Criados pela artista peruana Karina Puente, os desenhos dão forma aos relatos fantásticos criados pelo autor
Image 3 of 6 from gallery of Italo Calvino's 'Invisible Cities', Illustrated. Despina. Image © Karina Puente Frantzen
Aviso legal• Idade recomendada: de 18 anos a 99 anos.
“O escritor é como uma cidade, para a qual as palavras são mil portas.” - Walter Benjamin
Thin Cities 3: Armilla by Luca Enoch. Sergio Bonelli Editore, an Italian comics publisher, staged an exhibition of art based on Italo Calvino’s Invisible Cities at the Triennale Milano in 200…
Sometimes I like to think that Italo Calvino’s Invisible Cities saved my life, but it might be more accurate to say it saved my mind. I was working a tedious job at my college over one summer…
Eusapia (from Italo Calvino: the invisible cities) CITIES & THE DEAD 3 No city is more inclined than Eusapia to enjoy life and flee care. And to make the leap from life to death less abrupt, the inhabitants have constructed an identical copy of their city, underground. All corpses, dried in such a way that the skeleton remains sheathed in yellow skin, are carried down there, to continue their former activities. And, of these activities, it is their carefree moments that take first place: most of the corpses are seated around laden tables, or placed in dancing positions, or made to play little trumpets. But all the trades and professions of the living Eusapia are also at work below ground, or at least those that the living performed with more contentment than irritation: the clockmaker, amid all the stopped clocks of his shop, places his parchment ear against an out-of-tune grandfather clock; a barber, with dry brush, lathers the cheekbones of an actor learning his role, studying the script with hollow sockets; a girl with a laughing skull milks the carcass of a heifer. To be sure, many of the living want a fate after death different from their lot in life: the necropolis is crowded with big-game hunters, mezzo-sopranos, bankers, violinists, duchesses, courtesans, generals--more than the living city ever contained. The job of accompanying the dead down below and arranging them in the desired place is assigned to a confraternity of hooded brothers. No one else has access to the Eusapia of the dead and everything known about it has been learned from them. They say that the same confraternity exists among the dead and that it never fails to lend a hand; the hooded brothers, after death, will perform the same job in the other Eusapia; rumour has it that some of them are already dead but continue going up and down. In any case, this confraternity's authority in the Eusapia of the living is vast. They say that every time they go below they find something changed in the lower Eusapia; the dead make innovations in their city; not many, but surely the fruit of sober reflection, nor passing whims. From one year to the next, they say, the Eusapia of the dead becomes unrecognizable. And the living, to keep up with them, also want to do everything that the hooded brothers tell them about the novelties of the dead. So the Eusapia of the living has taken to copying its underground copy. They say that this has not just now begun to happen: actually it was the dead who built the upper Eusapia, in the image of their city. They say that in the twin cities there is no longer any way of knowing who is alive and who is dead.
Ahora diré de la ciudad de Zenobia que tiene esto de admirable: aunque situada en terreno seco, se levanta sobre altísimos pilotes, y las casas de bambú y de zinc, con muchas galerías y balcones, se sitúan a distintas alturas, sobre zancos que se superponen unos a otros, unidas por escaleras de mano y aceras colgantes, coronadas por miradores cubiertos de techos cónicos, depósitos de agua, veletas, de los que sobresalen roldanas, sedales y grúas. No se recuerda qué necesidad, orden o deseo impulsó a los fundadores de Zenobia a dar esta forma a su ciudad, y por eso no se sabe si quedaron satisfechos con la ciudad tal como hoy la vemos, crecida quizás por superposiciones sucesivas del primero y por siempre indescifrable diseño. Pero lo cierto es a quien vive en Zenobia se le pide que describa cómo sería para él una vida feliz, la que imagina es siempre una ciudad como Zenobia, con sus pilotes y escalas colgantes, una Zenobia tal vez totalmente distinta, con estandartes y cintas flameantes, pero obtenida siempre combinando elementos de aquel primer modelo. Dicho esto, es inútil si ha de clasificarse a Zenobia entre las ciudades felices o entre las infelices. No tiene sentido dividir las ciudades en estas dos clases, sino en otras dos: las que a través de los años y las mutaciones siguen dando su forma a los deseos y aquellas en que los deseos, o logran borrar la ciudad, o son borrados por ella." Ciudades invisibles, Ítalo Calvino.
In Hol en bol speelt het leven zich af in een Mediterraans stadje. In het linkergedeelte kijken we van boven neer op dat leven, vanuit een vogelperspectief. Het rechterdeel laat ons juist van beneden naar boven kijken. Net als bij Belvédère kunnen de twee helften van de prent op zichzelf…
Maravillosas ciudades invisibles las de Italo Calvino. Un encuentro afortunado con estos textos imprescindibles para pensar y soñar no sólo a nuestras ciudades, sino a nuestras existencias. …
Intérprete do sedutor Manaus, Victor Sparapane viu o sucesso da série refletir repentinamente e ganhou muitos admiradores nas redes sociais
LAS CIUDADES INVISIBLES de ITALO CALVINO Le città invisibili. 1972 Edtrl. Siruela 183 Pág Trad. Aurora Bernárdez No es tanto el viaje -huida, marcha, paseo- sino el camino, no son tanto los caminos sino las ciudades por las que pasan; ésas que dan sentido al verbo IR -me voy, vuelvo, yendo, fuera, hubiera ido, habría ido...- por encima del verbo VOLVER o del verbo HUIR. Esas ciudades improbables por lógicas o probables por absurdas; esas ciudades satisfactorias por ineptas, desfavorables por sabias; esas ciudades modernas entre las ruinas de su pasado glorioso o ancianas entre sus rascacielos de brillantes y translucidos cristales; esas ciudades donde hay más habitantes que recuerdos y más recuerdos que corazones; o esas ciudades estrellas fugaces; o esas ciudades que nunca han existido ni existirán; o esas ciudades que sólo son verdad el día que te conocí; o esas ciudades que se mueven a ritmo de sinfonía, o esas ciudades que se agitan a ritmo de swing; y esas ciudades con alma o las que no la tienen; o esas ciudades frías; y esas ciudades que viven por ti y por mi; y esas ciudades juego; y esas ciudades que atormentan; y esas ciudades iguales a cualquiera; y esas ciudades con pasión, y esas ciudades invisibles... Todas ellas son hitos del camino, balizas de vida parpadeante, que camina y se para , que silba y calla. Todas son pozos donde se sobrevive a las tinieblas y a las luces escondidos entre sacos de tierra y cemento. Todas razonablemente equipadas para sobrevivir, razonablemente equipadas para caer muerto... Pero son las últimas que cito - las ciudades invisibles- las que sobresalen por encima del resto una vez encontradas entre las páginas de Calvino; donde son rescatadas del vacío, del lado oculto de la luna, del extremo cálido del hielo, del otro lado del espejo; son percibidas siguiendo el camino contrario de la voz de María Callas. Para notarse esplendorosas en su realidad y su mentira, sentidas entre el profundo aullido de su poesía. Nos tientan a creer que existen o existieron o, con toda probabilidad, existirán. Aunque sólo fuera en sueños imposibles o en la punta de los dedos de un sonámbulo. O, si me apuran, sólo fueron visibles en el último soplido -suspiro- de Dizzy Gillespie o en el último trazo de Frida Kahlo. 55 ciudades que describe Marco Polo al Kublai Khan, mostrando, acaso, lo que vio en los viajes por el imperio mongol, o, quizás, nacidas de la propia mente del veneciano: ciudades que nacen del cielo, de la tierra, del aire, del fuego, de la muerte, de los sueños, ciudades donde las casas pueden ser de carne y sangre y las personas de fieltro y arcilla. Las Ciudades que describe Marco vienen del remoto futuro y del reciente pasado, son tan improbables que el Khan las recoge como hijos inmaduros del árbol de la imaginación, hijos que probablemente no sean pero que están llenos de todas las características de lo deseado, de lo soñado: Y hay que saber que cuando el que desea pierde la necesidad de poseer lo que no tiene, ya se consigue poseerlo. Es, así, realidad la franca y deslumbrante verdad de esas ciudades invisibles que por mor de la poesía se convierten en ciertas acampadas en el espacio que queda entre las sienes. Sustentadas en la necesidad de tener un testaferro de los sueños y espacios y vivencias que debió tener el Kublai, pero, aun así, no las alcanzó -las ciudades-, separadas de él por su palacio, sus huestes y la propia vida. Y así que, Kublai, cree en lo que escucha, por que necesita creer en ese revoltijo de ciudades invisibles por desconocidas, por maravillosas; ciudades eternas en las que Marco Polo vierte todo su manantial de esperanzas, recuerdos, nostalgias y descubrimientos, y nadie podría decir que, a pesar de sus diferentes nombres, no son la misma ciudad mirada de diferentes formas, lugares, estados o días, quién sabe si todas al final son solamente Venecia, esa que añora y llora, que eran parte de su niñez y su juventud, ese momento en el que las cosas parecen mas profundas de lo que son y que no desentrañan mas misterios que el de tu propia finitud. Marco Polo es dueño de todas esas ciudades maravillosas y extrañas, parece poseer los mapas reales, -lejos de lo evidente- y el registro de sus habitantes, por que las ciudades, a pesar de su belleza y sus edificios, son, realmente sus moradores: Las ciudades son del que araña una pared, cuelga un trapo en la ventana, rompe una pared en su casa, siembra una flor en su tiesto, salva a un gato en el tejado o rompe el sueño de sus vecinos con su dormir agitado. Ciudades invisibles para habitantes fantasmas y para palabras fantasmas: Octavia, Zenobia. Argia, Leonía, Esmeralda.... Calvino escribe una lección sobre viajar, sobre soñar, sobre paisajes posibles e imposibles; fabrica una sopa mapamundi hervida con poesía y magia. Escribe sobre mundos deseados como apariciones de espectros de cemento y sangre, de huesos y ladrillo, pero al contrario de los tópicos, son animados y fascinantes, como hechiceros y brujas traidores a su tradición de oscuridad . Como “la alegoría del arte italiano” de Giovanni Paolo Panini crea arte sobre arte, ficcion sobre realidad, o como El Bosco pintando “El jardín de las delicias” crea, también, un mundo ficticio, casi real, inmenso, sabio y asombroso, de personas , lugares, artefactos y paisajes. wineruda
by Thelvia Marín Read more about sonido, turey, atabey, dioses, forma and manera.