Muchos turistas se maravillan por las obras arquitectónicas que los mayas nos han legado en Chichen Itza, pero dejan de ver las manos que un día construyeron tan majestuosa ciudad. Como extraídos de de los labrados en las piedras de las pirámides la gente que habita la zona es participe del intercambio comercial de sus artesanías ante los visitantes a la ciudad que sus antepasados edificaron.