"Procuro Olvidarte, siguiendo la ruta de un pájaro herido. Procuro alejarme, de aquellos lugares donde nos quisimos. Me enredo en amores, sin ganas ni fuerzas por ver si te olvido y llega la noche y de nuevo comprendo que te necesito. Procuro olvidarte, haciendo en el día mil cosas distintas. Procuro olvidarte, pisando y contando las hojas caídas. Procuro cansarme, llegar a la noche apenas sin vida y al ver nuestra casa tan sola y callada no se lo que haría... Lo que haría... por que estuvieras tú, por que vinieras... tú conmigo. Lo que haría... por no sentirme así, por no vivir así... perdido." "Procuro olvidarte" es una balada compuesta por el jerezano Manuel Alejandro en 1980 y cantada en primera instancia por Hernaldo Zuñiga y posteriormente por toda una legión de cantantes, entre los que destacan Simone o María Dolores Pradera. La fotografía es una recreación del cuadro "Sol de la mañana" de Edward Hopper a cargo de Anna Eklund Parrow. Imagen: De Wikimedia Commons - (CC BY-SA 4.0) - Fuente Original
Aunque hubo algunos intentos previos, es Prometeo, un Titán, hijo de Japeto y Clímene, el que en la mitología griega crea a los hombres moldeándolos con arcilla. Es conocida como la Raza de Bronce, de la que Prometeo se convierte en amigo y protector. Su conflicto inicial con Zeus nace de la ofrenda que los hombres realizaron a los dioses de un buey. Por mediación de Prometeo y sus artimañas los hombres se quedaron con la carne y los dioses finalmente solo recibieron grasa y huesos, lo que provocó el enfado de Zeus que como castigo negó el fuego a la humanidad. Prometeo buscó la manera de robar el fuego del Olimpo y entregarlo definitivamente a los hombres en el tallo de una cañaheja. La reacción de Zeus no se dejó esperar. Lo primero que hizo fue ordenarle a Hefesto crear la primera mujer, la bella Pandora, moldeándola igualmente con arcilla y tras insuflarle vida la mandó a la casa de Epimeteo, hermano de Prometeo, donde se guardaba la jarra (o la caja) que contenía ocultas en su interior todas las desgracias que Zeus quería que se derramaran entre los desconsiderados hombres. Los sucesos desencadenados por Pandora y su curiosidad los reservamos para otra publicación. El castigo de Zeus a Prometeo fue ejemplar. Fue llevado al Cáucaso donde Hefesto lo encadenó a una roca, lugar al que Zeus envió un águila que eternamente se comería su hígado durante el día, para recobrarlo gracias a su inmortalidad durante la noche. Un suplicio que se repetía cada día y cada noche hasta el fin de los tiempos. Sólo Hércules, hijo de Zeus se apiadó de él y tras disparar contra el águila lo liberó de sus ataduras. Zeus, con amor de padre, se sintió orgulloso de la acción de su hijo y no tomó represalias contra él ni actuó nuevamente contra Prometeo, al que eso si, obligo a llevar para siempre y en recuerdo simbólico de su castigo un anillo forjado con el hierro de las cadenas que lo sujetaban al Cáucaso adornado con un trozo de roca de la montaña. Para seros sinceros todo el relato no es sino una excusa para poder traer al blog esa maravillosa escultura con la que abrimos la entrada, "Prometeo encadenado", obra del francés Nicolas-Sébastien Adam en 1762 y que se expone en el parisino Museo del Louvre, todo un milagro en piedra. Más adelante se encuentra la delicada escultura de "Pandora" (1819), obra del belga Henri-Joseph Ruxthiel expuesta en el Museo Granet (Aix-en-Provence). Finalmente aparece "Hércules liberando a Prometeo", con el águila ya muerta a sus pies. Obra realizada por Josef Lax en 1893 que forma parte del conjunto de esculturas que recuerdan las proezas de Hércules en el Palacio Imperial de Hofburg en Viena. Imágenes: De Wikimedia Commons. Imagen 1 (CC0) - Imagen 2 - Imagen 3 (CC BY-SA 4.0)
Hace unos días contábamos como los guantes de látex habían tenido su origen en una historia de amor, hoy contaremos el del estetoscopio que lo tiene más bien en una historia de pudor. En 1816 René Laënnec estaba considerado como uno de los grandes clínicos respiratorios de una época en la que, para auscultar a los pacientes y escuchar con claridad los latidos del corazón y el funcionamiento pulmonar se pegaba directamente el oído al cuerpo del enfermo, colocando a veces, como única separación, un delicado pañuelo de seda para evitar el contacto directo. Laënnec era muy tímido y respetuoso con las personas a las que tenía que atender y en cierta ocasión, se vio en la necesidad de auscultar a una mujer obesa y de voluminoso pecho que hacía de la exploración una tarea ciertamente vergonzante para ella y compleja para el pudoroso médico. Laënnec que ya había estado meditando sobre como los niños jugaban con ramas de árbol y mientras uno rascaba un extremo el otro escuchaba el sonido amplificado en el otro, se decidió en aquel instante a enrollar su cuaderno de notas y aplicar un extremo del cilindro resultante al pecho de la paciente y el otro a su oído, comprobando que podía oír el corazón "de una manera más clara y más distinta de lo que jamás había escuchado mediante la aplicación del oído desnudo". De esta manera salvó Laënnec el difícil trance y de propina dio carta de nacimiento al estetóscopio (del griego stethos = pecho, corazón y skopeu = observar), un instrumento que pronto fue evolucionando hacia cilindros huecos de madera de cedro o ébano que utilizó y difundió el propio Laënnec y de ahí hasta los actuales, constituyendo toda una revolución para la exploración y la ciencia médica. El cuadro de la imagen se titula: "Laënnec examina a un paciente tísico con un estetoscopio delante de sus alumnos en el Hospital Necker" y es obra de Théobald Chartran.Imagen: Tomada de Wikimedia Commons. Dominio Público (CC0). Se enlaza la fuente original https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Laennec_-_Th%C3%A9obald_Chartran.jpg
Son pocos. La primavera está muy prestigiada, pero es mejor el verano. Y también esas grietas que el otoño forma al interceder con los domingos en algunas ciudades ya de por sí amarillas como plátanos. El invierno elimina muchos sitios: quicios de puertas orientadas al norte, orillas de los ríos, bancos públicos. Los contrafuertes exteriores de las viejas iglesias dejan a veces huecos utilizables aunque caiga nieve. Pero desengañémonos: las bajas temperaturas y los vientos húmedos lo dificultan todo. Las ordenanzas, además, proscriben la caricia (con exenciones para determinadas zonas epidérmicas -sin interés alguno- en niños, perros y otros animales) y el «no tocar, peligro de ignominia» puede leerse en miles de miradas. ¿A dónde huir, entonces? Por todas partes ojos bizcos, córneas torturadas, implacables pupilas, retinas reticentes, vigilan, desconfían, amenazan. Queda quizá el recurso de andar solo, de vaciar el alma de ternura y llenarla de hastío e indiferencia, en este tiempo hostil, propicio al odio. El poema "Inventario de lugares propicios al amor" es obra del sensacional poeta ovetense Ángel González (1925-2008), integrante de la conocida como Generación del 50, y se encuentra recogido en su libro "Tratado de urbanismo" (1967). El poema conecta de inmediato con la realidad vivida por legiones de jóvenes amantes que buscan con avidez el amparo de las sombras. La fotografía es de Kitty Collins y "El sueco", un par de amantes a los que daban vida Ava Gardner y Burt Lancaster, en la gran película "Forajidos" (Killers - 1946 - Robert Siodmak), a la que pertenece el fotograma. Fuente del poema: Biblioteca Virtual Cervantes: http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/inventario-de-lugares-propicios-al-amor/html/c88f81f3-983f-4b45-b664-d4231d5394d7.html Imagen: Fotografía tomada de la sensacional página de fotografía de cine clásico "Doctor Macro" y de la que se ha recibido consentimiento expreso para hacer uso de sus fondos. Link: https://www.doctormacro.com/Movie%20Summaries/K/Killers,%20The%20(1946).htm
Abierto oficialmente el campeonato mundial de pajaritas el señor Pereira se dirige al proscenio, toma una hoja de papel, la dobla, la vuelve a doblar, y de los pliegues surgen lentamente una montaña, y un arroyo, y un arco iris que desciende hasta que junto a él fulguran las nubes y finalmente las estrellas. Un gran aplauso resuena, el señor Pereira se inclina y baja lentamente a la sala. Acto seguido se instala en el proscenio el señor Noguchi, quien toma en cada mano una hoja de papel, la mano izquierda dobla dobla, sale una paloma, sosteniendo el pico con los dedos anular y meñique y tirando de la cola con los dedos índice y medio las alas suben bajan suben bajan, la paloma vuela, entretanto la mano derecha dobla, dobla, sale un halcón, colocando el dedo índice en el buche y presionando con el pulgar en las patas, las poderosas alas suben bajan bajan suben, el halcón vuela, persigue a la paloma, la atrapa, cae al suelo, la devora. Grandes y entusiásticos aplausos. Sube al proscenio el señor Iturriza, quien es calvo, viejo, tímido y usa unos lentencitos con montura de oro. En medio de un gran silencio el señor Iturriza se inclina ante el público, hace una contorsión, se vuelve de espaldas. La segunda contorsión la despliega, asume una forma extraña, y luego viene la tercera, la cuarta, la quinta contorsión, la apertura del pliegue longitudinal, y la vuelta del conjunto. La sexta y la séptima contorsiones son apenas visibles pero definitivas, la gente va a aplaudir pero no aplaude, en el proscenio el señor Iturriza deshace su último pliegue y se transforma en una límpida, solitaria, gran hoja cuadrada de papel blanco. Este pequeño relato, titulado "El campeonato mundial de pajaritas" es obra Luis Britto García, escritor nacido en Caracas en 1940. Además de su labor como abogado, sociólogo y profesor en la Universidad de Venezuela ha desarrollado una interesante labor como escritor de novelas, cuentos y ensayos que le han valido importantes premios como el de "Casa de las Américas", el "Andrés Bello" de teatro o el "Nacional de Literatura" de Venezuela. Son destacables sus obras "Rajatabala", "Abrapalabra", "Pirata" o "Pare de sufrir". El cuadro que ilustra la entrada tiene por título "Merrymakers" y es obra de Carolus-Duran (1837-1917) y se expone en el Instituto de Artes de Detroit. Dedicado a Carlos HRios, un mago del papel. Imagen: La fotografía esta tomada de los fondos de Wikimedia Commons donde figura etiquetada como Dominio Público (CC0). Se enlaza la fuente original: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Carolus-Duran_-_Merrymakers_(1870).jpg
“El tiempo se va. A veces pienso que tendría que vivir apurado, que sacarle el máximo partido a estos años que quedan. Hoy en día, cualquiera puede decirme, después de escudriñar mis arrugas: «Pero si usted todavía es un hombre joven». Todavía. ¿Cuántos años me quedan de ese «todavía»? Lo pienso y me entra el apuro, tengo la angustiante sensación de que la vida se me está escapando, como si mis venas se hubieran abierto y yo no pudiera detener mi sangre. Porque la vida es muchas cosas (trabajo, dinero, suerte, amistad, salud, complicaciones), pero nadie va a negarme que cuando pensamos en esa palabra Vida, cuando decimos, por ejemplo, «que nos aferramos a la vida», la estamos asimilando a otra palabra más concreta, más atractiva, más seguramente importante: la estamos asimilando al Placer. Pienso en el placer (cualquier forma de placer) y estoy seguro de que eso es vida. De ahí el apuro, el trágico apuro de estos cincuenta años que me pisan los talones. Aún me quedan, así lo espero, unos cuantos años de amistad, de pasable salud, de rutinarios afanes, de expectativa ante la suerte, pero ¿cuántos me quedan de placer? Tenía veinte años y era joven; tenía treinta años y era joven; tenía cuarenta años y era joven. Ahora tengo cincuenta años y soy «todavía joven». Todavía quiere decir: se termina.” El fragmento pertenecer a "La Tregua", una novela escrita por el uruguayo Mario Benedetti en 1960, y en la que a modo de diario se van recogiendo los pensamientos de Martín Santomé, un hombre viudo que llegado a los cincuenta años empieza a hacer balance de su vida y no logra que le cuadren las cuentas de la felicidad. Ante sus ojos se presenta un paisaje en el que todo parece estar cuesta abajo. En medio de esta grisura conoce a Laura Avellaneda, una mujer joven, hermosa, inteligente y llena de vida de la que se enamora perdidamente. Después de vivir juntos su felicidad y plantearse el matrimonio, Laura muere inesperadamente, momento en el que Martín Santomé advierte que aquellos inusuales momentos de felicidad que había vivido junto a aquella hermosa mujer, tan solo habían sido una "tregua" que Dios le había regalado y que le tocaba volver a su paleta de grises en la que ahora predominaba el marengo. El cuadro que abre la entrada es "El hombre en la ventana" (1875) obra de Gustave Caillebote. El retratado es su hermano René mirando hacia la parisina Rue Miromesnil y esa visión, de espaldas, sin rostro, enfrentándolo al mundo nos ofrece muchas posibilidades para interpretar sus pensamientos. Podría ser el protagonista de "La tregua" o solo un hombre que disfruta de la ciudad que se abre a sus ojos, o podremos crear mil historias entre él y la dama que se ve andando por la calle y a la que parece observar. Caillebotte es un pintor elegante, no demasiado valorado en vida, pero de una calidad incuestionable, resultando especialmente hermosas las deliciosas estampas urbanas que pintó de Paris. Otros fragmentos de "La tregua": "Qué feo es eso de que le digan a uno la verdad, sobre todo si se trata de una de esas verdades que uno ha evitado decirse aún en los soliloquios matinales, cuando recién se despierta y murmura pavadas amargas, profundamente antipáticas, cargadas de autorrencor, a las que es necesario disipar antes de despertarse por completo y ponerse la máscara que, en el resto del día, verán los otros y verá a los otros." "La verdad es que esa excelente opinión de mí mismo ha decaído bastante. Hoy me siento vulgar y, en algunos aspectos, indefenso. Soportaría mejor mi estilo de vida si no tuviera conciencia de que (sólo mentalmente, claro) estoy por encima de esa vulgaridad. Saber que tengo, o tuve, en mí mismo elementos suficientes como para encaramarme a otra posibilidad, saber que soy superior, no demasiado, a mi agotada profesión, a mis pocas diversiones, a mi ritmo de diálogo: saber todo eso no ayuda por cierto a mi tranquilidad, más bien me hace sentir más frustrado, más inepto para sobreponerme a las circunstancias." “Ella me daba la mano y no hacía falta más. Me alcanzaba para sentir que era bien acogido. Más que besarla, más que acostarnos juntos, más que ninguna otra cosa, ella me daba la mano y eso era amor.” "Ya sé ahora que mi soledad era un horrible fantasma, sé que la sola presencia de Avellaneda ha bastado para espantarla, pero sé también que no ha muerto, que estará juntando fuerzas en algún sótano inmundo, en algún arrabal de mi rutina. Por eso, sólo por eso, me apeo de mi suficiencia y me limito a decir: ojalá." "Es evidente que Dios me concedió un destino oscuro. Ni siquiera cruel. Simplemente oscuro. Es evidente que me concedió una tregua. Al principio, me resistí a creer que eso pudiera ser la felicidad. Me resistí con todas mis fuerzas, después me di por vencido y lo creí. Pero no era la felicidad, era solo una tregua. Ahora estoy otra vez metido en mi destino. Y es más oscuro que antes, mucho más." "Hay una especie de reflejo automático en eso de hablar de la muerte y mirar en seguida el reloj." Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Fuente Original
"Si el loco pudiera despreocuparse por un momento, recuperaría la cordura. Todos los que han tenido la desgracia de hablar con personas sumidas en la locura o al borde de ella, saben que su principal característica es la horrible claridad con que ven todos los detalles y relacionan una cosa con otra en un mapa mental más complicado que un laberinto. Si uno discute con un loco, lo más probable es que salga perdiendo; su inteligencia es mucho más rápida porque no tropieza con el obstáculo del buen juicio. No le entorpecen el sentido del humor, la caridad ni las mudas certezas de la experiencia. Es tanto más lógico por haber perdido ciertos afectos de los cuerdos. De hecho, la frase con que por lo común se define la locura induce a cierta confusión. No es que el loco haya perdido la razón, sino que lo ha perdido todo menos la razón". El fragmento pertenece a la obra "Ortodoxia" (1908), un ensayo del escritor británico de Gilbert K. Chesterton. Para ilustrarlo hemos recurrido al más famoso de los locos, a Don Quijote, que en esta ocasión nos llega de la mano de la pintora Lita Cabellut. Imagen: La fotografía está tomada de los fondos de Wikimedia Commons donde se encuentra etiquetada como (CC BY-SA 3.0). Se enlaza la fuente original: https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:Don_Quijote_08.jpeg
"En dos cosas era mi amo incorregible: en su afición a los toros y en su afición a las hijas de Eva" Así se expresaba, Antonio Trueba, criado de nuestro admirado Francisco de Goya y Lucientes. El pintor, que dedicó decenas de grabados al mundo del toro, tenía, a parte de otros motivos, una tendencia muy personal a recoger parte de sus recuerdos taurinos en todas aquellas obras, un afán que mantenía incluso a edad ya avanzada, no en vano, Goya en su juventud había sido maletilla y novillero, habiendo recorrido gran parte de Andalucía enrolado en una cuadrilla; de hecho no dudó en autorretratarse, vestido de torero y con el capote en la mano en la obra titulada "La novillada" (Museo del Prado). Más inesperada es su relación con las faldas, pues más allá de su más que probable romance con la Duquesa de Alba y ese espectacular desnudo de "La maja" (Pepita Tudó) en el que por primera vez en la historia de la pintura aparece el vello púbico de la mujer, Goya debía ser un hombre ciertamente apasionado. Se cuenta que encontrándose Goya en su estancia en Roma, donde viajó por sus propios medios para estudiar los clásicos, se enamoró perdidamente de una jovencita. Con sus veintipocos años el hecho de que su severo padre la encerrara en un convento para ponerla a salvo de sus anhelos, no supusieron un obstáculo definitivo para el joven pintor, quien sin encomendarse a Dios ni al diablo se introdujo de noche en el convento con la intención de raptar a su amada. No tuvo suerte y descubierto en el intento fue retenido por las monjas. En las primeras biografías del pintor se dice que este incidente motivó que "solamente" fuera expulsado de Roma tras la intercesión del embajador de España en la Santa Sede. En la fotografía podemos ver una ilustración de la revista "Blanco y Negro" (nº 847) titulada "Una modelo de Goya", obra de Enrique Esteván (con v).Imagen: Tomada de Wikimedia Commons (CC0). Se enlaza la fuente original: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:1907-07-27,_Blanco_y_Negro,_Una_modelo_de_Goya,_Enrique_Estevan.jpg
Me gustas cuando dices tonterías, cuando metes la pata, cuando mientes, cuando te vas de compras con tu madre y llego tarde al cine por tu culpa. Me gustas más cuando es mi cumpleaños y me cubres de besos y de tartas, o cuando eres feliz y se te nota, o cuando eres genial con una frase que lo resume todo, o cuando ríes (Tu risa es una ducha en el infierno), o cuando me perdonas un olvido. Pero aún me gustas más, tanto que casi no puedo resistir lo que me gustas, cuando, llena de vida, te despiertas y lo primero que haces es decirme: “Tengo un hambre feroz esta mañana. Voy a empezar contigo el desayuno”. Este maravilloso poema, titulado "El desayuno", es obra del poeta español Luis Alberto Cuenca (1950) y se encuentra incluido en su obra "El hacha y la rosa" (1993). Para ilustrarlo hemos elegido la obra "El beso" de Gustav Klimt. Imagen: La fotografía, ligeramente recortada, ha sido tomada de los fondos de Wikimedia Commons donde figura etiquetada como Dominio Público (CC0). Se enlaza la fuente original: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:The_Kiss_-_Gustav_Klimt_-_Google_Cultural_Institute.jpg
- CYRANO. ¡Mi elegancia va por dentro y no me acicalo como un ganapán cualquiera! Aunque parezca lo contrario, me compongo cuidadosamente, más que por fuera. No saldría a la calle sin haber lavado, por negligencia, una afrenta; sin haber despertado bien la conciencia, o con el honor arrugado y los escrúpulos en duelo. Camino limpio y adornado con mi libertad y mi franqueza. Encorseto, no mi cuerpo, sino mi alma, y en vez de cintas uso hazañas como adorno externo. Retorciendo mi espíritu como si fuese un mostacho, al atravesar los grupos y las plazas hago sonar las verdades como espuelas. - LE BRET. Si olvidases tu alma mosquetera, podrías conseguir gloria y fortuna... - CYRANO. ¿Y qué tendría que hacer? Buscar un protector, tomar un amo, y como una hiedra oscura que rodea un tronco lamiéndole la corteza, subir con astucia en vez de elevarme por la fuerza. ¡No, gracias! ¿Dedicar, como todos hacen, versos a los financieros? ¿Convertirme en bufón con la vil esperanza de ver nacer una sonrisa amable en los labios de un ministro? ¡No, gracias! ¿Desayunar todos los días con un sapo? ¿Tener el vientre desgastado de arrastrarme y la piel de las rodillas sucias de tanto arrodillarme? ¿Hacer genuflexiones de agilidad dorsal? ¡No, gracias! ¿Tirar piedras con una mano y adular con la otra? ¿Procurarme ganancias a cambio de tener siempre preparado el incensario? ¡No, gracias! ¿Subir de amo en amo, convertirme en un hombrecillo y navegar por la vida con madrigales por remos y por velas, suspiros de amores viejos? ¡No, gracias! ¿Conseguir que Servy edite mis versos, pagando? ¡No, gracias! ¿Trabajar por hacerme un nombre con un soneto, y no hacer otros? ¡No, gracias! ¿Hacerme nombrar papa por los cónclaves de imbéciles de los mesones? ¡No, gracias! ¿No descubrir el talento más que a los torpes, ser vapuleado por las gacetas y repetir sin cesar: « ¡Oh!, ¡a mí, a mí, que he sido elogiado por el Mercurio de Francia!»? ¡No, gracias! ¿Calcular, tener miedo, estar pálido, preferir hacer una visita antes que un poema, releer memoriales, hacerse presentar? ¡No, gracias! ¡No, gracias! ¡No, gracias! Cantar, soñar, reír, caminar, estar solo, ser libre, saber que mis ojos ven bien, que mi voz vibra, ponerme al revés el sombrero cuando me plazca, batirme por sí o por un no, hacer versos... trabajar sin inquietarme la fortuna o la gloria, pensar en un viaje a la Luna, no escribir nunca nada que no nazca de mí mismo y contentarme, modestamente, con lo que salga; decirme: «Amigo mío, conténtate con flores, con frutos, o incluso con hojas, si en tu propio jardín las siembras y las recoges.» Y si, por casualidad llegara al triunfo, no verme obligado a devolver nada al César; guardar el mérito para mí mismo, y desdeñar la parásita hiedra... O incluso, siendo encina o tilo, subir, subir... subir siempre solo, ¡aunque no alcance mucha altura! CYRANO. — ¿Qué decís?… ¿Qué es inútil?… ¡Ya sé que en este combate no debo esperar el triunfo! ¡No!… ¿Para qué?… ¡Es más bello cuando se lucha inútilmente! ¿Cuántos sois?… ¿Mil?… ¡Os reconozco, mis viejos enemigos!… ¡La Mentira!… (Golpeando con su espada en el vacío.) ¡Toma! ¡Toma!… ¡Ah, los Compromisos… los Prejuicios… las Cobardías!… (Sigue golpeando.) ¿Que pacte?… ¡Eso nunca!… ¿me oís bien? ¡Nunca! ¡Ah, por fin te veo, estupidez!… De sobra sé que al final me tumbaréis, mas no me importa: ¡lucho, lucho, lucho! (Hace molinetes inmensos y se detiene jadeando.) ¡Sí, vosotros me arrancáis todo, el laurel y la rosa! ¡Arrancadlos! ¡Hay una cosa que no me quitaréis!… ¡Esta noche, cuando entre en el cielo, mi saludo barrerá el suelo azul, y, mal que os pese, conmigo irá una cosa sin manchas ni arrugas!… (Arroja la espada a lo alto.) y esa cosa es… (La espada escapa de sus manos; vacila y cae en brazos de Le Bret y Ragueneau.) - ROXANA. — (Inclinándose sobre él y besándole en la frente.) ¿Y es…? - CYRANO. — (Vuelve a abrir los ojos, la reconoce y añade sonriendo:) ¡Mi pluma! Estos tres fragmentos pertenecen a la obra original de Cyrano de Bergerac, escrita por Edmond de Rostand en 1897 y son cada uno a ellos de momentos diferentes de la misma. La obra y sus monólogos fueron adaptados magistralmente en las películas que se dedicaron al maravilloso Cyrano, y aunque las palabras son algo distintas resulta imposible resistirse a escuchar a Gerard Depardieu en la versión de 1990 (Jean Paul Rappeneau). Esta noche toca volver a verla, placenteramente, por enésima vez. Imagen: De Wikimedia Commons - (CC BY-SA 4.0) - Fuente Original
"La sabiduría sirve de freno a la juventud, de consuelo a los viejos, de riqueza a los pobres y de adorno a los ricos" (Diógenes de Sinope) Diógenes de Sinope, siempre era inconveniente, o como dirían ahora "políticamente incorrecto" por la simple razón de decir las cosas tal y como las sentía. Tenía la manía Diógenes de caminar por las calles iluminando su entorno con un farol, mientras pregonaba ¡Busco un hombre!. Cuando le decían que la ciudad estaba llena de hombres, el respondía: "Busco a un hombre de verdad, uno que viva por sí mismo". Buscaba de esta manera algo tan aparentemente común como un hombre honesto, que no tuviera que hacer renuncias inaceptables, a su modo de ver, para vivir. Ahora no sería una mala idea que por determinados barrios financieros se paseara algún Diógenes redivivo con su linterna; su búsqueda sería igual de imposible, pero su carga simbólica sería fantástica. El caso es que en su día, hace ya la friolera de 2350 años, más o menos, se encontró nuestro cínico amigo con unos comerciantes, quien sabe si prestamistas, que llevaban a un ladronzuelo de poca monta ante la justicia; Diógenes, como testigo y conocedor de quienes eran unos y otros en aquella situación, no pudo evitar recurrir a su afilado ingenio para sentenciar: "Los grandes ladrones han apresado al menor de todos ellos" Nada nuevo bajo el sol... el pan nuestro de cada día ya se comía en la Grecia clásica. En la imagen podemos ver el cuadro "Diógenes", obra de John Williams Watherhouse (1849-917), en el que podemos ver al filósofo en su famoso tonel y con el farol con el que se ayudaba en su afanosa e improductiva búsqueda a su lado. Imagen: La imagen esta tomada de los fondos gráficos de Wikimedia Commons donde aparece catalogada como Dominio Público CC0. Se enlaza la fuente original donde vienen todos los detalles de la imagen: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:John_William_Waterhouse_Diogenes.jpg
Janet Leigh se ganó el rol de Marion en "Psicosis" (1960 - Alfred Hitchcock) a fuerza de ser la mejor dando gritos de todas las aspirantes. Lo que no sabía es que la escena en la que tendría que ponerlos en juego, la de su muerte acuchillada en la ducha, le dejaría secuelas de por vida. No fue algo que ocurriera inmediatamente, el rodaje en si no tuvo nada que ver, si no que tuvo como detonante el posterior visionado de la escena completa, tras el cual Janet Leigh desarrolló un agudo temor a ducharse al interiorizar, de forma traumática, la vulnerabilidad en la que se encuentra una persona cuando se encuentra duchándose, de hecho, ella misma reconoció que no volvió a ducharse jamás si podía evitarlo y se pasó a usar la bañera, pero eso sí, sin correr las cortinas ni cerrar los ojos, no fuera a tener alguna visita inesperada. Lo cuenta ella misma: "Dejé de ducharme y solo me baño. Y cuando estoy en un lugar donde solo me puedo duchar, me aseguro de que las puertas y ventanas de la casa estén cerradas. También dejo la puerta del baño y la cortina abiertas. Siempre estoy mirando hacia la puerta, observando, sin importar dónde esté la ducha" "He recibido muchas cartas donde me decían que me iban a hacer lo mismo que Norman Bates le hizo a Marion Crane. Ahora no me llegan tantas como al principio, pero debo decir que fue bastante grave. Hasta el FBI tuvo que intervenir. Afortunadamente, nunca sucedió nada" Por cierto, la última imagen de Marion ya muerta es al aparecer una imagen congelada, ya que la esposa de Hitchcock, Alma, apreció claramente en la prueba de cámara el pulso en el cuello de Janet, detalle que era inadmisible para el meticuloso director inglés y que fue eliminado con esa pequeña argucia. La escena es tan perfecta que ha sido estudiada desde todos los ángulos y claro, siempre hay quien encuentra alguna pega, así varios oftalmólogos comentaron a Hitchcock que las pupilas de Janet Leigh aparecían contraídas en los planos siguientes a su muerte, cuando realmente debían de aparecer dilatadas, al no tener ya control sobre ellas el sistema nervioso central. Para evitarlo le aconsejaron hacer uso de unas gotas de belladona. Hitchcock parece que no echó el consejo en saco roto y lo tuvo muy presente en películas posteriores. Imagen: Cortesía de la estupenda página Doctor Macro: Fuente Original
"Soy alcohólico. Soy drogadicto. Soy homosexual. Soy un genio". Así se definía a si mismo el escritor Truman Capote (arriba retratado por Irving Penn) en su obra "Musica para camaleones" y la anécdota que traemos hoy habla precisamente de esa chispa especial que solo tienen lo genios. Se encontraba Capote en un restaurante neoyorkino, singularmente lúcido y sobrio, lo que no era precisamente la norma, cuando un grupo de mujeres reparó en su presencia y lo reconoció, acercándosele de inmediato, como abejas a la miel, para agasajarle con elogios y de camino llevarse algún trofeo en forma de autógrafo, para lo que recurrieron a cajetillas de tabaco, servilletas de papel y todo lo que encontraron a mano. Todo iba bien, era lo normal, hasta que uno de los maridos de aquellas señoras se sintió un poquito celoso del protagonismo que sus esposas estaban "regalando" a aquel genio de las palabras y con sus dos copitas de más empezó a desbarrar diciendo en voz alta que "era un desperdicio el ofrecer tanta emoción femenina hacía un homosexual". A continuación, mientras se acercaba al escritor bajó la cremallera de su pantalón y sacó su pene, colocándolo a la altura de la cara del escritor mientras le decía: "Quizás te gustaría firmar esto" Capote sin inmutarse lo más mínimo, calibró el miembro que colgaba delante suyo y haciendo uso de su agudísimo ingenio, y con verdadera sangre fría, contestó cortésmente: "No sé si puedo firmarlo. Tal vez sólo podré poner las iniciales" Mi admirado Sheldon Cooper hubiese dicho: ¡Zasca, en toda la boca! Imagen: Tomada de Flickr - Licencia CC BY-NC 2.0. Enlace a la Fuente Original
En cierta ocasión se encontraba Marlene Dietrich en la proyección de las primeras tomas de la película que se encontraba rodando en aquellos momentos, y se dio la casualidad de que el operador de cámara que trabajaba en ella, era el mismo que años atrás había participado junto a la actriz en "El jardín de Alá" (1936). Como viejos conocidos que eran empezaron a hablar de aquel antiguo trabajo juntos y finalmente Marlene le pidió al operador que pusiese aquella película, a lo que el cámara accedió. Cuando terminaron de proyectarse las imágenes, Marlene le dijo al operador: - ¿Ve usted? Ahí estoy admirablemente. ¿Por qué no habíamos de lograr ahora los mismos efectos que entonces? -¡Pshss! -repuso el cámara- Se intentará. Aunque parece que no tiene importancia, y sin embargo, yo tenía entonces ocho años menos que ahora. Siempre se ha comentado que las actrices intentan tener lo "mas contentos posibles" a los cámaras e iluminadores que trabajan en sus películas, púes son muy conscientes que de ellos y del "amor" con que hagan su trabajo depende en gran medida lo hermosas que luego luzcan en la pantalla. Sobre este operador de cámara, baste decir que era un as en las lides de la diplomacia con las féminas. La foto de la Dietrich que adjuntamos pertenece a "Marruecos" de 1930, en la que era dirigida por su pigmalión Josef von Sternberg que tuvo mucho que ver el la transformación estética de Marlene. Imagen: La fotografía esta tomada de la estupenda página Doctor Macro, de la que hemos obtenido permiso expreso para el uso de sus fondos en este blog. Enlace a la fuente original: https://www.doctormacro.com/Movie%20Summaries/M/Morocco.htm
"El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad" (P. Tchaikovsky) El fuerte vinculo existente entre el pueblo serbio y el ruso viene de muy atrás y curiosamente, la maravillosa Marcha Eslava nº 31 en si bemol menor de Piotr Tchaikovsky tiene mucho que ver con ello. Durante mucho tiempo Serbia se encontró sojuzgada por el imperio otomano lo que provocó no pocas revueltas de los serbios que se resistían a sus imposiciones religiosas y lo que no es menos importantes a sus agobiantes impuestos. En junio de 1876 hubo una refriega en la que soldados turcos dieron muerte a un nutrido número de campesinos eslavos de religión cristiana. La indignación fue general y Serbia declaró la guerra a Turquía, con el apoyo de Austria y Rusia. Muchos rusos no dudaron en solidarizarse con sus colegas eslavos y marcharon como voluntarios a una guerra en la que fueron rápidamente derrotados por los turcos. Cuando aquellos soldados rusos, vencidos y mutilados durante aquella guerra, llegaron a Moscú, la recientemente creada Sociedad de la Cruz Roja tuvo la iniciativa de convocar un concierto benéfico con el que recoger fondos para auxiliar a los soldados que ahora difícilmente podrían ganarse el pan a causa de sus heridas. Y como por aquel entonces los conciertos no eran de pop o rock como se estilan en la actualidad en las iniciativas benéficas ni estaba Freddie Mercury para animarlo, Nikolái Rubinstein le pidió a Tchaikovsky que participara en la iniciativa con una pieza suya. Tchaikovsky, valiente, tomo el ofrecimiento como una oportunidad de mostrar sus sentimientos patrióticos a través de su música, su mejor arma y así no dudó en ponerse inmediatamente manos a la obra para dar forma a la que en principio fue la "Marcha serbo-rusa". No necesitó más de cinco días para dar cima a esta apasionada obra en la que se ayudó de las melodías de canciones tradicionales serbias que si bien comienzan en tono fúnebre para mostrar el sentimiento y el dolor por la derrota sufrida, poco a poco irán cambiando de tono para adoptar un tono más heroico en el que parece llamarse a todos a cambiar el signo de aquella derrota en una inapelable victoria del pueblo eslavo, sentimiento para el que se ayudará de una música en la que parecen que todos los instrumentos luchan sonoramente contra el enemigo marchando a paso firme, incluyéndose una versión del himno "Dios salve al Zar", en clara alusión al apoyo de Rusia a ese cambio en Serbia, que ciertamente lograría la independencia formal en 1878. Por supuesto la obra fue un rotundo éxito en su estreno en el concierto benéfico celebrado el 17 noviembre de 1876, tras lo cual Tchaikovsky le contaría a su hermana en una carta: "El sábado pasado mi marcha serbo-rusa se tocó aquí por primera vez y produjo una verdadera tempestad de entusiasmo patriótico". Ahora solo queda disfrutarla y para ello hemos elegido la interpretación de esta obra por Mikhail Pletnev dirigiendo a la Orquesta Nacional Rusa en 2005: La imagen de cabecera es un retrato de Tchaikovsky datado en 1893, obra del pintor ruso Nikolai Dimitriyevich Kuznetsov (1850 - 1929) y expuesto en la Galeria Tretiakov de Moscú. Imagen: Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0). Fuente Original
Sin duda el vestido blanco que vestía Marilyn en "La tentación vive arriba" (1955- Billy Wilder) es uno de los vestidos icónicos de la historia del cine. La escena es inolvidable igualmente. El personaje al que da vida la Monroe y que no tiene nombre en la película, camina junto al "rodriguez" al que encarna Tom Ewell después de ver en el cine "La mujer y el monstruo". De pronto se escucha el ruido de metro que pasa bajo sus pies y que hace volar las faldas de "la chica" que mostrando sus piernas dice despreocupada "¡Oooh! ¿Nota la brisa del metro?" A Marilyn la escenita, que se repitió innumerables veces ante una legión de curiosos, le costó su matrimonio con Joe di Maggio pero de camino la convirtió en todo un icono del mundo del cine, a ella y también a su vestido. Era un vestido de cóctel en color marfil claro diseñado por William Travilla. El vuelo de la falda era plisado y el corpiño era tipo halter, dejando los brazos, hombros y espalda de la actriz al desnudo, realzando la magia que ya de por si desprendía la actriz. Tras la muerte de Marilyn, la prenda estuvo durante años en poder del diseñador y después paso a la colección de recuerdos de Hollywood de Debbie Reynolds, quien tras venderlo en junio de 2011 se embolsó la nada despreciable cantidad de 5,6 millones de dólares (un millón sería para comisiones). En la fotografía podemos ver a Marilyn, en un alto del rodaje, posando para los fotógrafos. Imágen: La fotografía está tomada de los fondos de Wikimedia Commons donde figura etiquetada como CC BY 2.0. Se enlaza la fuente donde figuran todos los detalles de la imagen; https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Marilyn_Monroe_Lexington_Subway_Image_(14551832204).jpg
Si hace pocos días hablábamos de los problemas de Lana Turner para aceptar ponerse unos pantalones que no eran de su agrado en "Anatomía de un asesinato" y como su falta de miras le hizo perder un jugoso papel en esa película, hoy contamos como Sophia Loren fue mucho más inteligente con la humilde bata que le tocó llevar en la exitosa película de Ettore Scola "Una jornada particular" (1977). Lo cuenta la propia Sophia Loren en su libro de memorias y sus palabras aparecen también en el nº 410 de la sensacional revista "Imágenes de actualidad": "no le fue fácil para Carlo (Ponti) encontrar quien financiase la película, pero al final lo encontró en Canadá y pudimos empezar a rodar. Era un desafío que dos actores como Marcello y yo, símbolos de belleza y juventud, encarnasen personajes intencionadamente maginados y modestos. Scola era muy amigo de Marcello y no albergaba duda acerca de él, pero sí de mí. Temía que mi físico exuberante fuese un obstáculo para interpretar el papel de una mujer consumida y sin maquillar, vestida durante toda la película con una mísera bata de algodón. Noté enseguida su desconfianza inicial y los primeros días no fueron fáciles. Sentía que el personaje me pertenecía, pero necesitaba saber que se fiaba de mi para poder acceder a él. Al cabo de unos días, Carlo llamó a Ettore sin que yo lo supiera. "Hola, Scola, soy Ponti. ¿Qué está pasando? Has hecho llorar a Sophia...". "¿Yo?", respondió. ¿Por qué?"; “Quizá no se siente a gusto con esa ropa...”. Escola no dio un paso atrás: "Sophia es una gran actriz y es ella la que tiene que adaptarse a la ropa de su personaje y no al contrario". Carlo tuvo que darle la razón. (...) Al cabo de poco me enamoré perdidamente de aquella mujer tan normal y tan particular al mismo tiempo. Siempre se lo agradeceré a Ettore. La película fue un éxito y le llovió una avalancha de premios, conquistó al público y se ganó un lugar muy especial en mi corazón" Imagen: La imagen, un fotograma de la película "Una jornada particular", está tomada de los fondos de Wikimedia Commons donde aparece etiquetada como Dominio Público. Se enlaza la fuente original donde figuran todos los datos de la imagen: https://it.wikipedia.org/wiki/Una_giornata_particolare#/media/File:Una_giornata_particolare_(film).jpg
Hemos de procurar no mentir mucho. Sé que a veces mentimos para no hacer un muerto, para no hacer un hijo o evitar una guerra. De pequeña mentía con mentiras de azúcar, decía a las amigas: "Tengo cuarto de baño" —mi casa era pobre con el retrete fuera—. "Mi padre es ingeniero" y era sólo fumista, ¡pero yo le veía ingeniero ingenioso! Me costó la costumbre de arrancar la mentira, me tejí un vestido de verdad que me cubre, a veces voy desnuda. Desde entonces me quedo sin hablar muchos días. El poema, titulado "Canción del que no quería mentir" es obra de la poetisa madrileña Gloria Fuertes, mujer de gran humanismo y siempre volcada en acercar la poesía a los más jóvenes. Para ilustrar su poema hemos elegido la escultura titulada "La condición humana" (1876), también conocida como "La máscara", una bella obra del escultor francés Ernest Christophe que se expone en el parisino Museo de Orsay. Imágenes: De Wikimedia Commons - (CC BY-SA 3.0 FR) - Imagen 1 - Imagen 2
"La cordura es la locura vuelta del revés" Y fiel a sus palabras, nadie más cuerdo en su locura, en su extravagancia vital y artística que Jean Cocteau, uno de esos personajes sin los cuales sería imposible entender las vanguardias artísticas y literarias del pasado siglo. Del cine al diseño, de la poesía a la pintura, del teatro a la novela, de la crítica a la escultura o el ballet, parecía querer abarcarlo todo y todo lo hacía bien. De su persona han quedado numerosas anécdotas, una de ellas habla de aquellas ocasiones en las que el genial artista daba un recital con sus poesías, ocasiones en las que tenía la manía de terminar siempre de la misma manera: -"Y perdonen, se lo ruego, que esté vivo todavía" Los presentes en seguida le preguntaban extrañados por el motivo de su afirmación y Cocteau se explicaba: - "Porque el público ha preferido siempre a los poetas muertos. Y considero que mi presencia aquí tiene para los que me escuchan, en este sentido, algo de decepción" Amigo de todos los grandes pintores de aquella dorada época (a la derecha aparece retratado por Modigliani), no dudaba en atreverse con los pinceles, de hecho no era mal pintor y sus cuadros se vendían bien llegando incluso a pintar los frescos de una iglesia del sur de Francia. Era un quehacer que le daba muchas satisfacciones. Se cuenta que en una exposición de sus pinturas se encontraba sumamente alegre y le preguntaron el porqué de aquella exultante alegría. El artista contestó muy serio: - Los pintores somos todos gente alegre, y hoy soy pintor. - ¿Los escritores no? - No. - ¿Cuál es la razón? - Que la tinta es triste; no hay otra. Toda su obra estaba cargada de ensoñaciones y fantasías. Por eso no es extraña aquella deliciosa anécdota de su visita al Museo del Prado con Salvador Dalí, durante la cual un periodista le preguntó a Cocteau: "Si se hubiera quemado el Museo del Prado, ¿qué hubiera salvado usted?". Cocteau no lo dudó un momento y contestó "El fuego". Luego el periodista lanzó la misma pregunta a Dalí, que después de fingir reflexionar durante unos momentos respondió eufóricamente y por supuesto en tercera persona: "Pues Dalí salvaría el aire, y específicamente el aire contenido en Las Meninas, de Velázquez, que es el aire de mejor calidad que existe". Ante tamaña genialidad, Cocteau hizo una reverencia en reconocimiento a la agudeza de Dalí. Vaya par de dos. No se había dicho nada de su cine en esta entrada y el no hacerlo, aunque sea brevemente, sería dejarla coja, no en vano sus películas figuran entre las mejores del cine francés, destacando sobre todo "La bella y la bestia" (1946) y su "Orfeo" (1950). 10 pizcas de su ingenio: "Un egoísta es aquel sujeto que se empeña en hablarte de sí mismo cuando tú te estás muriendo de ganas de hablar de ti" "Que comprenda quien pueda, soy una mentira que dice siempre la verdad" "Lo que el público te reprocha, cultívalo: eres tú." "El manantial desaprueba casi siempre el itinerario del río" "Crear es un subterfugio para hacerse visible después de la muerte" "Dios no habría alcanzado nunca el gran público sin ayuda del Diablo" "El futuro no pertenece a nadie. No hay precursores, solo hay rezagados" "El tacto en la audacia es saber hasta dónde se puede ir demasiado lejos" "No hay que rechazar las recompensas oficiales; lo que hay que hacer es no merecerlas" "La leyenda es una mentira que al final se hace Historia" Imágenes. Wikimedia Commons. Enlace a Imagen 1: (CC BY-SA 4.0) - Enlace a Imagen 2: Dominio Público (CC0)
"La venganza es dulce y no engorda" La frasecita es de Alfred Hitchcock, un director que estuvo en lucha continua con su peso y contra el que solía perder todos los combates, así que eso de poder saborear algo dulce sin remordimientos le resultaba una verdadera tentación. Durante los primeros años de su fructífera etapa en Hollywood, su trabajo se encontró muy ligado a David O. Selznick, el productor independiente que había dado la campanada con "Lo que el viento se llevó" en 1939 y que continuó en lo más alto al año siguiente con la primera colaboración con Hitchcock, la inquietante "Rebeca". Selznick era sin duda un genio, al igual que el director inglés, pero no se soportaban, sobre todo por la necesidad de control e injerencias en la historia que Selznick introducía en el trabajo de Hitchcock, un director que acostumbraba a tener el control absoluto de sus trabajos. Para el productor, Don Alfredo era demasiado engreído, tranquilo y meticuloso: "el director más lento que hemos tenido" decía en "Life" y no dudaba en tacharlo de ser "fundamentalmente perezoso". Hitchcock por su parte no soportaba su agresividad, su necesidad de control y por supuesto que le intentara desviar de la idea que tenía ya formada de una película; es preciso recordar que Hitchcock disfrutaba hilvanando la historia en su mente hasta el último detalle, y que después llegaba la parte más aburrida para él, que no era otra que rodarla. El mago del suspense sentenciaba: "(Selznick) era el gran Productor. (...) El productor era el rey. La cosa más halagadora que Mr. Selznick nunca haya dicho de mí —y esto muestra el grado de control—... fue que era el único director al que confiaría una película". No sería una relación fácil pero de su colaboración nacieron la mentada "Rebeca" (1940), "Recuerda" (1945), "El proceso Paradine" (1947) y gran parte de "Encadenados" (1946). No sé cual de los dos no soportó más al otro, pero el caso es que tras siete años de noviazgo cada uno continuo con sus proyectos por separado. Pero la memoria de Hitchcock era larga y no tardó mucho en paladear, a su modo, el sabor dulce de la venganza. Cuando en 1949 rodó "La ventana indiscreta", unió al maravilloso reparto formado por Grace Kelly, James Stewart y Thelma Ritter, al actor Raymond Burr (el de Ironside), más que por sus capacidades actorales (que las tenía) por el potencial que su rostro le ofrecía para fraguar su ajuste de cuentas con el productor. Este actor conveniente maquillado para su papel como Lars Thorwald, el malvado asesino que es descubierto por James Stewart mientras cotillea por la ventana lo que ocurre en la vida de sus vecinos, estaba caracterizado de manera que fuera físicamente lo más parecido a su odiado David O. Selznick y por supuesto de inmediato reconocible por todo el publico y principalmente por sus compañeros de Hollywood como una caricatura malvada del productor. Hay quien dice que la inmovilidad que muestra el personaje al que da vida James Stewart en su silla de ruedas, podría ser un eco de lo maniatado que se sentía Hitchcock ante el afán de controlarlo todo por Selznick, del que, al igual que Stewart con aquellos continuados flashes, Hitchcock solo pudo defenderse con su cámara, esta vez de cine. Por cierto, y para los que se lo pregunten, la O. del nombre de Selznick, a pesar de que muchos la identifican con Oliver, no significa nada. El propio productor lo aclaraba así en sus memorias: "No tengo segundo nombre, usé brevemente el apellido de soltera de mi madre, Sachs. Tengo un tío, a quién francamente aborrecía que también se llamaba David Selznick, para evitar confusiones entre nosotros dos me fui al alfabeto comparando cual me daba mejor puntuación decidiéndome por la letra "O." En su linea Hitchcock también se hizo eco de esta pequeña banalidad del productor y en la película "Con la muerte en los talones" (1959), el personaje al que da vida Cary Grant se llama curiosamente Roger O.Thornhill. Al entregarle este a Eva Marie Saint un paquete de cerillas con sus iniciales ROT. Ella le pregunta: "¿Qué significa la O?". Él le responde "¡Nada!". Las cosas del amor de Hitchcock por los dulces dietéticos. Imágenes: 1.- Alfred Hitchcock.- Tomada de Wikimedia Commons, donde figura etiquetada como "Dominio Público" y por tanto habilitada su libre reproducción. Enlace a la fuente con los detalles: https://commons.wikimedia.org/wiki/Category:Alfred_Hitchcock#/media/File:Hitchcock,_Alfred_02.jpg 2.- David O. Selznick.- Tomada de Wikimedia Commons, donde figura etiquetada como "Dominio Público" y por tanto habilitada su libre reproducción. Enlace a la fuente con los detalles: https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:David-selznick_united-artists-photo.jpg 3.- James Stewart en un fotograma de "La ventana indiscreta".- Tomado de la página de Doctor Macro de la que hemos obtenido permiso expreso para el uso de sus fondos fotográficos. Link: https://www.doctormacro.com/Movie%20Summaries/R/Rear%20Window.htm
“La próxima vez que te vea te cubriré con amor, con caricias, con éxtasis. Quiero morderte con todas las alegrías de la carne, hasta que desfallezcas y mueras. Quiero que te sientas maravillada conmigo, y que te confieses a ti misma que ni siquiera habías soñado con ser transportada de esa manera. Cuando seas vieja, quiero que recuerdes esas pocas horas, quiero que tus huesos secos tiemblen de alegría cuando pienses en ellas”. Un maravilloso y apasionado fragmento este de una de las muchas cartas que Gustave Flaubert escribió a la bella poetisa Louise Colet (apodo literario de Louise Révoil de Servannes). Cuando comenzaron su apasionado romance Flaubert rondaba los 24 años y ella 35. La relación, a juicio de muchos biógrafos el único episodio sentimental de importancia en la vida del escritor, se prolongó durante unos diez años y parece que era un amor más epistolar que carnal. Se veían a cuentagotas, algunos años tan solo seis veces. Unos encuentros tan escasos que a decir de Sartre, Flaubert prefería escribirle cartas a Louise que hacerle el amor. ¡Pero que cartas! "… A ti te quiero como nunca he querido y como no querré. Eres y seguirás siendo la única, y sin comparación con ninguna otra. Es algo complejo y profundo, algo que me tiene cogido por todas partes, que halaga todos mis apetitos y acaricia todas mis vanidades." La otra parte de la historia, las cartas de Louise Colet al escritor fueron quemadas por la sobrina de este, pues pensaba que resultaban escandalosas y manchaban la memoria de Flaubert, quien sin embargo, en vida, las guardaba como oro en paño: "Tus cartas, amor querido, llenan toda una carpeta. Están aparte, con las cositas que proceden de ti. He visto la rama verde que llevabas en el sombrero cuando nuestro primer viaje a Nantes, las pantuflas de la primera noche y un pañuelo mío lleno de tu sangre. Tengo tantas ganas de besarte esta noche. Pongo mis labios sobre los tuyos, y te abrazo desde lo más hondo de mí mismo, por todas partes ¡al fin del mes que viene volveremos a vernos!" Las cartas que empezaron siendo un incendio apasionado de amor y deseo se tornaron con el tiempo más mesuradas y reflexivas, un tesoro para los estudiosos del escritor donde dejó mucho de sí mismo. En aquellas cartas contaba cosas del tipo: "Si he sido duro es porque estoy enfermo. Dolorido, amargado, la vida me desloma como un trote demasiado duro que destroza los riñones. El único momento en que no sufro es cuando estoy solo. Los mejores afectos con frecuencia me irritan desmesuradamente… Nunca vi a un niño sin pensar que ese niño terminaría por convertirse en viejo, ni una cuna sin recordar una tumba. La contemplación de una mujer desnuda me hace soñar con su esqueleto. Por eso los espectáculos alegres me ponen triste y los espectáculos tristes no me afectan gran cosa. Lloro demasiado por dentro para derramar lágrimas por fuera." “Hay en mí, literalmente hablando, dos hombrecitos: uno apasionado del estrépito, del lirismo, de los grandes vuelos del águila, de todas las sonoridades de la frase y las cumbres de la idea; y otro que hurga y cava en la verdad tanto como puede, uno que detalla por igual los pequeños y grandes sucesos con la misma fuerza, que quisiera hacerte sentir casi materialmente las cosas que reproduce. Este último ama reír y se complace en la animalidad del hombre”. La relación que empezó en torno a 1846, se agotó unos diez años después. Poco después de que Flaubert finalizara su maravillosa "Madame Bovary", publicada en 1857. Nunca sabremos realmente cuanto de Louise Colet hay en esta maravillosa novela, que todo hay que decirlo fue un verdadero escándalo en su época e incluso llevó a juicio al escritor. Sabemos que Flaubert llamaba "musa" a Louise en sus cartas y que al menos, el famoso pasaje en que Emma Bovary y León hacen el amor en un carruaje, se basa claramente, según los estudiosos, en un paseo también en carruaje del propio Flaubert y Louise Colet. Por cierto, Louise Colet escribió poco después, en 1859, "Lui", una novela que parecía ser una respuesta a "Madame Bovary". Ya contábamos que la relación fue enfriándose mortalmente y poco a poco pasó del fuego abrasador al más gélido de los hielos. Flaubert, que nunca se casó, siempre rehuyó la idea de Louise de formalizar su relación. La última noticia que se tiene de su acabado amor es una simple nota que Louise guardó, con el mismo cuidado, junto al resto de toda la amorosa correspondencia que recibió del escritor, una dolorosa nota que decía: "Señora: me he enterado de que se había tomado la molestia de venir 3 veces , ayer por la tarde, a mi casa. No estaba. Y temiendo las afrentas que semejante persistencia por su parte podría traerle por la mía, la cortesía me induce a advertirle que nunca estaré. Un saludo atentamente." La imagen de cabecera es un monumento (1890) ubicado en Rouen dedicado a Gustave Flaubert, obra del escultor Henry Chapu y ubicado en Rouen. Tras el retrato de Louise Colet, aparece un retrato de Flaubert obra de Nadar. Imágenes: De Wikimedia Commons - Imagen 1 (CC BY-SA 3.0) - Imagen 2 (CC0) - Imagen 3 (CC0)
"La prostitución es la más horrible de las aflicciones producidas por la distribución desigual de los bienes del mundo" (Flora Tristán) En España el tema de la prostitución viene de lejos, ya se sabe aquello tan manido de "el oficio más viejo del mundo", pero por viejo que resulte, el caso es que parece no perder fuerza, resultando uno de los negocios más lucrativos y despiadados de nuestros días. Ahora las necesitadas suelen ser mujeres de otras nacionalidades que empujadas por la pobreza o la mas pura y dura extorsión se ven obligadas a vender sus encantos. No hace mucho, en 1940, tras la sangrienta guerra civil que asoló nuestro país, había la friolera de casi 200.000 prostitutas repartidas en 1240 prostíbulos legalizados, lo que suponía que en aquella sociedad que no permitía bailar pegados a una pareja, en la que no se podía enseñar un tobillo y el rosario estaba todo el día en la mano, una de cada cuarenta mujeres de entre los 15 y los 45 años había de dedicarse por pura necesidad a calmar las ansias de los españolitos. Pero una cuestión que siempre ha llamado la atención de todos es la razón de llamar "rameras" a las prostitutas. El termino "prostituta" (mujer que se expone públicamente a posibles compradores) viene del verbo latino "prostituere" que significaba inicialmente "Poner a la vista", "exponer algo". Pro (delante) - statuo (poner, colocar, situar), siendo Suetonio el primero en utilizar este verbo en el sentido que le damos hoy. Pero el termino "ramera" es algo más complicado. Al parecer la razón se remonta al siglo XII, época en la que las "izas, rabizas y colipoterras" como las llamaba Camilo José Cela, intentaban disimular todo lo posible el ejercicio de su profesión. En aquella época no había luminosas luces de neón ni coloridos reclamos para la clientela, por lo que las tabernas, para diferenciarse de las casas particulares y llamar la atención de los potenciales clientes, solían colocar un ramo en sus fachadas avisando de que allí se despachaba vino, de forma muy parecida a como aún hoy se coloca una banderita roja en donde hay mosto. Las prostitutas en su afán de disimular un poco su labor, hacían pasar su lugar de trabajo por una taberna, y para ello colocaban ellas también un ramo de flores en su puerta, motivo por el cual las comadronas empezaron a llamarlas "rameras", un termino que si bien es sin duda despectivo era un poco más dulce que otros de los calificativos que históricamente se les han adjudicado. Evidentemente también fueron muchas las tabernas reales en aquel tiempo en las que las prostitutas establecían sus contactos, mientras los clientes disfrutaban de bebida y canciones. ¿Qué fué primero, la gallina o el huevo...? Eso ya es otro cantar. Los datos estadísticos que se incluyen al inicio del texto están tomados del excelente monográfico que hace un par de años la revista "Historia de Iberia Vieja" dedicó al sexo en nuestro país. Altamente recomendable. Para ilustrar la entrada deberíamos haber utilizado sin duda alguna foto del gran Joan Colom que tan magníficamente retrató la prostitución barcelonesa, pero no he podido evitar la tentación de hacerlo con esta conocida foto de una prostituta en el barrio de Storyville de aquel loco Nueva Orleans en el que empezaba a nacer el jazz. Imagen: La fotografía, recortada, ha sido tomada de los fondos de Wikimedia Commons, donde figura etiquetada como Dominio Público (CC0). Se enlaza la fuente original: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/5/51/StoryvilleRaleighRyeGal.JPG
"-¿Has oído hablar de Frank Costello? - me preguntó. -Uno de los gángsters más importantes - dije con admiración. - Una noche, Frank Costello estaba sentado en un club nocturno, en compañía de su rubia, una mujer muy guapa, y en su mesa estaban también Rocky Marciano, Tony Canzoneri y Dos Toneladas Tony Galento. Una reunión de italianos. La orquesta tocaba. Y Frank va y le dice a Galento: "Anda, baila con Gloria". Esto pone nervioso a Dos Toneladas. No le gusta bailar con la chica del gran hombre. ¿Y si la rubia se le arrima demasiado? Así que le dice: "Bueno, señor Costello, ya sabe que no soy un gran bailarín". Y Frank le contesta: "Y una mierda, bailas muy bien. Baila con Gloria". El caso es que se levanta y da un par de vueltas por la pista con la muchacha, manteniéndola muy alejada, y cuando vuelve con la chica a la mesa, Costello le pide lo mismo a Canzoneri. Tony saca a bailar a la rubia. Luego le llega el turno a Rocky Marciano. Éste es el único que se considera lo bastante importante para llamar a Costello por el nombre de pila, y le dice: "Señor Frank, ya sabe que los pesos pesados no nos lucimos en una pista de baile". Frank Costello le contesta: "Sal a la pista y baila con Gloria". Mientras bailan, Gloria aprovecha la ocasión para decirle al oído: "Oye, hazme un favor. A ver si consigues que Frank dé unos pasitos conmigo". Terminado el baile, Rocky lleva a la chica a la mesa, sintiéndose un poco más relajado, en tanto que los demás ya se han tranquilizado. Comienzan a pinchar al gran hombre, con mucho cuidado, ¿comprendes?, solo bromeando un poco: "¡Venga, señor Costello...!". "¡Vamos, señor Costello, complazca a la señorita!" Y Gloria le dice: "Sí, ¡por favor...!". Y los otros e dicen: "Ahora le toca a usted, señor Frank". Pero Costello niega con la cabeza y dice: "Los tipos duros no bailan". En la foto se puede ver a Rocky Marciano (Rocco Francis Marchegiano), campeón del mundo de boxeo en la categoría de pesos pesados invicto, es más, es el único gran campeón que no conoció la derrota al retirarse antes de que esto ocurriera y después de 49 victorias consecutivas. Al parecer el muchachito, según contaba Norman Mailer en su novela, no era lo suficientemente duro para Frank Costello, el "consigliere" de Lucky Luciano por un tiempo y posteriormente, cuando a aquel le llegaron los problemas, se convirtió en uno de los hombres más inteligentes y poderosos de la Mafía, de hecho, parte del personaje de Don Vito Corleone en "El padrino" se basa en su figura. El fragmento pertenece a uno de los grandes libros de Norman Mailer: "Los tipos duros no bailan" (1984) Imagen: La fotografía de Rocky Marciano, obra de Mohamed Said Momo ha sido tomada de la página Wikimedia Commons donde figura con algunos derechos reservados pero siendo posible su reproducción sin fines comerciales. Presenta la siguiente licencia: Atribución-CompartirIgual 4.0 Internacional Link a la fuente original con todos los detalles de la fotografía: https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:Rocco_Francis_Marchegiano.jpg Esta entrada se publicó anteriormente en nuestro anterior blog "Una pizca de cine, música, historia y arte" en septiembre de 2013
En cierta ocasión el gran dramaturgo y actor francés Jean-Baptiste Poquelin (1622-1673), para todos más conocido por "Moliére", se encontró en su paseo con un pobre que pedía limosna y al que generosamente le dio un Luis de oro. El pedigüeño no daba crédito a la excelencia de la ayuda recibida y creyendo que su benefactor se había equivocado al sacar la moneda de su bolsa se dirigió a él presurosamente y le dijo: "No quisiera ser un aprovechado con quien tuvo caridad conmigo". Molière, autor de obras como "El avaro", le contestó que no había sido error alguno y que podía quedarse con la moneda, añadiendo otra de igual valor para premiar la honradez de aquel hombre. Posteriormente comentó: "¡Dios mío, donde fue a refugiarse la virtud!" Algo que bien podríamos decir hoy en día, viendo el estado en el que se encuentran las élites. En el cuadro aparece un detalle del retrato de Molière realizado por Pierre Mignard y que se exhibe en el Museo Condé - Chantilly (Francia) Imagen: Pertenece a los fondos de Wikimedia Commons donde aparece como Dominio Público (CC0). Se enlaza la fuente original: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Pierre_Mignard_-_Portrait_de_Jean-Baptiste_Poquelin_dit_Moli%C3%A8re_(1622-1673)_-_Google_Art_Project_(cropped).jpg
¡Venid pronto, estoy bebiendo las estrellas! Eso cuenta la leyenda que dijo el monje benedictino Dom Pierre Pérignon cuando probó por primera vez aquel vino repleto de unas juguetonas burbujas que eran resultado del novedoso método de fermentación ideado por él y conocido como "méthode champenoise". Había nacido el Champagne. No cabe duda que además, Dom Perignon hubiese sido un gran publicista. Eso de beberse las estrellas tiene su gancho. Tenía treinta añitos el monje cuando en 1868 hizo su chispeante descubrimiento, y hasta su muerte, 47 años después, se dedicó al cuidado del sótano de la Abadía de Hautvilliers donde se guardaba la producción del espumoso vino. No era muy común alcanzar la edad de 77 años en aquella época. Puede que la dieta a base de estrellas le ayudara. En la fotografía podemos ver el monumento que la casa Möet & Chandon, a la que pertenece el famoso Champagne "Dom Perignon", le dedica al monje en su sede de Épernay, localidad junto a la cual se ubicaba la abadía donde se creó. Imagen: La imagen, modificada ligeramente, ha sido tomada de los fondos de Wikimedia Commons donde figura etiquetada como Dominio Publico. Se enlaza la fuente original donde aparecen todos los datos de la imagen: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Epernay-Moet02.JPG
Las promesas de los poderosos y la forma tan gratuita en la que las olvidan me ha traído a la memoria una curiosa anécdota protagonizada por Esopo, el famoso fabulista griego. Tal y como se ve en el cuadro que encabeza la entrada, Esopo (aprox. 600 a.C.) no era precisamente lo que se dice un galán, es más, Plutarco decía que era feo, tartamudo y jorobado, aunque también ingenioso, inteligente y bromista, características estas que lo hicieron famoso. Comenzó su vida siendo esclavo de Janto, quien agradecido por sus servicios terminaría por darle la libertad. Se cuenta que en cierta ocasión, su amo, el citado Janto, se emborrachó hasta tal punto, que ufanándose de si mismo declaró que sería capaz de beberse toda el agua del mar y para darle más solemnidad a su promesa se apostó con sus invitados su casa y dejó su valioso anillo como prenda. Al llegar el nuevo día, Janto, como suele ocurrir tras los excesos con la bebida, no se acordaba de nada de lo que había dicho o hecho, pero se percató de que le faltaba su anillo y preguntó a Esopo si sabía que había ocurrido la noche anterior. Cuando Esopo le contó la apuesta que había lanzado a sus invitados se mostró desesperado y le pidió ayuda. Esopo se mostró sonriente y tranquilo y acompañó a su amo hasta la orilla del mar donde le esperaban sus invitados y un enjambre de curiosos. Le habían preparado un mesa sobre la cual habían dispuesto un gran número de recipientes llenos de agua de mar y a la vista de estos, uno de sus invitados le dijo sin muchos miramientos: - !Aquí tienes el mar, Janto, comienza a beber! Janto que no sabía cómo salir de aquel atolladero se volvió cariacontecido hacia su esclavo y fue entonces cuando intervino Esopo - Un momento ¿En qué consiste exactamente la apuesta de mi amo? - En que bebería toda el agua del mar -contestaron los invitados - Luego, si solo debe beber el agua del mar, no ha de beberse el agua de los ríos ¿verdad? - No, solamente la del mar - Bien en ese caso, mi amo se beberá todo el agua del mar, tal y como ha prometido, en el mismo instante en el que vosotros logréis evitar que se mezclen las aguas de los ríos, que no ha de beber, con las del mar. Los jueces de la apuesta se quedaron sorprendidos y evidentemente no pudieron dar por perdedor a Janto. El modo en el que se resuelve el problema me recuerda mucho a la obra de Shakespeare "El mercader de Venecia", en la que finalmente se invita a Shylock, el judío ultrajado que ansiaba venganza, a cortar justamente su libra de carne del atribulado Antonio, pero eso si, ni un gramo más, y sin derramar sangre, algo que por supuesto era totalmente imposible. No dudo de que los poderosos de hoy en día, para salirse siempre con la suya y caer siempre de pie, cuentan con sus "Esopos" particulares, legiones de asesores y abogados muy caros de pagar, pero nuestro fabulista era muy distinto de esos leguleyos. En su tiempo, las gentes maravilladas por su astucia y sabiduría le preguntaban cómo podía ser a un tiempo justo y leal, y el fabulista, mostrándonos el camino a todos, contestaba: "Muy sencillo: haciendo lo contrario de lo que veo hacer." El cuadro de cabecera es la visión que muchos años después tuvo Velázquez de Esopo y que actualmente se exhibe en el Museo del Prado. Imagen: La fotografía esta tomada de los fondos de Wikimedia Commons donde figura etiquetada como Dominio Público. Se enlaza la fuente original: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/a/a7/Vel%C3%A1zquez_-_Esopo_%28Museo_del_Prado%2C_1639-41%29.jpg
“Sé perfectamente que el día en que me muera no echaré de menos los grandes acontecimientos que pude haber vivido, sino el perfume del café con tostadas y algunas pequeñas sensaciones, por ejemplo, estirar la pierna hacia el lado fresco de la sábana en las madrugadas de primavera cuando cantaba el mirlo en el jardín. Si me da un poco de pereza morir es porque ya no podré ir por las mañanas a comprar el periódico ni contemplar de camino en la parada del autobús los rostros frescos de las adolescentes que tienen aún todo el amor por delante. Mi lucha por la existencia consiste en que a la hora del desayuno sea mucho más importante el aroma del café que las catástrofes que leo en el periódico abierto junto a las tostadas. También es muy placentero llamar por teléfono a algún amigo a media mañana para que te cuente los últimos rumores. Por un lado está la Crítica de la razón pura, de Kant, y por otro están los chismes. Supongo que los chismes de las tertulias será lo último que uno recuerde con una marca más indeleble que cualquier filosofía, y junto a ello estará la suavidad de un paseo vespertino, algunas puestas de sol, las lecturas de noche en la cama con la amorosa luz de la mesilla. Quisiera saber qué hace llorar a los moribundos más sabios. Sin duda, sus lágrimas no se deben a los triunfos que consiguieron ni a las grandes tragedias que soportaron sino a los sencillos placeres que experimentaron, a la gente buena que conocieron, a los alimentos que degustaron con parsimonia entre amigos. ¿Qué es la muerte? Tal vez la muerte consiste en no tomar ya más un cruasán crujiente con el café por las mañanas junto al ventanal ni enterarse ya nunca jamás de los resultados del Campeonato de Liga cada domingo. Al final de todas las religiones y filosofías, en medio de tantos dioses, héroes y sueños, resulta que la vida no es sino un conjunto de chismes y un nudo de aromas, una pequeña costumbre cuyos pilares tan sólidos son de humo y salen de ciertas tazas frente a las cuales uno ha sido feliz”. "Café solo" es un texto de Manuel Vicent incluido en su obra "Las horas paganas" (1998) y lo hemos acompañado de una obra del siempre reflexivo Edward Hopper, en este caso el óleo "Chop suey" de 1929. Imagen: La imagen esta tomada de Wikimedia Commons donde se encuentra etiquetada como "Dominio Público" CC 0.- Se enlaza la fuente donde figuran todos los detalles de sus derechos: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Edward_hopper_chop_suey.jpg
Para todos, el nombre de "Annie Hall" nos remite solamente a la maravillosa película que Woody Allen dedicó, en mayor o menor medida, a su por entonces pareja, Diane Keaton, de quien debemos recordar que se apellidaba en realidad Diane Hall y que muchos la llaman "Annie" aunque reconozco que no sé si esto ocurre desde antes o desde después de la famosa película. Pero no solo el cineasta recurrió a su pareja como modelo y musa para su obra, el pintor holandés Jan Toorop (1858-1928) hizo también de su esposa, la inglesa Annie Hall una fuente de inspiración en algunos de sus cuadros. Arriba la podemos ver en un precioso óleo rebosante de luz y que por poco conocido lo traemos hoy por aquí, con la simple excusa de la coincidencia del nombre de su protagonista con la chica del chaleco extravagante, corbata y sombrero que paseaba por Nueva York con un hombre que no para de autoanalizarse a si mismo y a la realidad que le rodeaba. La obra de Toorop con la que se encabeza la entrada tiene por título "Annie Hall meet melkkan" y la que dejamos a continuación "Annie Hall en Lissadell, Surrey" Imágenes: Las imágenes pertenecen a los fondos de Wikimedia Commons donde aparecen ambas catalogadas como "Dominio Público" CC 0. Se enlazan las fuentes originales donde figuran todos los detalles de los derechos de las imágenes: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Toorop,_Annie_Hall_met_melkkan.jpg https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Annie_Hall_in_Lissadell,_Surrey,_by_Jan_Toorop.jpg
En cierta ocasión, Federico II de Prusia invitó a Voltaire a cenar. La admiración que aquel tenía por el filósofo era grande aunque a veces le hacía blanco de sus pesadas bromas. En aquella ocasión le dejó una nota sobre su plato que decía: "Voltaire es el primero de los asnos. Federico II" Cuando Voltaire, llegó a la mesa y le indicaron el lugar donde había de sentarse leyó la nota en silencio. Conocedor de la tendencia a las chanzas del belicoso rey prusiano, Voltaire no se inmutó lo más mínimo, simplemente se limitó a leer la nota nuevamente, pero esta vez en voz alta ante el resto de las personalidades presentes en aquella cena: "Voltaire es el primero de los asnos. Federico, el segundo" El busto de Voltaire que acompaña la anécdota es obra del escultor Jean-Antoine Houdon (1741-1828). Se expone en la Galería Nacional de Arte de Washington. Imagen: De Wikimedia Commons - (CC POR 2.5) - Se enlaza la Fuente Original
"Tener o no tener rentas, esa es la cuestión, dijo Shakespeare" Son palabras del gran literato francés Honoré de Balzac, que desgraciadamente solía estar siempre a la cuarta pregunta, o lo que es lo mismo, con telarañas en los bolsillos. No eran grandes las comodidades que podía permitirse Balzac, quien de hecho vivía en una pobre buhardilla de un barrio deprimido de París, sin calefacción y escasamente amueblado. El caso es que el escritor se veía abocado, con demasiada frecuencia, a la nunca agradable situación de tener que pedir dinero prestado o por adelantado, lo que provocaba que tuviera una nutrida corte de acreedores revoloteando a su alrededor, esperando tener la suerte de cobrar algo. Uno de esos cuervos negros abordó al escritor e intentando inspirarle lástima para poder cobrar le dijo: "Mire usted, monsieur, mañana debo pagar una deuda muy importante y le agradeceré mucho que tenga a bien pagarme usted hoy" Balzac, que después de haber tenido que lidiar a diario con este tipo de "amigos" se sabía ya todas sus triquiñuelas para intentar cobrar y por supuesto todas las respuestas posibles para eludir pagar, no se amilanó ni por un instante y fingiendo estupefacción le replicó a su esperanzado acreedor: ¡Muy bonito, usted se dedica a contraer deudas y viene a mi casa con la intención de que yo se las pague! Como os podéis imaginar el sujeto se marchó como llegó, con las manos igual de vacías, pero la anécdota ilustra a las claras, las estrecheces en las que vivía el escritor, y por si no fuera suficiente, sirva aquella otra en la que se refiere la alegría, apenas contenida, que manifestaba Balzac cuando contaba a sus amigos la muerte de un tío suyo que le había dejado en herencia todos sus bienes, con una frase ciertamente reveladora: ¡Ayer al anochecer, mi tío y yo pasamos a mejor vida! No sé cuanto tiempo le duraría la bonanza económica, si la malgastó, la invirtió en negocios ruinosos, como solía ocurrirle o si de ella hicieron presa los acreedores, pero a buen seguro que durante algún tiempo el autor de "La comedia humana" pudo permitirse el mejor de los cafés. El busto de Balzac que ilustra la entrada es obra de Paul Fournier y se expone en la Colección Balzac del Castillo de Saché. Imagen: la fotografía es obra de Agota, y se ha tomado de los fondos de Wikimedia Commons donde figura con etiqueta CC BY-SA 3.0. Se enlaza la fuente original: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Balzac_Paul_Fournier.jpg
Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte, al borde del abismo, estoy clamando a Dios. Y su silencio, retumbando, ahoga mi voz en el vacío inerte. Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando solo. Arañando sombras para verte. Alzo la mano, y tú me la cercenas. Abro los ojos: me los sajas vivos. Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas. Esto es ser hombre: horror a manos llenas. Ser –y no ser – eternos, fugitivos. ¡Ángel con grandes alas de cadenas! El poema tiene por título "Hombre" y es uno de los más destacados en la obra del poeta bilbaíno Blas de Otero. Se recoge en su obra "Ángel fieramente humano" (1950). Lo hemos emparejado a la escultura "Aquiles moribundo" (aprox. 1683) obra del escultor francés Christophe Veyrier. Se exhibe en el Museo Victoria and Albert de Londres. Imagen: La fotografía, obra de Osama Shukir Muhammed Amin, esta tomada de los fondos de Wikimedia commons donde figura etiquetada como CC BY-SA 4.0. Se enlaza la fuente original: https://commons.wikimedia - Aquiles Moribundo - Wikimedia Commons
Y pensar que después de que yo me muera, aún surgirán mañanas luminosas, que bajo un cielo azul, la primavera, indiferente a mi mansión postrera, encarnará en la seda de las rosas. Y pensar que, desnuda, azul, lasciva, sobre mis huesos danzará la vida, y que habrá nuevos cielos de escarlata, bañados por la luz del sol poniente y noches llenas de esa luz de plata, que inundaban mi vieja serenata, cuando aún cantaba Dios, bajo mi frente. Y pensar que no puedo en mi egoísmo llevarme al sol ni al cielo en mi mortaja, que he de marchar yo solo hacia el abismo y que la luna brillará lo mismo y ya no la veré desde mi caja. El poema tiene por título "Meláncolia del desaparecer" y es obra del injustamente olvidado Agustín de Foxá, un poeta, escritor y diplomático con aires de dandy un tanto melancólico al que le tocó vivir la época posterior a la Guerra Civil española y que puede que por alinearse con el bando vencedor y no por su evidente y demostrado talento ha sido un tanto relegado al olvido. El mismo parecía excusarse cuando decía: "Soy aristócrata, soy conde, soy rico, soy embajador, soy gordo, y todavia me preguntan por qué soy de derechas. ¿Pues qué coños puedo ser?" Pero parece que con los años matizó su posición: "Todas las revoluciones han tenido como lema una trilogía: libertad, igualdad, fraternidad fue de la Revolución francesa; en mis años mozos yo me adherí a la trilogía falangista que hablaba de patria, pan y justicia. Ahora, instalado en mi madurez, proclamo otra: café, copa y puro." Por su parte el gran escritor Curzio Malaparte que habló de su figura en alguna de sus obras lo retrataba así: "Que (Foxá) fuera el representante de la España de Franco en Finlandia no le impedía reírse con desprecio de Franco y su revolución. De Foxá pertenecía a esa joven generación de españoles que había intentado encontrarle un fundamento feudal y católico al marxismo y, como él mismo decía, una teología al leninismo, conciliar la vieja España católica y tradicional con la joven Europa obrera. Pasado el tiempo, se reía de las ambiciosas ilusiones de su generación y del fracaso de esa trágica y ridícula tentativa." Y el propio Foxá completaba su perfil con estas otras palabras: "Gordo; con mucha niñez aún palpitante en el recuerdo. Poético, pero glotón. Con el corazón en el pasado y la cabeza en el futuro. Bastante simpático, abúlico, viajero, desaliñado en el vestir, partidario del amor, taurófilo, madrileño con sangre catalana. Mi virtud, la imaginación; mi defecto, la pereza" Para ilustrar la entrada hemos elegido la obra "Ofelia", un óleo del pintor inglés John Everett Millais, miembro fundador de la Hermandad Prerrafaelita y que con este cuadro en el que se representa la muerte de Ofelia en el "Hamlet" de Shakespeare logra uno de sus mas celebrados trabajos. Actualmente se expone en la Tate Britain de Londres. Fuentes: Revista Jot Down: Foxá, conde de lo mismo: el español que salía en las novelas de Malaparte Milenio Web: Agustín de Foxá: gordo, aristócrata y de derechas Wikipedia Imagen: La imagen del cuadro de "Ofelia" esta tomada de los fondos de Wikimedia Commons donde se encuentra catalogada como obra de "Dominio Público" CC 0. Se enlaza la fuente de la imagen donde figuran todos los detalles de los derechos de la obra: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:John_Everett_Millais_-_Ophelia_-_Google_Art_Project.jpg
"La vida no se mide por las veces que respiras, sino por los momentos que te dejan sin aliento" Desafortunadamente, desconozco el autor de la frase aunque con seguridad aparecía en la película "Hitch" de Will Smith. En la fotografía aparece la escultura conocida como "El beso" de Rodin, una obra que representa una historia de amor trágica en el medioevo. Y es que los enamorados que se besan no son anónimos, son Paolo Malatesta y Francesca da Rimini, cuñados en vida. Enamorados el uno del otro, fueron sorprendidos besándose por el esposo de Francesca y hermano de Paolo, Gian Ciotto Malatesta, quien mataría a los dos amantes. Puede que mejor nos detengamos en el instante del beso, lleno de felicidad y armonía, porque justo en el momento en que fueron sorprendidos y separaron sus labios comenzó la tragedia para ellos. Dante contó su historia en la Divina Comedia, en la que los colocó dentro del circulo de los lujuriosos y Rodin los convirtió en el símbolo del amor y la pasión desde que ideó esta composición, en principio destinada a la nunca terminada "Puerta del infierno", una puerta en la que también ocupaba un lugar de honor su "Pensador". De las varias versiones que existen de "El beso", la de la foto, tallada en mármol, se exhibe en Ny Carlsberg Glyptotek de Copenhague. Imagen: La fotografía está tomada de los fondos de Wikimedia Commons donde figura etiquetada como CC BY-SA 3.0. Se enlaza la fuente original donde aparecen todos sus datos: https://es.wikipedia.org/wiki/El_beso_(Rodin)#/media/Archivo:Auguste_Rodin-The_Kiss-Ny_Carlsberg_Glyptotek-Copenhagen.jpg
"La caza del octubre rojo" que hoy día 31 termina ha sido dolorosa; se llevó como trofeo a uno de los miembros de "La liga de los hombres extraordinarios" que hicieron grande el cine. "Un loco maravilloso", Sean Connery, se nos ha ido por "Un puente lejano" hacía "La colina de los hombres perdidos". Por supuesto no ha sido un "Asesinato en el Orient Express", ni mucho menos un "Meteoro" la causa de su muerte, a sus noventa años uno ya anda "Jugando con el corazón" y puede que simplemente "Los últimos días del edén" hubieran llegado al final para él. La noticia de su muerte llegó con "El sol naciente". La parca hace oídos sordos a los supuestos "Héroes del tiempo", para ella no existen "Los inmortales" ni "Los intocables" que en una especie de "Atmosfera 0" pretenden engañarla; la muerte es "La roca" sin sentimientos que con "Odio en las entrañas" hacia quienes quieren vencerla persevera en su "Objetivo mortal", y como si de una particular "Operación trueno" se tratase, siempre consigue que caigan en "La trampa". "El día más largo" es siempre el último, incluso para "El hombre que pudo reinar" (y reinó) sobre el resto de estrellas de Hollywood. Comenzó haciendo culturismo y "El primer gran asalto al tren" del éxito cinematográfico lo hizo "Entre brumas de inquietud" con la rubia del suéter. Fue, Bond, el mejor James Bond, luchó "Contra Goldfinger" y "Contra el Dr. No", un 007 que nos aseguró "Un mundo nuevo" lleno de aventura. Fue "El primer caballero" en recoger la Orden del Imperio Británico con falda escocesa; "La ofensa" que esto pudiera suponer para los ingleses se la traía al pairo. Lo creía una "Causa Justa" "Más fuerte que el odio" en el que "La reconciliación" era casi imposible. No en vano pensaba que la Reina era solo "La mujer de paja" que sojuzgaba a su amada Escocia y solo se preocupaba de que en su corona lucieran "Diamantes para la eternidad". No fueron solo "Cinco días de verano" los que Connery pasó en Marbella, aquellos supuestos "Negocios de familia" le hicieron parecer durante un tiempo como una especie de "Robin Hood, príncipe de los ladrones" pero pronto su imagen quedó al margen de aquel "Supergolpe en Manhattan". El camino al estrellato siempre es una "Ruta infernal", en la que el reconocimiento y el éxito conviven con "La frontera del terror" al olvido, a que al final solo seamos un cadáver en una "Tumba de acero" ante la cual todos preguntan por "El nombre de la rosa" solitaria que la adorna. No ocurrirá así con él. Sus fieles amigos, Adso de Melk, Elliot Ness, "Robin y Mariam", "El árabe", "Zardoz", "Shalako", "Dragonheart", Los vengadores", "Forrester" y otros que estaban de fiesta en "La casa Rusia" de "Anna Karenina" habrán salido ya hacia el "Aeropuerto" para tomar un avión y estar presentes en el funeral de su amigo, "El caballero verde". Aunque con Connery puede que haya sorpresas, era él y no otro el que decía "Nunca digas nunca jamás". Igual en "Indiana Jones y la última cruzada" encontró realmente el cáliz que da la vida eterna, cuando menos en sus películas, o quien sabe si al final era verdad eso de que "Solo se vive dos veces". En recuerdo de aquellos tiempos de "El viento y el león", se despide de ti, "Desde Rusia con amor": "Marnie, la ladrona" Imagen: de Wikimedia Commons - (CC BY-SA 3.0 NL) - Enlace a la Fuente Original
Una de las grandes comedias de Billy Wilder es "Irma la Dulce" (1963), una película por la que bien podría haber pasado Charles Laughton, que ya estaba muy enfermo y hubo de renunciar, o Marilyn Monroe qué falleció poco antes del estreno. Wilder decía al respecto: "Marilyn era como fumar. Sabía que era malo para mi salud pero no podía detenerme" y añadía "El reparto marca una gran diferencia. Si Marilyn Monroe hubiera sido Irma, habría sido una película totalmente diferente. Esto podría haber salvado su vida. Pero podría haberme costado la mía". Shirley MacLaine que finalmente sería la encantadora Irma que se enfundó para la eternidad aquellas imposibles pero maravillosas medias de color verde, hablaba del tema en una entrevista dada a la revista "Empire" (junio 2019) y marcaba las diferencias con la rubia platino: "No sé si sea cierto que Marilyn Monroe fue considerada primero para Irma. Ella habría sido perfecta como una Irma inexperta en lugar de una Irma que conocía el negocio y las ganancias y además cuidaba de su perro y todo eso". Curiosamente Irma tenía sus ecos en un personaje mucho más débil que Shirley o la Monroe, la maravillosa y apaleada Cabiria de Fellini. Wilder lo apunta asi: "Mi película favorita de Fellini era la maravillosa Noches de Cabiria, con su esposa Giulietta Masina, que era tan buena. Irma la dulce era mi tratamiento del mismo tema, el de las prostitutas, pero Cabiria era mejor " Y aunque "Irma la Dulce" a mi me parece una película perfecta, "La historia de un hombre celoso de él mismo" según Wilder, con su policía bobo y enamoradizo incluido -¡qué grande el Patou de Jack Lemmon!-, al director no terminó de convencerle del todo el resultado, y al igual que le ocurría con "Bésame Estupido" a la que también tengo mucho cariño, la encontraba desafinada: "Todos amamos el éxito, así que no puedo decir nada malo acerca de Irma. No es el tipo de películas a las que uno les hace una autopsia", decía Wilder y aun así se la hizo: "Fallé. Fui demasiado burdo en ciertas escenas. No funcionó. Siempre hay algo malo acerca de la gente que no habla el lenguaje del país extranjero donde ocurre la película. Y tampoco podía uno soportar a Lemmon o a Shirley MacLaine hablando ingles con acento. Es falso. Es que no funciona" Shirley MacLaine en la entrevista antes citada decía de Wilder: “Billy Wilder era una persona muy complicada. Era por mucho un científico de la comedia, por supuesto. Pero era duro y a veces le aterraba pensar qué hacer con las mujeres. Tal vez por eso realizó "Con faldas y a lo loco": para entenderlas (ríe). Billy Wilder era la personificación de la civilización, un portento. Tenía un sentido del humor sarcástico y a veces se sobrepasaba con eso. Y sí, era estricto. Tenía una asistente de guión y si no decías todos tus diálogos exactamente como estaban escritos, hacía que ella corriera hasta el set para gritarte. ¡Con razón Marilyn siempre llegaba tarde! Él le aterraba. Pero Billy estaba completamente enamorado del diálogo, así que tu contribución era cómo lo decías.” Así de exigente era el muchacho. Mi director preferido, incluso cuando el pensaba que no estaba a la altura Fuentes: "Conversaciones con Billy Wilder" (Cameron Crowe) - Revista "Empire - junio 2019" Imagen: Tomada de la siguiente página donde se etiqueta como "Este archivo está bajo la licencia internacional Creative Commons Attribution-Share Alike 4.0 y se permite expresamente su reutilización: Link: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Billy-Wilder-by-Norman-Seeff-600x399.jpg
"Mi vida no tiene argumento. Es angustioso, no porque no sepa cómo termina, sino porque no sé en qué parte de la película me encuentro, ni siquiera puedo decir si lo que estoy viviendo ahora mismo va a desaparecer durante el montaje. ¿Y si mi vida no fuera más que esas imágenes que se eliminan porque no aportan nada a la historia?" El fragmento pertenece a la novela "Los ángeles feroces" (2015) obra de José Ovejero. Para ilustrarlo hemos elegido una escultura de María Magdalena que se ubica en la Iglesia de Saint Martin d'Arc en Barrois (Haute-Marne, Francia) Imagen: La fotografía, obra de Vassil, ha sido tomada (sin modificaciones) de los fondos de Wikimedia Commons donde figura etiquetada con licencia CC BY 3.0. Se enlaza la fuente original donde figuran todos los detalles de la misma: https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:S%C3%A9pulcre_Arc-en-Barrois_111008_11.jpg
Aunque no es de los trabajos que más me gustan de Woody Allen, "Vicky Cristina Barcelona", su película de 2008, guarda una buena anécdota del director. Allen fue invitado por el periódico New York Times a escribir un diario con sus impresiones del rodaje que posteriormente fue publicado con el título "Dear Spanish diary... Love, Woody Allen" (Querido diario español... Con cariño, Woody). El escrito rebosa humor y el director se ríe en el mismo hasta de su sombra, recogiendo incluso, a modo de evidente chanza, fantasías eróticas con las protagonistas, nada menos que Penélope Cruz, Scarlett Johansson y Rebecca Hall. En la entrada de su diario del 15 de junio calentaba motores: "He rodado una tórrida escena de amor entre Scarlett y Javier. Hace unos años hubiese interpretado yo su papel. Cuando se lo he dicho a Scarlett, ha soltado un enigmático "uh-huh" En la anotación del tres de agosto ya empezaba a desbarrar un poco: "Supongo que son gajes del oficio. Como director, uno es en parte profesor, en parte psiquiatra y en parte figura paterna y gurú. No es de extrañar entonces que según avanzan los días Scarlett y Penélope se hayan ido colando por mí. La fragilidad del corazón femenino. Me di cuenta de que el pobre Javier miraba envidioso cómo las actrices me seducían con los ojos, pero le expliqué al chaval que se debería haber esperado el desbocado deseo femenino por una figura cinematográfica, especialmente una que tiene una mirada de desprecio y que se reafirma con frialdad. Mientras tanto, según me acerco al plató cada mañana después de bañarme y perfumarme, entre Scarlett y Penélope se alimenta el arrebato. No me gusta mezclar trabajo con placer, pero quizá tenga que saciar la lujuria de cada una de ellas para poder terminar la película. Puede que me sea posible concederle los miércoles y viernes a Penélope y así satisfacer a Scarlett los martes y los jueves. Como ir aparcando un día a cada lado de la calle. Eso me dejaría los lunes para Rebecca, a la que he parado justo a tiempo cuando se iba a tatuar mi nombre en el muslo. Tomaré una copa con las damas del reparto después de rodar y les indicaré estas reglas. Puede que funcione el viejo sistema de cupones de racionamiento." Y el 20 de agosto ya soñaba con camas redondas: "Por tenerlas contentas, hice el esfuerzo de hacer el amor con Scarlett y Penélope simultáneamente. El ménage me dio una gran idea para el clímax de la película. Rebecca no paraba de llamar a la puerta, así que al final la dejé entrar a ella también. Sin embargo, las camas españolas son demasiado pequeñas para cuatro personas, así que, cuando ella se unió, yo no paraba de caerme al suelo." Fuente: La Vanguardia - 24-08-2008 - El diario barcelonés de Woody Allen Imagen: Obra de Jerry Kupcinet . De Wikimedia Commons - (CC BY-SA 3.0) - Enlace a la Fuente Original
Tú le diste esa ardiente simetría de los labios, con brasa de tu hondura, y en dos enormes cauces de negrura, simas de infinitud, luz de tu día; esos bultos de nieve, que bullía al soliviar del lino la tersura, y, prodigios de exacta arquitectura, dos columnas que cantan tu armonía. Ay, tú, Señor, le diste esa ladera que en un álabe dulce se derrama, miel secreta en el humo entredorado. ¿A qué tu poderosa mano espera? Mortal belleza eternidad reclama. ¡Dale la eternidad que le has negado! El poema, titulado "Oración por la belleza de una muchacha", es obra del madrileño Dámaso Alonso (1898-1990) y pertenece a su libro "Oscura noticia". El cuadro es obra del pintor francés Alexandre Cabanel (1823 - 1889) y tiene por título "El nacimiento de Venus" (1863), una obra que se expone en el parisino Musée D'Orsay. Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público - (CC0) - Fuente Original
La música de Chopin parece tocada por la mano de los dioses. Sus nocturnos, polonesas, valses o mazurkas son preciosas obras de orfebrería musical, perfectas en cada silencio y en cada nota, unas notas que a veces resultan aparentemente tímidas o cargadas de emociones y otras agitadas por un frenesí sonoro pleno de efervescencia. Todo parece espontáneo, rebosante de una falsa sencillez que difícilmente oculta el arduo trabajo que hay tras cada vaivén de las notas. La relación del músico polaco con las musas era chispeante y fluida, pero tras el primer esbozo de la idea de una nueva obra trabajaba sobre la misma de forma incansable y agotadora. Así nos lo cuenta, George Sand, la que fue su compañera sentimental durante varios años: "Su creación era espontánea y milagrosa. Encontraba sin buscar, sin preverlo. Llegaba a su piano de manera súbita, completa, sublime, o cantaba en su cabeza durante un paseo, y se impacientaba por tocarla para sí mismo. Pero luego comenzaba la labor más estremecedora que jamás haya visto; una serie de esfuerzos, de vacilaciones y de angustias por volver a capturar ciertos detalles del tema que había oído; aquello que había concebido como un todo, lo analizaba demasiado cuando deseaba escribirlo, y su remordimiento al no volver a encontrarlo, en su opinión, claramente definido, lo sumía en una especie de desesperación. Se encerraba en su cuarto durante días, llorando, caminando, rompiendo sus plumas, escribiéndolo y borrándolo una y otra vez, y recomenzando al día siguiente con una perseverancia minuciosa y desesperada. Se pasaba seis semanas en una sola página para escribirla finalmente tal como la había anotado la primera vez." En el Olimpo de la Música hay muchos dioses, pero cuando hablamos del piano, Chopin es uno de los más poderosos. En la foto de cabecera podemos ver el monumento "Chopin al piano y su musa" (1906), una maravillosa obra en mármol de Jacques Fromment-Meurice que adorna el parisino Parque Monceau. La mujer que abandonada a las emociones descansa a los pies de Chopin, mientras la velada musa arroja sus flores sobre el compositor, es una perfecta representación del poder de su música, del placer inmenso de cerrar los ojos y dejarse llevar por un universo sonoro sin igual. Y evitando los nocturnos, sirva de ejemplo este Vals Op. 64.2 tocado por Valentina Lisitsa: Imagen: La fotografía es obra de Guillaume Jacquet y esta tomada de Wikimedia Commons, donde figura como Dominio Publico (CC0). Se enlaza la fuente original: https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Parc_Monceau_20060812_Frederic_Chopin.jpg
“Una puta puede echarse 1.500 polvos al día, pero no le gusta que nadie la viole. Es lo peor que puede ocurrirle a una mujer. Y a mí me estaba ocurriendo a los 10 años” Así de rotunda se expresaba Billie Holiday cuando recordaba su niñez. Y es que en 1930, con tan solo 14 o 15 años ya podía contar como había limpiado escaleras hasta el agotamiento, que había sido violada, que había sufrido las injusticias de un correccional y la cárcel y por último como tuvo que claudicar y iniciarse en el mundo de la prostitución para poder subsistir. Así de vapuleada tenía la vida a aquella adolescente Billie Holiday que por aquel entonces era todavía solo Eleanora Fagan) cuando se encaminó a buscar trabajo por los bares y garitos de Nueva York a donde se había trasladado con su madre, solo 13 años mayor que ella. Necesitaba desesperadamente conseguir dinero para que no la echaran de la pensión donde vivía y espoleada por aquella situación se presentó en un tugurio de la Calle 133 de Harlem llamado "Pod's and Jerry's" con la intención de divertir a los asistentes como bailarina. El intento fue un verdadero desastre y estaban a punto de sacarla por las orejas del local cuando el pianista le preguntó si sabía cantar, dándole con ello una segunda oportunidad. La chica recordó todas aquellas letras que ya de muy pequeña escuchaba en la gramola del burdel de Alice Dean, en el que accedía a limpiar gratis si le dejaban escuchar a sus admirados Armstrong o Bessie Smith. La música se le había calado en el alma y le dijo al pianista que la acompañara con el tema "Travellin' all alone". La letra, tenía miga y empezaba diciendo más o menos: "Estoy tan cansada y sola, cansada como una piedra pesada". Cuando terminó de cantar, la gente que allí estaba quedó boquiabierta, maravillada y puede que no tanto por el talento vocal de aquella chica, sino por la singular y profunda emoción que era capaz de transmitir al cantar con aquella desgarrada voz suya. Alguien diría que cantaba como si le apretasen los zapatos, aunque más bien lo que le apretaba era el corazón y la vida, de hecho solía afirmar que había vivido en sus carnes no pocas de aquellas tristes y descarnadas canciones. Billie decía de aquella actuación suya en sus memorias: "Si a alguien se le hubiera caído un alfiler, habría sonado como una bomba. Cuando finalicé, todos aullaban y levantaban sus vasos de cerveza". Curiosamente Ella Fitzgerald en su primera actuación, en su debut en un concurso del Teatro Apollo también en el Harlem neoyorkino cuatro años mas tarde, pretendía actuar como bailarina y solo el miedo escénico la lanzó a cantar para salvarse del ridículo. Ganó el concurso y se convirtió en la única cantante capaz de discutirle a "Lady Day" el trono de la mejor cantante de jazz de la historia. El dueño del local vio negocio en la pequeña Holiday y la contrató por 18 dólares a la semana, un dinero que daba para muy poco y que había que estirar mucho para poder malvivir. Las propinas eran parte de la solución y para conseguir alguna más solía improvisar en las canciones para alargarlas y conseguir más dinero. Pero no era un garito fácil aquel; los clientes solían dejar las monedas de propina para las cantantes encima de las mesas y estas debían recogerlos con sus genitales para regocijo de los rijosos clientes. Billie Holiday podía haber sido prostituta, podía contonearse un poco por las mesas sabedora de donde estaba y de que iba la cosa, aguantar el piropo de algún que otro borracho baboso, pero sabía muy bien que era la dignidad, de modo que, a pesar de la necesidad, se negaba a recoger las monedas de propina de aquella forma tan humillante. Se hizo respetar y cuando un cliente empezó a entregárselas en mano supo que había ganado aquella partida. Desde aquel día sus compañeras empezaron a llamarla "Lady", "una dama" que por su afición a adornar su pelo con un par de blancas gardenias bien podría haber sido "La dama de las gardenias", aunque sería el gran saxofonista Lester Young, "el Presidente" (Pres) junto al que tantas maravillas grabaría, el que le completó el apodo con el final de su nuevo nombre artístico -Billie Holiday- convirtiéndola ya para siempre en "Lady Day". "Billie" le venía de su padre que de pequeña la llamaba Bill, como si fuera un chico, cosa que a ella no le importaba por que le recordaba a su admirada Billie Dove, una actriz de la época; el resto de su nombre artístico tenía evidentemente mucho de festivo. Poco a poco Billie fue llamando la atención con su peculiar forma de cantar y no tardó en descubrirla un cazatalentos llamado John Hammond que la presentó a Benny Goodman de cuya Big Band terminó por formar parte durante un tiempo.... Había nacido una estrella, aunque no por eso la vida dejaría de golpearla inmisericordemente. Love me or leave me.... Entrada dedicada a mi hermana favorita (la única que tengo), una gran admiradora de Lady Day. Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Enlace a la Fuente Original
François-Marie Arouet, el famoso filósofo y escritor francés por todos conocidos como Voltaire (1694-1778), paseaba en cierta ocasión junto a un amigo por las calles de París, cuando de forma inesperada se encontraron con una procesión que iba encabezada por un Cristo crucificado. Para sorpresa de su amigo, Voltaire se quitó el sombrero que llevaba en señal de respecto a la imagen. -Pensaba que erais un incrédulo en todo lo que a la religión se refiere - le dijo su amigo - Y lo soy -apostilló el agudo Voltaire- Aunque Cristo y yo nos saludamos, no nos hablamos. No cabe duda de que más allá de las propias creencias o falta de ellas todos nacemos dentro de una cultura que nos empapa hasta lo más profundo de nuestro ser, a la que pertenecemos a pesar de nosotros y nuestros pensamientos y a la que debemos también un respeto por lo que representa para una mayoría. Y Voltaire, una de las luminarias del pensamiento occidental, no podía pensar de otra manera, alguien que primaba ante todo el respeto a los demás y a su forma de pensar. El respeto es una de las bases de la civilización y hoy en día, empieza a escasear en muchos ámbitos de la vida. El busto de Voltaire de la imagen es una obra en mármol del escultor francés Jean-Antoine Houdon (1741 - 1828), escultor famoso precisamente por sus bustos y estatuas de personas insignes de la Ilustración. Este busto se exhibe en la Galeria Nacional de Arte de Washington (EEUU) Imagen: La imagen esta tomada de los fondos de Wikimedia Commons donde figura catalogada como "Dominio Público" CC 0 1.0 - Se ha modificado ligeramente los laterales de la imagen para adecuarla al formato del blog. Se enlaza la fuente donde se da detalle de todos los derechos de la imagen: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Jean-Antoine_Houdon,_Voltaire,_1778,_NGA_1266.jpg
Después de sus inicios en la banda de Benny Goodman y de transitar por alguna otra big band, Billie Holiday llegó a la orquesta de Count Basie allá por 1936 o 1937. La cantante cuenta en sus memorias "Lady sings the blues" lo duro de aquellos días: "No teníamos uniformes decentes, ropa ni equipos —los muchachos de la banda ni siquiera tenían saxos decentes—, estábamos molidos después de viajar miles de kilómetros sin dormir, sin ensayar, sin prepararnos… y abrigábamos la esperanza de ser grandiosos.(...) Viviendo de gira con una banda, nadie tenía tiempo de dormir solo, así que ni hablar de hacerlo acompañado. Por la noche, como solía decir Lester (Lester Young), llegábamos a una ciudad, pagábamos entre dos y cuatro pavos por una habitación, nos afeitábamos y echábamos un largo vistazo a la cama, íbamos a actuar, regresábamos, mirábamos largamente la cama otra vez y subíamos al autocar. Una vez Lester y yo nos sentimos tan hastiados que amenazamos con dimitir y nos subieron la paga. A mí me aumentaron a quince diarios, y a Lester empezaron a pagarle dieciocho dólares cincuenta. Me pareció excesivamente maravilloso para expresarlo en palabras." La orquesta de Count Basie era a pesar de las carencias una verdadera maravilla musical. Billie lo recordaba así: "Había muchas cosas grandiosas en la banda de Basie y ahora, casi veinte años después, los expertos comienzan a investigar para descubrir dónde estaba la grandiosidad. Pero con la distancia de los años te olvidas de las cosas que te eran tan íntimas y que podrían contribuir a aclararlo. Aún insisto en que lo fabuloso de la banda de Basie era que nunca leyeron una partitura, y sin embargo los dieciséis sacaban un único sonido maravilloso en sus interpretaciones. (...) En el caso de Basie teníamos algo que ningún arreglo costoso podía cambiar. Llegaban los muchachos, alguien tarareaba una melodía. Otro la tocaba en el piano una o dos veces. Después alguien pulsaba una nota, un acorde. Luego Daddy Basie tecleaba un poco. Y a partir de ese momento empezaban a ocurrir cosas." En cierta ocasión, durante una de aquellas kilométricas giras, llegaron a la norteña ciudad de Detroit que por aquellos días estaba viviendo ciertos disturbios raciales que radicalizaron las posturas hacia los músicos negros y que estos actuaran junto a mujeres blancas. En esta coyuntura, la piel algo clara de Billie, el no ser lo suficientemente negra en definitiva, le jugó una mala pasada, una nueva humillación que cuenta ella misma: "Le dijeron a Basie que yo era demasiado clara para cantar con todos los negros de la banda: alguien podía pensar que era blanca si las luces no me enfocaban con acierto. De modo que consiguieron una grasa negra y me dijeron que me untara. Entonces protesté yo. Dije que no lo haría por nada del mundo. Pero nuestros nombres figuraban en los contratos y si rehusaba habría problemas, no sólo conmigo sino con todos los de la banda y sus futuros contratos. De modo que me oscurecí para que continuara la función en la virtuosa Detroit. Tal como dicen, en el mundo del espectáculo no hay nada como el musical. Tenías que sonreír para no vomitar. Pero al cabo de unos meses en los que ocurrió más de lo mismo, abandoné." Una experiencia que se resume a la perfección en una frase de la propia cantante: "Puedes ir vestida de raso, con gardenias en el pelo y no ver una sola caña de azúcar en varios kilómetros a la redonda y, aun así, seguir trabajando en una plantación" Billie Holiday estuvo meses sin actuar hasta que en 1938 pudo enrolarse en la orquesta de Artie Shaw. Si algo positivo salió de aquella gira con Basie fue conocer al saxofonista Lester Young con el que tantas maravillas grabaría, pero la historia de como se conocieron y se pusieron sus famosos apodos entre ellos queda para otro día. La fotografía de Billie Holiday de cabecera es obra de William P. Gottlieb y fue tomada en el club "Down Beat" de Nueva York en 1947. Para finalizar la escucharemos cantando la maravillosa "All of me" Fuente: Memorias - "Lady sings the blues" - Billie Holiday Imagen: La foto esta tomada de la página Wikimedia Commons donde figura como de Dominio Público, con la siguiente leyenda: "Este trabajo es de la colección de William P. Gottlieb en la Biblioteca del Congreso . Derechos y restricciones . De acuerdo con los deseos de William Gottlieb, las fotografías de esta colección ingresaron al dominio público el 16 de febrero de 2010." Link: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Billie_Holiday_0001_original.jpg
"Sólo las buenas chicas llevan diarios. Las chicas malas no tienen tiempo para eso" Eso decía la actriz Tallulah Bankhead y ella siempre iba huye que te alcanzo, intentando vivir todo lo deprisa que pudiera. Su acaudalada familia -era hija de un congresista de EEUU y nieta y bisnieta de senadores- le había dado una esmerada educación que ella compaginaba a las mil maravillas con un desenfrenado ritmo de vida, una lengua viperina, un carácter indomable y una cama siempre revuelta. En cierta ocasión un periodista le preguntó: "¿Sra. Bankhead de no ser actriz que hubiera sido?" La actriz no se lo pensó mucho y mordaz como solo ella podía ser le dijo: “Dudaba entre madre superiora de un convento, puta o presidente de los Estados Unidos. ¡Espero que pongas en tu libreta que habría hecho de maravilla las tres cosas!". Sin duda las reuniones familiares en Navidad, cuando volvía la oveja descarriada, debían ser la repera. A veces, ligerilla de cascos como era, incluso se olvidaba de la ropa interior, como le ocurrió en "Naufragos" (1944 - Hitchcock), posiblemente su película más recordada, y donde estos olvidos, seguramente intencionados para crear tensión, pusieron de los nervios al resto del reparto ya que toda la historia se desarrollaba mientras estaban sentados en el reducido espacio de una barca de salvamento tras sufrir un naufragio. Supongo que hubo sus más y sus menos, sus roces y tiranteces, y al final "pelillos a la mar". Y si bien es cierto que como actriz hizo alguna que otra incursión meritoria en el mundo del cine, fue en el teatro donde logró sus mayores éxitos. Fue tal su fama entre las tablas de Broadway que parece que el papel de Margo Channing que encarnaba Bette Davis en "Eva al desnudo" (1950 - J.L Mankiewicz), y en el que se refleja el ocaso de una gran estrella del teatro eclipsada por otra más joven y llena de ambición, esta basado en la vida de Tallulah. De hecho se cuenta que la Bankhead era muy amiga de Bette Davis, ambas poseedoras de un carácter volcánico, y que cuando vio la versión que de su persona y de sus avatares en el teatro daba la Davis, se molestó sobremanera, y al ser preguntada sobre ello contestó con evidente dosis de sarcasmo: “Bette y yo somos muy amigas. Tanto que no le echaría nada en cara... En ninguna de sus dos caras, ¡claro está!”. Por si fuera poco, se cuenta que fue la Davis la que le robó el papel de "La loba" (1941 - William Wyler), otro de los tantos grandes papeles que perdió por su irreflenable modo de vida, y refiriéndose de nuevo a su "amiga" de ojos saltones, dijo: "No creáis que no se quién ha estado contando cotilleos sobre mí... después de todas las cosas buenas que he hecho por esa arpía, ¡cuando la coja, voy a arrancarle cada pelo de su bigote!". Y para colmo, hay quien apunta, que el personaje de "Cruella de Vil" en "101 dálmatas" esta basado en ella. Al menos el cigarro lo sostenía igual. Pero tenía otras perlas para el recuerdo: "Decid cualquier cosa de mi, mientras no sea aburrida" "Ya no se hacen los espejos como antiguamente" (al mirarse en uno ya entradita en años) "Querida, si de verdad quieres ayudar al teatro americano, no te hagas actriz, hazte espectadora" "Nadie puede ser exactamente como yo. Incluso yo tengo problemas para conseguirlo" "Tengo tres fobias...: odio ir a la cama, odio levantarme y odio estar sola" "Me han llamado muchas cosas, pero nunca intelectual" "Si yo viviera mi vida otra vez, cometería los mismos errores..., sólo que más deprisa." "Hay una regla que yo recomiendo seguir: nunca practicar dos vicios al mismo tiempo". "Mi padre me advirtió sobre los hombres y el alcohol, pero nunca dijo nada sobre las mujeres y la cocaína" "He leído Shakespeare y la Biblia, y puedo jugar a los dados. Eso es lo que yo llamo una educación liberal." Y para terminar, una última anécdota. Un doctor le aconsejó que debía intentar dejar de beber y que cada vez que sintiera ganas de tomarse una copa, se comiera una manzana. Ella sorprendida solo pudo decir: "¡Pero doctor! ¿Sesenta manzanas al día?" ¡Todo un personaje! Fuentes: Historia y vida nº 606 - Diccionario de actores cinematográficos (Manuel Gutierrez da Silva) - Wikiquote y del blog "Gente que no invitarías a cenar" Imágenes: Las fotografías han sido tomadas de la sensacional página dedicada al cine clásico "Doctor Macro" y de la que se ha recibido consentimiento expreso para hacer uso de sus fondos. Link: https://www.doctormacro.com/Movie%20Star%20Pages/Bankhead,%20Tallulah-Annex.htm
"Sentía lástima de la raza humana, de la estupidez del hombre y de su falta de imaginación (…) Todas aquellas malditas casas, una tras otra, todas, y todas tan vacías y tan tristes. Magníficos adoquines bajo los pies y asfalto en la calzada y escaleras de una elegancia bella y horrenda para subir a las casas, y sin embargo, un tipo podía caminar de un lado para otro todo el día y toda la noche sobre esos costosos materiales y estar buscando un mendrugo de pan. Eso era lo que me mataba. Su incongruencia. Si por lo menos pudiera uno salir con una campanilla y gritar: Escuchen, escuchen, señores, soy un tipo hambriento. ¿Quién quiere que le lustren los zapatos? ¿Quién quiere que le saquen la basura? ¿Quién quiere que le limpien las tuberías? Si por los menos pudieses salir a la calle y expresárselos así de claro. Pero no, no te atreves a abrir el pico. Si le dices a un tipo en la calle que estás hambriento, le das un susto de muerte y corre como alma que lleva el diablo. Eso es algo que nunca he entendido. Y sigo sin entenderlo. Todo es tan sencillo: basta con que digas Sí, cuando alguien se te acerque. Y si no puedes decir Sí, cógelo del brazo y pide a algún otro tipo que te ayude. La razón por la que tienes que ponerte un uniforme y matar a un hombre que no conoces, simplemente para conseguir un mendrugo de pan, es un misterio para mí. En eso es en lo que pienso, más que en la boca que se lo traga o en lo que cuesta. ¿Por qué cojones ha de importarme lo que cuesta una cosa? Estoy aquí para vivir, no para calcular…" El fragmento pertenece a "Trópico de Capricornio" novela del escritor estadounidense Henry Miller publicada en 1938. Imagen: De Wikimedia Commons - Dominio Público (CC0) - Fuente Original
En los rodajes de escenas de acción no son nada raros los accidentes y el de la película "Murieron con las botas puestas" (1940) se encuentra entre los más moviditos. Tanto que algunos extras podrían haber utilizado el título de la película como epitafio. El director del film, Raoul Walsh, deseaba dar el mayor realismo posible a las escenas de acción y conseguir que las cargas de caballería que aparecían en esta película superaran a las de "La carga de la Brigada Ligera" (1936) que unos años antes había rodado Michael Curtiz. No hacía mucho que, para escenificar las caídas de los caballos, se había dejado de usar un método ciertamente cruel llamado "W rodande", con el que se hacía tropezar al caballo y caerlo en el momento adecuado por medio de un alambre disimulado que se colocaba en su camino. El especialista sabía cuando iba a ocurrir aquello y podía preparar la caída, el caballo no tanto, no siendo raro los animales que al caer de bruces se partieran las patas o el cuello provocando su "humanitario" sacrificio. Para el rodaje de "Murieron con las botas puestas" se contrataron especialistas que sabían hacer caer s sus caballos sin necesidad del tenebroso cable. El jinete ponía su pie izquierdo bajo el caballo y después lo zancadilleaba. Era un gesto aquel que al caballo, ya entrenado, le hacía saber que iba a ser derribado y preparaba también la caída evitando los daños de antaño y "humanizando" un poco el rodaje de estas escenas. En aquella época destacaba especialmente un especialista llamado George Dolan, que es al que vemos caer derribado en cada toma en la que el soldadito de turno se gira sobre su caballo y dispara sobre un indio de los que le persiguen. En cualquier caso, el rodaje de las escenas fue un verdadero desastre y hubo más de un accidente mortal. Uno de los jinetes murió al caer mal de su caballo mientras montaba borracho, otro jinete murió como consecuencia de una mala caída, y en sus memorias, Errol Flynn nos cuenta la historia del tercero de los especialistas muertos en el rodaje, su amigo Bill Meade, aunque mezclando de forma evidente recuerdos de "La carga de la brigada ligera" de Curtiz y "Murieron con las botas puestas" de Walsh, ambas protagonizadas por él: "Yo estaba otra vez trabajando con Mike Curtiz. Dirigía una carga contra los indios, a mi espalda una brigada de cuatrocientos soldados de caballería. Cruzamos una larga extensión de terreno, una llanura del Valle de San Fernando. El terreno era abrupto, al fondo había montañas, y un hombre con una cámara nos seguía mientras cargábamos. En una acción como ésta no conocías el terreno, y el caballo tampoco. Esperabas salir vivo… A mi lado cabalgaba un mozo que me caía simpático, Bill Meade. Era de una familia muy conocida de California, y acababa de heredar un millón de dólares. Se había casado con una bella muchacha y acababa de ser padre. Quería ser actor y tenía todas las cartas para conseguirlo. Era muy bien parecido, un atleta, un excelente jugador de polo. Siempre quería cabalgar a mi derecha, o detrás de mí. Bill no lo sabía, pero yo me habría cambiado por él alegremente. Él podría haber sido el actor, hacer esas películas en las que yo no creía, y yo hubiera tenido su millón. Me seguía a todas partes, como un perrito. Yo quería verlo hacer algo en el cine. Él tenía todo lo que la vida puede ofrecer… salvo fama como actor. Ahora cabalgábamos juntos, detrás de los indios, y Mike Curtiz detrás de nosotros… Repetimos la carga dos veces, pero el perfeccionista despiadado, Mike Curtiz, gritaba: «¡Otra, otra! ¡Hay que hacer otra! Notaba el cansancio a mi alrededor. Los soldados, con sus uniformes plateados, estaban fatigados. Al caballo de Bill Meade le salía espuma por la boca. En mi interior bullía esa rabia que casi siempre me provocaba Curtiz, de que había que dejarlo antes de que ocurriera algo terrible. Con tantas tensiones en el aire, caballos cansados debajo de todos nosotros, cuatrocientos hombres cruzando la llanura como rayos, ruidos, estampidos de pisadas de unos y otros, gemidos, relinchos, caballos doloridos, espadas agitándose enloquecida-mente, y la voz del director chillando sobre todo ello… Me parecía que pintaban bastos, que nos habíamos pasado, que debíamos abandonar. Pero no. Pistoletazo, la señal de acción… Curtiz nos incita a emprender la tercera galopada. Cuesta controlar a los fatigados animales. Noto lo nerviosos que están por los nuevos ruidos crispados que hacen. Oigo al cámara-car avanzar a toda velocidad junto a nosotros, levantando una nube de polvo que nos fastidiaba. Sé que me están encuadrando de perfil cuando grito: – ¡Como rayos, soldados!. ¡Adelante!. Me vuelvo sobre mi caballo y agito la espada ante mi brigada. En un momento así uno desea estar en la retaguardia de la caballería, no delante, porque puede pasar cualquier cosa. Bill Meade avanzaba a mi lado. Llevaba la espada desenvainada, y la empuñaba ante él, al estilo de la caballería. Era el hombre más cercano a los indios. Por el rabillo del ojo vi tropezar a su caballo. Él, como un buen jinete, tiró la espada y se preparó para la caída. Arrojó la espada frente a él, a veinte pies de distancia. Con el impulso del caballo detrás del lanzamiento, la espada hizo una cosa curiosísima. Aterrizó sobre su empuñadura, con la punta hacia arriba. Mientras el caballo completaba su traspié, Meade cayó hacia delante, hacia el suelo… una posibilidad entre un millón de que ocurriera algo así. La espada estaba orientada para el asesinato. Bill aterrizó sobre ella, de manera que la hoja le atravesó de pecho a espalda, a través del pulmón, sin descuidar el corazón». El rodaje terminó por convertirse en algo tan peligroso que cuando Antohny Quinn, que hacía del jefe indio Caballo Loco, se presentaba en el rodaje para las escenas de carga a caballo de los indios sobre los hombres del General Custer, lo hacía, a modo de broma macabra, montado en un coche fúnebre. Imágenes: Cortesía de la estupenda página Doctor Macro. Imagen 1 - Imagen 2
En cierta ocasión un adinerado ciudadano de Atenas quiso darle a su hijo la mejor educación y para ello se dirigió a Sócrates y le preguntó si podría darle clases y hacer de él un hombre de provecho. Cuando el padre supo que el pensador le cobraría quinientos dracmas se llevó las manos a la cabeza y exclamo: - "¡Caro me parece! Por ese dinero podría comprarme un burro" - "¡Hágalo! Así tendrá dos. Sin duda, no cabe mejor respuesta. La imagen con la que abrimos esta entrada pertenece a un óleo que tiene por título "Sócrates enseña a un joven" obra del pintor español José Aparicio (1773-1838). Se expone en el Museo Goya (Castres - Francia) Imagen: La fotografía esta tomada de los fondos de Wikimedia Commons donde figura como Dominio Público. Se enlaza la fuente original: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Aparicio_Socrate.jpg
Harto ya de estar harto ya me cansé, como decía Serrat en su canción, de preguntarle al mundo porqué y porqué, pero no creo que me ayude la rosa de los vientos a desentrañar la razón por la que en este país nuestro, ni cuando vienen tan mal dadas seamos capaces de ir todos a una. Es una pena que el cuadro que mejor nos represente como País sea el "Duelo a garrotazos" de Goya, unos garrotazos que aun hoy campan a sus anchas en el día a día. Para cuando olvidaremos aquellos versos de Machado que sentenciaban; "Españolito que vienes al mundo te guarde Dios, una de las dos Españas ha de helarte el corazón", unos versos que ya deberían estar rancios y trasnochados, pero que siguen de plena actualidad. Tengo ganas de que toda esta sinrazón acabe de una vez y que no tenga que leer la letra de una canción como la de "Libertad sin ira" de Jarcha, que ya tiene casi 45 años y parezca que ha sido escrita casi para hoy. Y si no lean o escuchen parte de su letra: Dicen los viejos que en este país hubo una guerra, Que hay dos Españas que guardan aún el rencor de viejas deudas. Dicen los viejos que este país necesita palo largo y mano dura para evitar lo peor. Pero yo solo he visto gente que sufre y calla, dolor y miedo, Gente que solo desea su pan, su hembra y la fiesta en paz (...) Dicen los viejos que hacemos lo que nos da la gana Y no es posible que así pueda haber gobierno que gobierne nada. Dicen los viejos que no se nos dé rienda suelta Que todos aquí llevamos la violencia a flor de piel. Pero yo solo he visto gente muy obediente, hasta en la cama Gente que tan solo pide vivir su vida, sin más mentiras y en paz Es ya tiempo de crecer. Ya se nos debieron de caer los dientes de leche como País. Crítica siempre, pero para construir, desde el respeto a todos los demás, ya sean Tirios o Troyanos, que en el cuadro los dos personajes tenían garrotes. A ver si remamos algún día todos hacia delante y esta barca de piedra que es España a lo mejor algún día deja de dar vueltas. Creo que por algunas cosas, somos el hazmereir del resto de Europa y no es de extrañar que nos miren con sorpresa por la ligereza con la que nos tomamos cosas muy importantes. Alguien nos debería de decir como País aquello de Serrat de "Eso no se dice, eso no se hace, eso no se toca".... Pero yo solo he visto gente que sufre y calla, dolor y miedo, gente que solo desea su pan, su hembra y la fiesta en paz. Imagen: La fotografía está tomada de Wikimedia Commons donde figura etiquetada como Dominio Publico (CC0). Se enlaza la fuente original: https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Duelo_a_garrotazos,_por_Goya.jpg
A menudo los hijos se nos parecen, así nos dan la primera satisfacción. Esos que se menean con nuestros gestos echando mano a cuanto hay a su alrededor. Esos locos bajitos que se incorporan, con los ojos abiertos de par en par, sin respeto al horario ni a las costumbres y a los que por su bien, hay que domesticar. Niño, deja ya de joder con la pelota. Niño, que eso no se dice, que eso no se hace, que eso no se toca. Cargan con nuestros dioses y nuestro idioma, nuestros rencores y nuestro porvenir. Por eso nos parece que son de goma y que les bastan nuestros cuentos para dormir... Nos empeñamos en dirigir sus vidas, sin saber el oficio y sin vocación. Les vamos trasmitiendo nuestras frustraciones con la leche templada y en cada canción Niño, deja ya de joder con la pelota. Niño, que eso no se dice, que eso no se hace, que eso no se toca. Nada ni nadie puede impedir que sufran, que las agujas avancen en el reloj, que decidan por ellos, que se equivoquen, que crezcan y que un día nos digan adiós... Difícilmente se pueden decir tantas cosas en tan poco espacio ni despertar tantos sentimientos con una sola canción. "Esos locos bajitos" es una canción, compuesta por Joan Manuel Serrat e incluida en su fantástico disco "En tránsito" (1981). Imagen: De autor y título desconocido. Está tomada de Pxfere (libre de derechos) - Fuente Original
"Yo tengo la idea de que cuando un hombre ríe, la mayoría de las veces es una cosa que repugna contemplar. La risa manifiesta de ordinario en las personas un no sé qué de vulgar y de envilecedor, aunque el que ríe casi nunca sepa nada de la impresión que está produciendo. Lo ignora, lo mismo que se ignora por lo general la cara que se tiene durmiendo. Hay durmientes que cuyo rostro sigue pareciendo inteligente, y otros, inteligentes por lo demás, que, al dormirse, adquieren un rostro estúpido y hasta ridículo. Ignoro a qué se debe eso: quiero decir solamente que el reidor, como el durmiente, lo más ordinario es que no sepa nada de su rostro. Hay una multitud extraordinaria de hombres que no saben reír en absoluto. En realidad, no se trata de saber: es un don que no se adquiere. O bien, para adquirirlo, es preciso rehacer la propia educación, hacerse mejor y triunfar de sus malos instintos: entonces la risa de un hombre así podría muy probablemente mejorarse. Hay una gente a la que su risa traiciona: uno se da cuenta en seguida de lo que llevan en las entrañas. Incluso una risa indiscutiblemente inteligente es a veces repulsiva. La risa exige ante todo franqueza, pero ¿dónde encontrar franqueza entre los hombres? La risa exige bondad, y la gente ríe la mayoría de las veces malignamente. La risa franca y sin maldad, es la alegría: ¿dónde encontrar la alegría en nuestra época y dónde encontrar a la gente que sepa estar alegre? (…) La alegría de un hombre es su rasgo más revelador, juntamente con los pies y las manos. Hay caracteres que uno no llega a penetrar, pero un día ese hombre estalla en una risa bien franca, y he aquí de golpe todo su carácter desplegado delante de uno. Tan sólo las personas que gozan del desarrollo más elevado y más feliz pueden tener una alegría comunicativa, es decir, irresistible y buena. No quiero hablar del desarrollo intelectual, sino del carácter, del conjunto del hombre. Por eso si quieren ustedes estudiar a un hombre y conocer su alma, no presten atención a la forma que tenga de callarse, de hablar, de llorar, o a la forma en que se conmueva por las más nobles ideas. Miradlo más bien cuando ríe. Si ríe bien, es que es bueno. Y observad con atención todos los matices: hace falta por ejemplo que su risa no os parezca idiota en ningún caso, por alegre e ingenua que sea. En cuanto notéis el menor rasgo de estupidez en su risa, seguramente es que ese hombre es de espíritu limitado, aunque esté hormigueando de ideas. Si su risa no es idiota, pero el hombre, al reír, os ha parecido de pronto ridículo, aunque no sea más que un poquitín, sabed que ese hombre no posee el verdadero respeto de sí mismo o por lo menos no lo posee perfectamente. En fin, si esa risa, por comunicativa que sea, os parece sin embargo vulgar, sabed que ese hombre tiene una naturaleza vulgar, que todo lo que hayáis observado en él de noble y de elevado era o contrahecho y ficticio o tomado a préstamo inconscientemente, y de manera fatal tomará un mal camino más tarde, se ocupará de cosas “provechosas” y rechazará sin piedad sus ideas generosas como errores y tonterías de la juventud. No inserto sin intención aquí esta larga parrafada sobre la risa, sacrificándole la coherencia al relato; la considero como una de las más serias conclusiones que yo haya extraído de la vida. (…) No comprendo más que una cosa: que la risa es la prueba más segura de un alma. Mirad a un niño; ciertos niños saben reír a la perfección, y por eso son irresistibles. Un niño que llora me resulta odioso, pero el que ríe y se alegra es un rayo del paraíso, una revelación del porvenir en el que el hombre llegará a ser, por fin, tan puro e ingenuo como un niño." El fragmento pertenece a la novela "El adolescente", obra de Fiódor Dostoievski y para ilustrarla hemos elegido el óleo "La risueña" (La riallera) de Santiago Rusiñol, una obra que pertenece al Museo Nacional de Arte de Cataluña. Imagen: La fotografía esta tomada de la página "pxhere" donde figura como Dominio Público CC0. Se enlaza la fuente original donde figuran todos los datos de sus derechos: https://pxhere.com/es/photo/1247770
Demóstenes fue el mejor de los oradores de la antigüedad y lo hizo luchando contra una tartamudez que hacía ininteligibles los argumentos y palabras que salían de su boca. Su primer discurso fue un fracaso y alguien, ante sus atropelladas palabras le gritó: "¡Ponga el aire en sus pulmones y no en su cerebro!" En realidad, el ateniense Demóstenes (384 a. C - 322 a. C), lo que menos tenía en el cerebro era aire, de hecho era una persona altamente instruida, capaz de los mejores argumentos. Solo le faltaba hacerse oír con claridad. Después de muchos ejercicios realizados en soledad para mejorar su forma de hablar y que entran casi en el terreno de la leyenda, logró superar su tartamudez y modular su voz para hacerla clara y potente, convirtiéndose desde entonces en el mejor de los oradores. No es de extrañar entonces aquella anécdota que cuenta como un amigo se acercó a Demóstenes y le preguntó cuál era a su entender la cualidad imprescindible para ser un buen orador. No dudó un instante en decirle: - La forma de emitir la voz - ¿Y cuál sería entonces la segunda? - La forma de emitir la voz - ¿Y la tercera? - La forma de emitir la voz - ¿Y es que acaso lo que dices con tu voz no es importante? - Es que si no lo dices con una voz clara y bien emitida, nadie se enterará de lo que dices. Plutarco decía de él: "Demóstenes, cuanto talento tuvo, recibido de la naturaleza y acrecentado con el ejercicio, todo lo empleó en la oratoria, llegando a exceder en energía y vehemencia a todos los que compitieron con él en la tribuna y en el foro" En la fotografía podemos ver un busto en mármol de Demóstenes que es una obra de arte romana, inspirada en una estatua de bronce de Polyeuctos (ca. 280 a. C.). Pertenece a la colección del Museo del Louvre (París) Imagen: La fotografía ha sido tomada, sin modificaciones, de los fondos de Wikimedia Commons donde figura con la etiqueta CC BY-SA 2.5 Se enlaza la fuente original: https://commons.wikimedia.org/wiki/Category:Demosthenes#/media/File:Demosthenes_orator_Louvre.jpg