Quinto año de una antojadiza antología de la poesía de todos los tiempos, seleccionada por el escritor Quique de Lucio. Esta pretende ser una antología cuyo sentido radica en la actividad del lector, en su lectura que organiza los textos como un proyecto de su propia aventura y goce creadores. Difundiendo a los hacedores, respetando el derecho de autor. Publicación N° 1.176.- Benito Valencia Castañeda Poeta, investigador y abogado español nacido en Medina de Ríoseco (Valladolid) en 1855 y fallecido en 1925 en la misma ciudad. Casi toda su poesía, compilada en un solo volumen, fue escrita en la década de los años setenta del siglo XIX. "Rimas" (Valladolid, 1879), "Crónicas de antaño" (1915), Edición facsímil a cargo del Servicio de Publicaciones de la Diputación Provincial de Valladolid en 1981. La presencia de la muerte, el paso del tiempo, el sentido de la pérdida y el desengaño amoroso son los temas recurrentes de este poeta del romanticismo español. "Su labio no sonríe, ni su pupila llora, ni piensa su cerebro, ni late el corazón; en un instante solo la muerte aterradora con su segur deshizo mil mundos de ilusión" LA FUENTE DEL OLVIDO Allá, muy lejos del mundo, hay un elevado risco donde moran solamente el reposo y el olvido. Donde no llegan del hombre los sollozos ni suspiros ni hallan eco los lamentos por la atmósfera perdidos. El alma que está cansada de la vida y su bullicio, encuentra instantáneamente a sus pesares olvido. Que una fuente caudalosa nace de entre aquellos riscos, cuyas aguas cristalinas surten efectos magníficos. El que las bebe, al momento olvida cuanto ha sufrido, volviendo la confianza a su lacerado espíritu. Y esa fuente tan hermosa es la fuente del olvido. *** Muchas veces he notado que si me encuentro contigo, confusa tornas tus ojos para hacer que no me has visto. Enseguida tu semblante toma un tinte muy rojozo, y a mí, aunque lo disimule, también me ocurre lo mismo. Y es que tal vez los recuerdos de tus frases de cariño, y ofertas que me otorgaste de adornarme con delirio; y las promesas que te hice (y que ninguno ha cumplido) hace que nos sonrojemos por lo mucho que mentimos. Así, yo, porque te quise, y tú, por si me has querido, debemos beber las aguas de la fuente del olvido.- LA HORA DEL DOLOR Siempre encontrando el hombre en su camino disgustos y aflicción. Con ser tan breve un día, todos tienen una hora de dolor. *** Tomando nueva vida las tristezas del tiempo que pasó, los recuerdos de ratos más felices que solo niebla son. El porvenir flotando a nuestros ojos sin luces ni color, escondiendo zozobras solamente en su negro crespón. La pena del presente rebosando del alma en que cayó, todo un mundo de sombras y pesares, llanto y tribulación. Viene a formar esa hora desdichada que el infierno abortó; hora que no le falta a ningún día: ¡La hora del dolor!- LA ESPERANZA Ornada de bellísimos matices y de ricos primores esmaltada, me conduce, cual madre cariñosa, a donde el afán de la existencia acaba. Ella es la voz magnética que anima los muertos ideales del alma; el ritmo de la hermosa poesía; y la música dulce que embriaga. Acento celestial que me promete realizar los ensueños de la infancia; dorada copa que su néctar brinda para acallar las penas que me matan. Lienzo del que en brillante perspectiva magníficos paisajes se destacan; mar cuyas azuladas ondas besan suavemente la arena de la playa. Encarnación risueña del deseo; trasunto fiel de la mujer amada, y que con tiernas palabras me da vida y solo a mi corazón consagra. Horizonte magnífico y extenso donde brilla un sol, cuya rojoza llama no encontrará el ocaso donde, tristes, sus fúlgidos destellos al fin hallan. Misterioso amuleto que disipa las sombras mil que la ventura empañan. ¡Ah! Qué fuera de mí si en mi camino no brillase la luz de la esperanza.- Benito Valencia Castañeda Imágenes: Pinturas de los hermanos Michel e Inessa Garmash (Ucrania, contemporáneos) [email protected]