Creo que esta receta se la copie a Blanca Cota de unas notas que escribía los domingos en Clarín. La hice por primera vez en 1983, fue un Paunero, en una reunión que vino mucha gente de teatro. Hice varias Terrinas acompañadas con ensaladas pero el éxito de la noche fue mi PATE ALEMAN acompañado de higos secos cortados en tiritas con dátiles también en tiritas todo remojado por varias horas en Oporto.
¡Gracias, Susana y Omarcitus!
Si, son realmente tortazos, pero en apariencia y gusto son iguales a las tortitas de azúcar negra que compramos en la panadería...
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Ya lo sabemos, ya lo sabemos: los niños no deben tomar alcohol. ¿Pero quién dijo que íbamos a tomarlo? Los que se toman el vino de esta receta son los bizcochos vainilla. Y lo peor es que nadie se entera, porque están escondidos debajo de una montaña de crema pastelera (esa crema amarilla que la señora de al lado usa para rellenar bombitas). ¿Qué no lo crees? Sigue paso a paso esta receta y te convencerás. ¿De qué? ¡De que es un postre delicioso y blandito, como para abuelitas con cara de abuelitas y chicos con hambre de hormigas! 1. Colocar en una cacerolita 1 taza de azúcar junto con ½ taza de agua. Dejar hervir hasta que el azúcar se disuelva y el líquido espese como un jarabe para la tos (más o menos 10 minutos). 2. Retirar del fuego y agregarle 1 copa de vino oporto (o del licor que mamá te deje usar). 3. Entonces abrir un paquete de bizcochos vainilla y sumergirlas de a una por vez, dejando que se empapen bien con el almíbar. Luego escurrirlas con cuidado… 4. … y acomodarlas en una fuente honda, que pueda ir a la mesa. Formar así un fondo de vainillas borrachitas. Mientras tanto… 5. … colocar en una cacerolita 6 cucharadas de azúcar, 1 cucharada colmada de harina y 2 huevos enteros (pero sin cáscara… ¿eh?). Batir muy bien hasta que todo esté unido. Entonces… 6. … agregarle ½ litro de leche fría y revolver bien. ¡No!... Todavía falta. 7. Poner la cacerolita sobre el fuego y revolver y revolver y revolver, hasta que hierva, se espese y quede formada así una deliciosa crema pastelera. Retirála entonces del fuego y dejála enfriar revolviendo de vez en cuando para que no se endurezca su superficie. Si quieres inventar una crema distinta, una vez retirada del fuego puedes agregarle 1 cucharada de manteca y 2 cucharadas de dulce de leche. (Pero no divulgues el secreto… ¿eh?). Sino, puedes perfumar la crema pastelera con ralladura de limón o esencia de vainilla. 8. ¿Listo? Ahora sólo resta cubrir con ella las vainillas borrachitas… 9. … y terminar de decorar la fuente con inocentes mitades de bizcochos vainillas secos, formando un cerquito, y una guirnalda de copetes de crema y cerezas en almíbar (o lo que se te ocurra inventar). ¡Alto! Este postre debe ir a la heladera por lo menos dos horas antes de llevarlo a la mesa. Y cuando lo sirvas, recuerda que “el que parte y reparte…” etcétera. ¡Gracias Susana y Omarcitus!
Gracias Omar-citus!!
¡Gracias, Omarcitus !
¡Gracias, Omarcitus!
La esponja: Levadura prensada 50 gramos, leche tibia una taza, azúcar una cucharadita y harina 2 cucharadas. La masa lleva: huevos 3, harina para repostería 650 gramos apróximadamente, aceite 2 cucharadas y la esponja por supuesto Para el relleno: Ralladura de un limón grande, manteca blanda 200 grs y un poco para el molde, azúcar 15 cucharadas, y un cuarto de taza para el molde Preparación: Disuelva la levadura en la leche tibia y bátala junto con unacucharadita de azucar y 2 cucharadas de harina que forme globitos. Tape y espere 5 minutos hasta que se hinche como una esponja. Bata los huevos y el aceite en una procesadora y agreguelos a la esponja de levadura. Incorpora la harina una y todo hasta obtener un bollo quese desprenda del bowl (debe quedar algo pegajoso, pero no tanto). En todo caso agréguele un poco mas de harina. Tome la masa en alto y estrellela sobre la mesa enharinada golpeandola ¡120 veces!. Coloquela en un bol grande y píntela con aceite, tápela con un naylon y dejela 3 horas (tiempo no contado por el relojito...) en sitio tibio hasta que duplique su volumen. Bata la manteca con el azúcar y la ralladura de limón, hasta convertir todo en un pomada. Extienda la masa leudada sobre la mesa enharinadadándole forma de ractángulo de un centímetro de espesor. Untela totalmente con la crema de manteca. Arrolle la masa simultaneamentedesde los dos extremos opuestos mas chicos, como si fuera a hacer palemeritas. ¿Llegaron los dos rollos al límite? ¡alto! Ahora, enmanteque el molde y espolvoréelo con media taza de azucar en lugarde la habitual harina. Corte las “palemeras o rollos” en trozos de unos 5 o 6 cm y colóquelos enforma vertical, una “casi” al lado de la otra (pues al leudar la masase infla y se une). Cocine la torta en horno moderado (tirando a caliente) hasta que la superficie este bien dorada, unos 40 o 50minutos. Los últimos 3 minutos apóyela sobre el piso del horno, así se acaramela abajo ¿Recuerda que untamos el molde con manteca y azuca.... en lugar de harina? Retire, desmolde, déjela enfriar y...... desé esta vez el gusto de contradecir a Seneca "ningún imperio conquistado y gobernado por la violencia es duradero"....... Le doy un concejo si la parte de abajo no hubiera quedado bien dorada: en vez de desmoladarla, coloquela en el grill o en el estande dearriba y vigile de cerca el color que quiere darle. Secretito I: Al procesar el aceite con los huevos se logra que el aceite emulsione y de esta forma quede bien repartido en la masa. Secretito II: Batir la masa de levadura con la mano abierta es un viejo truco que tiene su razón de ser. Al hacerlo, airearemos la masa y justamente ese aire que añadimos, ayuda a actuar con más rapidez al fermento de la levadura (esa enzima que saca oxígeno de casi todas las sustancias azucaradas). Secretito III: Pintar una masa con aceite ayuda a que el aire no forme sobre ella una película dura, que le quita flexibilidad. En algunas recetas también se usa la manteca derretida con la misma finalidad. Secretito IV: Cubrir el bol con la masa para levar con papel film y si es verano colocarlo afuera.
Brillant Savarin dijo una vez que “una comida sin queso es como una mujer a la quien le faltara un ojo”. Si yo en este momento imitara a Savarin (¡que la Corte de Casación me salve!) agregaría otro aforismo extra: “Una comida sin postre es como un queso Gruyere al que le faltaran todos los agujeros…”. Tal la importancia que le doy al postre en el planeamiento de un menú. Si, ya sé: ¡a veces el tiempo no alcanza para todo! (“Lo terrible del tiempo perdido es que ni siquiera se emplea mal.” GARCÍA MARTÍ.) ¿Acaso no existen postres simples, rápidos, ricos y deslumbrantes? Pele 6 lindas manzanas, córtelas en cuadraditos y agrégueles, por cada unidad: 1 cucharada de agua y otra de azúcar. Cocínelas hasta que estén blanditas y luego aplástelas y siga cocinando hasta obtener un delicioso puré espeso. Así las cosas, déjelo enfriar, mientras elige las mejores copas que tenga usted o su vecina. (“Presta solamente aquello cuya perdida puedas soportar.” G. HERBERT.) Ahora ponga en el fondo de cada copa una capa de puré de manzanas, luego una capa de crema chantilly y, por último, un manto grueso de chocolate rallado. Detalle clave: dejar las copas en el congelador por lo menos 4 horas antes de servir. Y trate de disimular su satisfacción cuando los comensales saboreen el postre deslumbrados e intrigados acerca del costo y el trabajo que le habrá llevado hacerlo. “Más vale ignorar del todo que conocer a medias.” SÓFOCLES.) ¿De acuerdo? ¡GLUP!
¡Gracias, Susana y Omarcitus!
¡Gracias, Omarcitus !