de difícil transporte a través del viento. En cambio les permite que se adhiera al cuerpo y patas de los insectos y ser así transportadas a otra flor en el vuelo del animal. Tiene flores con néctar para atraer a los insectos y este nectar contiene gran cantidad de azúcar que lo hace sumamente goloso para las abejas. La mayoría de las plantas con flores y en concreto los frutales son polinizados por las abejas de ahí que debamos ser conscientes de la importancia que tiene no aplicar prácticas en jardinería que dañen su población. Desde aquí, no nos cansaremos de insistir en la importancia de tomar conciencia del gran peligro en el que se halla la supervivencia de estos insectos y de las catastróficas consecuencias que tendría para los humanos y para el planeta, su desaparición. El uso de insecticidas, herbicidas, los monocultivos, eliminación de setos como divisiones entre parcelas, la agricultura intensiva y otras prácticas agrícolas invasivas, desequilibran los ecosistemas y en definitiva llegan a poner en peligro las poblaciones de un insecto tan imprescindible para nosotros como son las abejas. Os invitaría a que la próxima vez que llenemos nuestras mochilas pensemos si realmente es imprescindible aplicar estos productos químicos en nuestro jardín, en lo que estamos provocando con su aplicación y en las consecuencias catastróficas en las que estamos contribuyendo. Nuestras rosas, por ejemplo, pueden vivir con algo de pulgón... el planeta no podrá vivir sin abejas y por tanto tampoco nosotros!! :) Perdonadme la extensión y énfasis de esta llamada de atención pero no quiero desaprovechar la posibilidad de difusión que da un blog para ayudar a difundir la necesidad de tomar concienciar de la responsabilidad que todos tenemos en cuidar del medio ambiente y evitar cualquier práctica que pueda dañarlo si puede evitarse aplicando otras técnicas no agresivas. Sigamos! :D Es tan maravilloso el proceso de adaptación que por ejemplo, en las plantas con polinización psicofílica (en las que el agente polinizador son las mariposas) que las flores suelen ser tubulares, erectas, alargadas... adaptadas en definitiva a la morfología de las mariposas con larga lengua que les permite llegar hasta el néctar ubicado normalmente en la parte profunda del tubo floral. Qué maravilloso. Verdad!!! :) La fecundación. Bien, habíamos dejado el grano de polen justo sobre el estigma. El siguiente paso será la germinación de este grano de polen favorecido por el líquido que segrega el estigma. El grano de polen depositado el estigma, desarrolla a través del estilo una especie de tubo fino, alargado y hueco que lo atraviesa y que a modo de "pipeta" de laboratorio constituye un canal a través del cual los gametos masculinos del grano de polen podrán llegar al saco embrionario dónde está ubicado el óvulo . Cuando descarga su contenido comienza su fusión entre el óvulo y éste queda fecundado!! Cuando se trata de frutos con varias semillas como peras o manzanas, se precisará que cada óvulo sea fertilizado por varios granos de polen. Imagen de Wikipedia La fructificación. A partir de la fertilización del óvulo, el ovario comienza a proteger la o las semillas recién formadas en su interior. Sus pareces comienzan a engrosar formando lo que luego en el fruto se denominará pericarpio. Comienzo de esta transformación de ovario a fruto es lo que comunmente se llama "cuajado del fruto". Los frutos pueden comenzar a engrosar pero por diversos motivos que trataremos en otros artículos es posible que no prosperen, que aborten y que sencillamente caigan no llegando a formar el fruto final. Si todo el proceso continúa de forma adecuada, el crecimiento progresivo de esta pared del óvulo dará lugar finalmente al fruto conservándose en él algunas de las partes de la flor, como lo hace muy frecuentemente el cáliz o el estilo. Imagen de http://www.biomedcentral.com/1471-2229/8/16 En función de la morfología de la flor y de su gineceo, el fruto resultante será de un tipo u otro. La variedad es increíble, desde frutos simples (procedentes de flores con un solo pistilo) como las naranjas, el melón, la manzana), frutos agregados (como las fresas), frutos múltiples procedentes no de una flor si no de una inflorescencia como por ejemplo las moras. En el caso de los frutales más habituales de nuestros huertos, y que producen la mayoría frutos simples, sus paredes se tornan carnosas llamándose en este caso al fruto simple, drupas, como son las cerezas, melocotones, nectarinas o el olivo (frutos con hueso); hesperidios (como los cítricos) o pomos (como la manaza o la pera (frutales con semillas). Imagen de Wikipedia Imagen de Wikipedia También aquí la Naturaleza "programa" todo para que el ciclo vuelva a repetirse. Los frutos tienen una función de protección de las semillas. No en vano son su "garantía" para la perpetuación de la especie pero estas semillas deberán brotar suficientemente alejadas de la planta madre y entre ellas mismas como para no representar una competencia que impidera su desarrollo, de manera que el frutal además debe desarrollar de nuevo, igual que lo hizo con la flor, estrategias para la diseminación de estas semillas que guarda en su interior. Y cada uno de ellos tiene sus propias "armas", desde presentarse atrayentes con su dulce y apetitoso sabor a los animales que las ingieren y que luego con sus deposiciones las diseminan, a presentar morfologías que facilitan su transporte con el viento, etc. Como vemos, el camino que se ha recorrido es largo desde que se produce la floración hasta que el fruto está maduro pero además de largo, como decíamos al comienzo de este artículo, puede presentarse muy azaroso. En esta entrada hemos descrito los pasos pero no hemos mencionado qué factores pueden intervenir positiva o negativamente en la fructificación. La existencia o no de polinizadores, las variedades, las heladas tardías, la nutrición correcta del frutal, la poda adecuada, la proximidad de otro frutal compatible para polinizarlo, la lluvia, el viento, el momento concreto en que madura la parte femenina y masculina de la flor, que el polen del frutal próximo sea o no compatible..,son tantas las cosas que pueden ayudar, entorpecer e incluso impedir que todo llegue a buen puerto!!! De momento lo dejamos aquí ;) NOTAS: Invito, por lo interesante, a la lectura de una nota técnica de la Unidad Científica de Greenpeace, revisada en 2013 "El declive de las abejas. Peligros para los polinizadores y la agricultura de Europa"