Este septiembre se cumplió medio siglo de un hito de la historia de la televisión: la primera serie con una protagonista de color. Ha sido una sorpresa enterarme que la exitosa “Julia” tuvo, en su día y después, muchos detractores dentro de la comunidad afroamericana. ¿Cuales fueron los motivos y fueron estos justos? Para descubrirlo tenemos que contextuar la serie y ver como la protagonista negra ha sido representada antes y después de “Julia”. Antes de comenzar aclaro que no me gusta escribir sobre afro-americanos por temor a ofender. No pretendo ser una experta en el tema, solo doy mi opinión como fan de “Julia”, como admiradora de Diahann Carroll, y como , tras revisar las criticas caídas sobre el show (y otros con protagonistas afro-americano), no encuentro validez en ellas. De Beulah a Julia Es un error decir que “Julia” fue el primer programa de televisión con una protagonista negra. El primero fue “Beulah”, una aberración que blancos y negros querrían olvidar. “Beulah” comenzó como un popular programa de radio y el personaje de la cocinera de color fue interpretado por un actor blanco por dos años. La famosa cantante Ethel Waters le dio rostro en 1950 cuando “Beulah” pasó a ser una serie de televisión en la cadena ABC. Digamos que “Julia”, que llegaría la pantalla quince años más tarde, fue la primera serie en ofrecer un protagónico digno y llamativo a una actriz afro-americana, y que el personaje de Ms. Carroll no era una empleada doméstica. “Julia” llegó a Chile unos meses después de su estreno en Estados Unidos. En 1969, la sociedad chilena (a diferencia de hoy) no era multirracial ni tenía problemas de racismo. En breve, no teníamos costumbre de ver gente de otro color en la calle. Aun así yo, a mis nueve años, tenía muy claro que la historia era diferente en Estados Unidos. No solo había visto escenas en las noticias de los disturbios de Watts, también un fuertísimo (para entonces) documental que Mike Wallace había hecho sobre el Ku Klux Clan, y sabía que a un gran señor como el Dr. Martin Luther King lo habían asesinado por intentar acabar con el racismo en USA. Aunque Lo que el viento se llevó era mi novela favorita, nunca me creí el cuento de los esclavos felices porque ya Harriet Beecher Stowe en La Cabaña del Tío Tom me había mostrado el lado más monstruoso de la esclavitud. “Julia” era otro ejemplo de algo que yo ya percibía, la paulatina inserción de afro-americanos en el mundo del entretenimiento. Para la generación de mis padres era una novedad. Para mi era fascinante saber que Sir Sídney Poitier —a quien acababa de ver en “ Al maestro con cariño”— había ganado un Oscar. Aun así, también notaba que no había actrices negras que resaltaran (en aquel entonces yo no conocía la triste carrera de Dorothy Dandridge). En la televisión que era mi mundo de entretenimiento, aparte de Eartha Kitt como la Gatubela y Nichelle Nicholls en “Star Trek”, las actrices afro-americanas seguían siendo criadas de cofia. Por suerte yo no alcancé a conocer a “Beulah” que , junto a una vergonzosa adaptación del afamado (y racista) programa de radio “ Amos n Andy”, sería la única oportunidad de tener protagonistas no caucásicos en los 50. Cuando evoco mis series favoritas de fines de los 50 y principios de los 60 (a Chile llegaban con bastante retraso) no recuerdo haber visto a nadie de piel oscura ni en “77 Sunset Strip”; “El detective millonario” o ”Lassie” . Tampoco los había en ninguno de los programas infantiles de los 60 como “Hechizada”, “La Tribu Brady”, “Mis adorables sobrinos” o “Perdidos en el espacio” . En 1965, debutaba en la NBC la primera serie en tener un coprotagonista negro. “Yo soy espía” (I Spy) no era una serie muy típica. Su estilo recordaba al cine de James Bond y se la podría comparar a “El Santo” con Roger Moore. Fue una arriesgada movida incluir a un actor-afro-americano desconocido (por aquel entonces Bill Cosby todavía era comediante de clubes). Arriesgada porque se trataba de una producción carísima que grababa en escenarios reales desde México hasta Hong Kong. La serie sigue las misiones del veterano espía Kelly Robinson (Robert Culp) que bajo el disfraz de tenista profesional vaga por el mundo en compañía de su entrenador Alexander “Scottie” Scott (Cosby).Kelly es el espía sazonado, el que sabe de defensa personal pero también es mujeriego y parrandero. Scott es el graduado de Oxford, poliglota, serio y reflexivo. Uno es el musculo y el otro es el cerebro. Sin embargo, ambos operan en clima de igualdad. La amistad entre Culp y Cosby trasciende a la pantalla convirtiendo a la serie en un éxito mundial, que dura seis temporadas y le amerita a Bill Cosby tres Emmies, el primer afro-americano en ganar ese premio. Aun así, todavía no hay una serie con un protagónico total que no sea caucásico. En el otoño de 1968, la NBC presenta una comedia de situación sobre una enfermera viuda y su hijito. La novedad es que Julia Baker (Diahann Carroll) no es blanca. Cuando llama por teléfono para solicitar un empleo, se ve obligada a decir “soy negra” y su futuro patrón el Dr. Chegley(Lloyd Nolan) le pregunta “¿Siempre lo has sido o quieres estar a la moda?” Al regresar de su entrevista de trabajo, Julia descubre que su hijo Corey (Marc Copage) ha estado jugando en la calle con Earl (Michael Link), su vecinito blanco. Marie, la madre de Earl, acusa a Corey de haber puesto a su hijo en peligro. Cansada, Julia le responde que está sola, que es una recién llegada, que acaba de conseguir empleo y que no tiene baby sitter. “¿Dónde quiere que juegue entonces?” le pregunta. Ella y nosotros creemos que se trata de una pregunta retórica, pero Marie lo piensa y responde ”en mi casa”. Ese es el inicio de una fuerte amistad entre los Baker y sus vecinos. Para la militancia negra esa es una solución fácil al problema de la integración. Julia y Marie Julia Baker en el banquillo de los acusados 1968 es un momento en que el conflicto racial ha alcanzado un punto casi de quiebre en los Estados Unidos. La NAACP (National Association for the Advancement of Colored People) espera que una serie como” Julia” represente la realidad de la mujer afro-americana. Los enfurece que en una ocasión la Enfermera Baker diga que solo vino a conocer racismo en la secundaria. Cuando Earl ve a Julia le dice a Corey “tu mamá es de color”. “ Y yo también” responde el niño”. “¿En serio? ” pregunta Earl sorprendido. Para un sector de la población afro-americana este ejemplo de “color blindness” suena a falso. Las criticas repercuten en Diahann Carroll, quien llega a suplicar a los productores que le permitan usar un peinado “afro” para verse más “negra”. En dos ocasiones Carroll acaba en el hospital víctima del estrés provocado por tantas reproches. En su autobiografía, contará como Harry Belafonte se le apareció en el camerino y poco menos que a gritos le exigió que abandonara el programa. Lo que los fiscalizadores de la serie no ven es que “Julia” no solo intenta atraer a la población de color, su mayor desafío era entretener a la población blanca, incluso a la más racista del Sur. Que la serie se mantenga en los diez lugares de las más vista de la nación o que Carroll sea la primera actriz afro-americana en llevarse un Globo de Oro a casa, tiene sin cuidado a sus censuradores. Pongo un clip para mostrar esta discusión en la que Corey quiere convencer a Earl de que Santa Claus es negro. Es una manera ingenua de enfocar el conflicto racial y no bastaba. Después de décadas de quejarse de que la mujer negra solo aparece en la cultura popular como sirvienta, ahora les molesta que Julia sea madre, profesional, e incluso mujer atractiva con pretendientes. No la ven como un ejemplo de como se pueden vencer los estereotipos étnicos. Porque Julia no es ni una “Mammy” ni una “Precious” ni se asemeja a los personajes de Dorothy Dandridge que hoy serían clasificados como “Jezabeles”(vampiresas negras). Yo creo que querían un personaje como el de Don Mitchell en “Ironside”. Marc Sanger era un maleante de barrio, atrapado por el policía invalido Ironside y que recibe la oportunidad de convertirse en el enfermero/asistente de su víctima. Por seis temporadas, Marc es la presencia negra en un equipo blanco y “cuadrado” Él es el del afro, el experto en modos de la calle y slang del hampa, pero también el que estudia leyes, el que se casa. Digamos que de todo el equipo de Ironside, es el único dotado de vida propia. El Team Ironside Eso no quita el que Marc no pase de ser un personaje secundario, como Cicely Tyson en la brevísima “East Side/West Side” o Gail Fisher en “Mannix”, secretarias insignificantes subordinadas a las experiencias de los personajes protagónicos. Julia era dueña de su mundo y de su vida. ¿No sería eso lo que molestaba a una cultura donde la mujer se manejaba sola mas por necesidad que por decisión propia? Julia, mujer sin hombre Una de las grandes, y más absurdas críticas que le cae al rol es que Julia no tenga pareja. “Según sus más radicales censuradores es una movida de la cultura dominante para eternizar la imagen de la matriarca negra y borrar de la fotografía al padre. En The Saturday Review, Robert Lewis Shayon hablará de como Julia perpetua “el tema de la castración en la historia del negro americano” . Julia y sus pretendientes Hay realidades que no se pueden borrar. Es cierto que el mundo de la esclavitud destruyó el concepto de familia, que racismo y pobreza fomentaron una sociedad de padres que debían buscar sustento en otras ciudades y de matriarcas que debían ser padre y madre, pero ese no es el caso de Julia. La enfermera acaba de enviudar de un oficial de aviación, caído en combate. En plena Guerra de Vietnam, Julia trae un mensaje para todas los públicos. Su viudez la hermana a cientos de jóvenes viudas de guerra y recuerda a los espectadores blancos que el afro-americano es tan patriota como ellos y que son negros y latinos la carne de cañón de ese conflicto tan desigual. El personaje de Julia resalta la feminidad coquetería y buen gusto de la actriz (y de la afro-americana). Mrs. Baker está muy contenta de tener pretendientes, pero no tiene ningún apuro por volver a casarse. Vive su independencia y se siente capaz de sacar adelante a su hijo por si sola.? Curioso, pero la mayoría de las protestas por la soltería de Julia vinieron de parte de mujeres. Personajes más radicales Más ofensiva que la soltería de Julia, es su falta de rebeldía. La señora Baker no es la portavoz de ideas radicales. No es Angela Davis, pero tampoco es la Eliza de La Cabaña del Tío Tom, no es un ejemplo de un sufrimiento histórico. En su columna, Shayon la acusa de estar muy alejada “de la amarga realidad de la vida del negro en un gueto urbano” ¿Se olvidaba el columnista que las comedias familiares en 1968 tenían prohibido tocar temas políticos? En ese mismo septiembre de 1968, en la cadena ABC, dos coprotagonistas de color nacieron junto con Julia. Uno es el llamativo y muy popular Linc de “Patrulla Juvenil” (Mod Squad). Interpretado por el hoy icónico Clarence Williams the III, Linc es obviamente negro. Con un afro gigante y sus lentes de Malcolm X, es el hijo del gueto, apresado durante disturbios, el rebelde, el que no confía en el blanco. el que llama pigs(cerdos) a la policía y que de pronto se ve trabajando como agente encubierto junto a dos blancos tan antisociales como él. “Patrulla Juvenil “marcó otro hito en la televisión, pero considerando la época, no creo que hubiese funcionado si Linc fuese mujer. El segundo caso fue el de Otis Young en” The Outcasts” que en castellano se llamó “Los Rebeldes”. El verdadero titulo significa “los parias” y efectivamente Jemal, un ex esclavo, y Don Murray interpretando a Earl Corey, un ex oficial confederado, son parias. Para sobrevivir en el Lejano Oeste, y tras muchas patadas e insultos, deciden cabalgar juntos y convertirse en cazadores de recompensa, pero no se parecen al par de ‘Django Unchained”. A pesar de la excelencia del show, este es cancelado tras solo una temporada. Los productores culpan a la violencia de la serie (duh?). Poco después de la cancelación de su serie, Otis Young, en una entrevista al LA Times, acusó a Julia” de ser “una oportunidad perdida”. ¿Acaso su show no lo fue también? La realidad es que América, blanca, negra o verde, no se perdía “Julia. Para muchos es un primer encuentro con un personaje de color. Se crean muñequitas de Julia, y loncheras con la imagen de la enfermera. Julia se convierte un modelo para chicas negras (Y latinas, yo quería vestirme como Julia) con una visión positiva de una sociedad sin barreras raciales. Me duele que desde la comodidad del siglo 21, hoy niñas que amaron a Julia la repudien , ahora también criticando su aceptación de un sexismo que era la norma en la época en que nació el programa. No ven la distancia que existe entre la Enfermera Baker y personajes como “Beulah” en términos de estereotipos e imágenes tradicionales. Entre la policía y un ángel Las criticas recibidas por la serie, su protagonista y su cadena cerraron las puertas a otras actrices de color y a su derecho a tener sus propios shows. Los Años 70 estuvieron llenos de series “negras “como “Sanford and Son”, ”Differerent Strokes”, “What’s Happening “y “The Jefferson”. Ahí tenían lo que los críticos solicitaban: patriarcas negros, mundo de clase obrera, predominio de personajes y actores afro-americanos. Sin embargo, esos programas tenían a las mujeres convertidas en clichés tradicionales: matriarcas, Angy Black Women, Jezabel, etc. Como eran comedias, no había mucha militancia. Como no había blancos, no se podía hablar de racismo ni de diversidad. Al final eran mas falsas que y perjudiciales que “Julia”. En medio de esa visión paradisiaca del gueto, existió un show con una protagonista negra, tan breve que hoy ha sido olvidado. En el otoño de 1974, salía al aire “Get Christie Love” en la NBC. Inspirada en la novela policial de Dorothy Uknak , el personaje original era caucásico. La cadena decidió arriesgarse contratando a Teresa Graves y creando este rol de policía encubierta dándole toques de Pam Grier en “Cleopatra Jones” y otros exitosas cintas del blaxploitation (que ningún afro-americano criticaba). A pesar de que era un buen show, no tuvo ratings. los ejecutivos culparon a Teresa y a sus fuertes convicciones religiosas que no permitían a la actriz a hacer nada que fuera en contra de sus valores. Léase que ni quería que la mostraran en la cama ni con ropa provocativa. Por eso los productores escogieron con pinzas el próximo show con protagonista afro-americana. Les tomaría veinte años encontrarla. En 1994, debutaba en la temporada otoñal de la CBS, “Touched by an ángel”. Buscando conseguir un éxito como el que obtuviera “Hghway to Heaven” en la década anterior, “Touched by an agen” seguía las aventuras de dos ángeles enviadas a la tierra a hacer el bien. Aparte de la novedad de tener a dos mujeres dando vida mensajeros celestiales. La” ángel jefa” era interpretada por la legendaria actriz y cantante Della Rees.La serie que duraría 9 años y que merecería 7 NAAPC premios a Ms. Reese como Mejor Actriz en un Programa Dramático, representaba un ideal que no ofendía a nadie. Los críticos también aplaudían al programa por ser un ejemplo de integración por dar empleo a muchos actores de color. Regulares en el programa eran Paul Winfield como el Arcángel Sam, Ossie Davis como San Gabriel , y la popular Jasmine Guy, como un ángel caído llamado Kathleen. Los invitados incluyeron a Bill Cosby (como el Angelde la Reconciliación); su esposa de la ficción, Philycia Rashad; Ruby Dee; Luther Vandross; Montel Williams que en ese tiempo tenía un popular talk show; y hasta la famosa poeta y escritora Maya Angelou. Mas encima hubo apariciones especiales de Mohamed Ali y del icono de la campaña de los Derechos Civiles, Rosa Park. Jasmine Guy como Kathleen, un 'angel caido. “Touched by an Angel” vino a llenar el espacio en la cultura popular que en 1992 había dejado el célebre “Cosby Show” de la NBC. No se puede hablar de la presencia afro-americana en la televisión, y de la representación de la mujer de color, sin hablar de este fenómeno hoy ensuciado por el juicio y encarcelamiento de su creador. Una ironía es que “The Cosby Show” uno de los programas mas exitosos de la televisión, también fue puesto en el banquillo de los acusados y por el mismo tipo de delito cometido ‘por Julia”, por representar “minorías modelos”. El fenómeno del Cosby Show Se ha dicho que es falso que Diahann Carroll abriera la puerta otros actores negros, que ese merito lo tuvo Bill Cosby. Sin menospreciar a Cosby, él podía interpretar el rol que quisiese sin que se quejaran de que no tenía esposa o no interpretaba a un padre de familia. El primer “Bill Cosby Show” lo tenía encarnando a un maestro de gimnasia solterón y donjuanesco. Y cuando vino a interpretar a un patriarca em el famosísimo “The Cosby Show” le cayeron críticas de que falseaba la experiencia afro-americana al mostrar un hogar armónico compuesto por dos profesionales exitosos que crían a seis hijos en una elegante casa de Brooklyn. Lo que más invitaba a la crítica es la percepción de que los Huxtable se habían superado por esfuerzo propio. Daba a entender que la pobreza de algunos afro-americanos se debía a su flojera y falta de perseverancia. Me parece una acusación rebuscada, pero ya en1968 se había acusado a” Julia” de menospreciar el esfuerzo de madres solteras de color que no podían costear un departamento, un guardarropa y un estilo de vida que la Enfermera Baker restregaba em sus narices. Las prendas de Julia Baker eran copiadas por el p'ublico Lo curioso es que TCS era un programa negro, que celebraba, la comida, la música, la ropa, la cultura afro-americana. Los Huxtable representaban una clase media acomodada aunque étnica.. Aun así, las críticas continuaban. Denise Huxtable (Lisa Bonet) un modelo para adolescentes afro-americanas En Watching Race, Herman Gray repite un sonsonete muy aplicado al “Cosby Show” de que el civismo y sentido de responsabilidad de Cliff Huxtable era parte de las estrategias reaganianas para contrastar esa visión positiva del afro-americano con la amenaza social de una masa negra de delincuentes irresponsables. Esa es la gran critica a Julia Baker que en su independencia y éxito de vivir el sueño americano ofende a la madre soltera adolescente, a la prostituta que no terminó la secundaria, a las reinas del welfare que mantienen sus hogares gracias a los programas gubernamentales del beneficencia. Si aceptamos esa teoría llegaríamos a la conclusión de que civilismo y responsabilidad son valores “blancos”, por lo tanto Julia y Los Huxtable para ser personajes representativos de su grupo étnico deberían rechazar esos códigos morales ajenos. ¿Pero no los acercaría entonces al grupo marginal y socialmente peligroso que temían los republicanos? Aunque parezca tendencioso, debe haber algo de verdad en mi aseveración si tomamos en cuenta que las reinas de ébano de la televisión actual son transgresoras al máximo. Olivia, Annalise y Cookie: Las Reinas de los Estereotipos Los programas de Bill Cosby abrieron camino a otros exitosos sitcoms como su spinoff “A Different World” y “the Fresh Prince of Bel Air”, pero sobre todo para protagonistas femeninas , desde “Moesha”hasta “Girlfriends”. Sin embargo, seria Shonda Rhimes quien aportaría al drama, específicamente el drama médico, la presencia de la afro-americana (y de la latina y de la asiática-ergo judía). Su contribución en ese aspecto en “Grey’s Anatomy” (y su spin off “Prívate Practice”) nos ha dejado un legado de poderosos personajes femeninos étnicos. Aun así, el toque Rhimes alcanzaría su apoteosis con las primeras series dramáticas con protagonistas negras desde “Touched by an Angel “, y ni Olivia Pope (Kerry Washington) ni Annalise Keating (Viola Davies) son precisamente angelicales. Agréguenle a Cookie Lyon (Taraji P. Hanson) y ya tendrán la santa trinidad de protagonistas ideales. Olivia Pope, protagonista de “Scandal”, es la fixer más famosa de Washington, directora de un equipo experto en solucionar crisis políticas. “How to Get Away with Murder”, gira en torno a Annalise una prestigiosa abogado y profesora de derecho que se convierte en cómplice de sus alumnos cuando matan a su marido. En “Empire”, Cookie es una ex convicta que ha levantado un imperio del hip hop con bases en dinero obtenido del tráfico de drogas. No me malinterpreten, me encantan los personajes transgresores, pero me deja perpleja que ellas no reciban el chorro de acusaciones que recayeron en “Julia”. Al comienzo, Olivia fue criticada por ser un personaje “post racial” (otro de esos términos de la nueva corrección política) Tal como Julia, vivía con demasiada comodidad en el mundo blanco, y era ajena los problemas de la comunidad afro-america. Pero se convirtió en una “Wonder Woman” de color a partir de la declaración del padre de Olivia que, a sabiendas de que los negros deben luchar el doble para conseguir lo que a los blancos les llega con facilidad, él se esmeró en criar a su hija para que transgrediera todas las barreras. Kerry Washington hizo declaraciones de que ella representaba a la mujer afro-americana instruida y de clase media acomodada. Se supone que Olivia estaba inspirada en una fixer real, Judy Collins, que fuera secretaria de prensa en la administración de Bush padre, pero a medida que “Scandal” se convertía en un thriller político y la protagonista se veía involucrada en situaciones rocambolescas, perdió contacto con cualquier realidad. En resumen, la Enfermera Baker era un personaje más real. En 1989, criticando al “Cosby Show”, Henry Louis Gates Jr. , en el New York Times, encasillaría a Julia Baker en el rol de “la mulata trágica”, la que quiere pasar por blanca. Olivia Pope no necesita pasar por blanca para tener un poder inalcanzable para muchas mujeres de cualquier color. No solo destaca en su trabajo, además es la amante de un presidente blanco y casado. Y como dijo Brittany Cooper en The Feminist Wire: “Me rehúso a aceptar que el vehículo (léase romance) no sea legitimo solo porque el objeto de su cariño sea ilícito.” En el mundo de los estereotipos negativos, Olivia es “Jezabel”, la peor pesadilla del hombre negro, una vampiresa, traidora con su gente, que utiliza sus poderes seductores para atrapar al amo, y en su ambición de poder, desplaza al ama blanca. Pero ojo, si hay algo que Olivia Pope no acepta ser es una matriarca, o una madre soltera. Ella no se convierte en reproductora de híbridos ni pretende ser capaz de criar hijos sin padre. En eso le gana a Julia. ¿Se supone que merece un aplauso.? Al menos la NAACP ha premiado a la actriz varias veces. Annalise es un personaje distinto y se lo hace saber a Olivia en un crossover de “HTGAWM” y de “Scandal”. Ella no fue a internados de lujo ni nació con cuchara de plata en la boca. Sin embargo, la Profesora Keating sabe que ha tenido privilegios que otras afroamericanas no disfrutan, una buena educación, maestros que creyeron en ella y una madre que la amó hasta el punto de asesinar al violador de su hija. En eso, es un personaje más genuino y representativo que la bella Olvia-Jezebel. Aunque casada con un hombre blanco para amante elige a un hombre de su raza. Alto, ese es el amante heterosexual, en su etapa bisexual, Annalise tiene una amante blanca. No es sarcasmo, sino un modo de hacer hincapié en lo hipersexual que es su personaje. Si lo digo es porque Viola Davies —única afroamericana en ganar un Emmy, un Globo de Oro y un Oscar— ha encontrado una manera de vincular su identidad racial a su personaje. Ha declarado que Annalise y su interprete no cumplen con los cánones de belleza caucásica; que ha conseguido vencer la ley no escrita de que una afroamericana solo puede ser protagonista si es de piel clara,; y que en su famosa escena en que se quita su peluca ante el espejo, se ha atrevido a mostrarse tal cual es. A ver, la Venus de Willendorf desafía los cánones de belleza caucásica, no Annalise Keating. Todas las mujeres nos quitamos nuestros atributos artificiales de belleza (pelucas, cosméticos, pestañas postizas, fajas) ante el espejo, eso no significa que nos volvamos feas, o que al estar maquilladas, bien vestidas, contenidas por ropa interior, no seamos nosotras. Si la Profesora Keating se paseara por su serie disfrazada de homeless, piojenta y calva, entonces podríamos hablar de atreverse a afearse. Sorry, Ms Davis, su belleza como su talento son incuestionables. A mi hermano le costó dejar de ver HTGAWM ( y estaba harto de la amoralidad de los personajes) porque tiene un chongo atroz con Viola que, a pesar de sus declaraciones y piel oscura, enamora a gente de todos los géneros y colores. Las transgresoras de Shonda Rhimes han encontrado una fuerte rival, al menos a los ojos de los que otorgan premios de la NAACP y de críticos, en Cookie Lyon. Taraji P. Henson ha dicho que se compenetra con su personaje de “Empire” porque ella se crió en “the Hood” en barriadas con gente como su Cookie Lyon. Parece haber orgullo en ser un personaje marginal. Ya ha habido criticas del mainstream de que “Empire” glorifica a los delincuentes y uno se pregunta si no tendrá que ver con que el show sea creación de FOX, parte del imperio conservador de Rupert Murdoch. Aunque Cookie Lyon, la homegirl del vestuario extravagante (y caro), sea un ejemplo de una realidad afro-americana, su historia de regreso y venganza, su deseo de recuperar hijos y fortuna,y de arreglar cuentas con el marido que la traicionó la acercan a arquetipos blancos. Se convierte en la Condesa de Montecristo, La Madrastra de las telenovelas, una Alexis Carrington étnica. Alexis vs Cookie Peor, aun, Cookie encarna atroces estereotipos negativos como The Angy Black Woman, y la matriarca que desea alejar a sus hijos de la nociva influencia del marido, pero termina castigando a escobazo limpio al hijo desobediente. Su creador, ha dicho que quería un personaje que fuese parecido a Dame Joan Collins, en “Dinastía”, pero también a la madre de Gypsy Rose Lee. Ósea, un arquetipo negativo blanco con piel morena. En su día, Julia Baker inspiró a muchas niñas a ser enfermeras. ¿Habrá niñas que quieran ser abogados como Olivia Pope o Annalise Keating? Reitero, me deja perpleja que debamos ver a Julia Baker, y a las Huxtable como Tías Tom, y pensar que Cookie, Liv Pope y Annalise cumplen con los requisitos para representar a su minoría. ¿Alguien me lo puede explicar? y al final, ¿cómo debería ser la protagonista afro-americana ideal? Para ser justos, todos los grupos étnicos gustan criticar los productos mediáticos que dicen representarlos. En esa vena, mi próximo entrada será sobre criticas infundadas por parte de los judíos, minoría a la cual pertenezco.
Siempre me imaginé a La Beltraneja como una solterona amargada y vieja. Tuvo que venir “Isabel” para yo descubrir que era mucho más joven que su prima. Entre las grandezas de la serie ha estado la de humanizarnos a Juanita de Trastámara y dotarla de personalidad. Una personalidad difícil porque entenderla nos obliga a liberarnos de prejuicios y entrar en ese mundo medieval donde las niñas eran esposas y donde quienes debían estar jugando a las muñecas, tenían que desarrollar su astucia para poder sobrevivir. Isabel de Castilla es un personaje polémico por una docena de razones, por eso la serie “Isabel” intenta ser lo más objetiva posible respecto a su protagonista. Es uno de los grandes logros , pero aun para quienes militamos en el Team Chabela, nos resulta incómodo tener que entender sus motivos para expulsar a los judíos o para quitarle el trono a la legitima heredera, Juana de Trastámara. También gran logro es el cariño que sentimos por Juanita. Aquí tenemos que culpar un poco a Carmencita Sánchez, que es una actriz muy tierna y muy profesional. Pero en la vida real, Juanita también debe haber tenido su encanto puesto que se ganó a cortesanos y al pueblo portugués. Carmen Sánchez ahora, una señorita de 18 años. Lo controversial es ver a la actriz de solo 13 años mostrar a la Beltraneja ( de solo 13 años) pasar de novia virgen a , como diría la Bolena de Philippa Gregory, mujer “casada y encamada”. Para nuestra época eso es chocante, a pesar de que yo, y muchos que me leen, conocemos nenas de 13 años que son sexualmente activas y sin haber sido obligadas por la necesidad de recuperar un trono. El Medievo tenía otras reglas. 13 años y menstruando era todo lo que se necesitaba para consumar un matrimonio, eso debido a la búsqueda incesante de herederos. Recordemos lo que le pasó a Lady Sansa Stark apenas “floreció”. Puede haber resultado un poco chocante ver a una nena de trece casándose con un tío treinta años mayor, pero tampoco era poco común. Así que antes de gritar “pedofilia”, revisemos esta lista de novias treceañeras. La primera es la más trágica. Cuando nos horrorizamos ante una niñita arrastrada al altar pensamos en Margaret Beaufort casada con Owen Tudor a los doce años, y casi perdiendo la vida nueves meses más tarde al alumbrar al futuro Enrique IV. El parto dejó a Mi Señora, la Madre del Rey imposibilitada de tener más hijos. Pero, en Inglaterra las novias de 12 años no eran novedad. La Mujer de Bath, del poema de Geoffrey Chaucer Los Cuentos de Canterbury, se ufana de haber tenido cinco maridos y que el primero le llegó cuando tenía 12 años. 13 años tenía la Loba de Francia cuando la enviaron a la corte inglesa a desposar con el rey Eduardo II en 1308. Pero su primer hijo nació en 1312 cuando la reina tenía 17 años. Es que Eduardito tenía más problemas que Enrique, El Impotente para consumar su matrimonio. La Loba de Francia y Sophie Marceau interpretándola en "Braveheart" ¿Se acuerdan del primer matrimonio de Lucrezia en “Los Borgia”? La novia se quedó dormida en el banquete y Cesare tuvo que llevarla en brazos a la cama, avisándole al marido que no la molestara. No me sorprendería que eso hubiera ocurrido en la vida real puesto que Lucre solo tenía 13 años. La novia se quedó dormida El hermano tiene que llevarla a la cama. Pero no solo reinas y nobles se han casado tan jóvenes. En 1834, el poeta Edgar Allan Poe se casó con su prima de 13 años, Virginia Clemm. En su breve vida matrimonial fueron muy felices y la muerte de la tísica Virginia seria la gran inspiración tras la obra de su viudo. Más polémico fue el matrimonio del cantante Jerry Lee Lewis con su prima Myra en 1957 cuando ella solo contaba 13 años. El escándalo casi arruinó la carrera del cantante, que ya llevaba dos matrimonios. Jerry Lee y Myra Gale Brown en la vida real Y en la ficción encarnados por Dennis Quaid y Winona Ryder en "Gret Balls of Fire" Bueno, y no debo olvidar que mi bisabuela materna se casó a los 13 años . Esto ocurrió en Italia a comienzos del siglo XX . Lo único extraño es que tomó como un año la consumación, porque en su noche de bodas mi bisabuelo (que también era primo hermano de la novia) no la pudo encontrar. ¡Fiorella (o Florinda como se puso en Chile) se había escondido en un armario! Ya con esto, tengo que aceptar que el matrimonio de La Beltraneja era parte del contexto histórico. Pero todavía tengo el problema con Carmencita que realmente tenía trece años y los representaba. Sophie Turner y Michelle Jenner han interpretado a niñas de trece años, pero uno sabe que son un poco mayores en la vida real. Con Carmen no tenemos esa excusa. Por eso su actuación es más que elogiosa. Lo mismo el modo en que se ha llevado la historia que pudo pecar de pacata o de mal gusto. “Isabel” ha sido muy histórica en lo que se refiere a la trayectoria de Juanita. Y donde no hay información ha especulado apegándose a los pocos datos que existen. El nacimiento de la Beltraneja es planeado y fabricado como si fuera el monstruo de Frankenstein. Enrique es incapaz de hacerle los honores a su guapachosa consorte, Juana de Avis. De común acuerdo, deciden someterse a un tratamiento experimental ofrecido por su médico judío el Maestre Zamaya que en lo de experimentos locochones le gana al Maestre Qyburn. Lo que hoy conoceríamos como inseminación artificial le es practicada a la reina. A propósito, este no era un método desconocido para los judíos quienes lo utilizaban ya para inseminar a las reses. Pero la Reina Juana fue la primera humana en ser sometida (y exitosamente) a ese tratamiento. Zamaya está dando gritos de albricias, hablando de que se ha hecho historia en la medicina, que tal vez le den el Nobel… Enrique lo agarra de un ala y lo saca a empellones del palacio. ¡Ya te pagué con creces, judío hocicón, ándate a la porra! No es ingratitud. Enrique quiere mantener en secreto el modo en que se ha concebido su hija. No solo le da pena contar sus asuntos de alcoba. También sabe que con lo supersticiosos que son en su corte—ni hablar de la plebe— se murmurará de brujerías hebreas, de pactos demoniacos, de como dice mi amigo el Dr. Ernesto Medalla, “palabras secretas que solo conocen los judíos”. Mejor que ni sepan de cánulas ni del Maestre Zamaya. Tristemente, la ignorancia y la maledicencia andan por el brazo por la calle y no conocer este secreto ayuda a que se acrecentaran las calumnias sobre la pobre bebita. La verdad solo aparece en este siglo. Almudena de Arteaga, Marquesa de Cea, famosa escritora de novelas histórica desenterró unos legajos en la Biblioteca Nacional de Madrid escritos por un médico alemán llamado Munzer quien en su día atendió al Rey Enrique. Su dictamen fue que era imposible que el rey procrease un hijo de manera normal por lo que se le aconsejó este método primitivo de inseminación artificial. Para alegría de sus padres, Juanita nace normal y muy mona. Su tía Isabel, de trece años, será su madrina. Más adelante se hinca ante la bebe y le jura pleitesía. ¿Cómo se entiende entonces que Isabel , tercera en línea del trono, de pronto alce la cola y decida que ella quiere ser reina de Castilla, olvidando sus juramentos? Isabel se hinca ante su primita El libro de Almudena de Arteaga se titula La Beltraneja: El pecado de Isabel La Católica y se publica en el 2001. Tres años más tarde, José Carrillo de Albornoz publica otra novela histórica: Yo, La Beltraneja, la reina traicionada. Los subtítulos lo dicen todo. Isabel traicionó a su sobrina contraviniendo leyes humanas y divinas. Si nos vamos por lo telenovelero, a Isabel le sobran razones para tenerle fastidio a su hermano y cuñada. Enrique los ha hecho vivir a ella y a su familia como pordioseros y la ha separado de su madre. Juana de Avis la ha humillado y hasta golpeado. Pero eso no basta. La realidad es que Isabel puede haberse creído las calumnias que Pacheco esparcía sobre el origen de su sobrinita. También que Enrique haya tenido algo que ver con la muerte de su hermano Alfonso. Para mí la verdadera razón yace en la inusitada sagacidad de Isabel, su erudición poco común en las nobles de la época, su poquito de ambición y su tremenda visión histórica. Para ser tan joven ya capta que Enrique es un rey débil, que Alfonsito hizo bien en morirse porque no servía de mucho, y que ella, Isabel, podía ser una mejor reina, siempre y cuando la dejen gobernar. La infancia de Juanita está sometida a los caprichos y debilidades de su padre que a los dos años de nacida, la deshereda y nombra como su heredero al pusilánime de Alfonso. Más encima, la mamá de Juana se preña de mellizos de un biznieto de Pedro el Cruel. Destierran a Las Juanas a las propiedades de los Mendoza, la poderosa familia que ahora lo es de don Beltrán de la Cueva a quien Pacheco y el vulgo creen padre de la princesita. En la serie vemos que los Mendoza para alegrar al rey Enrique le traen a la niña de visita. En 1470, cuando la pajarita tiene ocho años, al veleta de Enrique le viene un cambio de opinión. Hace venir a Las Juanas a la corte, y que la reina públicamente jure que su hijita fue hecha con los espermatozoides de Enrique. Acto seguido, la pitufita es restaurada en su posición de princesa heredera y casada por poder con el Duque de Guyena, hermano del Rey de Francia. Es una escena magnifica. Carmencita tendría como once o doce años cuando la filmó, pero realmente se ve como de ocho. Ahí está, como una muñequita al lado de un desconocido con turbante. Se trata del Conde de Boulogne, que está representando al novio. El Arzobispo pregunta a Juanita si quiere casarse con este señor. Hay duda en la cara de la princesita, mira a su madre. Juana le hace un gesto de que dé respuesta afirmativa. Con un hilito de voz la Beltraneja consiente casarse con un extraño. El Arzobispo no la oye, vuelve a preguntar y es el entrometido de Pacheco, que, con su vozarrón da el “si “de la princesa. ¡Bravo, Pacheco, te acabas de casar con el Duque de Guyena! El tal Duque nunca conocerá a su esposa. Muere al poco tiempo, y a Juanita la mandan a vivir con Pacheco. ¡Pobrecita! A la muerte de Pacheco, la niña es ‘heredada “por su hijo Diego. Juana vivirá en el Castillo de Alcatraba, pero estará con su padre a la hora de morir Enrique. La serie se ha tomado un par de licencias necesarias para aumentar el dramatismo. A la muerte de Enrique, su viuda estaba enclaustrada en el Convento de San Francisco en lo que hoy es Madrid. Fueron Diego Pacheco y el infaltable Arzobispo Carrillo quienes enarbolaron la bandera de La Beltraneja. Es también cierto que antes de morir, Enrique solicitó de su cuñado que cuidase de su hija y la mejor manera era casarse con ella. En “Isabel”, Carrillo va en busca de Juana de Avis y la convence (no necesita apremiarla mucho) que la mejor manera de poner a su hija en el trono será solicitando la ayuda de Alfonso Lo próximo es que vemos a las Juanas cenando con Alfonso. Al parecer el rey portugués ha cruzado la frontera para visitar a las parientas. Llegan Carrillo y Pacheco a anunciar que Isabel Y Fernando ya se sienten reyes de Castilla. La única solución será que Alfonso se case con Juanita. Otra vez La Beltraneja se viste de novia. Parece una niñita disfrazada. Al novio le da vergüenza besarla en los labios y la besa en la frente. Esa noche, Juana se encarga de acostar a su hija. Le recuerda que para afianzar su posición como reina de Portugal debe tener un hijo. “Dejaros hacer, ” aconseja “y acabará pronto”. Vaya consejo. Entra el Rey, Juanita coge la manga de su madre. ¡Oh, cómo no sentir lástima de ella! Alfonso expulsa a todos del cuarto. Cuando su hermana pasa por su lado, le lanza mirada enojada. Alfonso se acerca a la cama. Juanita tirita como los perritos cuando están asustados. El monarca la tranquiliza. Le dice que no tema y que duerma tranquila. Juanita voltea y se duerme, pero su carita sigue preocupada. Y el Rey, supongo, hará como Tyrion Lannister, se servirá una copa de vino y dirá “y ahora comienza mi guardia”. Unos meses más tarde, fallece Juana de Avis. Juanita vela el cadáver. La Beltraneja, en ese entonces, vivía en la corte que su marido le hizo en Toro (cerca de Zamora) donde la reinita desplegó dotes de soberana que dejaron a todos boquiabiertos porque se trataba de una cría de trece años. En la serie nos la tienen dando gritos. Es que a lo mejor la imaginación popular española tiene esa imagen de reina con mal genio, gritona, que empuja a las niñas para que no salgan en la foto con la abuela. Juanita es práctica, su madre ha muerto, su único apoyo es el tío-marido. Si tuviera un hijo afianzaría su posición en la corte portuguesa. Si fuera varón sería un golpe contra Isabel que solo tiene una niña. Vemos a la pequeña empezar una campaña muy inocente, muy torpe para seducir al marido. Carrillo la aconseja ser obediente con el rey. Los vemos regresando de una velada. Se les ve contentos, Alfonso está deslumbrado, alaba a su esposa por lo bien que canta, lo guapa que se ve con su nueva ropa, elogia su peinado. Este no necesita de mucho para enamorarse. Juana se queja de que pasan poco tiempo juntos, pero ya en la alcoba cuando el rey busca besarla, voltea la cara. El paciente Alfonso se dispone a retirarse, pero la reinita lo detiene, comienza a desvestirse. Alfonso se acerca y nota que tiembla. Tiene dudas, como todo hombre decente no le interesa violar a una criatura. Pero Juana le ruega, en memoria de su madre, que consumen el matrimonio. Me hubiera gustado que hubieran puesto a Alfonso más galán, pero en las crónicas se le describe como corpulento, calvo y avejentado prematuramente por sus campañas africanas. También me hubiese gustado que La Beltraneja hubiese tenido una linda noche de bodas como la de la tía Isabel y Fernando o la primera vez de Isabel de Solís y Muley Hacem, pero también hubiese sido poco verídico. Los reyes de entonces no sabían mucho del arte amatorio y La Beltraneja era realmente inocente. El problema con la inocencia de La Beltraneja es que estaba eclipsando a la tía y para los espectadores, el personaje estaba quedado como víctima. Entonces hubo que ensuciarla con un episodio tan descabellado, y tan alejado de la verdad histórica, que se parecía a esas pesadillas que sufría Isabel. En la vida real, La Batalla de Toro tuvo un desenlace incierto, porque si bien las tropas de Alfonso sufrieron una derrota, no pasó lo mismo con las otras tropas portuguesas lideradas por su hijo el Príncipe Juan. En la serie es una gran derrota. Juan regresa a Portugal. Juanita desmantela su corte en Toro. Alfonso ofrece entonces a Isabel la paz con la condición de que les deje las ciudades de Toro y de Zamora, más el Reino de Galicia que se había declarado a favor de La Beltraneja, pero Isabel se niega a ceder ni un solo palmo de lo que considera su territorio. Alfonso decide ir a Francia y tratar de convencer al Rey Luis XII de apoyar su causa. Comete el error de dejar atrás a su mujercita, a pesar de las suplicas de La Beltraneja. Los que vimos “Borgoña” sabemos que Luis está embarcado en tremenda guerra con Carlos, El Temerario. Alfonso que es primo de Carlos intenta mediar sin resultados. Luis que es muy sagaz e inescrupuloso, mantiene a Alfonso en la corte, a pesar de que ya ha decido firmar la paz con Castilla y apoyar la causa isabelina. Entretanto, en la serie, Juana está dando problemas. Por un lado se queja de que la tienen encerrada y no la dejan salir . ¿Quiere ir al mall? ¿O a la disco? Esta niña ha vivido encerrada en castillos toda la vida. Ese amor por la calle es un absurdo. Luego se queja del servicio al que maltrata. Por último, se queja del marido. Que es un inútil, que le ha perdido su reino. Que al diablo con Francia, que ella puede buscar alianzas mejores. ¿Con quién, Mi Señora? ¿Con el Imperio Otomano? ¿Con el Gran Mugal de la India? Porque Francia es la única aliada viable, la que tiene fronteras con Aragón. De Italia nadie puede venir, porque Aragón domina el Mediterráneo. Inglaterra es un reino de cuarta y ya ha tenido sus encontronazos con Portugal por problemas con el comercio marítimo. Todo este episodio es falso, incoherente y solo busca desacreditar a La Beltraneja inventándole situaciones inverosímiles. No es el único personaje que queda malparado en esta serie. Diego López Pacheco nunca fue un cobarde altanero. No se arrepintió en el cadalso. Era un erudito, un humanista, un erasmista amigo de poetas y conversos. Pero, bueno, es un personaje terciario. Juanita es ya un personaje histórico al que se le ha intentado borrar de la historia. Representarla de manera falaz es desfigurar su verdad. Pero esperen que aún hay más. Aparte de quejosa, descontentadiza y patrona explotadora, Juanita se nos revela como la zorra más grande de Portugal. La Beltraneja de solo catorce años que no quería que su madre la dejara sola con el marido, la que lloró después de su noche de bodas, de pronto se convierte en una maestra de la intriga, una Mata Hari, una cortesana. WTF? Se le mete en el mate que su hijastro Juan es mejor candidato a ser su marido que el viejo pachucho de Alfonso. También se ha calumniado en “Isabel” a quien en vida ya llamaban “El Príncipe Perfecto’” precisamente por su nobleza, caballerosidad y odio por la intriga. En su reinado, Juan llegó a matar con su propia mano a conspiradores. ¿Y él iba a traicionar a su padre con una madrastra que apenas mide un palmo y solo le traerá problemas? En la vida real, si Juan deseaba el trono era porque sentía que su padre prestaba más atención a la toma de Castilla que a asuntos portugueses. En la vida real nunca fue desleal ni a la corona ni a Alfonso. Estaba casado con su prima Leonor con quien se había criado y con quien se llevaba muy bien. Leonor era de linaje real, muy amada por el pueblo, de hecho cuando el marido y el suegro se fueron a la guerra, la dejaron de regente. Aun así, esta Juanita embargada en delirios de grandeza, le escribe a Carrillo para que convenza al Papa que la divorcie de Alfonzo y divorcie a Juan de Leonor. Y todo a espaldas de los interesados. Ahora , esta serie nos muestra al Papa como un gran casamentero, y también encargado de divorciar gente a diestra y siniestra. Ósea, los lazos matrimoniales de los reyes parecen tan frágiles como los de los actores de Hollywood. Juanita acaba su carta con un toque malicioso, prometiendo dejar las puertas “de mis aposentos abiertas” (y seguro que también tendrá las piernas abiertas ) para recibir al hijastro. ¿De dónde salió esta coscolina? Nuria Caballero como Beatriz de Braganza Por supuesto que tan obscena carta llega a manos de Juan quien envía a su suegra, la Duquesa de Braganza, a darle entender a Juanita (tampoco sé cómo) que él no está disponible. Enseguida ocurre un cambio de argumento que no se entiende. Juanita les toma odio a las intrigas de su hijastro y lo acusa de perjuro con su padre. Es como si hubieran cambiado de escritor y el anterior hubiese vuelto y borrado todo lo escrito. Mejor para mí. Juan se corona rey y se dispone a hacer las paces con Castilla. Su madrastrita que le ha tomado una tirria negra le grita traidor delante de la corte. El la manda a la cocina. Entra un monje franciscano que resulta ser Alfonso. Juanita cae de rodillas. Juan poco menos que le lanza la corona al padre y huye. Juanita es nuevamente elevada al rango de reina consorte. Juan complota con Beatriz de Braganza para que su padre vaya a una batalla perdida desde el principio. ¿Por qué mejor no le cuenta de los planes de Juana? Alfonso sufre una horrenda derrota en Albuera, vuelve a Portugal para descubrir que el Papa (convencido por Isabel) ha disuelto su matrimonio con Juanita. Paremos un momento para ver cuánto de esto es verdad. Cuando Alfonso en Francia se dio cuenta que Luis XII no pensaba ayudarlo, cayó en una aguda depresión. Dudó entre irse a un monasterio o a Jerusalén como peregrino. Entremedio, escribió algo a su hijo que sonaba como abdicación. El Rey Luis se asustó. Le convenía más tener a los portugueses picaneando a los españoles antes que a Fernando se le ocurriese ir a robarle un pedazo de Francia. Los franceses buscaron al rey portugués , lo encontraron en Normandía y lo enviaron de regreso a Portugal. Al saber a su padre de regreso, Juan pidió consejo a sus asesores. Fue aconsejado de retornar la corona. Alfonso, un poco avergonzado por su proceder, le ofreció dividir el reino para que ambos pudiesen reinar. “Portugal solo debe tener un rey” fue la respuesta de Juan. La Batalla de Albuera no fue una derrota tan grande ni representó el descredito de Alfonso. De hecho, la guerra continuó siete meses más y en las batallas marítimas iban ganando los portugueses. Lo que realmente destruyó la causa de Juana fue el inesperado divorcio que les mandó el Papa. Volviendo a la serie. Beatriz visita Castilla y ella e Isabel se dan besos y se elogian, mal que mal son parientas. A la Braganza se le ha ocurrido que esta guerra mejor se arregla con un bodorrio. Y Chabelita está ahí con tamaña sonrisa como si hubiera entrado por la puerta una vendedora de Avon con productos nuevos y grandes ofertas. Las casamenteras A Isabel le parece maja idea casar a su Isabelita con Alfonsito, hijo de Juan. ¿ Y no que no iba a obligar a ningún hijo de ella a casarse? No importa, porque lanza mugidos de becerra cuando Titi Beatriz le plantea la posibilidad de casar a La Beltraneja con Juanito, la luz de los ojos de Isabel. A ver, ¿qué le parece tan mal? Es cierto que en la vida real, Isabel ODIABA a ” La Muchacha” como la llamaba despectivamente. ¿Pero de dónde le nacía esa inquina? Por más que detestara a la madre, no podía detestar también a una cría inocente. Es cierto, que a lo mejor se creyó que la niña era hija de Don Beltrán (¿el que Beltrán fuese tan leal soldado isabelino no la haría pensar que los rumores eran infundados?), pero eso no quitaba que Juana fuera una princesa. Juana, La Zorra A lo mejor Juanita era bastarda e hija de puta, pero Juana, La Zorra era noble por los cuatro costados, hija de un rey y parienta de Isabel. Su sangre real corría por las venas de su cría. No se podía despreciar tan fácilmente a La Beltraneja. Yo lo que creo es que Juanita era una espina para Isabel porque por un lado siempre la haría sentir una usurpadora y por otro le provocaría algún que otro remordimiento. Juanita soluciona el asunto presentándose a su marido (que muy discreto la reconviene por venir en camisón a sus aposentos: ” Recordad que ante D -s ya no soy vuestro esposo”) y le anuncia que prefiere irse a un convento antes que ser nuera de su tía Chabela. Mucho he oído que fue un gesto revanchista. Yo lo vi como un gesto de sobreviviente. Con el odio que le tiene Isabel... Viendo las cosas como eran, un convento no era tan mala opción. Como señora principal, Juanita llevaría criados, tendría sus propios aposentos. Antes de fallecer Alfonso (de un infarto según la serie, de peste en la vida real) dejó destinados unos dineros para que a su ex esposa no le faltase nada en Coímbra donde se retiró. A Isabel le viene un patatús. No sé por qué, es mejor no tener por nuera a La Muchacha. Ahí se acuerda de su promesa y habla de haber sacrificado a su hija. Un poco tarde. Luego pone cara de mala. Me encanta Michelle cuando se pone tóxica, y dice que se encargará de que La Beltraneja sea monja de clausura y nunca salga del convento. ¡Muahaha! Cualquiera creería que la va a enterrar viva. lrónicamente, Juana será libre desde el convento, más libre que su tía. Isabel fue una mujer muy poderosa, muy privilegiada, que consiguió lo que quería, pero como el mundo es un sitio armónico, la balanza de la vida la pasó la cuenta en tragedias personales. Su hija Isabelita se casó con Alfonsito, el hijo del Rey Juan de Portugal. Fue un matrimonio por amor, a pesar de la novia llevarle cinco años al marido. Un día, en 1591, paseando con el padre, Alfonso cae del caballo y muere. Isabelita está transida de dolor. El Rey Juan no tiene más hijos legítimos. Deberá nombrar como heredero al trono a su cuñado Manuel, llamado el Afortunado, porque se salva de ser muerto como sus hermanos. Beatriz de Aveiro, Duquesa de Braganza, que tanto entorpeció los planes de La Beltraneja morirá en su cama, su hijo será rey, pero los hermanos de Manuel terminarán de vulgares conspiradores. Uno será ejecutado y el otro asesinado por su primo, el rey. Los enemigos de Juanita irán cayendo. Mientras tanto, ella cambia de convento, sale del convento, y en 1482 ¡hasta recibe una propuesta de matrimonio! Fernando, libre del problema de Portugal, mira con ojos codiciosos el Rosellón francés. El Rey de Francia decide asustarlo. Volverá a proteger los interés de La Beltraneja y para eso le ofrece como marido a Francisco Febo, heredero del trono de Navarra. No se sabe cómo toma la oferta Juanita, porque el novio muere inesperadamente. Tal vez fue para mejor. Las vidas matrimoniales de las princesas de entonces eran muy desdichadas. Veamos el caso de la viuda Isabelita obligada a casarse con Manuel, el nuevo rey de Portugal. Isabelita morirá de parto y su hijito solo la sobrevivirá dos años. Lo dicho, la vida le está pasando la cuenta a la Reina de Castilla. Al viudo Manuel se le pasa por la cabeza que a lo mejor debería casarse con La Beltraneja. Cuando sus católicos suegros oyen tan peregrina idea, aterrorizados, le envían una nueva hija María, para reina consorte. En 1504, achacosa y pesarosa, fallece Isabel. Juanita es libre. Los reyes portugueses le permiten salir del convento y le instalan una mini corte en el Catillo de San Jorge en Lisboa. Juanita vive sus últimos años como la reina que no llegó ser. Aunque solo ostente el título de “Excelente Señora” es amada por todos, su gente, la corte y el pueblo. Todavía le queda la última venganza. Fernando está escalando paredes enfurecido, no quiere cederle el trono al petimetre de su yerno, Felipe El Hermoso. Como modelo del Príncipe de Maquiavelo que es, se le ocurre un plan maquiavélico ¡:casarse con La Beltraneja y reclamar el trono de Castilla! Juanita se da el gusto de mandarle una sonora negativa. Hasta los gatos quieren zapatos. Manuel morirá también. Su hijo Juan II casado con Catalina, nieta de los reyes Católicos, mucho aprecia a La Beltraneja quien le cederá los derechos al trono de Castilla que Juan nunca reclamará . Juanita fallecerá a los 58 años, en 1530. Los reyes de Portugal la llorarán públicamente y la corte se vestirá de luto por ella como si fuera una de las reinas viudas. Su tumba fue arrasada por el terremoto y tsunami de 1755, por eso no hay manera de examinar las huellas de ADN que finalmente nos dirían de quien era hija. ¿Pero importa acaso? Isael La Católica merecía reinar por enérgica, por visionaria, por hábil y por tener ovarios. Eso no la hace legitima, pero España no siempre ha sido gobernada por reyes legítimos. La Casa de Trastámara fue fundada por un bastardo que asesinó al verdadero rey. Los Borbones ganaron una guerra a los Austria y se hicieron del trono. No creo que Fernando el Deseado supiese quien era su padre biológico, con esa mamacita que tenía y siempre lo he dicho. En 1975, el rey debió ser el Duque de Cádiz, nos hubiéramos evitado muchos bochornos si al Caudillo no le hubiera entrado el capricho de poner a Don Juan Carlos en La Zarzuela. A ver si lo estarían exhumando ahora Aun ahí, la saña con la que Isabel persiguió a Juana; el odio personal que sintió por esa “Muchacha”, y como la secundaron reyes y Papas fue cruel e innecesario. Dice la Wikipedia en español que se destruyeron documentos, incluso hasta en el siglo XX, que probaban la ilegitimidad de Isabel. ¡Que risa! Como si alguien creyera o le importara sus verdaderos derechos. Pues a sus descendientes si les importaba. La serie, al vilificar a Juana de Trastámara, se convierte en cómplice de una historia calumniadora y parcial que nace más de remordimientos que de verdades . “Isabel” nos mostró a Juanita escribiendo cartas conspiradoras. Nunca la mostró redactando su más famoso documento, el Manifiesto que envió a los castellanos antes de entrar a la guerra. En él, la princesa acusa a su tía de no haber obedecido al hermano mayor, de haberse casado en contra de la voluntad de Enrique y de haber roto sus juramentos de honrar y servir a su sobrina. También Juanita acusa a Isabel de mentirosa por perpetuar calumnias sobre el linaje de La Beltraneja y termina con una velada alusión al posible envenenamiento de su padre. Enrique murió dando señales de haber sido envenenado. En el Siglo XX, cuando Gregorio Marañón practicó una autopsia a los restos del llamado Impotente, encontró señales de arsénico. Obviamente quien lo asesino quería a Isabel en el trono. ¿Sería eso lo que se ha intentado ocultar? No se olviden de seguir viendo” Isabel”. Como la página de RCTV ha cerrado la Tercera Temporada a la audiencia de Estados Unidos, la mejor manera de verla es subscribirse, por menos de tres dólares al mes, a UnivisionNow.
En 1937, El Coronel Juan Luis Beigbeder es el hombre mas poderoso del Protectorado de Marruecos. Por ende, su querida, la inglesa Rosalinda Fox comparte su poder desde su chalé en el paseo de las Palmeras en Tetuán. Ese es el hecho histórico que Maria Dueñas novela en El tiempo entre costuras. Una obra de ficción que recoge más de la cuenta de una realidad. Un año después de estallada la Guerra Civil, Sira Quiroga protagonista de la novela, ahora convertidas en la modista top de Tetuán, recibe la visita de una dama inglesa, Mrs. Fox que requiere sus servicios. Hay una simpatía mutua e inmediata entre modista y clienta. Hanna New, que tanto me impresionara como la trágica Eleanor de "Black Sails" , interpreta a una Rosalinda adorable, llena de carisma y burbujeante de energía. Rosalinda aplaude que Sira (quien pretende venir de familia principal) se dedique a la alta costura, “Las mujeres ya nos la podemos pasárnosla metidas en casa” afirma. Unos días más tarde, Rosalinda aparece desesperada en casa de Sira. Necesita un vestido ipso facto, pero no cualquier vestido. Tiene que ser una creación única, deslumbrante. La han invitado a la fiesta más importante de Marruecos, la que celebra la llegada del nuevo cónsul alemán. Sira sabe por sus clientas nazis de la importancia de esta velada. Para ella también lo es. Anda empeñada en sacar a su madre de la Zona Roja, y el único hombre en Tetuán capaz de hacerlo, asistirá la fiesta. Este es uno de los momentos mágicos de la novela cuando Sira y su leal e inseparable Yamila se convierten en los ratones, y el hada madrina, de Cenicienta-Rosalinda. A la modista se le ocurre fabricarse un “Dolfos”, uno de esos famosos y únicos diseños de Mariano Fortuny. La creación del falso Dolfos me tuvo tan en ascuas como cualquiera de las posteriores aventuras de espionaje de la costurera. Sobre todo, porque ni el tiempo ni el clima estaban del lado de la modista. Finalmente, todo sale bien y Cenicienta-Rosalinda parte al baile a palacio dejando a Félix, boquiabierto. El mentor de Sira le pregunta “¿Sabes a quién le has hecho ese vestido?” Ahí Sira se entera del rol que su clienta estrella juega en la política local. Es adecuado que lo sepa en esa misma noche en que se desenmascara ante Rosalinda y le pide como único pago que contacte a un hombre en la fiesta que tiene reputación de poder sacar gente de Madrid. La actitud de la Rosalinda de la serie es exactamente la que una esperaría de la legendaria espía. No se sorprende ni se molesta ante la confesión de Sira. “Que diablos importa quien hayas sido antes si ahora eres la mejor modista de Marruecos?” Tampoco le importa el precio del falso Dolfos. Y en la fiesta se acerca sin temor al individuo Es el quien se asusta al saber con quién está hablando. Aquí entran en juego tres aspectos importantes sobre el carácter de la Mrs. Fox. Su intrépida naturaleza, su lealtad para con sus amigos, y la importancia que su relación con Beigbeder le otorgaba. Como dice Felix “es la mujer con más poder en el protectorado”. ¿Era eso cierto? Se sabe que Beigbeder le dio a Rosalinda un vehículo propio (un Austin rojo) y los permisos necesarios para moverse por donde quisiera. Por las dificultades que Sira tiene para poder ir a Tánger a pagar su deuda, y que tiene que darle cien explicaciones al Comisario Vásquez para que le conceda un permiso, sabemos que transitar libremente en el Protectorado no era cosa fácil. Sin embargo, Rosalinda al volante no tiene esas limitaciones y es ella quien llevará a Sira a Tánger. Volviendo a la fiesta, Rosalinda está nerviosa y ansiosa de causar buena impresión porque es su presentación oficial como pareja del Alto Comisario. Entonces, e incluso hoy sería un escándalo que un hombre casado presentara en público a la querida. ¿Cómo pudo hacerlo Beigbeder? Pues no era común que los militares de alto rango trajeran a sus esposas al Protectorado por lo que muchos establecían “casas chicas” con mujeres locales. Aun así, el cargo tan alto y visible del Coronel Beigbeder lo hacía más vulnerable. Es por eso por lo que su relación con Rosalinda era mal vista, daba que hablar, y en una ocasión se le llamó a Burgos a dar cuentas. De España, Beigbeder regresó incluso con más poderes. Persuadió al Caudillo de que su labor en Marruecos era más importante que acallar habladurías. Sin embargo, había una preocupación real, tal como lo refleja la novela, de la influencia que Mrs. Fox podría ejercer sobre su amante. Cuando Vásquez le advierte a Sira que hay personas que desaprueban de Rosalinda y de su relación con Beigbeder expresa un hecho histórico. Los españoles pro-Eje y, por supuesto los alemanes que la novela nos presenta como tremenda influencia en África y luego en la Península ibérica, le temían al poder que tenía Rosalinda sobre el Alto Comisario. En sus memorias, Rosalinda habla que su mayor empeño (y el de su amante) entonces era que el gobierno de Su Majestad reconociese al Gobierno de Burgos. Rosalinda le dice a Sira que su intención es que Juan Luis siempre sea amigo de Inglaterra. Sira le pregunta si realmente cree poder conseguirlo y Rosalinda le da una respuesta ingenua. Su amante le ha prometido que “por su Rosalinda “está dispuesto a todo. De ahí surge la inferencia de que Mrs. Fox ha sido plantada por los servicios de inteligencia para influir sobre el Alto Comisario. Los detractores de la pareja niegan tal influencia. Maria Rosa Madariaga en Marruecos: Ese Gran Desconocido lo toma a broma. “Habría estado loco el Intelligence Service de su Graciosa Majestad si hubiese confiado misiones de espionaje a la tal señora…” Madariaga siente un gran desprecio por Beigbeder y por ende de Rosalina a la que cree una insensata. Y a la que tilda de ser “un ama de casa”. Pues muchas amas de casa desearían tener los atributos y el poder de Rosalinda. Madariaga admite que Rosalinda estaba enamorada del Alto Comisario y que este “quería a la Sra. Fox a su manera” Bueno, algo es algo. Madariaga cae en el chisme cuando se trata de hablar de la vida amorosa del Coronel Beigbeder. Ese es una tena que encuentro a menudo en escritos sobre Beigbeder y siempre de parte de gente que no lo quiere bien. Si el macho tenía fama de mujeriego entonces obvio que no era fiel. Hay que pensar que mientras él lo pasaba pipa entre sus moros, su pobre y loca mujer y su hija estaban atrapadas en el Madrid Rojo. Ese es otro cuento que necesito explorar. Maria Teresa Beigbeder trabajaba abiertamente en la Cruz Roja. Eso en un Madrid donde se fusilaron nobles, miembros de la familia Real, dos hermanos de Serrano Suñer y donde la Duquesa de la Victoria estuvo encarcelada en una checa, y Pilar Queipo de Llano sufrió arresto domiciliario. ¿Como es que las Beigbeder se libraron de un paseo? Pero bueno, eso, amerita otra investigación, Volviendo a la vida amorosa de Beigbeder, se dice que cuando Rosalinda se reunió con él en Washington en 1943, el coronel estaba ya metido en otros líos de faldas. Joaquín Bardavío en El Reino de Franco chismorrea que se le conoció a Beigbeder en sus últimos años una relación estable con una aristócrata que vivía en un palacete en Los Jerónimos. Precisamente donde viviera Rosalinda en su único año en Madrid antes de su exilio en Lisboa. Pero todas estas señoras son anónimas son de rumores de revistas del corazón, no pertenecen a la historia oficial. Rosalinda es otra historia. ¿Por qué sabemos de su nombre, de su influencia, del poder que Beigbeder le dio? Obviamente porque significó mucho más para el que otras mujeres. Unica foto que he encontrado de Beigbeder y Rosalinda (la de lentes) juntos en Marruecos. Quiero acabar este tema con un esfuerzi de Madariaga por identificar a otra querida del Alto Comisario. Es tan risible que me hace desconfiar de sus fuentes. En una página, y hablando de los intentos beigbederianos por destabilizar las relaciones Anglo-francesas, cuenta como el Alto Comisario hizo declaraciones al periodista francés “Jouvenal” sobre las posibilidades de una invasión al Protectorado por parte de los franceses. Curiosamente, Madariaga no menciona a “Jouvenal” por su nombre completo, lo que da la impresión de que era alguien muy conocido. Conclusión, se trata de Bertrand de Jouvenel, el hijastro-amante de Colette (y pareja por años de Martha Gellhorn), quien en los 30s fungió como corresponsal del periódico de derechas Gringoire. Pues unas páginas más adelante, Madariaga nos cuenta que, en Marruecos, Beigbeder rompió definitivamente con Rosalinda (WTF?) para reemplazarla con una “Madeimoselle de Jouvenel” periodista de Gringoire (¡!!) A ver, no es posible que hubiese un alcance de nombres. De Jouvenel, un apellido aristocrático, no era común en Francia y mucha coincidencia seria que dos personas con el mismo apellido trabajasen para un pasquín de derechas. La única Madeimoselle de Jouvenel en ese momento era Colette-Renee, hija de la escritora y hermanastra de Bertrand, pero ni era periodista ni estaba en Marruecos. Yo no pongo las manos al fuego por la fidelidad de ningún humano, pero bien sé que muchas veces se puede ser infiel a la persona que más se ama. Tal como hay sexo sin amor, un gran amor puede trascender a la sexualidad. La relación de Rosalinda y Beigbeder como todo en la vida de Mrs. Fox, estaba determinada por su frágil salud. Es posible que su enfermedad pueda haber limitado su vida íntima. En el libro y la serie nos la muestran postrada en cama durante sus crisis. Cuando habla de Beigbeder con Sira, Rosalinda evidencia que su relación, aunque apasionada y romántica es casi intelectual. Priman en ella el respeto por un hombre con edad de ser su padre, y la admiración por la erudición y galantería del Alto Comisario. Algo que no nos dice la serie es que Rosalinda seguía viviendo de la mesada que le pasaba Peter, su marido. Por eso cuando Sira se ve incapaz de pagar por el traslado de su madre, Rosalinda no puede ayudarla. Pero si le falta dinero a Mrs. Fox, no le faltan contactos y como es tremendamente leal con sus amigos, contacta a Sira con varios personajes, incluyendo el periodista Marcus Logan, para traerse a Doña Dolores a Marruecos. Finalmente, y a pesar de que “no quería involucrar ä Juan Luis” Rosalinda también consigue que Beigbeder proporcione a Marcus facilidades para transitar por el protectorado y entrevistar al Alto Comisario, el precio por ayudar a la madre de Sira a salir de España.Marcus se convierte en el acompañante de Sira en los paseos que hacen con Rosalinda a quien los médicos han aconsejado mucho sol y poco ejercicio. En la serie se les agrega Félix y esas escapadas sirven no solo para iniciar un acercamiento romántico entre el periodista y Sira sino además evidencian la camaradería entre la costurera y Rosalinda. Para mí lo más bonito del libro es esa amistad. En la novela, Rosalinda cae enferma cuando recibe una súbita visita de su marido que se instala en su hogar marroquí, ahuyenta a los sirvientes con sus accesos de ira alcohólica y separa momentáneamente a Mrs. Fox de su amante. (En la página de Antena 3 pueden ver un clip de esta situación). La serie en cambio nos da una historia improbable, pero muy entretenida. Peter ha dilapidado su fortuna en la mesa de juego. Sus deudores alemanes lo chantajean: o se lleva a su mujer del Protectorado o le rompen las piernas. Peter lloroso se lo cuenta a Marcus. Por eso chantajea a Rosalinda, o se va con él o le quita al hijo. Entre Sira y Marcus discurren un plan descabellado. El periodista robará los pagarés que comprometen a Fox. Todo eso sirve para que Sira le devuelva el favor a su amiga y para enfatizar la molestia de los alemanes por la cercanía de Mrs. Fox con el Alto Comisario. El fin de la Guerra Civil trae cambios a la vida de Beigbeder a quien Franco recompensa nombrándolo Ministro de Asuntos Exteriores. Se traslada a Madrid y Rosalinda se prepara para seguirlo creyendo que las cosas seguirán igual. Antes, da una última fiesta para despedir a los amigos. En la vida real, El Coronel Beigbeder fue hecho ministro, pero duró brevemente en su cargo. España se inclinaba cada vez más al lado del Eje. Inglaterra, hasta la llegada de Churchill, mantenía una política ambigua respecto al gobierno franquista. Esto provocaba un fuerte sentimiento antibritánico en España. Según cartas que Rosalinda le envía a Sira, ella es despreciada por la comunidad inglesa. La misma comunidad desconfía de Beigbeder al que ven como filonazi. La situación cambia para peor cuando Beigbeder hace amistad con Sir Samuel Hoare, el nuevo embajador. Los alemanes exigen el cese del ministro y Beigbeder pasa a ser visto como dice Ignacio, ex novio de Sira como “Un traidor encoñado con una zorra inglesa”. Esa es la versión oficial que recibiría España, la que Franco y Serrano Suñer harían circular. Eso indignaba a Beigbeder que sabía que Serrano tampoco era trigo limpio. “¿Es que acaso El Cuñadísimo pretende darme lecciones de moral?” le dice con tono amargado a Sira. Según Joaquín Baradavio en su El Reino de Franco, no fue la moralidad o carencia de ella lo que le costó el puesto al ministro. Franco había hecho una tremenda excepción al nombrar a Beigbeder a un alto cargo sabiéndolo separado de su esposa. Ni antes ni después, El Caudillo admitiría hombres separados en su gobierno. Franco había aguantado la presencia de Rosalinda en la vida de Beigbeder, pero su desasosiego nacía de la labor de espionaje de ella más que en su condición de adúltera. Curiosamente, los alemanes preocupados por la anglofilia del Ministro de Exteriores habían sospechado de muchas mujeres que revoloteaban alrededor del Coronel Beigbeder, y habían conseguido que las expulsaran de España. Rosalinda fue la excepción, hasta que ya sus actividades comenzaron a preocupar a españoles y alemanes por igual grado. El cese de actividades ministeriales de Juan Luis Beigbeder fue sorpresivo. Apenas alcanzó, y de madrugada en secreto, a enviar a su Rosalinda a Portugal. A él lo enviaron bajo ordenes de arresto domiciliario a Ronda. Maria Dueñas le da la oportunidad de un ultimo y emotivo encuentro con Sira a la que le hace entrega de unas cartas para Rosalinda. Aqui pueden ver el clip. En mi última entrada hablaré del destino de ambos amantes y de como Rosalinda logró burlar los pronósticos médicos y vivir hasta casi los cien años.
Mi anterior post, sobre la mala experiencia de Carlos en Gordonstoun, puso en entredicho las cualidades maternales de la Reina de Inglaterra. En declaraciones que El Príncipe de Gales hiciera a su biógrafo Jonathan Dimble, aseguraba que, sin llegar a la indiferencia, su madre había sido una presencia ‘distante” en su infancia y adolescencia. “The Crown” nos regala una Isabel negligente, cobarde y bastante desapegada en lo que se refiere a su hijo mayor. ¿Es esa la única verdad sobre el tema? Nadie sabe realmente lo que es ser “buena madre”, ni siquiera los hijos de tales señoras. Sin una definición específica, las buenas madres vendrán en diferentes versiones. No todas las mujeres pueden ser Mama Weasley o “Marmee” March. Hoy en día es más fácil reconocer una mala madre, por el daño hecho a los hijos o el daño que estos provocan, una culpa que siempre recae sobre la que los parió. Finalmente, en este mundo de miechica que nos ha tocado vivir, el buen desempeño maternal va regulado por cánones vigentes y por modas. Por eso no me sorprendió saber que Isabel II admitió a su marido en la sala de partos, solo cuando se lo aconsejó una revista femenina. Son los medios, antes que padres y profesores, quienes nos adiestran sobre cómo llevar una familia. Y comienzo en la sala de partos, porque cuando se pone en tela de juicio la labor maternal siempre se comienza por ahí. Partos reales Muchas veces se define a una buena madre por el dolor con que parió a su hijo Si ya sé, totalmente WTF. Pero, de joven escuché hasta la náusea: “¡Aceptó una epidural! ¡No pario naturalmente! Él bebé nació con cara chistosa.” Eso no concuerda con el pensamiento de la Princesa Margarita que solicitó cesáreas porque así los bebés “nacen más bonitos”. Como todas sus fans, yo me creí todas las primicias de Santa Diana como que era la primera en la Familia Real en parir en una clínica. Not! Margarita y la Princesa Ana ya habían salido del palacio para dar a luz. Yo nunca he entendido ese afán de ir a parir a un lugar extraño, nada mas que para volver galopando a casa. Diana estuvo menos de 24 horas en el hospital y según le contó a su biógrafo Andrew Morton, solo lo hizo “para huir de los periodistas”. Por eso también hizo que le indujeran el parto. Diana con el mismo vestido con el que entró a la maternidad, luego de su parto express A fines de los 60s y comienzos de los 70s, hubo toda una corriente de hacer el parto lo mas natural posible. Bajo la influencia de la filosofía hippie, la idea era parir como los gatos, incluso al aire libre. Por suerte esa tendencia acabó rápido. Sin embargo, en los 90s, en USA, hubo un renacimiento de partos en domicilio, bajo el cuidado de parteras certificadas. Las razones eran, primero económicas: segundo, se evitaban los gérmenes que siempre pululan en los hospitales. Además, se trataba de convertir ese momento en una experiencia más íntima y la parturienta no estaba a merced de médicos machos, prepotentes y muy rápidos para recomendar cesáreas. Hablando de cesáreas, algo de eso “que no se habla” y que recientemente ha salido a la luz. Isabel dio a luz a Carlos vía cesárea y usó anestesia con Ana y Andrés. Para la llegada de Eduardo, ya informada por las revistas, tomó cursos de Lamaze y tuvo a su lado a la partera Betty Parsons que le enseñó técnicas de relajación y respiración, “el jadeo del perro” como la llamaba a mi Ma. Sin embargo, el primer parto fue horroroso. Tras 30 horas de dolor para la princesa, la comadrona real Helen Rowe, cedió ante la autoridad medica y el escalpelo. Carlos venia atravesado y era casi de noche cuando nació. Se había habilitado la Suite Belga del Palacio de Buckingham para que sirviera de sala de parto. Felipe no estaba adentro, no era la costumbre que los padres asistieran a los partos (y eso que el Príncipe Alberto estuvo en todos). Además, tal como le contó la reina a su biógrafa Ingrid Seward, ella nunca quiso a su marido cerca sino hasta que leyó que eso acercaba a los padres con los hijos y ayudaba a la madre. Bueno, Diana nunca le agradeció a Carlos que estuviese en la sala de parto. Al comienzo, Felipe andaba dando vueltas por el pasillo, pero a medida que pasaban las horas y los nervios lo estaban atormentando, Mike Parker se lo llevó a jugar squash en el patio. Hasta ahí llegó Tommy Lascelles aleteando (¿quién más? Seguro que estaba dentro de la sala de parto) a anunciar que ya había un heredero. Inmediatamente, Felipe mandó a Mike a comprar un ramo de rosas rojas y claveles (las flores favoritas de Isabel) y para cuando su mujer despertó, los Esposos Mountbatten pudieron brindar con champaña el nacimiento de su primogénito. Antes, Felipe había visto a su hijo (y dijo que parecía un budín de ciruelas) y el príncipe fue presentado al público. Al saber el sexo del bebé, Winston Churchill exclamó “¡Sabia que ella no nos iba defraudar!”. Y ahí tenemos presente la presión a la que Isabel estaba sometida y que marcaria sus relaciones con sus hijos mayores. Ella tenía el deber de asegurar la sucesión al trono, y de preferencia traer al mundo a un futuro rey. La infancia de un príncipe Al comienzo, Isabel fue como la mayoría de las madres dedicada totalmente al recién nacido. “Todavía no puedo creer que tenga un bebé propio” le escribiría a una amiga al mes de nacido su hijo. Carlos pasó sus primeros meses en una cunita en el boudoir de su madre que quedaba a pasos de la cama de sus padres. Otra medida para adjudicar el premio “Madre del Año” está en la capacidad de amamantar, y en la cantidad de tiempo que se hace. Hay mujeres que dan pecho un par de meses, otras un par de años. Isabel le dio pecho a su hijo varias veces al día. Labor que tuvo que ser interrumpida cuando Carlitos tenía dos meses y a su madre le vino un sarampión. No solo hubo que interrumpir la lactancia, también hubo que separarlo de su futura reina. Quizás eso haya facilitado la tarea de Isabel de desligarse de sus responsabilidades maternales. A pesar de que, estoy segura, quería a su hijo, la princesa estableció rápidamente sus prioridades. Elizabeth Mountbatten quería disfrutar de su vida de recién casada. A mi no me parece terrible que Isabel haya privilegiado al marido que había sacrificado tanto por ella sobre sus hijos (Anne nació dos años después que Carlos) a los que dejaba en buenas manos. Carlos se ha quejado de lo distante que fue su madre y lo brutal de su padre, pero ninguna de sus quejas se refiere a sus primeros años en que vivió rodeado de mimos con su Nanny Lightgood y sus abuelos. Yo conozco mucha gente que, en sus primeros años de vida, tuvo un doble set de padres, los verdaderos y los abuelos (a veces dos pares de abuelos) y son personas más centradas y felices. En la serie vemos a los niños visitar a sus padres en Malta. En realidad, nunca fueron. Isabel los llamaba diariamente, y cuando podía viajaba a Londres. Para ellos era una presencia amada, admirada, pero periférica. “Una mujer hermosa, pero remota… que olía a lavanda” diría Carlos años más tarde. La enfermedad del Rey Jorge obligó a su hija mayor a hacerse cargo de mas actos oficiales y tures. La misma reina viajaba tanto que diría “me temo que los niños no me reconocen”. Sin embargo, Carlos era totalmente feliz. Biógrafos y amigos han cuestionado esta etapa en que él vivía protegido y mimado por todos, sobre todo por la Queen Mom y temen que ella haya fomentado en el nieto debilidad y tendencia a la autocompasión. Felipe y su Heredero La situación de Carlos cambió con la muerte de su abuelo y la ascensión al trono de su madre. Para consolar a Felipe de todo lo perdido, la reina lo puso a cargo de sus casas y de sus hijos. Ella se sentía mas confiada y menos culpable, sabiendo que al menos uno de ellos estaba pendiente de los niños. Lo malo es que la presencia constante del padre no fue buena noticia para Carlos. Ana ya demostrando predilección por el padre Con Ana no había problemas. Desde su nacimiento fue la adoración de Felipe. Sus personalidades eran muy parecidas y Ana sabia manejar al padre incluso en los famosos accesos de sarcasmo del Duque de Edimburgo. Lo entiendo, yo también tuve un padre sarcástico y o me reía de él o le contestaba con alguna ironía. En cambio, para Carlos las pullas, las brusquedades y gritos le eran devastadores. Para Felipe, Carlos era un molesto enigma. Todos sus esfuerzos por interesarlo en deportes y en la pesca o la navegación eran un fracaso. Y su manera de manejarlo era o con burlas u obligándolo a hacer lo que quería el padre. Nanny Lightgood comentaba un episodio muy triste en que Felipe forzó a Carlos, que estaba resfriado, a meterse en la piscina. Tanto las nanas como la Reina Madre notaban que Felipe maltrataba al niño y lo empujaba a ser más tímido y asustadizo. Eso también lo ha incluido, Peter Morgan en “The Crown”. A la reina no parecía preocuparle esta situación y dejaba todo en manos del marido. Ella misma no era una mujer paciente con los niños y lo ilustra un caso contado por la esposa de Michael Adeane. Estando de vacaciones en Balmoral, la Señora Adeane volvió de un paseo en el bosque con una bolsa llena de setas. Se le ocurrió que los niños se la entregaran a la madre como un presente. Como suele ocurrir en esos casos, Carlos y Ana se disputaron la bolsa que terminó rompiéndose y con los hongos esparcidos por el suelo. Furiosa, Ana, tomó un látigo que estaba cerca y comenzó a azotar al hermano. Los alaridos de Carlos atrajeron a la reina que inmediatamente recompensó a ambos hijos (a la del látigo y al azotado) con sonoros bofetones. ¿Por qué Ana si fue feliz? Sin embargo, la Princesa Ana tiene los mejores recuerdos de su infancia. Ella recuerda a Felipe (al que la serie nos muestra siempre de jarana) llegando todas las noches a acostarlos y leerles un cuento. Recuerda vacaciones en Balmoral en que su madre cocinaba para ellos (bangers, una especie de salchicha, parece ser la especialidad culinaria de Isabel). Tristemente, Carlos no tiene memoria de eso. La relación de Ana con sus padres también era diferente. Aunque era la favorita de su padre, su trato con su soberana-madre fue igual de distante. Solo en la adolescencia se hicieron amigas. Isabel, tal como lo hiciera con sus hijos varones, dejaba todo lo referente a su única hija a cargo del marido. Ana y su mama Si en la serie nos muestran a la reina reclamándole a su madre por la pobre educación que le ha dado, uno esperaría que se esmerara en ofrecerle a Ana lo que ella le faltó. ¡Ni de chiste! La educación de Ana quedó en manos del padre y comenzó tal como la de la reina, con una institutriz ren el mismo palacio. Ana no recuerda haber visto a su madre nunca cerca de su salón de clase. En cambio, la que monitoreaba sus clases y la ayudaba en sus tareas era … ¡La tía Margarita! Me ha encantado saber que Margarita, en medio de juergas y romances fallidos, dedicara tanto tiempo a sus sobrinos. Tanto Carlos como Ana siempre mantuvieron una relación estrecha con su tía y le perdonaron sus extravagancias. Incluso en 1960, en medio de su tormentoso romance con Tony Armstrong-Jones, Margarita se encargó de revivir la patrulla de Niñas Exploradoras del Palacio de Buckingham, a la que ella había pertenecido. La idea era que Ana pudiera convivir con otras niñas de su edad. Encontré este video que me encanta. No solo vemos a Margarita conviviendo con sus sobrinos, sino también al Duque de Edimburgo montado en un triciclo. Este es un video casero, no se filmó con propósitos publicitarios. Ahí podemos ver una escena feliz de una familia unida, incluso a Carlos lo vemos contento. Volviendo a Ana, fue por ahí por 1960 que su padre notó en ella las aptitudes de una gran amazona. Inmediatamente buscó al mejor equitador para adiestrar a su hija, el Coronel Sir John Mansell Miller. Esa fue la educación de Ana, su profesión y su vocación. La Princesa Ana, los caballos y sus padres Pocos saben que la princesa ha ganado varias competencias y que fue parte del equipo de equitación olímpico representando al Reino Unido en las Olimpiadas de Vancouver de 1976. Ana ha recibido el total apoyo de sus padres en su carrera ecuestre. Cuando ganó el Campeonato Europeo montaba el garañón Doublet, regalo de su madre. La Segunda Familia Hablar de 1960, es hablar de otra etapa en la vida familiar de la reina, de lo que la misma Isabel denomina “Mi Segunda Familia”. A sus 34 años, Isabel, consciente de que no había sido una madre devota, decidió darles una nueva oportunidad a sus instintos maternales, con el nacimiento de Andrés (1960) y de Eduardo (1964). No solo tuvo partos naturales, admitiendo la presencia del marido en su último alumbramiento:; no solo amamantó a sus hijos menores por casi medio año; también se permitió ausentarse de sus labores (ambos fueron embarazos de alto riesgo) para cuidarse y cuidar de sus hijos. La soberana mandó fabricar una cuna de caoba que hiciera juego con los muebles de su oficina para poder tener a los bebés con ella en sus horas de trabajo. A Eduardo, inclusive, se le permitía gatear por toda la oficina. He leído en artículos sobre la disfuncionalidad maternal de la reina, criticarla por nunca haber bañado a sus hijos en su vida. Me da un poco de risa (de niña yo rezaba para que mi mamá no me bañara) que una medida del amor maternal sea un baño. Aun así, Dickie Mountbatten contaba que en las “Noches sin Mabel” (Mabel Anderson era la nana de Carlos y Ana), Isabel se ponía un delantal y bañaba a sus hijos. Y hay muchas pruebas de que le encantaba bañar a Andrés y a Eduardo. Obvio, que solo cuando sus deberes se lo permitían. También era ella quien acostaba a sus hijos menores. Aunque no los llevaba a la escuela, muchas veces los iba a recoger. Tal como nos muestra “The Crown”” fue el Duque de Edimburgo que llevó a Carlos, en su jet privado, a Gordonstoun. Cuando le tocó el turno a Andrés de ir a esa escuela, su madre lo acompañó. El Prínicipe Andrés y su mamá llegan a Gordonstoun La Segunda Familia también le dio la oportunidad a Isabel de acercarse a su única hija. La mayoría de los problemas entre madre e hija ocurren con la llegada de la adolescencia. No fue ese el caso de la reina y la princesa. A pesar de que Ana había encontrado una vocación y una carrera en el deporte ecuestre, su padre quería que terminara la escuela y conviviera con otras chicas. En 1963, Ana fue interna a Benenden, un internado en Kent (donde estudiaron las princesas de Jordania y mi actriz favorita, Rachel Weisz), de donde se graduaría en 1968. La Reina visita a Ana en Benenden Fue en esos años que The Royal Princess (“la Princesa Real” ese es su título oficial) comenzó a aconsejar a su madre en ciertos aspectos de su apariencia, y a influir sobre el estilo de la reina (que subió sus faldas unos centímetros después que Ana comenzó a andar en minifalda). Es una lástima que la oportunidad que tuvo Isabel de acercarse a su hija no alcanzara a Carlos. El Príncipe de Gales conserva hasta hoy día una imagen amarga del rol de sus padres en su infancia y adolescencia. Peter Morgan pone en la boca de Felipe una frase criptica y obscenamente lapidaria: “Isabel odia a Carlos ya que representa su propia muerte”. Curioso, porque más adelante, es Felipe el que parece resentir y odiar a su primogénito (en realidad parece convertirse en el otro yo de Morgan). Sin embargo, en la vida real Carlos parece resentir mas la ausencia de la madre, sobre todo después que la vio volcarse sobre su ‘Segunda Familia”. Observen el intercambio de miradas. Muy significativo Hasta el 2016, Isabel era muy unida a sus nietas, Beatriz y Eugenia, y a sus hijos menores. Todos los domingos, si estaba en el país, Andrés se dejaba caer en el palacio, después de misa, para un traguito con su Mami. Todos los domingos, la reina Isabel tomaba él té con Eduardo y su familia. Pero se están dando bruscos cambios dentro de esa familia. Venganza principesca Recientemente, debido al retiro del Duque de Edimburgo de deberes oficiales, y a la misma edad mayor de la reina, Carlos se ha ido apropiando del palacio y es quien maneja muchas cosas tales como los roles oficiales de la Familia Real Británica. Su primer paso ha sido reducir esa familia, tanto en términos de funciones oficiales como en subsidios económicos. Se entiende que haya alejado a sus primos Gloucesters y Kent, y a los hijos de la Princesa Margarita, pero en su afán de crear una familia nuclear pequeña, El Príncipe de Gales está distanciándose de sus hermanos. La Familia Real ha quedado reducida a la Reina, el Príncipe Consorte, Carlos, Camila, los Duques de Cambridge, sus hijos y Harry. Ana, Andrés y Eduardo (y sus hijos) han pagado no haber sufrido en Gordonstoun y haber sido depositarios del cariño y atención positiva de sus padres. Carlos se está cobrando lo que el sufrió. He tratado de no juzgar, pero recuerdo un suceso de mi infancia. Yo fui a escuelas primarias inglesas. Cuando tenia seis años, la madre de la directora de mi colegio falleció. Mientras mi madre ordenaba una corona fúnebre gemía “¡Pobre Miss Betty! ¡Qué desgracia! “Mi padre (que se crió en una comunidad británica y que habló inglés antes que castellano) la consoló: “Las inglesas quieren más a sus perros que a sus hijos y a sus padres “. Parece una generalización brutal, pero acabó de enterarme que Isabel se llevó en su luna de miel a Susan, su perrita corgi. En cambio a sus hijos no se los llevó a Malta. CorgiesVSHijos Los Mountbatten cometieron todos los errores, por ignorancia o negligencia, posibles con su hijo mayor. En cambio, tuvieron buenos resultados con sus otros hijos, y sus nietos. Carlos ha salido un excelente padre también, pero el daño está hecho. Como su abuelo y su tío Eduardo, el Príncipe Carlos ha quedado traumatizado. La diferencia es que sus parientes lograron centrarse gracias a sus cónyuges. La Queen Mom fue instrumental tanto en la felicidad, como en el buen desempeño como rey, de su marido. Y para bien o para mal, Wallis dio estabilidad al Duque de Windsor. Lamentablemente, Carlos se casó con una mujer tan atormentada y necesitada de afecto como él y ninguno supo hacer feliz al otro. ¿Culpamos a la Reina Isabel entonces?
Con inmensa tristeza he recibido la noticia de que ha muerto la actriz venezolana Mayra Alejandra. Tristeza y nostalgia por toda una era de la telenovela venezolana, importantísima en el género. Recordemos juntos a Mayra y sus tiempos. La telenovela en Venezuela tiene un historial largo que se remonta a unitarios y dramatizados de los 50’s. De eso ya queda poco material para informar a los historiadores del género. Para todos los efectos, Latinoamérica da la bienvenida a la telenovela venezolana a comienzos de los 70’s. El producto venezolano que se internacionaliza va vinculado a tres factores: la compañía Venevision, la escritora Delia Fiallo y la pareja icónica conformada por José Bardina y Lupita Ferrer. José Bardina y Lupita Ferrer Pero no solo Venevision hacía telenovelas en Venezuela. Radio Caracas Televisión ya intentaba competir con libretos de Inés Rodena que anteriormente habían hecho furor en las radios cubanas pre-Fidel Castro, y con un galán, Raúl Amundaray, que alternaba con primeras damas de la televisión como Marina Baura y Doris Wells. Fue en “Valentina” (1975), protagonizada por la dupla Baura-Amundaray, donde debuta en un pequeño papel, una liceana llamada Mayra Alejandra. Hija del comediante Charles Barry y la escritora Ligia Lezama, la adolescente impresiona a los productores. Un año más tarde, le dan su primer rol estelar en “Angélica” de Manuel Muñoz Rico. A sus dieciocho años, Mayra hace pareja con el cantante de moda, José Luis Rodríguez “El Puma” que ya viene con glamur telenovelero gracias a su trabajo en Venevision en famosas historias de Doña Delia como “La Señorita Elena” y “Una Muchacha llamada Milagros”. Mayra se convierte en el rostro joven de RCTV. Junto al Puma protagoniza “Tormento”. Basada en la novela de Benito Pérez Galdós, es parte de la tendencia de RCTV de trasladar novelas clásicas al marco de una Caracas de los 70’s. De ese mismo estilo es “Piel de Zapa” (basada en el relato de Balzac) que Mayra coprotagoniza junto a Raúl Amundaray y Pierina España. En “Tormento” Mayra comparte créditos con José Luis Rodríguez y Jean Carlos Simancas que interpreta al sacerdote que la seduce. Seguirán siendo triangulo en sus próximos trabajos: “Carolina” y “La Hija de Juana Crespo”. La primera es una adaptación del radioteatro de Olga Ruiz López, “Yo Compro Esa Mujer”. Acababa yo de ver la versión argentina por Telemundo, cuando comenzaba “Carolina” por Univisión (entonces “Cadena SIN”). Manuel Muñoz Rico adapta la historia situándola en una Venezuela moderna lo que sirve para que las actrices principales, Mayra y Pierina España, luzcan la moda del momento. Yo copié muchos de los modelos de Mayra, e incluso mi vestido de graduación era uno parecido al que usaba la actriz en una salida con Simancas en la novela. Mayra y El Puma Un corte muy diferente tendría “La hija de Juana Crespo”, una de la mas aplaudidas interpretaciones de Mayra. Escrita por Salvador Garmendia, Ibsen Martínez y el fabuloso José Ignacio Cabrujas, LHDJC es punto de inicio en RCTV para lo que se conocería como “telenovela cultural”, y que en décadas posteriores pasaría a llamarse “telenovela de ruptura”: una fusión del “culebrón” con drama social, salpicada de mensajes didácticos y de denuncia. Esta historia ofrece parecidos con la posterior “Rafaela” de Delia Fiallo, pero es en muchos sentidos más cruda. Hilda Vera interpreta a Juana: sirvienta, madre soltera que ha rodado por la vida, siempre yéndole mal en las finanzas y en el amor por lo que acaba con cuatro hijos de diferentes padres. Su única ilusión es que Diana (Mayra Alejandra) la mayor de sus hijos, vaya a la universidad y se supere. Pero una noche, Diana es atacada por un grupo de maleantes y rescatada por Gustavo (José Luis Rodríguez). Se enamoran, pero Gustavo es un “hijo de Papi” sin oficio ni beneficio. Para colmo, se enreda con su madrastra (Pierina España). Diana entonces inicia una relación con el policía David (JC Simancas) que es subordinado de su verdadero padre. Casi se casan, pero Diana regresa con Gustavo y queda embarazada, demostrando que su destino es revivir la trágica experiencia de su madre. LHDJC aportó muchas novedades al género, cambiando la fisonomía de la telenovela venezolana con su inclusión de lenguaje coloquial y su exposición de problemas sociales que los caraqueños vivían día a día como la criminalidad en las calles, y la lucha por salir adelante de millones de madres solteras como Juana y su hija. También sirvió para demostrar la calidad histriónica de Mayra. Un problema al rememorar a Mayra Alejandra es que destaca en la memoria su imagen de símbolo sexual de la cual no podía escaparse ya que tenía un “cuerpazo”. A pesar de que mi mamá y yo (ya hablaron las envidiosas) la tildábamos de “gorda”, Mayra era un “mujeron” con curvas de actriz italiana de los 50’s. Quizás por eso era difícil pensar en ella como talentosa. Sin embargo roles como el de Diana Crespo atestiguan su capacidad actoral. Mayra también hará cine. Román Chalbaud, que ha dirigido a la actriz en “La Hija de Juana Crespo", la pone ante cámaras cinematográficas para adaptar a un escenario contemporáneo la Carmen de Merimee. “Carmen la que Contaba 16 Años” (1978) no será la única cinta fílmica de la diva. El mismo Chalbaud la dirigirá en una adaptación de la novela dieciochesca “Manon” (1986). Ahí Mayra comparte créditos con uno de mis grandes amores de telenovela, el colombiano Víctor Mallarino. Mayra y Victor en "Manon" Pero el universo de Mayra Alejandra es la telenovela. A fines de los 70’s no le faltaba trabajo, la emparejaban con todos los actores conocidos de RCTV. Con Franklin Virguez filma “Amada Mía”. Con Jean Carlos Simancas hará “Mariela, Mariela” y “Barbarita”, drama de época que debe ser cancelado cuando se suicida la esposa del actor. Mayra con Miguel Angel Landa En “El Ángel Rebelde” Mayra da vida a una revoltosa de barrio que se enamora de un medico de pobres y ex presidiario interpretado por Miguel Ángel Landa con quien había protagonizado “Carmen, la que contaba 16 años”. Landa y Mayra repetirán pareja en “El Esposo de Anaïs” de la autoría de Ligia Lezama, madre de la actriz Ese mismo año (1981), La Señora Lezama escribe para su hija la telenovela cultural “Luisiana Mía”. Mayra vuelve a emparejarse con Jean Carlos Simancas en la historia de una joven que se rehúsa a ser solamente esposa y madre. A partir de 1982, Mayra Alejandra hará pareja con Carlos Olivier en una serie de telenovelas bastante olvidables: “Jugando a Vivir”, “Marta y Javier”, y “Bienvenida Esperanza”. Aún así, será con el desaparecido actor que protagonizará su mayor éxito, “Leonela”. Cn Carlos Olivier en "Marta y Javier" RCTV se atreve a producir en 1983, la obra maestra y la más polémica de las telenovelas escritas por Delia Fiallo. Doña Delia quiere que Leonela sea, la entonces reina de Venevision, Hilda Carrero. Pero la actriz está atada por lazos contractuales a su empresa. RCTV pone a su pareja estrella (Mayra-Olivier) de protagonistas de la atrevida historia de una mujer que se enamora de su violador. "Leonela" altera para siempre el concepto de la sumisa y noble heroína al presentarnos a Leonela Ferrari, abogada, hija única de una familia de millonarios, pero tan virtuosa que guarda su virginidad para su noche de bodas. Todo cambia cuando Leonela es violada por un marginal y queda embarazada. Traumatizada, Leonela permite que su familia se vengue de su atacante, intenta abortar el fruto de su agresión y termina regalando a su hijo. Pasan los años, Leonela vive amagada y presa de remordimientos. Un día se reencuentra con su agresor, ahora convertido en flamante abogado. Se enamora de él, pero la violación ha dejado secuelas y Leonela es totalmente frígida. Tan novedosa es la historia que se vuelve un fenómeno televisivo y por supuesto provoca una controversia gigante. Contra ella se lanzan tanto el gobierno, como la Iglesia venezolanos. El Colegio de Abogados protesta por mostrar a una abogada a punto de hacerse un aborto (el aborto es ilegal en Venezuela). La misma Delia Fiallo debe venir de Miami a hacer declaraciones sobre una telenovela que casi es sacada del aire. Por suerte, el mismo éxito de la teleserie permite que continúe, incluso que se le haga una secuela “Miedo de Amar”. Leonela traspasa las fronteras y triunfa donde va. Recuerdo que fue la primera telenovela de Mayra Alejandra que Univision pasó en horario estelar. Muchas veces he tratado de imaginarme a Hilda Carrero interpretando a Leonela Ferrari y me es imposible, y eso que La Carrero era buena actriz. Pero para mi solo hay dos Leonelas: Mayra y la prematuramente desaparecida Mariana Levy que retrató el calvario de una mujer violada en una excelente versión peruana en 1997. Hilda Carrero Mariana Levy en la versión peruana de "Leonela" Después de “Leonela”, Mayra Alejandra y su madre se mudan a Buenos Aires. En Argentina, la diva protagonizará otra novela polémica ”Mujer Comprada". De la pluma de Ligia Lezama es esta historia (recientemente refriteada por TVAzteca) de una chica que, por necesidades económicas, acepta servir de madre sustituta para una pareja de millonarios y termina enamorándose del marido de la madre adoptiva de su hijo. Arturo Puig interpreta a la pareja de Mayra y ella lució "look" rubio. En 1988, la actriz graba su segunda telenovela argentina, “Valeria” junto a Juan Vitali. También trabaja junto a Arnaldo André en el unitario “Juegos Prohibidos” encarnando a una prostituta de lujo. Mayra con Juan Vitali Encarnará a mujeres audaces en la pantalla, pero en la vida real la diva es discreta. Pasados sus treinta años no ha dado que hablar, pero en tierras gauchas inicia un tórrido romance con el actor mexicano Salvador Pineda. Se habla de matrimonio, pero el michoacano la deja vestida y embarazada. La prensa amarillista goza con este escándalo. Chava Pineda afirmará siempre que ella intentó atarlo con un hijo, que nunca la quiso, y que él solo reconoció a Aaron-Salvador por consejo de su amigo Andrés García. En el 2001, en Miami, Mayra Alejandra hará fuertes declaraciones en el programa del “Gordo y la Flaca” en contra del actor acusándolo de jamás haberse interesado en el niño que, en aquel entonces había sido diagnosticado con epifisiliosis en la cadena derecha. Salvador Pineda se defiende hasta poniendo en duda su paternidad. A pesar de las declaraciones ofensivas de Pineda, nadie nunca dudó de la decencia y la calidad de buena madre de la actriz quien hasta su fallecimiento estuvo al lado de su hijo. Mayra con su hijo Aarón Ya nacido Aaron, y de regreso en su patria, Mayra Alejandra protagoniza “La Mujer Prohibida” donde interpreta a una mujer casada con un hombre mayor (Andrés García) que se enreda con su hijastro (Femando Carillo). En 1993, Venevision intenta recuperar el éxito de “Leonela”, emparejando nuevamente a Mayra con Carlos Oliver en “Amor de Papel”. Este será el último protagónico de la actriz quien se aleja de las cámaras por siete años, regresando ya como actriz de carácter en varias telenovelas de RCTV. Mayra con Andrés García Mayra con Fernando Carrillo(ven-cor.ru) Su último trabajo fue en “Harina de Otro Costal” en el 2010. Ese mismo año se le diagnósticó cáncer pulmonar. Mayra Alejandra sucumbió al mal este jueves 17 de marzo del 2014, pero su presencia y recuerdo vivirán en los anales de las telenovelas y en nuestra imaginación telenovelera.
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