La reina, una leyenda entre su gente, fue juzgada y decapitada, luego de ser imputada por una serie de cargos que nunca cometió. Por su amor ciego y su grave inseguridad al crecer, la que la volvió docil e inútil, no pudo salvarse ni salvar a su hija, o a sus buenos hermanos. Jurando en su último respiro que no volvería a caer tan bajo si le daban una oportunidad. Aún con todo en contra volvió a la vida, de una forma extraña, desde el inicio de su vida fuera del útero materno, por el pedido de una hija, de su bebé, quien no la abandono nunca.