Acabarás sola, como una piedra a la que nada puede decirle la corriente de las almas y el palpitar del mundo. Tu soledad es niebla, es humo. No ves necesidades, no oyes lamento, no te sacude la sed de vivir. La soledad no es física: es de espíritu, de alma. A veces, rodeados de seres, sentimos frío, y rodeados de ausentes queridos, sentimos un gran calor. A veces, el encuentro de dos soledades produce compañía y la presencia de dos que se repelen produce soledad. A veces estás desabrida, te rinde la nostalgia y vives una desesperada soledad que no sabes curar. Pero quieres saborear sola tus lágrimas. Que no te recuerden tu deuda de amor con los demás, ni tu deber de caridad para el mundo. Agrandas tu soledad queriendo olvidarte de ella. Lloras sola en tu almohada, nunca junto a un amigo o haciendo girar el tono de tus recuerdos. Te aprieta el corazón un mundo donde la gente va en tropel de un lado a otro… porque a veces la soledad es mundo,